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Polisacáridos no feculentos
en la dieta del deportista

  Facultad de Cultura Física
Universidad de Ciego de Avila
(Cuba)
Lic. Damaris Hernández Gallardo
Lic. Ricardo Arencibia Moreno.
damari@facufis.unica.cu

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 39 - Agosto de 2001

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Introducción

    La alimentación constituye un imperativo para el desarrollo adecuado, mantenimiento y reproducción de todos los seres vivos. De hecho, ninguna actividad humana puede realizarse de manera plenamente eficaz y sin secuelas posteriores, si al menos no se logra un equilibrado balance cuantitativo y cualitativo al suplir las necesidades nutricionales del individuo, en especial de aquellos sometidos a profundas cargas físicas que lo llevan a conformar un determinado somatotipo deportivo.

    El entrenamiento deportivo es un factor muy importante a tener en cuenta al establecer las necesidades alimentarias de los practicantes, y viceversa, un individuo no entrenado adecuadamente, realiza las actividades en él esperadas con un inapropiado rendimiento e ineficacia bioenergética al carecer, al menos, de una economía de movimientos.

    Evidentemente, la actividad muscular necesita de un suplemento alimentario, no solo por el trabajo mecánico realizado, sino por el actuar fisiológico de todos los procesos vitales que implican el incremento del ritmo cardíaco y respiratorio, la sudoración profusa, la estabilización del equilibrio ácido básico con la consecuente sobrecarga renal, a la par de los procesos de síntesis de proteínas, necesarias para restablecer los desgastes bioestructurales del individuo.

    Asegurar el aporte energético y de aminoácidos, en calidad de biomoléculas estructurales, se convierte en un objetivo para lograr y elevar el rendimiento deportivo, no obstante, no debe conducir al incremento cuantitativo de alimentos calorígenos y proteínas en la dieta, que en el mejor de los casos soluciona un problema momentáneo, creando un precedente peligroso para una edad ulterior y compromete las condiciones fisiológicas del individuo, como es sabido el abuso de las proteínas de origen animal conduce a una condición uricógena e hipertensígena.

    Ahora bien, si en la alimentación se presentan muchas sustancias ricas en bases, como las hortalizas y frutas frescas, las proteínas se utilizan al máximo, por lo que será suficiente una cantidad menor de ellas, favoreciendo además la incorporación de carbohidratos, cuya asimilación por el organismo ocurre más rápidamente que cualquier otro artículo alimentario, además de ingresar al organismo la llamada fibra dietética de notables beneficios para el atleta.


Desarrollo

    El término fibra dietética designa a los restos de las paredes de las células vegetales introducidos en el organismo durante la alimentación, por lo que en sí es un concepto bastante ambiguo al no considerar que tales restos constituyen una compleja mezcla de carbohidratos indigeribles en su condición de incorporación, lo que llevó a ser considerados sin valor nutricional durante muchos años, sin embargo, hoy se conoce su significación para la salud.

    Con el desarrollo de métodos fitoquímicos cada vez más precisos se ha llegado a determinar que estos restos poseen una estructura química primaria de oligosacáridos unidos por enlaces no alpha-glicosídicos (no alpha-glucanos), por lo que se reportan como polisacáridos no feculentos o almidonosos, mostrándose preferencia por su designación como Polisacáridos No Almidonosos (PNA) o Polisacáridos No Feculentos (PNF), al término menos preciso de fibra dietética.

    Entre los componentes de la pared celular que se admiten como PNA se halla la celulosa, las sustancias pécticas, polisacáridos no celulósicos como la manana, xilana y arabana; y las gomas y mucílagos, así como otros componentes de naturaleza no polisacárida como las ceras, cutina y suberina, esta diversidad en su naturaleza química a llevado a que se dividan en dos grandes grupos de acuerdo a su solubilidad en el agua para formar geles viscosos. No formando parte de la pared celular, por ser sustancia de reserva en vacuolas, se admite a la insulina.

    Los estudios epidemiológicos y fisiológicos sobre PNA han llevado al reconocimiento de que su estructura física, tal como se presenta en el aporte alimentario, influye sobre un notable grupo de procesos, tales son:

  • El masticado y vaciado gástrico.

  • La velocidad de liberación de nutrientes, enlace de cationes, absorción mineral.

  • Metabolismo de los ácidos biliares.

  • Absorción de carbohidratos y esteroles.

  • Tiempo de tránsito intestinal, velocidad de fermentación y peso de las heces.

    Evidentemente, si relacionamos la lista anterior con las afecciones comunes en atletas en entrenamiento o procesos de desentrenamiento y considerando el de PNA como factor de mejoramiento, no encontramos que:

  1. El consumo de PNA como parte integrante de los alimentos implica el incremento de la respuesta de saciedad, esto permite el control del peso corporal y evita la obesidad, además, aumenta el tiempo de absorción de la glucosa y se lleva a cabo un proceso de secreción reducida de la insulina.

  2. Reducción del deoxicolato en la bilis y la disminución del colesterol sanguíneo. Las sales biliares se producen en el hígado a partir del colesterol, realizándose una producción aproximada de 30 gr/día que resultan de procesos de reabsorción y reciclamiento, la acción de la fibra se expresa en arrastrar una porción de estas sales y al propio colesterol, agregado a la bilis, para ser excretada a través de las heces en lugar de ser reabsorbida, haciendo que se utilice más colesterol para sintetizar las sales, esto reduce el riesgo de formación de cálculos biliares, ya que una dieta rica en fibra da como resultado más sales biliares y menos colesterol presente en la bilis (Es la insolubilidad del colesterol cuando se encuentra en altas concentraciones en la bilis, lo que ocasiona la formación de los cálculos).

  3. Las sales biliares también se han relacionado con el desarrollo del cáncer de intestino grueso. Si se mezclan con la fibra dietética en lugar de encontrarse en solución libre, no pueden afectar a la pared intestinal para fomentar el desarrollo de tumores.

  4. La fibra dietética tiene otros efectos importantes dirigidos a la reducción del riesgo de cáncer. Es común que todas las dietas posean un cierto número de compuestos pre-carcinogénicos que al mezclarse con la fibra no pueden ser reabsorbidos y por tanto no pueden afectar a las células intestinales; además, la microbiota del intestino fermenta parte del PNA y los productos de este metabolismo (en especial el ácido butírico) ayudan a evitar que se multipliquen las células, por lo que proporcionan mayor protección frente al desarrollo del cáncer del colon.

  5. La fermentación incrementada en el colon por la presencia de PNA previene el cáncer e induce la laxación, una dieta pobre en fibra dietética causa estreñimiento y compresión en el tracto intestinal, el desarrollo de la enfermedad diverticular del colon, hernia de hiato, hemorroides y venas varicosas.


Conclusiones

    Para el atleta los aportes bioenergéticos y de biomoléculas actuantes como sillares estructurales en la síntesis de otras sustancias, constituyen un imperativo para elevar el rendimiento deportivo a la par que la concepción de un adecuado entrenamiento, no obstante, el abuso de alimentos calorígenos y proteínas en la dieta, pueden crear antecedentes nocivos, con efectos dañinos a largo plazo.

    El manejo que hagamos de la dieta y el uso de los PNA en la misma, nos asegura un adecuado proceso fermentativo y por extensión, salvar energía con un mínimo relativo de incorporación de alimentos, obteniendo beneficios superiores.


Bibliografía

  • Menshikov, V.V. y N.I. Volkov. Bioquímica. Editorial Vneshtorgizdat. Moscú. 1990. P. 421.

  • Milanés Santana, R., Nestor Rivera Jaspe y Olga Echemendía Guzman. La fibra dietética y otros componentes alimentarios en relación con la salud del colon. Editorial Armonía y Plenitud. San Cristóbal (Venezuela). 2000. P. 73.

  • Roberfroid, M.B. Functional effects of food components and the gastrointestinal system: chicory fructooligosaccharides. Nutrition Reviews. 1996. 54:38-42.

  • Van Loo, T et al. Functional food properties of non-digestible aligosaccharides: a consensus report from the ENDO Project (DG XII AIRII-CT94-1095). British Journal of Nutrition, 81. 1999.


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