Las Actividades en la Naturaleza en Primaria | |||
Departamento de Expresión Musical y Corporal Facultad de Educación Universidad Complutense de Madrid (España) |
Cesar Fernández-Quevedo Rubio María José de Miguel Pasamontes Juan del Campo Vecino jdelcampovecino@yahoo.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 38 - Julio de 2001 |
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IntroducciónLas actividades físicas en el medio natural poseen un enorme potencial educativo, y esto es debido más al espacio en que se desarrollan que a las propias actividades.
Sin embargo, a pesar de que la mayoría de los docentes, y de forma particular los del área de Educación Física, reconocen las inmensas posibilidades formativas que dichas actividades poseen, aún podemos comprobar su escasa aplicación en los centros escolares.
En este trabajo vamos a tratar de determinar qué actividades componen este tipo de prácticas, cuál ha sido su evolución histórica, qué características comparten, qué ocasiona su pobre presencia en la Educación Física escolar y, especialmente, qué estrategias podemos aplicar para contribuir al incremento de estas actividades en la educación formal.
Aproximación conceptualSí como se puede comprobar, existe cierta indeterminación con relación al concepto de Educación Física, qué no va a suceder con respecto a las denominadas Actividades Físicas en el Medio Natural, hoy en día aún en proceso de gestación.
No existe acuerdo alguno sobre el término más adecuado para referirse a todas las prácticas que constituyen estos contenidos, y tampoco existe coincidencia en cuanto al concepto o definición de las mismas.
Ante la situación planteada, se nos ocurre una alternativa que puede arrojar alguna luz sobre este tema, y no es otra que ir revisando los diferentes términos que han surgido a lo largo del tiempo.
Atendiendo a la documentación a la que hemos podido acceder, encontramos que el más antiguo y también el más abstracto es el de AIRE LIBRE. Sí nos ceñimos a su auténtico significado habría que enumerar entre sus contenidos cualquier tipo de actividad que se realice fuera de un recinto cerrado, y es evidente que poco tiene de común entre sí un deporte tradicional practicado en una cancha exterior con las actividades que se desarrollan en la naturaleza.
La imprecisión de este término también se pone de manifiesto observando la gran cantidad de definiciones diferentes que podemos encontrar. De todas ellas recogemos la del Instituto de la Juventud (Gómez, 1991) para quien las actividades de AIRE LIBRE consisten en:
"El arte de vivir en el marco de la naturaleza con carácter deportivo y tiempo limitado."
El siguiente, y quizás el de mayor popularidad y divulgación es ACTIVIDADES EN LA NATURALEZA, escogido por un número elevado de instituciones educativas, responsables de la formación del profesorado del área de Educación Física, para dar título a la disciplina que trata las prácticas que utilizan el medio natural como soporte.
La definición de este término, presentada en los apuntes de la asignatura del mismo nombre, que imparte el profesor V. Gómez en el INEF de Madrid, recoge no sólo las actividades físicas, sino que puede incluir también cualquier otro tipo de práctica que se realice en la naturaleza.
"El conjunto de actividades de carácter interdisciplinar que se desarrollan en contacto con la naturaleza con finalidad eco - educativa, recreativa y deportiva, con cierto grado de incertidumbre en el medio."
Más próxima en el tiempo es la denominación que aparece en el D.C.B., para hacer referencia a uno de los bloques de contenidos de Secundaria, ACTIVIDADES DE ADAPTACIÓN AL MEDIO, expresión que resalta la importancia que tiene la naturaleza en el desarrollo de cualquiera de estas experiencias.
No obstante la que nos parece más adecuada es la de ACTIVIDADES FÍSICAS EN EL MEDIO NATURAL, denominación que recibía uno de los temas de la Oposición a Maestro Especialista de Educación Física, que vienen recogidos en el B.O.E. de 11 de abril de 1990, si bien, este término ya había sido empleado en algún trabajo anterior (Barea, 1985)
Estas voces, quizás las más habituales en el ámbito educativo, no son las únicas que hacen referencia a este tipo de experiencias. En las dos últimas décadas, coincidiendo con el auge de estas actividades hemos podido asistir a una auténtica lluvia de nuevas denominaciones que han sido recogidas por los profesores Olivera (1995), Miranda, Lacasa y Muro (1994): DEPORTES SALVAJES, DEPORTES EXTREMOS, DEPORTES DE RIESGO, DEPORTES CALIFORNIANOS, NUEVOS DEPORTES, DEPORTES TECNO - ECOLÓGICOS, DEPORTES DE AVENTURA, DEPORTES DE DESLIZAMIENTO, DEPORTES DE TEMPORADA, TURISMO ACTIVO, TURISMO VERDE, ECOTURISMO, etc. Cada una de ellas resaltan alguna de las características que poseen.
Pero a pesar de todas estas propuestas, consideramos que el término que más se ajusta para hacer referencia a todo este tipo de actividades, desde el área de Educación Física, es el antes citado ACTIVIDADES FÍSICAS EN EL MEDIO NATURAL.
En lo que respecta a la definición de este conjunto de prácticas, como ya hemos podido observar, sucede lo mismo que con las denominaciones, pues en realidad dependen en gran medida de ellas, y existen muchas y con muy diferentes concepciones.
De entre el amplio abanico de posibilidades recogemos la del profesor Chaves (1972, en Bravo 1996:265) que las define como: "conjunto de actividades de índole física que determinan en el individuo una serie de destrezas que le permiten ocupar el tiempo libre en finalidades de distensión y formación, viviendo en la naturaleza."
Otro aspecto de carácter conceptual que hemos de examinar es el que hace referencia a las expresiones naturaleza y medio natural.
En los países desarrollados no existe en realidad un auténtico medio natural, ya que no podemos encontrar zonas que hayan escapado a la influencia del hombre, de modo que siempre que nos referimos a la naturaleza hablamos de aquellas áreas poco modificadas por las actuaciones humanas. Los profesores Martínez y Santos (1998) y Funollet (1995) van más allá diferenciando entre naturaleza, que correspondería a los espacios vírgenes, y medio natural, como espacio poco habitado y modificado.
Por último, hay que señalar, que si bien todas estas actividades constituyen un universo aparte del resto de manifestaciones motrices de la persona, éstas no deben ser tratadas de forma genérica, pues aunque comparten algunas características (medio en que se desarrollan, incertidumbre, desplazamiento), también poseen rasgos diferenciados. La existencia de estas diferencias justifica las clasificaciones que vamos a presentar en un próximo apartado.
Propuestas de clasificaciónSon muchos los trabajos que han intentado ordenar el inmenso cuadro de las actividades físicas que se desarrollan en el medio natural, lo que nos obliga a realizar una selección de algunas de las más representativas o útiles.
En principio es interesante comprobar la influencia del concepto adoptado en el desarrollo de las taxonomías. Aquellos autores o instituciones que utilizan el término "actividades en la naturaleza" en su más amplio sentido, incorporan en las clasificaciones actividades no especificas del área (Bonet, 1968, en Ribadeneyra 1993; Hernández, 1976; Acuña, 1991; Alonso, 1992; Bravo, 1996)
Como ejemplo exponemos un esquema de la clasificación desarrollada por el profesor Bravo (1996: 270, 271) según los rasgos predominantes.
Pero queremos señalar que son cada vez más los autores que se centran en las actividades físicas (Fernández-Quevedo, 1993; Funollet, 1995; Olivera, 1995; Casterad, Guillen y Lapetra, 1995; 2000; Ascaso, Casterad, Generelo, Guillen, Lapetra y Tierz, 1996), ordenando estas prácticas atendiendo a diferentes criterios.
En función de la finalidad o propósito Guillén, Lapetra y Casterad (2000) y Fernández-Quevedo (1995) distinguen en:
Recreativas
Educativas
Competitivas
Esta distinción también es apoyada por los profesores Martínez y Santos (1998), quienes afirman que, si bien, todas las estas prácticas comparten el carácter motor y el espacio de sostén, las actividades en la naturaleza que se desarrollan dentro del contexto escolar (educativas) son muy diferentes de las de aventura y riesgo Recreativas.
Atendiendo al elemento implicado Bovet (1968, en Ribadeneyra 1999) diferencia entre las actividades de:
Tierra
Agua
Aire
Y aquellas que para su desarrollo requieren del uso de animales
A esta clasificación Guillen, Lapetra y Casterad (2000) añaden dos apartados más
Nieve
Hielo
Para nosotros la forma más adecuada de organizar estos bloques, manteniendo el mismo criterio seria:
Tierra (incluyendo actividades con animales): Hielo y Nieve
Agua
Aire
Considerando el tipo de acciones los autores anteriormente señalados diferencian entre:
Individuales
Imbricadas
Colectivas
En el apartado de imbricadas se incluyen todas aquellas actividades que se realizan de forma individual pero que en determinados momentos necesitan de la colaboración de los compañeros (escalada, barranquismo, etc.)
Todas estas clasificaciones están basadas en un sólo criterio, pero últimamente cada vez es más habitual encontrar las actividades agrupadas combinando al mismo tiempo diferentes conceptos. Así Funollet presenta dos propuestas (1995: 127). Una que las ordena según lo que él denomina "Determinantes de la actividad deportiva en el medio natural" en función de:
Trayectoria del desplazamiento. Que puede realizarse en dos o tres dimensiones.
El plano en que tenga lugar el desplazamiento. Vertical u horizontal.
El elemento de sostén. Estable o inestable.
El tipo de contacto del sujeto con dicho elemento. Directo o indirecto.
Y el tipo desplazamiento. Rodando, caminando, deslizando, etc.
Y otra basada en los que califica como "Determinantes didácticos de la actividad física en el medio natural" que observa:
El tipo de energía que requieren. Autogenerada o generada por animales, el entorno o motores.
La interrelación de los participantes. Individual, imbricada en equipo.
La clase de ecosistema en que tiene lugar. Forestal, fluvial, lacustre, etc.
Del mismo tipo, podríamos denominar de criterios combinados, la del profesor Olivera (1995) que tiene en cuenta para situar las actividades criterios como:
El medio en que se desarrollan: Tierra, aire o agua.
El plano en que se produce el desplazamiento: horizontal o vertical.
El grado de incertidumbre que presenta este medio: Estable o inestable.
La dimensión emocional de la actividad: hedonismo o ascetismo.
La sensación que se experimenta: placer y relax o riesgo y vértigo.
Los recursos biotecnológicos: según se utilicen artefactos motorizados, mecánicos o sólo el propio cuerpo.
La implicación práxica: individual, grupo con colaboración o grupo sin colaboración.
Y el impacto ecológico de dicha actividad: bajo, medio o alto.
Esta clasificación que consideramos muy completa y elaborada, creemos que necesita determinar los instrumentos objetivos que permitan ubicar a las prácticas en algunos de los criterios como el impacto o las sensaciones, y así poder sacar el máximo provecho.
Y para terminar presentamos los criterios de una construida por los profesores Ascaso, Casterad, Generelo, Guillén, Lapetra y Tierz (1996), revisada y completada por tres de los cinco autores Guillén, Lapetra y Casterad (2000), por considerar que puede ser de gran utilidad en el ámbito educativo al tratar de establecer el grado de dificultad que posee cada actividad para su puesta en acción en la escuela. Esto se realiza tomando como criterios:
El espacio. Que sea más o menos accesible y o próximo.
El entorno en que se va a realizar: artificial, acondicionado, semisalvaje o salvaje.
Las características temporales. Que la actividad sea puntual y se pueda realizar en dos o tres horas o que requiera de uno o más días completos para su ejecución.
La experiencia de los practicantes. Actividades habituales u ocasionales.
Las características cognitivo motrices de las prácticas. Que supongan un aprendizaje más o menos complejo.
Los materiales necesarios. Cantidad y coste del mismo.
Los recursos humanos. Necesidad de uno o más de un responsable durante su práctica.
CaracterísticasCada una de estas prácticas posee unas características propias y singulares que la diferencian del resto. Sin embargo, podemos hablar de actividades en la naturaleza de forma conjunta, porque de igual forma que cada una de ellas presentan una singularidad, observamos que comparten unos rasgos comunes.
La incertidumbre y, aparejada a la misma, el riesgo
Todas las acciones que recurren al espacio natural para su realización se ven sometidas de forma directa a la influencia de las fuerzas que conforman este medio, resultando del todo imposible controlar cada una de las variables que pueden aparecer. A pesar de ello, como veremos más tarde, el responsable debe tener conciencia de la actuación de los elementos de la naturaleza para proceder de forma correcta, evitando que esa incertidumbre, siempre asociada a este medio, se traduzca en situaciones de riesgo real para los participantes.
La traslación y el equilibrio
El desplazamiento está presente en todas y cada una de las actividades físicas que se desarrollan en el medio natural, con una relevancia que no se da en otras actividades físicas. Muchos deportes tradicionales implican desplazamiento, pero el objeto de la actividad puede ser, por ejemplo, lograr introducir un elemento dentro de un espacio determinado. En las actividades en la naturaleza la meta es alcanzar o llegar a determinados lugares, sin más.
En cuanto al equilibrio, vemos que una de las primeras dificultades con que se encuentran los practicantes es lograr mantener la posición idónea. Exceptuando el senderismo, donde el trabajo de equilibrio no es determinante, y algunos saltos como el puenting, todo este conjunto de prácticas requiere un intenso y constante trabajo del sentido del equilibrio.
La búsqueda del placer sensomotriz
Como ya señalamos, la mayoría de estas actuaciones son hedonistas y procuran placer sin requerir un intenso esfuerzo. Hablamos en general, pero sobre todo esta idea debe de aplicarse a las actividades de más reciente aparición. Aquellas que buscan la velocidad, la sensación de vértigo y en las que no interesa el sufrimiento para alcanzar la meta.
De igual modo que las características anteriores pueden perfectamente generalizarse, en este caso existen unos grupos de prácticas que no comparten esta característica. Sirva de muestra el alpinismo, que procura un placer más de tipo contemplativo como resultado de un gran esfuerzo.
La falta de reglamentación
Su ejecución, por la mayor parte de la población, no se ve sujeta a las normas dictadas por las organizaciones federativas. La inmensa mayoría de los aficionados no están inscritos en ningún organismo y realizan la actividad cuando y como quieren, sin necesidad de seguir ningún tipo de normativa. Esta es una de las características que las define como propias de la postmodernidad.
No son competitivas
Por supuesto que si nos fijamos en su presencia en los medios de comunicación lo que solemos contemplar son versiones deportivizadas de estas actividades, donde un grupo de profesionales rodeados de carteles publicitarios repiten su actuación por diferentes escenarios de la geografía española. Pero estos eventos no son más que eso, un cartel publicitario que nada tiene que ver con la práctica real del aficionado de a pie. Este último no compite más que consigo mismo tratando de no caer, de hacerlo más rápido, de llegar más arriba, en pocas palabras superarse.
La interdisciplinariedad
A diferencia de otro tipo de acciones que requieren de un gran esfuerzo por parte de sus responsables para que su desarrollo se lleve a cabo de forma interdisciplinar, las aquí tratadas van mucho más allá y requieren la incorporación de los conocimientos de otras áreas para su puesta en práctica. En los deportes de descenso de ríos es imprescindible conocer la forma en que actúa el agua en función de los diferentes obstáculos que encuentra a su paso. La escalada está determinada por el tipo de roca en que nos movemos, etc. Además resulta sencillo incorporar a estas actividades los conocimientos relativos al medio físico, e incluso social, en que se practican.
HistoriaVamos a plantear este apartado desde una doble perspectiva; por un lado repasamos muy someramente los vínculos del hombre con el medio natural y por otro estudiamos, también muy brevemente, la relación del mundo educativo con la naturaleza.
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