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Directrices conductuales para el asesoramiento
psicológico en la iniciación deportiva escolar

  Licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte.
Universidad de Granada (España)
David Luis Sánchez Latorre
davidsanchezlatorre@yahoo.es

 

 

 

 
Resumen:
    En este trabajo se presenta el contexto deportivo escolar y se desarrollan directrices conductuales básicas para el asesoramiento psicológico de los monitores deportivos escolares, así como pautas de actuación ante deportistas "problemáticos".
    Palabras clave: Directrices conductuales. Asesoramiento psicológico. Deporte escolar.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 39 - Agosto de 2001

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1. Objetivos del deporte escolar

    El deporte escolar debería desarrollar el aprendizaje en el niño y su éxito tendría que valorarse en términos de desarrollo personal. De ahí que los monitores de deporte escolar deban conocer los objetivos del deporte escolar.


2. Filosofía del entrenador de deporte escolar

"Ganar no es lo único importante, pero esforzarse por lograrlo sí lo es. El éxito consiste en esforzarse al máximo para obtener la victoria ".

    Dentro de nuestro campo de actuación, en el deporte escolar, debemos tener en cuenta que la filosofía que debe primar, es la de recompensar el esfuerzo del niño por intentar obtener la victoria.

    Entendiendo por victoria, cualquier proceso u objetivo planteado en el aprendizaje de nuestra actividad. Es decir, si dentro de mi sesión, planteo la enseñanza del pase en balonmano, el niño va a obtener mayor o menor éxito, en la medida en que se esfuerce por obtener esa habilidad y nosotros como especialistas en el deporte escolar debemos recompensarle y ayudarle a la adquisición de la misma.

"Cuando intentáis hacerlo lo mejor posible siempre sois ganadores, aunque a veces, el otro equipo marque más goles o logre más puntos".

    De igual forma, dentro del trabajo en equipo, debemos inculcar a los niños la importancia de mejorar y trabajar en relación a las posibilidades individuales, para que al final siempre seamos ganadores.

    Podemos entender la dificultad de fomentar esta filosofía desde nuestra óptica, ya que vivimos en una sociedad competitiva por excelencia y donde la comparación con los demás es algo inevitable. Aún así, este trabajo será muy productivo para fomentar en el niño y en el adulto un gusto por la actividad deportiva mas allá del éxito por ganar, que en realidad es lo que verdaderamente importa en esta etapa de aprendizaje. Ganar no lo es todo, ni lo único importante. En nuestro proceso educativo-deportivo existen multitud de variables y de actitudes que debemos fomentar relacionadas con los objetivos planteados con anterioridad. Específicamente cada deporte comporta unos objetivos específicos sobre los que debemos trabajar en relación a las capacidades individuales de los alumnos.

    De igual forma, el fracaso no es sinónimo de derrota ni el éxito es sinónimo de victoria. Debemos inculcar en el alumno, un afán de superación diario desde sus propias capacidades. Es decir, valorar positivamente al alumno aunque le haya tocado perder. Esto no significa una derrota si tenemos en cuenta su trabajo y sus capacidades.


3. Directrices conductuales para los monitores de deporte escolar

    Se presentan una serie de directrices o pautas de actuación que se deben tener en cuenta en el trabajo con escolares.

  1. Utilizar mayoritariamente el refuerzo positivo. De esta manera potenciamos la actividad del niño a la misma vez que lo motivamos para seguir desarrollándola. Hay que establecer expectativas realistas de progreso en los alumnos, no pensar únicamente en el aprendizaje (recordar divertirse como objetivo principal en esta etapa) y reforzar conscientemente los logros.

  2. Recompensar las conductas correctas tan pronto como ocurran. De esta forma potenciamos la asociación entre conducta o actividad y éxito.

  3. Reforzar los esfuerzos tanto como los resultados. No reproducir el modelo del deporte de élite y recordar que los deportistas son niños, respetando y comprendiendo sus ilusiones

  4. Dar ánimo inmediatamente después de un error, si el deportista sabe como corregirlo. Así, implicamos al niño en su propio proceso de enseñanza y lo hacemos participe de su aprendizaje.

  5. Cuando sea apropiado, dar una instrucción técnica o táctica correctiva después de un error. Hacerlo siempre de una forma positiva.

  6. No castigar cuando las cosas van mal. Intentar dar ánimos y ofrecer un conocimiento de resultados (feedback) general que apoye y una al grupo, evitando castigos.

  7. Mantener el orden en el grupo, estableciendo expectativas claras. Es decir, pensar en cada alumno individualmente y en sus propias capacidades a la hora de realizar una evaluación del progreso de los alumnos.

  8. Implicar a los deportistas en el establecimiento de directrices conductuales para lograr un buen clima en el grupo. Es decir, delegar funciones a cada individuo en función de sus capacidades y madurez y hacer posible la participación de los escolares en su propio proceso de enseñanza.

  9. Hay que lograr un equilibrio entre libertad y estructuración. Disciplina no significa mano dura, sino saber hacer las cosas cuando deben hacerse. Cada actividad tiene su momento en la sesión. Normalmente si se ha trabajado bien, se otorga la recompensa, y no viceversa. Es un proceso complicado, ya que la libertad y la disciplina son aspectos difícilmente aceptados en los escolares.

  10. Todos los miembros del equipo o del grupo son parte del mismo, hasta los suplentes. Se puede realizar una reflexión en cuanto al tiempo que los monitores dedican a los menos favorecidos en el deporte en cuestión. Hemos de ser conscientes que cualquier jugador en la etapa escolar debe ser importante dentro del grupo, incluso los menos dotados o los menos favorecidos.

  11. Utilizar la recompensa para reforzar la participación, el buen trabajo, la unidad del grupo y la actitud positiva. Hay que animar a los deportistas para que se ayuden y se apoyen entre ellos y recompensarlos cuando lo hagan.

  12. Permitir a los deportistas explicar sus acciones y no expresarse colérica o punitivamente. Hay que dar un buen ejemplo de comportamiento.

  13. Los deportistas deben participar en la organización de las reglas de funcionamiento interno. Las reglas deben ser sencillas, justas y apropiadas a la edad.

  14. Ser conscientes e imparciales.

  15. Evitar los "sermones" largos. Un deportista en esta etapa, no tiene capacidad de retención ni de atención suficiente para entender procesos complejos. Debemos establecer 1 o 2 items de información y no extendernos en demasía. Hay que ser selectivo a fin de que las instrucciones sean significativas.

  16. Al establecer sanciones, es mejor privar al deportista de algo que sea valioso para él. No debemos utilizar actividades físicas como castigos, ya que pueden volverse aversivas. De igual forma, no debemos castigar al deportista sin la practica de actividad física, ya que ese es realmente nuestro objetivo.

  17. No dar ánimos o instrucciones de forma sarcástica.


4. Directrices conductuales ante deportistas "problemáticos"

    En el siguiente cuadro se presentan algunas pautas de actuación a modo de ejemplo ante deportistas "problemáticos".


Bibliografía

  • CRUZ, J. (1998). Apuntes del VII Congreso andaluz de psicología de la actividad física y el deporte. 30 horas. Asociación de psicología del deporte de Andalucía. Universidad de Granada. INÉDITOS.

  • CRUZ, J. (2001). Apuntes del bloque de Psicología y deporte de iniciación del Curso de Experto Universitario en Entrenamiento Deportivo. UNED-FUE.

  • DE KNOP, P. Et al. (1998). Clubes deportivos para niños y jóvenes. IAD. Consejería de Turismo y Deporte. Málaga.


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