Entre la expectación y la práctica deportiva |
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Maestro en Comunicación por la Universidad Veracruzana y Licenciado en Comunicación por la Universidad de Sonora. Actualmente es profesor de asignatura en la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Kino en Hermosillo, Sonora (México) |
Enrique Rivera Guerrero tiburon_hmo@yahoo.com |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 40 - Setiembre de 2001 |
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En el proceso de recepción televisiva intervienen múltiples factores. Estos nos pueden proporcionar respuestas sobre el consumo del televidente. El capital cultural del individuo determina qué programas prefiere ver, en cuánta cantidad, cuáles son los usos que hace del mensaje recibido. Estos conceptos forman su preferencia y valor de uso de los mensajes y la manera en que los incorpora a su vida cotidiana.
Entre los distintos géneros televisivos, interviene uno en el que la participación de la gente se manifiesta cuando lo lleva a la práctica, pero también es ficticio, como una gran cantidad de los géneros de televisión cuando se transmiten a la sociedad, entendida como audiencia segmentada: estos son los deportes.
Cuando son llevados a la pantalla de televisión, no se consideran para la participación del público, se presentan como un espectáculo más del contenido de televisión destinado a la distracción del teleespectador y a la producción del deporte espectáculo.
Si consideramos que la comprensión de los deportes es corporal, dado el desequilibrio en la cantidad de programas deportivos para el espectáculo comparados con los de práctica, la respuesta entre esa paridad reside en el consumo cultural, el hábitus, las mediaciones, los conocimientos que el individuo incorpora a su capital cultural y demanda la oferta de los deportes, tanto para distraerse sin levantarse de su asiento o recrearse en beneficio de su cuerpo y mente.
Los programas deportivos representan una parte de la barra de programación televisiva. La televisión oferta la crónica, el análisis y la difusión de lo que los otros hacen del deporte. Son escasas las ocasiones cuando se considera al televidente como un deportista activo con necesidad de un conocimiento para la mayor comprensión de esta actividad, muchas veces subvalorada y simplificada dentro de los campo de organización social.
Para examinar el tema de los deportes, desde el proceso de la comunicación y particularmente enfocados a la difusión en el medio electrónico de la televisión de estos eventos, se buscó la relación entre el impacto de este mensaje en los espectadores al despertar en ellos el entusiasmo por la práctica deportiva y los consecuentes beneficios para su persona.
Se puede tomar esto como una respuesta por parte del público al mensaje recibido enmarcado dentro de las variables de la recepción televisiva y las mediaciones, que indicarán el valor de uso que el receptor le brinda al mensaje y lo incorpora a su vida cotidiana, o la respuesta podría ser otra actitud del individuo dentro del público que no sea necesariamente la práctica.
Al respecto, Pierre Bourdiue apunta que “se puede considerar al conjunto de estas prácticas y consumos que se ofrecen a los agentes sociales como una oferta dirigida a coincidir con cierta demanda social” (Bourdieu, 1988:178).
Estudios de la actividad deportiva que no sea el espectáculo, en su mayoría se presentan en el género de artículos que esporádicamente aparecen en periódicos y revistas. En los medios impresos existen revistas que abordan la temática del deporte, en específico el levantamiento de pesas o corredores de distancia, en los que se trata el tema con detalle suficiente hacia un público deportista activo.
Lo mismo para la mente que para la conducta del individuo, el deporte constituye para las personas una esfera de actividad y de experiencia muy importante durante su vida como deportistas activos o como público entusiasta. La actividad deportiva es fundamental para el desarrollo de una sociedad, promueve la salud, ayuda a prevenir la drogadicción, proporciona entretenimiento y recreación, estimula la identidad familiar y nacional, brinda a las personas una mayor capacidad física y mental.
Sin embargo, como señala José Ramón Fernández, director de eventos deportivos de Televisión Azteca:
“…en México no contamos con una cultura deportiva integral. No existen planes que nos aporten los conocimientos de las principales disciplinas olímpicas. Aun no se valora la importancia del deporte como parte de importante del desarrollo de la nación. Se imparte una educación física deficiente e inconsistente. Es una materia para los ratos de ocio” (Briseño, 1992:13).
Al comentar este tema de tesis con Antonio Alcoba, de la Universidad Complutense de Madrid escribió que “cuanto investiguemos y analicemos no basta, de cara a quienes tienen la obligación de restituir al deporte su espíritu y filosofía. El deporte es utilizado a conveniencia en la obtención de los beneficios económicos, es este el modelo de los medios de comunicación”.
Finalmente resume que “el deporte como tal sólo importa a una minoría, que aun pareciendo masivo por la práctica que del deporte se realiza como actividad física, se olvida el aspecto moral y educativo que propugna esta actividad”.
Al tomar en cuenta que la práctica del deporte otorga un estatus físico al practicante, frente con quien no lo hace; puesto que el deportista se expone a otras condiciones para su cuerpo, en comparación al individuo quien no realiza el ejercicio corporal 1. Por el contrario el deporte es parte importante en la programación de televisión y son transmitidos principalmente los eventos de proporciones profesionales. Ahora bien, “el deportista de televisión está en oposición a la del practicante, la práctica puramente pasiva se adquiere al margen de toda práctica” (Bourdieu, 1990:204).
Respecto a lo anterior Ramon Gil Olivo manifiesta que “el televidente es un ser condenado a vivir en una prisión de imágenes que lo arrojan al ocio improductivo (...) es espectador de lo que otros hombres supuestamente llevan a cabo en situaciones aparentemente reales” (Gil, 1993:10).
El deporte, con todos los beneficios de su práctica, ocupa un lugar dentro de la programación de televisión debido a la rentabilidad financiera que ofrece su transmisión como espectáculo, entonces las preguntas que aquí hacemos es ¿existe alguna relación entre la expectación a través de la pantalla del televisor y su puesta en práctica deportiva? y ¿cómo es que en la apropiación del mensaje deportivo, el espectador le puede dar un valor de uso, sea en su forma de práctica o de contemplación pasiva?
La optimización del deporte en la sociedad mexicana y en la oferta de televisión, requerirá del acercamiento entre la producción en comunicación y los mentores de la educación física. Pero si se insiste en que a los comunicólogos se nos deja pensar en comunicación, pero no tenemos el espacio en los medios, para hablar de comunicación, entonces desde fuera de estos se predicará, informará y ayudará a la población a administrar lo que se mira por televisión, para que los deportes no sólo sean un pasatiempo, sino un medio educativo y de orientación para los deportistas. Esto es, educación para los medios.
Nota
Dr. Rafael Iñigo Pavlovich en conferencia “Mecánica de las lesiones en la medicina deportiva”.
Referencias bibliohemerográficas
BOURDIEU, Pierre (1988); Programa para una sociología del deporte en Cosas dichas; GEDISA; Buenos Aires, Argentina.
-------------- (1990); “¿Cómo se puede ser deportista?” en Sociología y cultura, CONACULTA/Grijalbo; México, D.F.
BRISEÑO, Patricia; “Los faules del periodismo deportivo” en Revista Mexicana de Comunicación, Fundación Manuel Buendía No. 26, Noviembre-diciembre de 1992, México, D. F.
GIL OLIVO, Ramón (1993); Televisión y cultura. Hacia el caos sensorial. Universidad de Guadalajara; Guadalajara, Jalisco, México.
revista
digital · Año 7 · N° 40 | Buenos Aires, Setiembre de 2001 |