Aguante y Honor: la visión nativa | |||
Facultad de Antropología Universidad de Buenos Aires (Argentina) |
María Verónica Moreira veromoreira@hotmail.com |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 36 - Mayo de 2001 |
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El mundo de la literatura ha recreado historias y escenas típicas del fútbol. Puntero izquierdo (Benedetti, 1967), Once cuentos de fútbol (Cela, 1972) y El ocho era Moacyr (Fontanarrosa, 1987), representan sólo algunos ejemplos. El cine ha rendido su homenaje a través de películas como Pelota de Trapo (Torres Ríos, 1948), El Hincha (Romero, 1951) y la Fiesta de Todos (Renán, 1979). El periodismo especializado ha discutido temas relativos a la violencia en los estadios, la responsabilidad de los dirigentes y agentes de policía en el ámbito de la seguridad, la pasión y el sentimiento del hincha y el comportamiento de las denominadas barras bravas.
Resulta realmente paradójico que las Ciencias Sociales en general y la Antropología en particular, hallan menospreciado el mundo del fútbol como un área de estudio. Un primer paso en el abordaje sociocultural será echar una mirada crítica sobre los conceptos y las creencias hasta el momento construidos, con la intención de desnaturalizar hechos que parecen evidentes. La violencia, por ejemplo, es un tema recurrente que los medios tratan con términos tales como un "acto irracional" a cargo de los "inadaptados de siempre" o "barrabravas". Desde el punto de vista antropológico, el destino final es la comprensión del fenómeno sociocultural a través del registro de las sucesivas voces de los actores sociales. Si el objeto de la investigación es conocer los sentidos puestos en juego, en esto que se ha dado en llamar "aguante" 1, nada mejor que intercambiar miradas con los propios hinchas de fútbol.
Fundamentalmente definiría a la Hinchada2 como una sociedad agonística animada por el espíritu de competencia y rivalidad ante todo física. Los comportamientos vinculados al aguante deben comprenderse, no como actos instintivos, sino como emergentes de una relación social constitutiva de la competencia deportiva: la rivalidad; y como hechos enmarcados y regulados por un sistema de reglas sociales. Los miembros de la Hinchada conforman un grupo en el que funciona un sistema de aprobaciones y reprobaciones sociales a través del cual se premia o castiga al individuo que se acerca o aleja del modelo social establecido. El tipo ideal de hincha conjuga una serie de valores como la valentía y el coraje de los "que van al frente" y "no tienen miedo", la fidelidad, la lealtad, el orgullo y la virilidad de los que "aguantan más".
Las peleas funcionan como modos de apreciación y evaluación: reconocimiento social para el hincha que enfrenta el combate con hombría, exclusión para el que demuestra temor. En este sentido, son eventos sociales que producen y reproducen a través premios y castigos los valores del grupo. Las sanciones aplicadas a la conducta desviada producen dos hechos relevantes: restituyen el estado de cosas existentes al tiempo que refuerzan la norma transgredida.3
El sistema de valores clasifica las acciones de los hinchas bajo la siguiente dualidad: honor - valentía - hombre fuerte en contraposición a cobardía - vergüenza - hombre débil. El honor y la vergüenza son los polos de apreciación y evaluación del sistema de valores. El honor es un valor que los hinchas, en cuanto a su performance individual, y la Hinchada, en cuanto a actuación colectiva, deben afirmar y reivindicar cotidianamente por medio de prácticas adecuadas. La continua observancia sobre los comportamientos de los hinchas está justamente vinculada con la obtención o la pérdida del honor del grupo.
El honor personal involucra el honor social, es decir, los grupos sociales poseen un honor colectivo del que sus miembros participan, la deshonra de uno cuestiona el honor de todos.
Comprendemos entonces que el honor es un valor relativo que aumenta o disminuye de acuerdo a los prácticas individuales o colectivas. El aguante frente al rival así como el robo de símbolos representativos de la Hinchada (considerados como bienes no negociables) son hechos valientes que acrecientan el honor del grupo.
En el caso particular del robo, la sustracción de los "trapos"4 es una humillación que merece una pronta reparación si los hinchas no desean caer en un estado de "profanación".
"Entonces el aguante es demostrarle al otro que vos tenés huevos y que te la bancás, que sos macho. Vos venís con tu bandera y uno te la quiere robar para tener un trofeo de guerra, y es como que te arranquen un pedazo de vida, de cuerpo. Entonces te agarrás a piñas o a tiros, a piedras, a lo que sea para que eso que te pertenece siga perteneciéndote. Y lo mismo cuando es a la inversa cuando ves a alguien con algo de otro equipo y vos se lo querés robar, y el aguante está en defender lo tuyo. Cuando nosotros juntamos los trapos, todas las banderas, y las llevamos a un lugar es como un cordón de fierro que se arma ahí para que eso no se toque, porque es una humillación, comparada con una violación, que vos veas al otro partido una camiseta o una bandera tuya en la tribuna de otro equipo" (Entrevista realizada a un miembro de la Hinchada, noviembre 2000)
La incursión en territorio enemigo, como la circulación por calles, bares y ámbitos pertenecientes a otros hinchas, también es un hecho que implica honor o humillación. Abou A. M. Zeid reflexiona sobre el concepto del honor en la sociedad beduina: "...los atacantes no adquieren honor sólo porque han entrado en los campamentos de sus enemigos y han dado muestras de osado valor, sino también porque al hacerlo así han profanado el honor de aquéllos y les han dejado en mala posición".5
Queda claro que las prácticas del aguante lejos están de los actos irracionales. Encuentran su sentido en un sistema valorativo y evaluativo propio del grupo. Pierre Bourdieu plantea los fundamentos de la guerra en la sociedad Cabilia y dice lo siguiente: "... el más serio de los juegos inventados por el honor (...) el combate, más que una lucha a muerte, es un concurso de valor ante el tribuna de la opinión, una competición institucionalizada en la que se encuentran afirmados los valores que fundamentan la existencia misma del grupo y aseguran su conservación". 6
Honor y legalidadLos enfrentamientos incluyen una serie de estrategias orientadas a la destrucción del hincha rival. Emplean distintos recursos como piedras, botellas, púas y armas de fuego. Es habitual que durante los combates personas de ambos bandos resulten muertas o heridas. Todo lo dicho converge hacia prácticas penalizadas en el marco de la ley. Sin embargo, si consideramos la conformación de un código de normas propio en el que el aguante es una práctica central, todo intento de compensar la afrenta por medio de la ley es una solución equívoca. En este sentido: "buscar en la ley el desagravio, es confesar que te han agraviado y demostrar vulnerabilidad. La satisfacción no se da por la compensación legal en manos de una autoridad secular". Además "...visto desde el punto de vista del individuo, recurrir a la justicia es renunciar al derecho a saldar las propias deudas de honor por sí mismo, la única forma como pueden saldarse". 7
Por lo general los miembros de la Hinchada son personas que están al margen o fuera de la ley (vinculados a delitos de diferentes grados). Recordemos al mismo tiempo que el honor en el marco de la Hinchada es una virtud que está ligada a la destreza física, al coraje en la adversidad, a la lealtad y fidelidad para con el grupo. Valores que funcionan como referentes identitarios y generan un profundo sentido de pertenencia. En este sentido, el honor puede funcionar como momento reivindicatorio de la exclusión social. Cuando todo está perdido, lo único que queda es el honor...
Notas
El aguante es interpretado por los hinchas como el modo de enfrentar al rival en la adversidad, más allá de las condiciones y consecuencias de la pelea.
Término que refiere al grupo conocido popularmente como "barra brava". Descarto el uso habitual porque considero que está directamente vinculado con la idea de una violencia irracional.
Los castigos habituales son variados: expulsión de la Hinchada, abandono en la ruta durante un viaje al interior, golpes entre varios o una simple reprimenda.
Denominación nativa que da cuenta de las banderas y los emblemas
Abou A. M. Zeid, "Honor y Vergüenza entre los beduinos de Egipto", en El concepto del Honor en la sociedad del Mediterránea. J.G. Peristiany. Labor. Barcelona. 1968
Pierre Bourdieu, "El sentimiento del honor en la sociedad de Cabilia" en El concepto del honor en la sociedad mediterránea. J.G. Peristiany. Labor. Barcelona. 1968
Julian Pitt Rivers, "Antropología del honor o política de los sexos". Ensayos de antropología mediterránea. Crítica. Barcelona. 1971
revista
digital · Año 7 · N° 36 | Buenos Aires, Mayo de 2001 |