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    La ocupación de los espacios por parte de los barrabrava en las tribunas se da no solo en amplitud sino en profundidad: enarbolan enormes banderas, cubren prácticamente toda una tribuna con una bandera gigante (con esto no pueden observar el entorno, alcanzando así el grado máximo de visibilidad para el resto), saltan todos al ritmo de las canciones, se suben haciendo equilibrio en los paraavalanchas, reafirmando el espacio como propio. De esta manera, para el resto, llegar temprano y ocupar el lugar no significa derecho de permanencia. Este derecho se pierde cuando los barrabravas, hinchas conspicuos o profesionales llegan a asumir en el territorio ganado por derecho propio.

    Hay sólo dos excepciones a la regularidad de colores. En el sector de la hinchada de Boca ondea una bandera de Argentina, vestigio inconmovible de identidad nacional, que rompe la insistencia de los colores azul y amarilla. Al frente, un grupo de hinchas de Boca, en la tribuna inferior intenta con humo de sus colores cubrir, aunque sea momentáneamente el espacio de River.

    Otra categoría de hinchas que no son visibles en el estadio, pero no podemos obviar, es la que compone la hinchada virtual⁴. Son aquellos que participan del espectáculo a través de la televisión, la radio o internet. Asisten en vivo a la transmisión de los partidos televisados o escuchan a su equipo favorito. La participación es desde los hogares, solos o acompañados con amigos, o desconocidos en lugares predeterminados: bares, plazas u otros espacios públicos.

    Aún cuando no se encuentran en el estadio, estos hinchas también se visten con camisetas, gorros y todo aquello que remita al color de su divisa. Participan con gran concentración, ya sea viendo las alternativas que devuelven las imágenes o escuchando los detalles del relato radial. Festejan los goles y las situaciones del juego con el mismo fervor del hincha real.

    Es imposible saber qué cantidad de personas comprenden esta categoría, ni sus características etarias, demográficas, distribución en el espacio o la composición genérica. Pero si creemos en los números que propone la FIFA por el Mundial del '98, estaríamos hablando de teleaudiencias fabulosas. Y cada vez más.

Somos más que el domingo pasado

    Lo qué pasa dentro del estadio es mucho más que lo que leemos en los diarios o lo que nos muestran por televisión. Al fin y al cabo, no importa tanto lo que dijo el D.T. en la conferencia de prensa o el capitán después de una derrota. Lo que dicen los periodistas es una ficción casi completa. Ellos construyen una realidad para vender diarios, y promover el consumo, nada más. Relatan los dramas de parte del espectáculo que todos comprenden desde que son chicos.

     Hemos mostrado que la realidad del estadio no es única, no es natural, simple ni obvia. La realidad del estadio es, a la manera de una película acelerada, parte de la realidad del país. Es un drama continuo, complejo y emocionante creado y recreado por y desde los protagonistas en las tribunas.

    Los jugadores vienen y se van, pero la hinchada siempre está. La manera en que el hincha hace uso del espacio del estadio es un reflejo de la cultura predominante. La estructura del espacio en un estadio lo da su "espíritu de lugar". Ese lugar en que el estadio está fijado dentro del espacio en la ciudad, informa quienes son las hinchas del equipo.

    Desde esta perspectiva particular se puede afirmar la inexistencia del espectador deportivo, aquel que va a disfrutar de un espectáculo en una tarde soleada, que va a consumir una comida rápida acompañando, aplaudiendo las jugadas más o menos llamativas. En Argentina, quien asiste al estadio es protagonista y su intervención define sin duda alguna el resultado final, ya sea en el deseo, la realidad o la fantasía de cada uno.

Notas

1. Diario Clarín, 23/01/02.

2. Ver Bromberger, C. (1995) Le match de football. Editions de la Maison de sciences de l'homme, Paris.

3. Más sobre el tema barrabravas. Moreira, M. (2001) Aguante y Honor: la visión nativa.

4. Ver Bale, J. (1998) La hinchada virtual: el futuro paisaje del fútbol.

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revista digital · Año 8 · N° 47 | Buenos Aires, Abril 2002   © 1997-2002 Derechos reservados