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El movimiento y un niño (¿con o sin cáncer?)

   
Asociación Amigos del PANNET,
Red de apoyo y asistencia a niños y adolescentes
con enfermedades graves de pronóstico incierto
(Argentina)
 
Paola Beninato
paolabeninato@hotmail.com
 

 

 

 

 
Jornadas Interdisciplinarias "El Niño con cáncer, su familia y la comunidad" Agosto, 2001
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 42 - Noviembre de 2001

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    ¿Qué se puede hacer con un nene "enfermo"?

    ¿Puede correr?, puede saltar, puede, ser un niño común??? Qué pregunta! Casi, casi nos asalta la idea si aún enfermo, es una personita, no?

    Qué locos estos pensamientos, pareciera que nos enfrentamos a una barrera de miedos, que nos congela cuando escuchamos: pobre tiene cáncer. Y lo decimos en voz baja por la dudas...

    Bueno, puede o no puede?. Primero me gustaría hacerles un comentario respecto al juego y al movimiento como modo de vida.

  • Después de los 60 días de gestación, el bebé ya posee movimiento, en el interior de su madre, el desarrollo es progresivo y continuo, es decir, que la actividad motriz se manifiesta inmediatamente, y hasta casi como una campanita.1

  • Ni bien nace el bebé trae con él, esos reflejos que serán el comienzo de un largo aprendizaje del movimiento de su niñez (reflejo moro, de prensión, de enderezamiento, de marcha automática, etc.)

  • Y cuando llega el momento de pararse, ya no se vuelve atrás, porque ya está en el mundo de lo alcanzable, y todo lo que viene después es casi como natural. Correr, saltar, lanzar, etc.

  • Moverse es como respirar para cualquiera de nosotros, por lo tanto para un niño lo es todo.

  • El movimiento cumplirá la función de expresión, comunicación, defensa y descarga en relación con sus sensaciones internas ante las exigencias del mundo externo2

  • Nuestro cuerpo es un gran vehículo que nos lleva a relacionarnos con los otros, y el movimiento es el motor de ese vehículo, por lo que todo va a pasar por él, sus posturas nos mostrarán los estados de ánimo. Aquí en los estados de ánimos vamos a encontrar las necesidades, las energías, las ganas o las desganas. En los niños seguramente, el cuerpo es un espejo de aquello que hablamos.


Actividad física y juego

    Bien, qué pasa entonces con un nene que tiene cáncer? Sabemos que el ejercicio físico presenta una serie de ventajas por todos conocidas, pero añade un factor de esfuerzo que hace que el sistema inmunitario no pueda responder con satisfacción y como consecuencia sobrevenga una disminución de defensas que hacen posible la aparición de fatiga patológica y decaimiento general por lo que todavía es frecuente escuchar que los enfermos oncológicos no pueden practicar actividad física reglada como método de salud.

    Considero que una actividad física o cualquier otra tarea, no es realizada cuando uno no lo desea. Los chicos son muy inteligentes y se conocen muy bien a nivel de sus motivaciones, es decir que es lo que quiero hacer o no. Pero retomando un poco al juego; hagamos un racconto de sus características más importantes3:

  • El juego es libre: yo juego si quiero, armo y desarmo las reglas, elijo cómo jugar. El juego es gratificante y placentero. Hay una satisfacción que desborda a niños y a grandes. Un nene enfermo, también elige jugar o no, sentirá el placer de compartir y jugar. Su carácter placentero provoca efectos placenteros como puede observarse en las clases de Educación Física Infantil.

  • El juego puede diferenciarse de los demás comportamientos serios con los que se relacionan: Pensemos en las diferencias que existen entre los comportamientos lúdicos de pelea en diferentes especies de mamíferos y las propiamente agresivas. Tanto chicos sanos como no, o sea chicos, van a recrear escenarios fatales en donde sus consecuencias frustrantes no existen("nos caemos y nos caímos y volvemos a empezar").

  • En el juego predominan las acciones sobre los objetivos de las mismas: En el juego lo importante son los medios, no los fines. El juego consiste en una acción vuelta sobre sí misma que obtiene satisfacción en su misma ejecución. Y esto nos da pie para justificar el juego aún estando enfermo, porque no necesito ganar expresamente, no necesito correr perfectamente, sólo hay que adaptar los roles y las funciones creativas del juego.

  • El juego es una actitud ante la realidad y ante nuestro propio comportamiento: Si quiero jugar, estoy preservando mis ganas, mis deseos. Porque este jugar aún en situaciones o momentos no saludables o no esperables, dan la pauta de una actitud frontal e irreversible de las necesidades del ser humano. Valorar el juego a pesar de una enfermedad, es defender el derecho a estar mejor.

    Quiero aclarar que el juego en Educación Física no sólo incorpora el desarrollo motriz, sino que incluye la faz creativa e intelectual. Podemos practicar movimientos sin comprometer zonas de cuidado. Ante una amputación o falta de fuerza o tono muscular se trabaja con elementos que nos ayudan a recrear situaciones y lograr objetivos que nos llevan a la calidad de vida esperada.

    ADAPTARNOS es la palabra más justa para un niño o ser humano que transcurre un proceso de enfermedad, y también lo es para un docente.

    Demás está decir que el deporte se relaciona con la educación, con formación de valores y para ello hay que estar adaptado.


Calidad de vida, movimiento y desarrollo social

    Existen diversas opiniones acerca de qué es la calidad de vida y cómo alcanzarla. Yo les puedo acercar la mía: es sentirse bien, y esto implica simplemente un bienestar que para cada uno de nosotros es diferente. La calidad de vida se alcanza con la elección de un estilo de vida. La actividad física y el deporte, la recreación nos llevan por un de los caminos más sanos. Si nosotros, los docentes promovemos los hábitos de nutrición y actividad física como medio o agente de la salud vamos a lograr que esa calidad de vida a la que aspiramos se pueda plasmar en los actos cotidianos. En base a esta exposición, un niño o adolescente que padece un estado de enfermedad(sea cáncer como cualquier otro), y que tiene hábitos saludables (buena alimentación y actividad física) no se le puede borrar el movimiento para protegerlo; es decir que solo estas personas pueden indicarnos cuando realizar una clase o un paseo, etc.

    Sólo en la medida que trabajemos en equipo: médicos, docentes, asistentes sociales, terapistas, y todos aquellos que desde su lugar colaboran o brindan su aporte, con la convicción de que podemos aprender del otro sin creer que lo sabemos todo vamos a poder comprender y acompañar el proceso de enfermedad de niños, jóvenes y adultos.


Un posible camino

    El Dr. Pablo Pereda González, especialista en Biología y Medicina del Deporte de la Universidad de Burdeos en España, resume: en períodos asintomáticos realización de actividad física consistente en respetar la libertad del juego del niño preferentemente en espacios abiertos y con más compañeros, baños de sol son oxigenadores importantes y estimulan mucho la actividad física. También aconseja complementos nutricionales. El Doctor González, cuenta que un joven atleta de 14 años al que preparaba, realizándole un chequeo se le detecta una leucemia; es así como se le recomienda el cese del entrenamiento. El chico no hizo el menor caso porque él era feliz corriendo y su cuerpo se lo pedía. Aun en los tratamientos siguió participando en pruebas atléticas.

    El cuerpo es inteligente y cuando no puede realizar actividad o necesita acumular todo tipo de energías entonces en ese momento disminuye toda fuente de pérdidas y no realiza voluntariamente gasto energético. En suma; debemos dejar que el niño se comporte con libertad, dejarlo jugar al fútbol, andar en bicicleta, correr y disfrutar de ello, que es mucho peor mantener un proteccionismo a ultranza en este aspecto que a nada conduce.

    El ejercicio y la actividad son imprescindibles en esa edad desde el punto de vista fisiológico.

    Por supuesto que estas conclusiones no deben ser deliberadas, sino que se pueden adoptar con el equipo médico.

    Este doctor creó un programa de ejercicios llamado "karaterapia" que son consisten en un programa de ejercicios de 20 minutos de duración que colaboran con la armonía psico-física.

    Tal vez a partir de estos lineamientos podamos encontrar nuestros propios caminos y alcanzar esa calidad de vida que significa sentirse bien con y entre los demás.


Notas bibliográficas

  1. Rigal, R; Paoletti, R; Portmann, M. (1993) Motricidad: aproximación psicofisiológica. Ed. Augusto E. Pila Teleña.

  2. Apel, T. (1997) De la cabeza a los pies. Ed. Aique.

  3. Ruiz Pérez, L.M., y otros (2001) Desarrollo, comportamiento motor y deporte. Ed. Síntesis.
    -Material extraído de Internet (aspanoa@ecomix.es)


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