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El desarrollo de valores sociales positivos
dentro del deporte escolar

   
Profesor y Licenciado Nacional de Educación Física
Profesor de Educación Física de las Escuelas nº 66 y 117
de la Ciudad de Rosario, Santa Fe
(Argentina)
 
 
Prof. Lic. Juan José Santiago
juanjosesantiago@tutopia.com 
 

 

 

 

 
Resumen
    El presente artículo persigue la intencionalidad de reflexionar sobre aspectos concernientes al desarrollo del deporte dentro del ámbito escolar. Se intentará acercar algunas evidencias teóricas y otras basadas en la propia experiencia profesional, de la utilidad de este contenido como promotor de comportamientos sociales positivos.
    Palabras clave: Educación Física. Deporte escolar. Valores sociales. Prosocialidad.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 47 - Abril de 2002

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Introducción

    En la actualidad, existe una gran discrepancia en la opinión de los intelectuales del fenómeno deportivo, sobre los beneficios que éste brinda a la sociedad, con relación a los valores positivos y negativos que pueda promover. Dice Arnold (1991), citando a Huxley (1969) que, como cualquier instrumento inventado por el hombre, el deporte puede utilizarse con buenos y malos propósitos. Bien aplicado puede enseñar resistencia y estimular un sentimiento de juego limpio y un respeto por las reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los intereses personales a los del grupo.

    Mal utilizado, puede estimular la vanidad personal y la del grupo, el deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales, un espíritu corporativo de intolerancia y un desdén por aquellas personas que se encuentran más allá de un cierto rol arbitrariamente seleccionado. Es momento entonces de acabar con los viejos modelos que caracterizaron a nuestra disciplina los cuáles desde una visión fragmentada del ser humano y sólo se concentran en el desarrollo de uno de sus aspectos constitutivos y comprender al hombre como un ser dueño de una corporeidad en permanente construcción mediante el contacto directo con el medio social que lo rodea. En este sentido, el Deporte, como fenómeno social de promoción y difusión extraordinaria, engloba un amplio repertorio de símbolos, valores, normas y comportamientos, que lo identifican y diferencian claramente de otras prácticas sociales. Reconocer esto significa admitir su importancia como herramienta pedagógica necesaria para el desarrollo integral de nuestros alumnos.


Problemática de la Educación Física como parte del currículum

    A partir de las contribuciones teóricas del autor norteamericano Ivoor Goodson y que Kirk (1990), recoge en su libro sobre Educación Física y currículum se presentan algunos aspectos que históricamente han caracterizado a la educación física. En primer lugar, la educación física no representa cuerpos fijos de conocimiento sino los intereses y preocupaciones de distintos grupos profesionales que disputan sus formas de entender la asignatura. En segundo lugar, la evolución que ha sufrido la educación física en su cuerpo de conocimientos que en un principio era el conocimiento utilitario proveniente de la propia práctica física y que después se entremezcló con planteamientos educativos y científicos, especialmente de las ciencias biológicas. El advenimiento de todo un cuerpo de conocimientos médicos, tecnológicos y educativos de pretendida aspiración científica. La primacía de los saberes médicos acabó ofreciendo el cuerpo de conocimientos científicos que legitimaron a la educación física, penetrando de tal manera en el tejido social que hoy sustenta gran parte de nuestras creencias y prácticas (Barbero, 1993).

    Con el tiempo fueron abriéndose a otras ciencias sociales y humanas encabezadas por la pedagogía científica y la psicología experimental. Terminan de dificultar este marco, el conflicto entre asignaturas escolares, o entre la educación física y otras asignaturas, que viene marcado por el carácter especial que se le ha dado a la asignatura y sus profesionales. A pesar de que la educación física goza de una importante tradición escolar obligatoria en distintos niveles y muchos sistemas educativos nacionales, parece ser, como indica Hoyle (1986), que se encuentra en un bajo nivel jerárquico dentro de las asignaturas escolares. Como reacción, compensación a la visión antiacadémica de la asignatura, la profesión de la educación física ha desarrollado tres destacadas formas para aumentar su prestigio: a) la perspectiva deportiva; b) la recreacionista; y c) la pseudo académica.

    La primera de ellas se apoya en el desarrollo de habilidades físicas, cuyo foco de atención es el deportista de élite y los alumnos más capacitados de la clase y su fin es el de formar exitosos equipos deportivos escolares. Esta perspectiva presenta un escaso valor educativo, por lo cual no se justifica su aplicación dentro el sistema escolar. La perspectiva recreacionista viene a ser una reacción radicalmente opuesta a la anterior, en la cual la diversión constituye su razón de ser. En ella, la idea de que las actividades físicas pueden ser un importante medio educativo pierde su valor para convertir a la educación física en hedonismo y simple descanso de las asignaturas académicas, las verdaderamente importantes. La tercera perspectiva pretende aumentar el prestigio de la educación física convirtiéndola en una asignatura pseudoacadémica. Para algunos entusiastas equivale a legitimar definitivamente a la educación física como una asignatura escolar.

    Ante este panorama, Devís Devís (1992), recomienda la necesidad de que la educación física busque caminos de innovación que la acerquen a valores educativos intrínsecos, de manera tal que pueda demostrarse la importancia de la asignatura en términos educativos, presentando unos fines y metas congruentes con los de la escuela en general. Ahora bien, ¿cómo suele percibirse a la educación física y el deporte?. Los estudios analizados por este mismo autor, indican que para el alumno, en referencia de la práctica del ejercicio físico y el deporte, las motivaciones más importantes son el esparcimiento, el hedonismo, la salud, y en suma la autorrealización. Al mismo tiempo, parece ser que la educación física como asignatura escolar, no es percibida como una materia que pueda ofrecer alguna utilidad en la formación directa para el mundo productivo del trabajo. Consideramos que estos conceptos deberían ser considerados al momento de planificar un programa que intente desarrollar actividades físicas y deportiva dentro del marco escolar. Nuestra idea es que se justificará la inclusión de la Educación Física dentro del sistema escolar, siempre y cuando se atiendan a la finalidad global de la educación, para lo cual creemos que el desarrollo y promoción de valores a través del deporte, es una herramienta de inestimable utilidad.


El concepto de "deporte escolar"

    En el caso concreto del deporte, Fernando Sánchez Bañuelos (1995), define al mismo como "toda actividad física, que el individuo asume como esparcimiento y que suponga para él un cierto compromiso de superación de metas, compromiso que en un principio no es necesario que se establezca más que con uno mismo".

    Según Domingo Blázquez, el deporte escolar remite, en primer lugar y en sentido restringido al tipo de actividad física que se desarrolla en el marco local de la escuela. En segundo lugar y en sentido más amplio, a todo tipo de actividad física que se desarrolla durante el período escolar al margen de las clases obligatorias de educación física y como complemento de éstas. (D. Blázquez, 1995). Esta última consideración, viene marcando una apertura en la noción de un deporte enclaustrado dentro de la institución escolar para pasar a ser considerado como un fenómeno social. Una de las mayores preocupaciones de los investigadores de la actividad física y el deporte infanto/juvenil es la de poder propiciar las máximas posibilidades de acceso o participación a las actividades deportivas. Sánchez Bañuelos (1986), plantea la necesidad de una competición en la que todo participante tenga una razonable oportunidad de triunfo. Por su parte Devís Devís (1996), al escribir sobre deporte escolar lo hace refiriéndose no sólo los campeonatos creados para el alumnado que desee participar en competiciones extraescolares, sino también incorpora a este concepto a la escuela, la educación física, las personas implicadas y la sociedad en su conjunto.


El deporte educativo

    Entre los dos extremos representados por la competición de alto nivel y el deporte recreativo de esparcimiento, se encuentra el deporte educativo, que constituye una verdadera actividad cultural que permite una formación básica y luego, una formación continua a través del movimiento, es decir, aquel cuya pretensión fundamental es colaborar al desarrollo armónico y potenciar los valores del individuo (Domingo Blázquez, 1995)

    Este tipo de manifestación del deporte encuentra su máxima expresión en el marco de la educación física escolar y en el deporte escolar, y postula la búsqueda de metas más educativas y pedagógicas aplicadas al deporte de iniciación, olvidándose de la concepción competitiva del deporte parea dirigirse hacia una visión global del proceso de enseñanza. La preocupación no es modelar al niño, sino dotarle de una gran autonomía motriz que le permita adaptarse a variadas situaciones. Así entendido, el deporte educativo debe permitir el desarrollo de las aptitudes motrices y psicomotrices, con relación a aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad, respetando los estadios del desarrollo humano.

    Es el medio fundamental del que podemos valernos como docentes para provocar verdaderas y palpables transformaciones en nuestros alumnos. A menudo se dice que en la Educación Física es muy difícil poder provocar las mejorías deseables en nuestros alumnos, sobre todo si uno se posiciona desde un paradigma educativo basado en el aprendizaje por objetivos y en la simple búsqueda de habilidades físicas y técnicas. Es nuestra opinión que además de carecer de relevancia pedagógica, este planteo didáctico tiene pocas posibilidades de éxito debido entre otras cosas, al escaso marco temporal que se le asigna a nuestra disciplina dentro de la escuela, además de las condiciones a menudo inadecuadas de las instalaciones y materiales disponibles. Por todo esto, adaptando el deporte a las posibilidades de los alumnos, siendo coherentes con esta realidad y desechando el modelo del atleta campeón como ideal para nuestros alumnos, es posible actuar con una verdadera intencionalidad pedagógica de tal manera que en cada una de las clases puedan ser observados comportamientos sociales y personales positivos.


Valores sociales

    Los valores, aluden a cualidades objetivas que tienen las cosas, son juicios de deseabilidad o de rechazo que se atribuyen a los hechos y objetos, son principios o criterios que definen lo que es bueno o malo, por lo que acaban influyendo poderosamente en la conducta de los miembros del grupo social. (García Ferrando, 1996). Kuluckhohn, (1951) define los valores como concepciones o criterios de lo deseable, y que proveen la base para seleccionar entre alternativas de pensamientos, sentimientos y acciones.

    Los valores se manifiestan en guías de comportamiento específico, a las que se denomina normas. Ambos están estrechamente relacionados, pues los valores no pueden manifestarse sin normas de conducta que los enmarquen y que tienen que ser aceptadas por una parte o por la totalidad de los miembros del grupo. Las normas son valores que las personas internalizan en algún momento durante el proceso de socialización y desarrollo. (R. Roche Olivar, 1997). Las normas, en consecuencia, se pueden definir como reglas para comportarse de un modo determinado. Precisamente del estudio de las normas que rigen los distintos tipos de comportamientos deportivos se pueden deducir que los valores que tienen los practicantes y todos aquellos que impulsan un tipo u otro de comportamiento.


Valores sociales positivos

     Por otra parte, desde la sicología, aparece la denominación de "prosocialidad" (R. Roche Olívar), para designar a todos esos comportamientos que propician una convivencia más armónica, para las personas que viven en sociedad y que se hallan generalmente sometidas a fuertes presiones que no siempre facilitan las conductas sanas. En este sentido, se destaca el carácter preventivo e higiénico de los comportamientos prosociales. Entonces, los comportamientos prosociales estarían integrados por: "todas aquellas acciones que tienden a beneficiar a otras personas, grupos o metas sociales sin que exista la previsión de una recompensa exterior, aumentando la probabilidad de generar una reciprocidad positiva, calidad solidaria en las relaciones interpersonales o sociales consecuentes, pero que a su vez salvaguarden la identidad, creatividad e iniciativa de las personas o grupos implicados". (Roche, 1991)


Socialización a través del deporte

    Desde la perspectiva de la socialización, el deporte puede materializarse en diversas situaciones sociales entre las que se encuentra la escuela. Existe un amplio acuerdo en reconocer el elevado potencial socializador del deporte: "El deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además, parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse en otros campos de la vida" (VV. AA., 1996).


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