efdeportes.com
El miedo a los aprendizajes motores.
Factores implicados

   
*Universidad de Vigo. Facultad de Educación.
Licenciatura en Ciencias de Actividad Física y del Deporte de Pontevedra
**Universidad de Léon (I.C.A.F.D.)
(España)
 
 
Alfonso Gutiérrez Santiago*
ags@uvigo.es
Marta Zubiaur González**
inemzg@unileon.es
 

 

 

 

 
Resumen
    Las emociones juegan un papel importante en la práctica deportiva y por eso han sido objeto de estudio en numerosas ocasiones pero, casi siempre, la investigación se ha centrado en la competición, dejando al margen las emociones en situaciones de aprendizaje. Sin embargo es una experiencia que se observa con cierta frecuencia en las clases de Educación Física o en situaciones similares.
    En este artículo nos proponemos analizar los posibles miedos que se pueden presentar en aprendizajes motores, sobre todo en niños y adolescentes que son las etapas del desarrollo donde uno se enfrenta más a menudo a estas situaciones, y reflexionar sobre sus posibles causas.
    Palabras clave: Miedo. aprendizaje motor.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 48 - Mayo de 2002

1 / 2

Miedo y comportamiento motor

    A continuación nos vamos a centrar en el estudio del miedo en relación con el aprendizaje de comportamientos motores.

    Es evidente que estas emociones conllevan una serie de consecuencias claramente perjudiciales para el aprendizaje y rendimiento deportivo. El miedo o la ansiedad producen consecuencias a nivel fisiológico, motor y cognitivo, apareciendo tensión muscular, lo que genera una falta de precisión en los movimientos y falta de flexibilidad así como mayor fatiga; trastornos de percepción, reduciéndose su campo visual perdiendo así información (Valdés, 1998) y de atención, centrándose en estímulos que suelen ser irrelevantes para la ejecución aunque no para la ansiedad, como el caso del que tiene miedo a saltar desde un trampolín y está pendiente de no resbalar o de la altura del mismo (Bakker y cols. 1993), o de concentración con perturbaciones en los tiempos de reacción y en la capacidad de decisión (Hongler, 1988), entre otros

    Vamos a analizar cuáles son los miedos que nos podemos encontrar ante el aprendizaje de tareas motrices:

1º. Miedo por inseguridad física

    Como dice Thomas (1982), los deportistas principiantes tienen que enfrentarse a unos movimientos poco habituales, a menudo en medios desacostumbrados como el aire o el agua, o realizar movimientos inusuales en espacios cerrados, como volteretas, que pueden producir la pérdida de orientación espacial o del equilibrio que pueden provocar miedo. Si a esto le sumamos la novedad de la situación, la inseguridad de los resultados que se pueden obtener, la importancia que cada uno le de al hecho de conseguir éxito o al hecho de fracasar, el sentimiento de miedo antes, durante y quizá después de la ejecución de la acción puede llegar a ser muy intenso (Thomas, 1982).

    A veces el miedo ante un deporte es tan grande que la persona reacciona con un deseo forzoso de evitar la situación. Esto ocurre con muchos niños que tienen hidrofobia, es decir, sienten pánico al agua (Abadía y cols., 1998). En el aprendizaje de la natación es fácil encontrar un temor inicial al agua, que si no se tiene en cuenta en su enseñanza puede terminar generando una auténtica fobia haciendo mucho más difícil la adquisición de tal deporte.

    El temor a hacerse daño o a lesionarse suele ser bastante común, sobre todo cuando la dificultad o el riesgo de la tarea es alto. A veces se produce un círculo vicioso: por un lado se tiene miedo a hacerse daño y por otro la misma tensión producida por ese miedo hace que sea más probable la lesión, como demuestran Andersen y Williams (1988, 1999) quienes proponen un modelo explicativo que relaciona el estrés y la lesión, donde están implicados valoraciones cognitivas, aspectos fisiológicos y de atención. El niño anticipa mentalmente el daño que puede sufrir y esto le crea miedo, lo que se traduce en inseguridad de movimientos, inhibición de los mismos, el estado cognitivo-emocional de rendimiento cambia, con lo que normalmente se produce un resultado erróneo o incluso puede ocurrir lo que tanto se temía : el daño o lesión. Al confirmarse su temor inicial se refuerza aún más el miedo (Thomas, 1982).

    Sánchez Bañuelos (1989) enfatiza en la importancia del percibir como arriesgadas físicamente determinadas tareas, que realmente no lo son tanto. El riesgo real de una tarea puede no estar en relación con las consideraciones personales, y esto afectaría a la toma de decisión de respuestas motrices adecuadas.

2º. Temores ante amenazas psicológicas

    Miedo al fracaso. Esta suele ser una de las causas más generales de temor en niños y que se va acrecentando con la edad. Este miedo al fracaso puede tener distintas causas, por un lado, puede que el alumno no tenga confianza en sus habilidades o su capacidad, o que crea que no está a la altura de las expectativas depositadas en él y por tanto, tenga miedo a una ejecución mal hecha.

    También puede ser que lo que realmente teme del fracaso sean sus consecuencias: castigos, malas notas, te echan del equipo. (Thomas, 1982)

    Miedo a ser evaluado negativamente. Puede que lo que más le asusta al niño sean las críticas negativas que puede recibir, bien sea de su profesor, de sus padres o de sus compañeros, es decir sienten temor a ser evaluados por otros.

    Miedo a hacer el ridículo social: sobre todo durante la etapa de la adolescencia se puede apreciar este temor a no quedar bien, a que los compañeros se rían, etc.

    Miedo a la competición. Muchos niños en situación de aprendizaje se ven enfrentados a alguna competición. El temor o ansiedad aquí se puede manifestar de una manera aumentada dada la situación. Realmente están presentes los miedos anteriores, sobre todo los de índole psicológica (al fracaso y evaluación social), sólo que en este caso se acentúa más por lo que significa la situación, por la importancia que el niño le dé a la competición, la presión de padres, entrenador, etc. (Roberts, 1991, Márquez y Zubiaur, 1991)

    En la situación de competición la autoestima del niño está en juego y, como dice Scanlan (1984), esto depende de cómo perciba el niño la relación entre las demandas y su nivel de competencia, lo cual puede ocurrir antes de la competición, si el niño anticipa una mala ejecución, durante la competición, si siente que lo está haciendo mal, o después de la ejecución, si los resultados no han sido los esperados o no se está conforme con lo realizado. En los deportes individuales la ansiedad aparece de forma más marcada pues el niño es el exclusivo responsable de su resultado; en los colectivos las ejecuciones individuales quedan difuminadas con las del resto del equipo y la responsabilidad es compartida, como ha demostrado Márquez y col. (1991)


Factores implicados en el temor

    Vamos a pasar a analizar la causas de estas emociones. Según Bortoli y Robazza se pueden distinguir dos tipos de factores que influyan en los miedos personales:

Factores de índole interna:

  • La actitud hacia el propio cuerpo

  • La personalidad del deportista

  • La edad y el género

  • La auto-eficacia percibida

  • Las expectativas de meta

Factores de índoles externa:

  • Los padres

  • El profesor

  • Los compañeros

  • Características de la tarea: dificultad, riesgo...

  • El medio en el que se produce: agua aire...

  • El material utilizado

    Vamos a analizar estos factores empezando por los de índole interna y luego pasaremos a los de índole externa.

Actitud hacia el propio cuerpo

    Los sentimientos negativos hacia el propio cuerpo generan ansiedad. Bortoli y cols. (1992) consideran que este es un factor importante que afecta al miedo sobre todo en las chicas según un trabajo llevado a cabo donde tratan de analizar las relaciones entre nivel de satisfacción hacia el propio cuerpo, ansiedad y auto-eficacia, viendo que cuando una persona está satisfecha con su cuerpo, muestra también alta autoeficacia y baja ansiedad. La adolescencia es una etapa donde el cuerpo es muy importante y donde se suelen dar niveles más altos de insatisfacción corporal que en otras etapas de la vida. El profesor debe tener en cuenta esto si se enfrenta a un grupo en estas edades.

La personalidad de los alumnos

    Los trabajos que han intentado relacionar el miedo con la práctica deportiva se han centrado en el rasgo ansiedad ya diferenciado por Cattel (Valdés, 1998) y posteriormente desarrollado por Spielberger,. Se entiende por ansiedad rasgo la forma relativamente estable de percibir un amplio rango de estímulos como amenazantes o peligrosos, distinguiéndolo de la ansiedad como estado, que supone un estado emocional transitorio que depende de la situación, varía en su intensidad y fluctúa en el tiempo. Una persona que puntúe alto en ansiedad como rasgo es más probable que en situaciones concretas que pueden generar temor sus respuestas sean más elevadas, es decir reaccione con niveles más altos de ansiedad estado (Martens, 1977, Passer, 1984, Scanlan, 1984, Márquez...).

    Como estamos viendo, muchas de las situaciones a las que se enfrenta un principiante pueden ser consideradas como peligrosas o amenazantes tanto física como psicológicamente, y aquellos cuyo rasgo de ansiedad sea elevado responderán con mayores niveles de miedo o ansiedad. Lo mismo o aún más ocurre cuando los niños se enfrentan a una competición.

    También se han analizado, como recoge Moreno (1992), otras características de personalidad como la introversión extroversión y su relación con el autocontrol emocional. Las personas introvertidas difieren de los extrovertidos porque tienen niveles más altos de temerosidad, umbrales más bajos de resistencia a los acontecimientos aversivos y dolorosos y menor tolerancia a los mismos, lo que hace que sean personas con más dificultades de autocontrol. Eysenk y Gray (citado por Valdés, 1998) han elaborado hipótesis sobre el nivel de activación alto de los introvertidos en relación con el de los extrovertidos.

Edad y género

    Hay varios estudios donde se analiza el miedo en relación con la edad y el sexo. Se ha podido comprobar que el miedo aumenta con la edad. Los niños son menos conscientes del riesgo que pueden sufrir, sienten una presión social menor que los adolescentes, quienes son mucho más sensibles ante las evaluaciones de los demás, teniendo más miedo a la crítica, al ridículo o al fracaso (Passer, 1984).

    Maher y Nicholls (citado por Roberts, 1991) consideran que las aspiraciones de los niños en el deporte van modificándose con la edad. Cuando son pequeños lo practican porque les divierte y no se preocupan de los resultados, según van creciendo sus metas pueden cambiar: buscan más la aprobación social y ganar o perder se puede convertir en su preocupación fundamental. El miedo a fracasar, a ser criticado, etc .aparece con más fuerza.

    En relación con el sexo, parece que las mujeres informan de mayores temores que los hombres; se perciben como más miedosas cuando se enfrentan a una tarea que se podría considerar arriesgada, (Feltz, 1988, Passer, 1984, Weinberg y Gould, 1995). Bortoli y cols. (1992) como ya comentamos antes, encuentran también que las mujeres tienen sentimientos de menor auto-eficacia y un miedo mayor ante ejecuciones motrices. Ellos lo relacionan con los niveles bajos de satisfacción con el propio cuerpo que manifiestan.

    Sin embargo, las chicas no dan tanta importancia como ellos al hecho de ser competente en el ámbito deportivo, como han demostrado varias investigaciones (Roberts,1991; Feltz, 1988). Sus temores podrían ser de distinta índole, o también podría ser que les costase más reconocer sus miedos para no quedar mal ante el investigador.

Auto-eficacia y miedo

    Muchos niños sienten que no son capaces de realizar una tarea nueva, que no tienen suficiente habilidad, y esto les provoca un estado de temor o rechazo a la ejecución.

    La percepción de auto-eficacia es un factor psicológico que influye en la ejecución deportiva. Fue Bandura (1977, 1986) quien elaboró la teoría de la auto-eficacia dentro del marco de una teoría cognitivo-social. Las creencias de auto-eficacia serían juicios que realizan las personas sobre sus capacidades para ejecutar con éxito un determinado comportamiento,

    Evidentemente esto influye en aquellos niños que sienten miedo no sólo físico sino también los otros tipos de temores o ansiedades mencionados. Un niño con un autoconcepto débil es más fácil que tenga miedo al fracaso o que piense que puede hacer el ridículo con sus actuación.

    Como nos dicen Balaguer y cols. (1995), las expectativas de auto-eficacia serían creencias actuales, que reflejan la historia del pasado y que se proyectan hacia el futuro

    Las creencias de auto-eficacia dependen del procesamiento cognitivo de diversas fuentes de información de eficacia. Estas fuentes son: Logros de ejecuciones pasadas, experiencias vicarias, persuasión y estados psicológicos.

    Los logros de ejecuciones pasadas va a ser una de las fuentes más importantes.

    El hecho de que esas experiencias se hayan percibido como éxitos o fracasos, la dificultad percibida de la tarea, el esfuerzo realizado, la ayuda recibida aumentarán o disminuirán las perspectivas de eficacia. Las tareas difíciles ejecutadas con éxito proporcionan una sensación de mayor eficacia que las tareas fáciles, (Feltz, 1995).

    Las experiencias vicarias son también importantes puesto que el niño imita la forma de afrontar determinadas situaciones y puede aumentar las percepciones de auto-eficacia o, en algunos casos, aprende a rechazar determinadas situaciones. A la hora de afrontar el miedo, a través del Modelado-Aprendizaje Observacional, se presentan como un medio eficaz en las sesiones de aprendizaje.

    La persuasión verbal, bien sea inducida por otros o como diálogo interno sobre las propias capacidades, es otra fuente de información sobre auto-eficacia, aunque no demasiado fuerte (Feltz, 1995). Su influencia va a depender del grado de credibilidad de la información persuasiva y de sus experiencias de fracaso (Balaguer y cols., 1995).

    Los estados psicológicos, como el temor o la seguridad, asociados a determinadas ejecuciones proporcionan información de eficacia. Normalmente, el miedo ante el aprendizaje de una tarea motriz, se relaciona a un bajo concepto de auto-eficacia, como así lo demuestran varios trabajos (Bortoli y cols. , 1994, 1992, Feltz, 1988, Balaguer y cols., 1995, Rivadeneyra y cols., 1995, Weiss y cols., 1998).

    La auto-eficacia percibida de los niños y adolescentes sería uno de los aspectos que consideramos más importantes a tratar en casos de miedo a ejecuciones motrices. Mejorar los juicios de auto-eficacia estaría en la base para combatir o disminuir esos estados emocionales que perjudican el proceso de aprendizaje.

Las perspectivas de meta.

    La eficacia percibida está forzosamente relacionada con las perspectivas de meta. Hemos hablado de las percepciones de autoeficacia, pero a esto se añade una cosa más: qué es lo que entiende el niño por ser competente en el ámbito motor. La teoría de la perspectiva de las metas de logro postula que existen dos concepciones de habilidad que pueden adoptar las personas y que ello les lleva a actuar y pensar de forma diferente.

    Habría un concepto de habilidad basado en el esfuerzo, en la mejora personal de la ejecución, donde el éxito se entiende como la demostración de dominio en el aprendizaje, estas personas persiguen, lo que Nicholls llama, una meta orientada a la tarea. Otra forma de concebir la habilidad estaría basada en la comparación con los demás, donde el éxito se entiende como manifestación de superioridad respecto a los demás, cuya meta estaría orientada al ego (Nicholls)

    Hay estudios que demuestran que una persona orientada al ego tendría más posibilidades de presentar ansiedad, sobre todo si tiene una baja percepción de auto-eficacia, que una persona orientada a la tarea.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 48   sigue Ü