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El Aguante: prácticas violentas e identidades de género masculino
en un grupo de simpatizantes del fútbol argentino

  Presentado en las Primeras Jornadas de Investigadores dedicados
a los Estudios Sociales y Culturales del Deporte, organizadas por el
Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte, SEUBE -
Facultad de Filosofía y Letras (UBA), abril de 2001
(Argentina)
José Garriga Zucal
josegarriga@starmedia.com

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 37 - Junio de 2001

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    El presente trabajo tiene por objeto examinar los vínculos existentes entre los actos de violencia protagonizados por los simpatizantes de un club de las divisiones de ascenso del fútbol argentino y las formas de identificación de género masculinos. Sostengo que la participación en hechos de violencia se constituye en un mecanismo identitario masculino. El trabajo de campo fue realizado entre un grupo de simpatizantes de fútbol de ascenso, ellos se autodenominan la hinchada, pero sólo son un pequeño grupo en relación con el número total de simpatizantes que tiene este club. Los participantes de la hinchada son practicantes de una particular forma de violencia que otorga para ellos la posibilidad de probar su masculinidad, ésta es el combate. El combate se caracteriza por ser una lucha grupal y corporal contra hinchadas adversarias que permite a los participantes probar el aguante de los luchadores. El aguante es un capital simbólico que diferencia al hombre del no-hombre; es un capital que instituye al sujeto como "macho", como "verdadero hombre". Para los nativos ningún sujeto puede considerarse hombre si no ha probado su masculinidad a través de esta práctica; es el accionar violento el que inserta a los participantes en el universo masculino. En este sentido, descubrimos los vínculos entre una manifestación de la violencia en el fútbol y los mecanismos identitarios masculinos.

    En este trabajo fundamentaremos que las acciones violentas actuadas por los simpatizantes de fútbol no son comportamientos irracionales sino que poseen el ejercicio de identificar a los actores con el universo masculino. Por esto, realizaré un recorte sobre las expresiones que toma la violencia en el fútbol, analizando sólo una de las formas en que se manifiestan los hechos violentos. Dicho recorte permite entablar la relación existente entre masculinidad y violencia. La participación en un cierto tipo de hechos violentos, para los integrantes de la hinchada, permite diferenciar al hombre del no-hombre. La práctica violenta ejerce esta distinción, aquellos sujetos que quieran ser reconocidos como hombres por sus pares deben participar de estas actividades. Con el objetivo de señalar los lazos que unen a las acciones violentas con las identidades de género masculino, propongo rever la caracterización que ha tenido la violencia desde la óptica periodística: los actos violentos han sido siempre caracterizados como anómalos e irracionales. Los hechos de violencia serán aquí analizados en relación con la forma en que un grupo de hinchas vive los elementos que los identifican culturalmente con lo masculino.

    En ese sentido, la participación en actos de violencia en el ámbito del fútbol es una prueba de virilidad que no puede ser obviada en el camino a la identificación con el género masculino. Para los miembros de la hinchada probar el conocimiento de técnicas de lucha posibilita la identificación. Dichas técnicas sólo pueden demostrarse en una de las formas en que se desarrolla la violencia en el fútbol: la acción de enfrentamientos entre grupos organizados de hinchas, el combate. Para este grupo de hinchas, el conocimiento de técnicas corporales de lucha y resistencia al dolor, denominado por ellos como aguante, sólo es detentado por los hombres. Solamente los "verdaderos hombres" conocen estas técnicas. Esos conocimientos deben comprobarse en un combate; es en esta acción donde los sujetos pueden y deben probar su aguante.

    Observamos un modo particular de definir la masculinidad. Los miembros de la hinchada definen el género masculino sobre la base de oposiciones: los "verdaderos hombres" nativamente denominados "machos", se distinguen de los de los no hombres llamados "putos". Estas diferenciaciones sólo pueden legítimamente establecerse a través de la práctica violenta en el contexto del fútbol. Por lo tanto, es la participación en este tipo de acciones violentas lo que funciona como instrumento de identificación masculina, reconociendo a los practicantes como "machos". Esta interpretación proporciona las herramientas para vincular las prácticas violentas de los miembros de la hinchada con las construcciones de género masculino; comprendiendo a la violencia como una acción social que permite la identificación de género.


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