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    Interesante artículo el del Sr. Angel Cappa, titulado: "El fútbol no es una cosa de locos". Allí plantea sus dudas acerca de la necesidad de un psicólogo en un equipo.

    Soy psicoterapeuta clínico, no psicólogo del deporte y no puedo opinar desde la especialidad. Posiblemente el Sr. Cappa tenga razón en alguna medida, si de lo que se trata es de aplicar mecánicamente técnicas psicológicas a un jugador o a un equipo.

    La cercanía emocional es una herramienta indispensable en la cohesión de un grupo y más aun si se trata de un grupo de alta competencia. En ese sentido el entrenador es la persona más adecuada para ejercer ese rol de líder, en donde se incluyen fuertes elementos afectivos.

    El ser reconocido como el "que sabe", unido a la diferencia de edad con sus dirigidos, lo inviste además, de marcados rasgos paternales.

    Todo esto define la importancia de su rol y la necesidad de "no fallarle" a sus muchachos, ni técnica ni humanamente. Si a esto agregamos las diferentes historias personales y familiares de cada jugador, lo cual predispone a cada uno de ellos de diferente manera para tolerar las presiones de una actividad fuertemente estresante; nos muestra la complejidad de la tarea del trainer.

    Esta particular situación haría muy conveniente la ASESORIA PSICOLOGICA DEL ENTRENADOR, no para reemplazarlo. El psicólogo podría serle de enorme utilidad para su compleja tarea (no olvidemos además las presiones a las que el entrenador mismo está expuesto: dirigentes, hinchada, periodismo), más que la intervención directa sobre sus dirigidos, sin descartar esto ultimo, de ser necesario.

    No veo como solamente con experiencia personal o voluntarismo puede el entrenador enfrentar situaciones de Ansiedad, Depresión o incluso Pánico de sus jugadores (cuadros altamente posibles por fracasos, lesiones o simplemente miedos).

    La Psicología no es un curalotodo, pero en ciertas circunstancias es altamente eficaz. El Sr. Cappa concluye en su artículo con un ejemplo: dice que psicólogo y entrenador, cumplen un mismo papel, pero que la ventaja del entrenador es que: "conoce mejor a Garrincha".

    Si esto fuera así, su entrenador tendría que haber advertido el dolor y la angustia de Garrincha y la manera que ese maravilloso jugador encontró para afrontarlo: el alcohol. Quizás hubiese sido útil, intentar ayudarlo de otra manera. Y quien sabe... hasta podría haber ensayado una endiablada y última gambeta que le hubiera evitado morir (como escribió Eduardo Galeano): pobre, borracho y solo.

    Sería bueno dejar de lado toda omnipotencia y sumar lo que el avance del conocimiento ha producido para mejorar la vida de la gente.

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revista digital · Año 7 · N° 42 | Buenos Aires, Noviembre de 2001   © 1997-2001 Derechos reservados