El rugby: ¿qué juego?, ¿qué jugador? y ¿qué método?. | |||
Profesor en Educación Física. Coach Regional (NOA) Unión Argentina de Rugby. Profesor Asociado Cátedra de Rugby (EUDEF). Universidad Nacional de Tucumán (Argentina)) |
Fernando Erimbaue ferimbaue@arnet.com.ar |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 35 - Abril de 2001 |
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Desarrollo
El rugby es sin dudas, uno de los deportes que más ha evolucionado a través de los años. Desde sus comienzos han ido incorporándose nuevas estrategias, que a su vez, ocasionan modificaciones a las leyes del juego. El desarrollo, que no se detiene, se verifica en una mayor dinámica, hecho que obliga al jugador, a contar con una adecuada preparación para poder satisfacer las demandas de un partido.
El juego de rugby se presenta como un deporte de múltiples requerimientos físicos, técnicos y anímicos.
Hoy el jugador no debe limitarse a ser especialista de un puesto, es decir, no puede conformarse con la cobertura de un solo rol. Por el contrario, debe apuntar a la polifuncionalidad como herramienta útil, para poder resolver cada instancia del juego, con eficiencia y seguridad.
La preparación del rugbier debe incluir numerosos estímulos motores, tal como lo demandan las exigencias del juego. Un jugador prematuramente especializado, tendrá serias dificultades de adaptación. Es decir que de manera independiente al puesto en el que se desempeñe deberá entrenar en todas las facetas del juego.
Los jugadores que desde edades tempranas no han sido formados dentro de la diversidad de ejercicios tendientes a desarrollar su inteligencia deportiva, es decir que han desaprovechado el desarrollo de sus capacidades bio motoras en las etapas sensibles, se verán seriamente limitados en sus posibilidades para nuevos aprendizajes.
Es común escuchar discusiones sobre como jugar. En ellas llegan a producirse antinomias tales como: Juego abierto o cerrado, juego de manos o juego con el pie, juego agrupado o juego desplegado, buscar o eludir el contacto, en fin verdades a medias, sobre todo si es que tenemos en cuenta que las estrategias cambian conforme a variables tales como: el rival, campo de juego, clima, época del año, cambios reglamentarios etc.
Muchos entrenadores sienten cierto grado de frustración cuando intentan en la categoría superior, realizar modificaciones en sus planteos de juego, dificultades que en la mayoría de las veces, obedecen a la falta de la formación multifacética de los jugadores, y que solo se consigue utilizando el método apropiado.
Para lograrlo debemos trabajar en todas las dimensiones implicadas en el juego tanto física, técnica, como mental, respetando las etapas para el desarrollo de cada capacidad.
De lo antes mencionado surge entonces la necesidad de contar con un jugador que sea capaz de avenirse a los permanentes cambios que se presentan. Necesitamos jugadores versátiles que se adecuen a los roles cambiantes del juego.
La clave en la preparación del jugador de rugby, está en formarlos con la capacidad de adaptación necesaria, para afrontar los requerimientos del juego, contando, reitero, para ello con una preparación integral.
Respondiendo a la pregunta: ¿Qué jugador necesitamos? ; diremos que aquel que sea capaz de resolver con idoneidad cada nueva situación que el juego le demande.
¿Que Método?Podemos resumir en dos a los principales métodos que se utilizan para la enseñanza de los deportes: el Método Analítico y el Método Global.
Si bien ambos métodos pueden ser utilizados durante las prácticas, a la hora de planificar el entrenamiento de rugby debemos tener en cuenta factores tales como la edad del jugador, el nivel de conocimientos previos y que destrezas queremos enseñar.
Es de destacar que durante un partido de rugby el jugador debe dar respuesta velozmente a numerosos estímulos, a los cuales se ve sometido, esta característica del juego orienta su enseñanza hacia la elección de recursos globales de entrenamiento.
La aplicación del Método Global cuenta entre sus ventajas:
Un mayor contacto con la realidad del juego, donde el individuo aprende simultáneamente a resolver problemas de espacio y de tiempo.
El jugador interactúa con sus compañeros y rivales.
El trabajo es presentado en estructuras de progresiva complejidad. Su característica lúdica y la competencia favorecen la motivación y estimula la imaginación.
Es conveniente que su utilización se haga desde edades tempranas donde el jugador irá descubriendo el juego al tener que enfrentarse a una serie de acciones que se asemejan a las de un partido de rugby.
El jugador irá tomando conciencia de sus aciertos y errores en situaciones de juego, estas acciones derivaran en una mayor concentración a la hora de la práctica de las destrezas propuestas por el entrenador.
El método debe incluir ejercitaciones que promuevan la toma de decisiones y la comunicación.
Desarrolla desde un principio aspectos tácticos y técnicos del juego. Permite reconocer roles en situaciones cambiantes de juego. El jugador solamente será útil para su equipo, si es capaz, de identificar correctamente su rol.
Las actividades propuestas deben parecerse (lo más posible), a las acciones que se producen durante los partidos.
Hay que evitar los entrenamientos unilaterales cargados de monotonía que producen saturación al jugador.
Es conveniente que los trabajos propuestos contengan múltiples estímulos de percepción, que incluyan: los espacios, la pelota y el rival. El propósito es que lo aprendido sea transferido a situaciones reales de juego.
La organización del entrenamiento debe incluir los ejercicios técnicos con oposición desde situaciones estáticas y dinámicas de juego.
Como contrapartida, el método analítico descompone la totalidad del deporte en una multitud de destrezas, que se enseñan según un principio de complejidad creciente. Esta manera de encarar la enseñanza dificulta la visión de contexto de la realidad del juego. Este método dificulta el ensamblaje de los distintos componentes debido a que su práctica es realizada por compartimentos estancos. Sin embargo hay determinadas situaciones donde puede ser aplicado con eficacia, por ejemplo, para corregir algunas técnicas particulares detectadas, o en aquellas destrezas que impliquen un riesgo físico.
ConclusiónEl Rugby necesita de jugadores polifuncionales capaces de adaptarse continuamente a los desafíos que el juego le presenta, para lograrlo necesitamos utilizar métodos de enseñanza apropiados a las etapas sensibles y a los niveles de maduración.
Es de destacar que durante un partido de rugby, el jugador debe dar rápidamente respuesta a numerosos estímulos, esta característica del juego, orienta su enseñanza, hacia la elección de recursos globales de entrenamiento.
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digital · Año 7 · N° 35 | Buenos Aires, Abril de 2001 |