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    Me parece, respetando la trayectoria del Sr. Cappa, que su opinión acerca del rol de un psicólogo en el fútbol, está mediatizada por la experiencia que ha tenido al respecto. Pero la verdad es que yo podría, o más bien, numerosos jugadores podrían decir o certificar lo fundamental que ha sido la intervención o asistencia psicológica en su vida deportiva.

    En el fútbol desgraciadamente uno se encuentra con buenos o malos directores técnicos, con buenos o malos profesores de educación física y por cierto con buenos o malos psicólogos, pero uno no debería generalizar la actuación de unos pocos a todo el resto del espectro, ya que, insisto las experiencias y opiniones dan para mucho.

    Concuerdo con el colega Roffé en que centrar la discusión en si el psicólogo es parte del cuerpo médico o técnico es vieja y bizantina, ya que, me parece que el propio tiempo y los resultados serán los encargados de zanjar la cuestión, tal como ocurrió con la inclusión de un preparador físico en el cuerpo técnico (cuestión que hace muchos años también se discutía).

    El punto está en reconocer que la labor de un psicólogo no se asemeja ni intenta hacerlo con la de un director técnico, ya que, jamás un psicólogo especializado en deportes debería introducirse en campos técnicos y en remplazar el liderazgo intrínseco de un técnico, más bien, mi parecer es que un psicólogo debe asesorar a técnicos y jugadores en temas psicológicos ya sean individuales o colectivos.

    Hace algunos meses me tocó vivir la siguiente situación: previo a un partido sumamente importante (partido de seis puntos como suelen denominarse), un jugador poco antes de entrar a la cancha me confidencia que en la charla previa, al Técnico se le había "pasado la mano" con él, tratándolo muy mal frente al grupo, con duras palabras le reprochó algunas actitudes extra deportivas que éste había tenido.

    Frente a este hecho lo más probable es que ese jugador entrara a la cancha con un leve descentramiento de su foco de atención y con algún grado de inseguridad y pensamientos negativos en torno a su actuación (sobre todo por el fuerte liderazgo ejercido por el director técnico).

    Comento este hecho porque queda de manifiesto la necesidad de muchos jugadores de contar con alguien cercano y lejano a la vez, comprometido y no comprometido, para manifestar sus temores e inseguridades que como vemos en este caso, se originan en el propio líder del equipo. Por eso es que cabe preguntarse la posibilidad que tenía ese jugador de haber actuado asertivamente en ese momento... y es más, yo todavía me pregunto si en el futuro ese jugador le confiaría a ese líder sus dificultades...

    Esa es mi opinión. Muchas gracias.

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revista digital · Año 7 · N° 42 | Buenos Aires, Noviembre de 2001   © 1997-2001 Derechos reservados