La preocupación por la salud de los niños en el período ilustrado y su influencia en las ideas del Siglo XIX |
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Universidad Nacional de Luján
(Argentina) |
Lic. Patricia N. Gómez
patgomez@sinectis.com.ar |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 36 - Mayo de 2001 |
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Introducción
La educación física y los cuidados relativos a la salud de los niños son conceptos que aparecen en el Siglo XVIII con un especial dimensionamiento a la luz de las fuentes de la época revisadas. Las obras de John Locke1, Jean Jacques Rousseau2, Manuel Kant3 y Doña Josefa Amar y Borbón4 serán los puntos de partida de un análisis centrado en aquellas ideas, relacionadas con la salud y los cuidados de los niños, que se pueden relevar de las obras citadas y que se encuentran plasmadas, un siglo después, en la obra de Monseñor Sebastián Kneipp. 5
Este trabajo se centra en la preocupación que por la salud y el cuidado corporal tenían los autores del período comprendido por la Ilustración y la influencia de sus ideas en la obra de Monseñor Sebastián Kneipp, publicada un siglo después.
En este sentido, luego de una breve descripción de las obras de cada uno de los autores mencionados, se conceptualizará a la infancia, según el pensamiento ilustrado y, desde allí de analizará cada una de las cuestiones implicadas en la salud y el cuidado corporal de los niños (lactancia, destete, alimentación, vestido, lavados, etc.) y su confrontación con la obra de Kneipp.
Breve descripción de las fuentesJohn Locke (1632 - 1704), filósofo y médico inglés en su obra Pensamientos sobre la Educaciónv, publicada en 1693 le otorga un lugar relevante a la crianza física. Esta crianza física respondía a los siguientes objetivos:
crear en el niño determinados hábitos de buena salud
ser el basamento de la formación del carácter y la moral
proporcionar descanso, diversión y equilibrio entre el espíritu y el cuerpo. Esta obra es un referente para los escritos de Rousseau, Kant y Josefa Amar y Borbón.
Jean Jacques Rousseau (1712 - 1778), autor del Emilio o de la educación publicada en 1762, plantea un modelo pedagógico desarrollado a través de la figura de Emilio, un niño huérfano, noble y, por supuesto, rico que durante el transcurso de su vida junto a un tutor, que le brinda una instrucción ideal, se le presentan distintas situaciones de su entorno que lo obligarán a educarse solo. Rousseau se basa en que la formación del hombre depende del equilibrio existente entre cuerpo y alma. Favorece, en los primeros años de vida de Emilio, el desarrollo corporal para incorporar gradualmente cuestiones referidas al descubrimiento en el plano de la conciencia de un orden moral y, por consiguiente, de un orden social. La pubertad, para el autor, es una época fundamental en la vida del hombre. En ella, después del aprendizaje del cuerpo se produce el del espíritu. Rousseau es uno de los primeros autores que desarrolla la idea del movimiento corporal como necesario para la formación intelectual; por tanto, el contacto de los sentidos con la naturaleza, la educación sensorial o lo que es lo mismo el contacto corporal con el exterior constituye el fundamento de la razón. El cuerpo es necesario para que la razón se contacte con las cosas.
Manuel Kant (1724 -1804), filósofo, daba sus clases de Pedagogía en la Universidad de Königsberg; su obra la publicó en 1804 un discípulo suyo Rink sirviéndose de las notas tomadas en sus clases. Su trabajo toma como punto de partida los siguientes conceptos: “El hombre es la única criatura que ha de ser educada. Entendiendo por educación los cuidados (sustento, manutención), la disciplina y la instrucción, juntamente con la educación. Según esto, el hombre es niño pequeño, educando y estudiante.”6 ; “La Pedagogía o teoría de la educación es ó física ó práctica. La educación física es aquella que el hombre tiene de común con los animales, ó sea los cuidados. La educación práctica ó moral es aquella mediante la cual el hombre debe ser formado para poder vivir, como un sér que obra libremente.”7; “La educación física propiamente no consiste sino en los cuidados de los padres, nodrizas ó niñeras.“8 Su propuesta se basa en el enfoque de Locke y de Rousseau.
Josefa Amar y Borbón (1749- fecha incierta9), escritora y traductora, hija de un médico. Su obra Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres,10 producto de su participación como testigo de tertulias académicas de los hombres de su familia, intercambio de libros, comentario de novedades, etc., es de avanzada, sobre todo, si se evalúa el papel que las mujeres tenían en la sociedad ilustrada. Fue publicada en 1790 y en ella cita constantemente las obras de diversos autores de la época, referentes necesarios de la temática abordada por ella. Propone normas de educación convenientes para las niñas, mejorar el matrimonio y la función de la madre en relación con la crianza y, también, plantea como objetivo el cultivo de la persona. Monseñor Sebastián Kneipp, camarero privado de Su Santidad León XIII y cura párroco de Wörishofen presenta en su obra, prologada en 1890 y traducida y publicada en castellano en 1893, una serie de consejos que tienen por objeto ofrecer a los padres y, sobre todo, a las madres de familia una guía de la buena forma de proceder en la crianza y educación de sus hijos.
“Estudiad y considerad, con atención, esos deberes que el Supremo Hacedor os impone y que debéis cumplir por su amor y para su gloria. Y puesto que según la fe nos enseña el hombre ha menester de la ayuda de Dios para todo le bueno, mostraos con Dios como los hijos bien educados se conducen con vosotros, acudiendo á Él en todas vuestras necesidades para pedirle ayuda.”11 . El autor dedica su obra a resaltar en forma de máximas estos deberes que Dios impone.
El concepto de infancia en el pensamiento ilustradoLa concepción de infancia evoluciona a través de las épocas. En el Renacimiento, el paso de una familia troncal a una familia nuclear implica el acondicionamiento de un espacio doméstico más íntimo. Los padres se preocupan por la salud y los cuidados de los niños, se amplían los derechos de la madre y sobre todo del padre sobre su hijo. Por otro lado, se registra también el paso de una educación pública comunitaria y abierta a una educación de tipo escolar destinada a facilitar el desarrollo de las capacidades pero, por sobre todas las cosas, a integrar al niño en la sociedad para que adopte los intereses y los sistemas de representación de la estirpe.
Durante la ilustración se posee una particular visión de los niños, dado que en ese período los cambios no sólo afectaron “...a la cultura, sino también a la estructura social y a las pautas de actuación, y con ellas a las prácticas relacionadas con la crianza de los niños.”12 Las condiciones propias de la época para llevar a cabo el matrimonio, la fecundidad de la familia, y el cuidado de los niños estaban condicionados a influencias tales como las diferencias entre clases, entre lo rural y lo urbano y las tendencias religiosas vigentes; agregando, para el caso que nos ocupa, las diferencias entre la crianza de un hijo varón y una hija mujer. Estas diferencias, de algún modo, se reflejan en los conceptos vertidos por algunos autores de la época. Al respecto manifiesta Locke “...el objeto principal de este discurso es mostrar cómo debe conducirse a un joven caballero desde su infancia, y esto no podrá adaptarse perfectamente en todo a la educación de las niñas, pero si la diferencia de sexos requiere diferente trato, no será difícil establecer las debidas distinciones13”.
El mundo del niño, en la Francia del siglo XVII, era fundamentalmente el mundo de las mujeres. La mortalidad infantil afectaba seriamente a la población menor de un año de edad. Al decir de deMause: “En una época en que la mortalidad infantil raras veces descendía muy por debajo del 25 por 100 y en tiempos difíciles llegaba con frecuencia al 75 por 100, la vida de un recién nacido pendía de un hilo muy delgado. Esto era bien sabido. La supervivencia hasta la edad de un año no era algo probable, siempre que no hubiera una fuerza que lo impidiera activamente, sino más bien un triunfo que sólo se lograba, cuando se lograba, mediante esfuerzos concertados y persistentes. Y ello dependía casi por entero del establecimiento de una buena relación entre nodriza y lactante.14”
La Naturaleza es la maestra perfecta a la que el hombre debe amoldarse;“...dejar obrar a la naturaleza.15” era un concepto reiterado en las obras publicadas durante la Ilustración aunque con algunas diferencias. Al decir de Kant, Manuel “...la primera educación sólo tiene que ser negativa, es decir, que no se ha de añadir nada á la previsión de la Naturaleza, sino únicamente impedir que se la pueda perturbar.16“ Más adelante sigue diciendo: “Primeramente hay que atribuir á Dios todo lo de la Naturaleza, y después ésta misma; como, por ejemplo, está todo colocado para la conservación de las especies y su equilibrio, pero también remotamente, para que el hombre pueda ser feliz por sí mismo.17” Rousseau, en el Emilio también aborda esta cuestión: “Para que Emilio sea verdaderamente un `hombre natural´, es decir, un hombre naturalmente auténtico, libre y feliz, no se le puede dejar al único arbitrio de la Naturaleza, esto sería suficiente para un salvaje, pero Emilio está destinado a vivir en sociedad. La educación se alía a la naturaleza y, colaborando con ella, realiza un proceso de socialización del niño que toma como premisa la propia evolución y las necesidades de éste, de manera que la `desnaturalización´ que todo proceso socializador lleva consigo se hace de forma natural, es decir, sin forzamientos estúpidos y gratuitos.18” Entonces, lo social es distinto que la entrega pasiva a los avatares de la Naturaleza; por lo tanto, la educación y la naturaleza, en la obra de Rousseau, se potencian para brindar la formación necesaria a Emilio para su vida en sociedad. Estas formas de pensamiento condicionan y regulan fuertemente la educación de los niños. Los autores de la época definen, a través de sus obras, una línea rectora de la que se desprenden una serie de consejos, máximas, preceptos, etc., en relación con los cuidados que se le deben dispensar a los niños, en la que se encuentran incluidas una gran cantidad de cuestiones referidas a la salud corporal de los niños.
La salud y el cuidado de los niñosLa salud y el cuidado de los niños, tal como se ha venido planteando, representó una de las preocupaciones de la sociedad ilustrada. En las obras seleccionadas para el análisis hay grandes coincidencias en cuanto al cuidado que debe dispensársele a un niño.
Locke divide su obra en secciones que abarcan diversas temáticas; la preocupación por la salud corporal de los niños se ve reflejada en los siguientes ítems de la sección I: la salud, la natación, el alimento, las comidas, las frutas, las bebidas, los hábitos, el vestido, el sueño, la medicina, el estreñimiento y la evacuación entre otras cuestiones de tipo disciplinarias, pedagógicas y religiosas.
Rousseau, en cambio, divide su obra en cinco libros que coinciden con las cinco fases del desarrollo biológico y mental del niño. De todos modos, en los tres primeros libros pueden encontrarse esbozadas las cuestiones referidas a la salud y el cuidado corporal que se les debe dispensar a los niños, según los siguientes ítems: educación de los sentidos, la lactancia, el ejercicio corporal, el destete, la importancia del cuidado de la madre, el vestido, los baños, el sueño, entre otros.
Kant divide su obra en cuatro partes. En primer lugar, una introducción, le sigue el inicio bajo el nombre de Tratado, la tercera parte se denomina de la educación física y la cuarta, de la educación práctica. Es en la tercera parte en la que aborda conceptos referidos a la salud y a los cuidados “saludables” de los niños. La importancia del cuidado de los padres, la alimentación de la madre o la nodriza, la lactancia, el fajado del niño, el sueño, el lavado, el endurecimiento como práctica necesaria, los andadores, la fijación de límites, el alimento, la natación, el movimiento y el juego son cuestiones que incluye en el apartado referido a la educación física.
La obra de Josefa Amar y Borbón, Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres, 19 presenta dos partes en las que se incluyen capítulos relacionados con la temática. Como primera parte puede encontrarse De la educación física, en la que se desarrollan capítulos tales como: “...Del régimen que conviene guardar durante el preñado, ...del parto y la lactancia de los niños, ...de las calidades que se requieren en las amas, ...del cuidado de los niños de pecho, ...del método de gobernar los niños en su primera infancia, ...de las enfermedades de los niños, ...de los vestidos, ...del régimen de vida que conviene enseñar a las niñas.20” La segunda parte se titula De la educación moral y “...se dirige a ordenar el entendimiento y las costumbres, que es el único medio de adquirir una constante y verdadera felicidad.21”
Como se ve hasta aquí hay gran coincidencia, al menos, en la mención de los temas que tienen que ver con la salud de los niños en el período ilustrado. Ahora bien, analizando la estructura de la obra de Monseñor Sebastián Kneipp, publicada en el Siglo XIX, se pueden destacar cuatro partes. La primera parte está destinada a los padres en forma de avisos y consejos que tienen que ver con: la higiene que deben observar los padres con su cuerpo (alimentación de la madre, vestido de la madre y empleo del agua) y el cuidado que deben tener los padres con su alma.
Al respecto, Kneipp afirma: “...no deben abrazar el estado del matrimonio sino personas que gocen de buena salud y de las que, por consecuencia, pueda esperarse una descendencia sana, libre de achaques y padecimientos hereditarios. La salud no será completa si el espíritu no está sano como el cuerpo, no cumplirá, pues, los fines del matrimonio el que abrace ese estado teniendo algún padecimiento crónico, sea del cuerpo ó del alma, que tan perjudiciales pueden ser para la descendencia los males del uno como los del otro, y no hay herencia más segura que las enfermedades.22” “Como quiera que sea unicamente el que goza de salud de cuerpo y de alma, el que tenga la cabeza sana y el corazón libre de la corrupción del mundo, puede dar de sí una descendencia robusta y vigorosa; porque así como el árbol raquítico y marchito no puede dar sino frutos enfermizos y malos, del propio modo de padres achacosos, débiles y agobiados de enfermedades no pueden nacer hijos sanos, robustos y útiles á sí mismos y á los demás.23”
La segunda parte aborda El cuidado de los niños sanos, según cuatro períodos: Desde el nacimiento hasta la dentición, Desde la dentición hasta el período escolar, Años escolares y La juventud. En los primeros dos períodos los temas tratados, a modo de un capítulo por tema, son: cuidados del recién nacido, el vestido, la habitación del niño, el sueño, la lactancia, la mortalidad, la dentición, la formación de los huesos, el desarrollo de los sentidos, la alimentación, el vestido desde la dentición en adelante, las ocupaciones del niño, los juegos de la infancia, los baños y prácticas confortantes y la vacuna.
La tercera y cuarta parte están destinadas al tratamiento del cuidado de los niños en las enfermedades y a la preparación de los alimentos para los niños, respectivamente.
Es clara la coincidencia entre los puntos abordados por los autores del Siglo XVIII y la obra publicada en el Siglo XIX en cuanto a las cuestiones que hacen al cuidado de la salud de los niños.
Es necesario, ahora, analizar con mayor profundidad los consejos contenidos en cada obra según los siguientes ítems:
a. Acerca de la saludJohn Locke manifiesta, al inicio de su obra, que: “Un espíritu sano en un cuerpo sano es una descripción breve, pero completa de un estado feliz en este mundo. Al que dispone de ambas cosas le queda muy poco que desear, y al que le falten una u otra no será feliz por ventajas que disfrute por otra parte. La felicidad y la desgracia del hombre son, en gran parte, su propia obra. El que no dirige su espíritu sabiamente, no tomara nunca el camino derecho, y aquél cuyo cuerpo sea enfermizo y débil, nunca podrá avanzar por ello.24”
Coincide Rousseau al manifestar: “Si queréis pues cultivar la inteligencia de vuestro alumno, cultivad las fuerzas que él debe manejar. Ejercitar continuamente su cuerpo; hacedle robusto y sano, para hacerle sabio y razonable; que él trabaje, que actúe, que corra, que grite, que esté en continuo movimiento; que sea hombre por el vigor, y muy pronto lo será por la razón.25”
Josefa Amar y Borbón, al respecto, escribe: “Entre los bienes de la naturaleza ninguno hay comparable con el de la salud y robustez del cuerpo. Éste sólo puede recompensar la falta de los demás, y sin él todos son inútiles.26”
Es incuestionable la importancia que la salud del cuerpo de los niños tenía en función de un buen desempeño intelectual futuro. Pero es necesario destacar que la salud del cuerpo era un bien preciado durante toda la vida y que, es en la niñez donde se debe formar una buena base que sostenga el desarrollo posterior.
En la obra de Monseñor Kneipp (S.XIX) hay referencias del mismo estilo en tanto “...no pocas veces los remedios que se aplican al cuerpo ejercen á un mismo tiempo saludable acción sobre el espíritu y hacen que se verifique el axioma, mens sana in corpore sano, con el uso del agua se logrará ese doble beneficio.” 27
b. Sobre la educación físicaTanto Kant como Amar y Borbón se refieren explícitamente a la “educación física” como los cuidados que debe recibir el hombre y la relación que ésta tiene con la robustez del cuerpo y sus funciones. Rousseau no utiliza el término educación física pero se refiere a la utilización del movimiento corporal dentro de la formación intelectual. “No me detendré para demostrar por extenso la utilidad de los trabajos manuales y de los ejercicios corporales para reforzar el temperamento y la salud; esto es una cosa que nadie discute: los ejemplos de vidas más dilatadas se sacan casi todos de hombres que han realizado el ejercicio más intenso, que han soportado la mayor fatiga y trabajo.28”
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