Un psicólogo del deporte en pretemporada de fútbol profesional | |||
Psicólogo Especializado en Psicología del Deporte Psicólogo de los Planteles Profesionales de El Porvenir (1996-98), Platense (1998), Almirante Brown (1999-2000), Chacarita Jrs. (2000), Lanús (2002). Profesor en Escuelas de Técnicos de Fútbol |
Lic. Darío C. Mendelsohn dcmendelsohn@hotmail.com (Argentina) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 51 - Agosto de 2002 |
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Cuando se confirmó que el plantel profesional de Lanús se trasladaría a la ciudad de Necochea por el lapso de 15 días, para llevar adelante una pretemporada de invierno, me surgieron una serie de ideas y sensaciones.
Pese a ser el 5° equipo profesional con el que tengo la posibilidad de trabajar (El Porvenir, Platense, Almirante Brown, Chacarita, y ahora Lanús), únicamente en dos oportunidades anteriores había participado de una pretemporada, pero con un esquema similar al de todos los días de un equipo de fútbol, ya que después de entrenar todo el día, los futbolistas volvían a sus casas, para estar con sus familiares.
Es la primera vez que me traslado con un plantel y cuerpo técnico a un lugar donde las 24 hs. del día en forma activa o pasiva, se está a disposición de la institución deportiva.
Sabía por formación y por experiencia de trabajo, que en una pretemporada (sobremanera en invierno), es uno de los momentos donde puede aparecer un descenso de la motivación en algunos jugadores, debido a la intensidad en calidad y cantidad, de los trabajos físicos necesarios para lograr una forma física adecuada, para poder afrontar un torneo tan exigente cómo el de la primera división del fútbol Argentino.
También sabíamos de antemano que el profesor Daniel Córdoba, Entrenador jefe del primer equipo de Lanús, se iba a incorporar después de la primera semana de trabajo, debido a compromisos mediáticos contraídos con anterioridad a ser nombrado entrenador de Lanús. La ausencia del conductor grupal, puede provocar una merma en la motivación de los jugadores de fútbol, porque si bien es cierto que el deportista se prepara para estar bien él al servicio del club que lo contrata, la presencia de quién en definitiva va a decidir la inclusión o no del futbolista en el primer equipo, suele actuar cómo un activador emocional para esa persona.
Al momento de emprender el viaje hacia la costa atlántica, había jugadores que no habían arreglado su contracto, sumado a que diariamente circulaban nombres de futbolistas que podían sumarse a la pretemporada, situación que también aportaba inquietud al grupo.
Desde el área a mi cargo había planificado junto con el entrenador, llevar adelante un programa de evaluaciones psicológicas consistente en dos evaluaciones grupales (Sociograma deportivo1, y El juego de la Nasa), y diez evaluaciones individuales (Test de Poms, Test de Toulouse, Test de Staxi, Test de los 10 deseos, encuesta de funciones del entrenador, encuesta de dinámica grupal, encuesta de atención, encuesta de concentración, y dos encuestas de comunicación con el entrenador) más una entrevista individual. 2
Si bien es cierto que el tiempo cronólogico y real posiblemente hubiese permitido llevar adelante la mayoría de los tests y encuestas mencionados, con la excepción de la entrevista individual, ya que ésta requiere de aproximadamente una hora con cada jugador, y al ser treinta y dos los jugadores presentes, hubiese sido necesario realizar cómo mínimo dos entrevistas por día, robándole ese tiempo a los momentos de descanso, que eran muy pocos. Es por ello, que para no abrumar a los futbolistas, se privilegiaron algunos instrumentos evaluativos, dejando pendientes de realización, una evaluación grupal (El juego de la Nasa), cuatro evaluaciones individuales (las dos encuestas de comunicación, y los tests de Toulouse, y Staxi), más la entrevista individual.
El primer paso, fue explicar que si bien mi incorporación al cuerpo técnico se había producido por invitación de Daniel Córdoba, el 22 de abril del 2002, y la pretemporada abarcó el período que fue del 24 de junio al 10 de julio del mismo año, en la primera etapa, mi trabajo como Psicólogo del Deporte, fue llevada adelante en forma indirecta, es decir que a partir de la observación grupal e individual diaria y permanente fui sacando algunas conclusiones que fueron volcadas a través del Entrenador jefe y los directores técnicos ayudantes.
En esta segunda etapa, al trabajo de manera indirecta, se le iba a agregar una labor en forma directa, consistente en la evaluación grupal e individual de cada jugador, y en la intervención profesional que las personas y/o circunstancias demandaran.
El primer trabajo realizado fue la toma de un sociograma deportivo, que consistió en solicitarle a cada jugador por separado, que eligiera 3 compañeros del plantel con los que le gustaría entrenar, 3 compañeros del plantel que le gustaría que jueguen en su equipo, y 3 compañeros para ir una fiesta o salir a divertirse.
Se buscó establecer quien o quienes eran los líderes naturales del grupo, los líderes laborales o profesionales, los líderes técnicos, y los líderes afectivos. Asimismo se pudo identificar los subgrupos, las votaciones recíprocas, los incluidos, los relegados, etc., y una gran cantidad y calidad de datos que siempre proporciona un sociograma deportivo.
Luego fue el tiempo de aplicar el Poms, que brinda un perfil de estado de ánimo actual del futbolista. En forma simultánea, realizaron la encuesta de dinámica grupal, tendiente a averiguar el status actual y el proyectado de cada deportista en referencia al grupo deportivo.
Algunos días después, las encuestas de atención y concentración brindaron información sobre los estímulos a que le presta atención cada persona, y sobre que tipos de factores distractores pueden influir en la pérdida de la concentración, información que será complementada con la administración del Test de Toulouse3, que permite averiguar el grado de concentración estructural de cada individuo.
Más adelante, y finalizando la primera etapa de evaluaciones, fue el tiempo de la encuesta de "Funciones del entrenador", que mediante una serie de nueve preguntas, indaga sobre lo que esperan los jugadores de su entrenador, y del “ Test de los 10 deseos “, que genera muy buena información sobre la motivación actual del deportista.
A dicha mini batería evaluativa, se le sumo la observación diaria y sistemática en entrenamientos, en las distintas comidas, en los tiempos de descanso, en los partidos amistosos, en los viajes, etc., que me posibilitó obtener un perfil individual de cada jugador, y un perfil grupal que empezaba a recortarse, debido a que se fueron agregando diferentes futbolistas a medida que avanzaba la pretemporada.
El día previo a la llegada del Entrenador Daniel Córdoba, empezaron a ser verbalizadas las demandas de los futbolistas hacia la presencia del director técnico, que si bien ya existían de antemano, estaban larvadas, debido a que se sabía que era dificultoso su arribo, por sus obligaciones televisivas. Es decir que cuando supieron que estaba por llegar “ el jefe”, se empezaron a inquietar.
A partir de allí el ánimo general comenzó a subir debido a que también comenzaron las prácticas futbolísticas, primero intragrupalmente, y luego con rivales de la zona. Arribamos de esta manera al final de la pretemporada, que dejó un saldo altamante positivo en cuanto a dinámica de trabajo general, convirtiéndose dicho lapso intenso de trabajo, en una gran pantalla de exploración psicológica que permitió ganar tiempo en obtener el perfil individual y grupal de todo el plantel de fútbol, con el objetivo de brindarle al entrenador información que le permita tener más y mejores elementos, a la hora de tener que tomar decisiones.
Notas
revista
digital · Año 8 · N° 51 | Buenos Aires, Agosto 2002 |