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Siglo XXI: nuevos valores, nuevas profesiones.
Una perspectiva del ocio deportivo en la naturaleza integrado en el turismo
Ana Luisa Pereira y Maria Joana Félix

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 50 - Julio de 2002

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    El Eco-Turismo, Turismo en la Naturaleza y el Turismo en Entorno Rural proporcionan al individuo un contacto directo con la Naturaleza en su estado puro (más o menos, conforme la región visitada), y le posibilitan vivencias a las cuales él no tiene habitualmente acceso, en su vida urbana. Las grandes ventajas de estas formas de Turismo, según L. Martins (1993), están en el hecho de que estas actividades contrarían la tendencia para el vaciamiento poblacional de las zonas rurales, recuperando y revitalizando tradiciones culturales en perdida y/o fuera de uso, fomentando la entrada de capital y formalizando o ampliando el tejido empresarial, permitiendo la expansión de las actividades del sector terciario, contribuyendo para la conservación y recuperación del patrimonio monumental y arquitectónico, y sensibilizando la conservación del patrimonio natural.

    La tendencia para el desarrollo del Turismo Alternativo es una realidad que hace parte ya de la legislación portuguesa: la Ley n.º 74/93 - DR. n.º 295 Série I-A de 20 de Diciembre de 1993 incluye como línea de orientación estratégica para el Turismo (teniendo como objetivo global el refuerzo de la competitividad garantizando un crecimiento sostenido) la diversificación de los productos turísticos a través de la inversión en nuevos productos como el Turismo Cultural, Deportivo y en Entorno Rural (Vieira, 1997).

    Las nuevas formas de Turismo preocupan actualmente a los expertos de estas cuestiones, que indican como factores de peso importante en la atractividad turística, por ejemplo (Cosmelli, 1997) la identidad cultural de la región, que la distinguirán de otras que tengan, igualmente, los atractivos habitualmente indicados como motivaciones para la búsqueda de un determinado destino, y la preservación del patrimonio y del ambiente, que impresionan positiva o negativamente a los turistas, influenciando la búsqueda. Los atractivos turísticos habitualmente referidos son los llamados “diez eses”: Sun, Sand, Sea, Shopping, Sanitary, Search, Scenery, Sanctuary, Saturnalia y Schooling, o sea sol, playa, mar, compras, turismo de salud, investigación, paisajes, peregrinaciones, divertimientos y visitas de estudio (Vieira, 1997). La OMT refiere que el medio ambiente como uno de los elementos clave de la búsqueda de la calidad añadida, indicando su calidad como un aspecto fundamental del binomio calidad /precio en el momento de escoger un destino (Paci, 1996). Ya en 1992, Lucas Pires preveía que el Turismo europeo se centraría en una “competición por el ambiente”, factor que para este autor se ha transformado en un “elemento de cultura general” (Pires, 1992, 22).

    Así, el Turismo puede cada vez más apostar en las AFEN para atraer a una población cada vez más ávida “de identidad, de diferencia, de conservación, de relax, de realización personal inmediata” (Lipovetsky, 1989, p.11).

    Relativamente al ambiente, el Turismo hasta este momento se ha visto desde una doble perspectiva: la de su depredador, y la de la salvaguarda. El TCM, normalmente basado en ecosistemas sensibles (como por ejemplo las playas), se ha caracterizado por una “relación de conflicto con la naturaleza” (Joaquim, 1997, p.71). Pero las nuevas formas de Turismo se asumen como rurales, verdes, sostenibles, suaves y discretas, representando “el futuro en una relación de complementariedad con la naturaleza” (Idem, p. 72). Sin embargo, hay que tener cuidado con este tipo de generalizaciones, porque el hecho de que estas actividades se asuman como salvaguarda de la Naturaleza no quiere decir que en realidad no ejerzan sobre ella un impacto negativo. A veces, grande es la distancia entre la intención y la acción. Para que se rotulen como Turismo Sostenible estas actividades tienen que cumplir un determinado número de requisitos. La OMT define la Capacidad de Carga Ecológica como “el nivel a partir del cual ocurren impactos ecológicos inaceptables”, existiendo así un límite máximo de carga a partir del cual el ecosistema se hace incapaz de recuperar el equilibrio (Idem, Ibidem). Así, es fundamental que todos los individuos vinculados a estas actividades tengan un determinado número de conocimientos que les permitan interactuar con los ecosistemas sin sobrepasar su límite máximo de carga.

    Todas las AFEN causan impacto ambiental, siendo su grado mayor o menor, según factores como las características de las actividades, número de participantes, la consciencialización y conductas adoptadas mientras su realización, la fragilidad del ecosistema, los medios técnicos y mecánicos utilizados, etc. (Pastor, 1998: 499). Esto supone que los prestadores de servicios tengan una formación especializada en estas cuestiones, lo que infelizmente no siempre pasa, lo que hace inevitable que los utilizadores de los servicios no sean sensibilizados para estas cuestiones. Y los accidentes ocurren, incidiendo sus efectos sea en los ecosistemas, sea a veces en los propios utilizadores de los servicios (en el periódico Jornal de Notícias de 4 de Junio de 2001, se publicó la muerte de un individuo en el río Tâmega, mientras hacía un rafting, y cuya causa confirmada se debió a la falta de preparación por parte de los responsables por esta actividad).

    Por consiguiente, la formación de los prestadores de este tipo de servicios es un aspecto muy importante sobre el cual es necesario reflexionar. Dado el visible crecimiento de este mercado, es natural que el número y el tipo de «responsables» por las actividades propuestas aumente, proporcionalmente al aumento del número de participantes. A este respecto, nos parece que existen por lo menos dos cuestiones esenciales: ¿Qué formación? ¿Qué lugar en el mercado de trabajo?

    En cuanto a la primera: ¿ A quién cabe esta formación? ¿A las propias empresas? ¿Al estado como entidad formadora? ¿A los municipios en cuanto entidades responsables por el acogimiento de estas actividades? ¿O será que la experiencia adquirida por el desarrollo de las propias actividades es suficiente? Pensamos que Pastor (1998: 500) ilustra de una forma muy clara esta última duda, cuando refiere que “más grave que el impacto ambiental que se produce es el hecho, aparentemente generalizado entre los directamente implicados en este tipo de actividades, de no tener conciencia del mismo, o lo que es peor, de no querer tenerla. Esto es, al igual que el avestruz, tendemos a no querer ver el problema, a adoptar la irresponsable actitud de ignorar el tema como si no existiera (o lo que es peor, la cínica actitud de vender dicho impacto ambiental como más ecológica y educativa de las actividades posibles)”.

    Naturalmente no nos cabrá sugerir y aún menos afirmar quién deberá ser responsable por esta formación, sin embargo, en nuestra opinión deberá existir por lo menos alguien que la fiscalice. Lo que nos hace tener este discurso, se relaciona con el hecho de que, por un lado, la formación específica es prácticamente inexistente, y, por otro, el estado no la exige. El único Decreto-Ley (nº 204/2000) que reglamenta este tipo de actividades, en Portugal, omite por completo la cuestión de la formación de los recursos humanos. Los únicos agentes visados en este decreto, están vinculados a la administración, exigiéndoseles únicamente idoneidad comercial. Los aspectos vinculados a las titulaciones y formación de los agentes que van a poner en práctica las actividades, son completamente inexistentes.

    En cuanto a la segunda gran cuestión, ésta transcurre de la primera, creemos nosotras, en la medida en que no existiendo, según referimos anteriormente, ningún marco legal para esta formación y/o titulación, la posición de estos «trabajadores» en el mercado de trabajo queda en una situación "dudosa". O sea, están ejecutando la misma labor, personas con las más variadas formaciones: desde licenciados en Educación Física y/o Deporte, pasando por monitores con cursos breves en el área (muchas veces hechos en la propia empresa que los emplea), hasta gente sin cualquier tipo de formación relacionada con estas actividades, que trabajan en las situaciones más variadas, incluyendo muchas veces elevados grados de riesgo para la integridad física de los practicantes. Esto hace con que las personas vinculadas a este mercado no tengan un estatuto profesional específico, lo que les retira cualquier garantía de carrera.

    Será fundamental crear un cuadro legal detallado que abarque todas las situaciones inherentes, no únicamente al entorno natural, como también a la generalidad de los recursos humanos envueltos y así establecer una uniformidad de acción que asegure, no tan sólo la seguridad de los “turistas”, sino también y fundamentalmente la preservación ambiental.

    Pensamos ser importante reiterar que una concepción posmoderna y actual del Turismo no se puede desvincular de las nuevas formas de Turismo practicadas en la naturaleza, de entre las cuales asumen, por lo anteriormente referido, un puesto de destaque las AFEN.

    Terminamos con una citación de José Vázquez que afirma que el Turismo en la naturaleza “se organiza como un instrumento de revitalización de la Economía local y su entorno natural concentrándose en un mayor entendimiento entre el medio rural y urbano” (Vázquez, 1998:146).


Referencias

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  • Bétran, J. (1995). “Las actividades físicas de aventura en la naturaleza: análisis sociocultural”, in Apunts: Educación Física y Deportes, nº 41, pp. 5-8

  • Bétran, J.; Bétran, A. (1995). “La crisis de la modernidad y el advenimiento de la posmodernidad: el deporte y las prácticas físicas alternativas en el tiempo de ocio activo”, in Apunts: Educación Física y Deportes, nº 41, pp. 10-29

  • Calado, M., (1992). “Discurso proferido no Congresso As Regiões de Turismo e os anos 90”, in As Regiões de Turismo e os anos 90 - O Livro do Congresso, Lisboa, Congresso das Regiões de Turismo

  • Camps, V. (1996). Paradoxos do Individualismo, Lisboa, Relógio D’Água

  • Cosmelli, J. (1997). Teoria da Atractividade Turística, Lisboa, Edições Universitárias Lusófonas

  • Eliade, M. (s/d). O sagrado e o profano, Lisboa, Livros do Brasil

  • Eliade, M. (1987). A provação do labirinto, Lisboa, Publicações D. Quixote

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  • Gervilla, E. (1993). Posmodernidad y Educación - valores y cultura de los jóvenes, Madrid, Editorial Dykinson

  • Joaquim, G. (1997). “Da identidade à sustentabilidade ou a emergência do ‘turismo responsável’”, in Sociologia - Problemas e Práticas, Revista Quadrimestral, n.º 23, Centro de Investigação e Estudos de Sociologia, Departamento de Sociologia, ISCTE, Lisboa

  • Lipovetsky, G. (1989). A Era do Vazio - Ensaio sobre o individualismo contemporâneo, Lisboa, Relógio d’Água

  • Lipovetsky, G. (1994). O crepúsculo do dever - A ética indolor dos novos tempos democráticos, Lisboa, Relógio d’Água

  • Martins, L. (1993). “Lazer, Férias e Turismo na organização do espaço no Noroeste de Portugal”, Dissertação de Doutoramento, Porto, Faculdade de Letras da Universidade do Porto

  • Miranda, J.; Lacasa, E.; Muro, I. (1995). “Actividades físicas en la naturaleza: dimensiones científicas”, in Apunts: Educación Física y Deportes, nº 41, pp. 53-69

  • Paci, E. (1996). “Perspectivas e Desafios do Turismo Internacional no Séc. XXI”, in O Turismo no Norte de Portugal, n.º4, Fevereiro 1996, Leça da Palmeira, ADETURN

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  • Trigo, L. (1993). Turismo e Qualidade: tendências contemporâneas, Campinas, SP, Papirus

  • Vázquez, J. (1998). “El Turismo ambiental: una forma de desarrollo”, in Turismo- Horizontes alternativos, Coord. Pintassilgo, J; Teixeira, M., Lisboa, Edições Colibri, pp. 145-157

  • Vieira, J. (1997). A Economia do Turismo em Portugal, Lisboa, Publicações D. Quixote


Periódicos

  • Jornal de Notícias, Porto, Diário, 11/08/97

  • Jornal de Notícias, Porto, Diário, 04/06/01


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