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Influencia del pie en la estática, marcha y otras habilidades |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 51 - Agosto de 2002 |
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El análisis de la Estática y de la Marcha nos vale como base de estudio del presente trabajo.
3.1. Estática normalQue siguiendo a Goldcher (1992) podemos definir como “La capacidad que posee el ser humano para mantenerse erecto en reposo sobre sus extremidades inferiores”, función que permite al sujeto mantener el equilibrio sobre una o las dos extremidades inferiores sin tener que cambiar la posición de pie. Así, la función estática exige para su desarrollo:
Que los diferentes segmentos del cuerpo, estén en una posición adecuada como resultado de la intervención activa de la musculatura (reflejo de colocación).
Que estos segmentos, convenientemente alineados para los fines de la estática, no vuelvan a plegarse sobre sí mismo, bajo el efecto de la gravedad (reacción tónica de sostén).
Que haya un sistema de equilibrio.
Para mantener la actitud de bipedestación el individuo debe estar en equilibrio, y para esto hace falta que la vertical que pasa por el centro de gravedad, caiga dentro de la base de sustentación. El pie es una pieza elemental de la estática, al ser el elemento de apoyo. Así, todas sus variaciones influyen en la estática (cuello y cabeza, tórax, pelvis, muslo y pierna).
El equilibrio necesario para mantener una estática no es un equilibrio estable, por lo tanto, podemos decir que la bipedestación no es un equilibrio en el sentido físico del mismo, sino un desequilibrio permanente, constantemente compensado (Mora, 1986).
3.2. La Marcha
Es un proceso de transformación de una serie de movimientos angulares simultáneos de las extremidades inferiores, en un desplazamiento lineal del centro de gravedad del cuerpo. El control y la coordinación con que se desarrollan estos movimientos permiten que el centro de gravedad se deslice con suavidad, siguiendo la línea de progresión de la marcha. Así, podemos decir que es el resultado de la integración de numerosos reflejos de variada índole, que nos permiten la deambulación y la carrera.
Al realizar la exploración de la marcha, y siguiendo las indicaciones de Santonja y Martínez (1992), debemos tener en cuenta sus tres pilares fundamentales:
Ritmo, determinado por la longitud del paso y por el número de pasos por minuto.
Dirección, que se observa haciendo andar al sujeto por una línea recta.
Sinergismo, que describen las anomalías en el balanceo.
A. Fases de la marcha normal
En el desarrollo de una marcha correcta desde el punto de vista mecánico y anatomo-funcional debemos de tener en cuenta las siguientes fases (Zurita, 2000).
Fase de apoyo unipodal (a partir de la posición de reposo, en la que ambos miembros contactan con el suelo, uno de los dos se eleva y avanza).
Fase de apoyo bipodal (ambas extremidades contactan con el suelo).
Fase de oscilación (una extremidad se eleva para efectuar el paso, mientras la otra permanece apoyada en el suelo).
B. Cadencia de apoyo del pie
La cadencia de apoyo del pie durante los períodos de la marcha normal se describen como sigue:
Apoyo de talón (tiempo talígrado).
Apoyo del antepié y arco externo (tiempo plantígrado).
Apoyo metatarsal (tiempo digitígrado).
Despegue.
C. Marcha patológica
Destacamos la marcha patológica por causas intrínsecas del propio pie, ya que según sea la patología causal así será la anomalía de la marcha. Las causas que cabe destacar son: hallux rigidus, hallux valgus, anquilosis y rigideces subastragalinas y mediotarsianas, pie talo, pie equino, pie plano, pie cavo, etc. La fatigabilidad durante la marcha puede traducir un debilitamiento del estado general, a veces en su inicio, o una patología local como un trastorno estático. Ya que ante una marcha claudicante, sólo un examen completo, radiológico y biológico, permite establecer el origen de la afección (Santonja y Martínez, 1992).
La observación de un desgaste normal del zapato, su rápida aparición o la molestia que entraña, pueden ser signos inquietantes. Hay que vigilar el desgaste de los zapatos, incluso en un individuo sano, una suela gastada sobre todo en el tacón equivale a un trastorno estático. Ya que durante la marcha el choque de talón se efectúa por el borde posterior y externo del tacón, parte que tiende a desgastarse rápidamente, provocando un varo de talón que puede ser el responsable de esguinces repetitivos o de calambres en la pantorrilla, que finalmente pueden suponer inestabilidad del tobillo (Goldcher, 1992).
D. Metodología exploratoria de la marcha
El proceso metodológico para la exploración y observación de la marcha debe seguir las siguientes pautas:
Interrogatorio.
Examen general de la marcha.
Estudio biomecánico de la marcha.
El conjunto de síntomas recogidos durante el interrogatorio puede orientar inicialmente hacia el diagnóstico, que se completa a través de la observación del comportamiento del pie en dinámica.
De este modo debemos observar:
Facilidad para desplazarse, si existen claudicaciones o marchas antiálgicas, etc.
Desde sentado ver si al levantarse se desequilibra el sujeto con los ojos abiertos y cerrados.
Alternancia en la anterorretroversión de la cintura pélvica y escapular, así como balanceo correcto de los brazos.
Pasos por minuto. El ritmo normal es de 90 pasos.
Longitud de las zancadas de acuerdo con la estatura del sujeto y el tipo de zapato que utiliza.
Amplitud y ritmo global de los desplazamientos verticales y laterales del cuerpo.
Anchura de la base de sustentación durante la marcha; se consideran normales los valores comprendidos entre 18 y 25º.
Separación de talones. En reposo lo normal es entre 5 y 10 cm. Y durante la marcha entre 15 y 20 cm.
Es muy importante realizar un análisis de la marcha con el pie descalzo y haciendo uso del calzado habitual, con el objetivo de hacer un estudio comparativo del pie encaminado al diseño del tratamiento (Guillen y Mugüerza, 1991).
3.3. Disciplinas deportivas afectadas por los distintos tipos de pie. Patologías más frecuentesLos movimientos del pie se transmiten a todo el organismo a través de las piernas, siendo el golpe de talón uno de los movimientos que más se repite y que mayor repercusión tiene en la práctica de la actividad deportiva, por lo que el talón se convierte en la zona crítica de absorción del impacto de caída (Lafuente, 1998).
Como indican Cabello y Gijón (1991). en la práctica de cualquier actividad deportiva se producen con frecuencia una serie de lesiones que afectan directa o indirectamente al pie y a la extremidad inferior. Así, por realizar un mal apoyo del pie pueden producirse lesiones tales como:
Luxaciones (del astrágalo, subastragalinas y de los dedos).
Torceduras (o esguinces leves).
Esguinces.
Distensiones musculares y ligamentosas (causadas por pronación o supinación del pie).
Fracturas.
Etc.
A. Higiene en la actividad deportivaa) Calzado deportivo
El objetivo principal del calzado deportivo es el índice de protección que proporciona al pie y el rendimiento deportivo que se logra con su utilización. Cada deporte requiere una técnica diferente en su ejecución, los movimientos del cuerpo varían en cada práctica deportiva y también cambia el trabajo del pie. La práctica deportiva desarrollada en muy diversos tipos de suelo son razones por las cuales debe usarse el calzado adecuado a la actividad deportiva que se realiza (Zurita, 2000).
En los niños en estas edades, se recomienda un calzado con las siguientes características:
Zapatillas de suela baja.
Calzado del tamaño adecuado (el calzado pequeño produce pies cavos).
Zapatillas con cavidad suficiente en la zona del talón de Aquiles.
Evitar zapatillas de caña alta (el tobillo se debilita).
Evitar calzado impermeable.
Utilizar calcetines no excesivamente gruesos y sin grandes costuras.
b) Plantillas
Hay diferentes tipos de plantillas que pueden corregir los problemas de pies y que pueden usarse con calzado de paseo o con calzado deportivo, facilitando que el niño pueda realizar su actividad físico-deportiva con normalidad.
4. Consejos y conclusionesCuando se detectan estos problemas en la escuela es necesario hablar con el niño y sus padres para que le lleven al especialista, que podrá aconsejarle la realización de la terapia adecuada (ejercicios correctivos, tratamientos ortopédicos, adaptaciones podológicas o pequeñas intervenciones), para así mejorar la patología. En la mayoría de los casos si existe una detección temprana de la problemática la realización de ejercicios correctivos de posición, propiocepción y tonificación muscular del tren inferior y especialmente de la zona del pie puede resolver graves problemas futuros.
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