Liderazgo deportivo: Interviniendo en los estados de ánimo y las emociones del deportista |
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Profesor Nacional de Educación Física. Coach Profesional. Docente Terciario. (Argentina) |
Héctor Chaskielberg hectorcoach@movi.com.ar |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 34 - Abril de 2001 |
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"El equipo se cayó anímicamente"
"Al ganar tuvimos un golpe anímico importante"
"El equipo se descompensó anímicamente con la expulsión del capitán"
"El estado de ánimo del plantel es óptimo"
Mucho se habla de las emociones pero muy poco sabemos de ellas y fundamentalmente como intervenir y diseñarlas, estas posibilidades parecen sólo para algunos "elegidos" que no pueden explicar cómo lo hacen.
Sin embargo todos hemos visto y experimentado cómo los cambios en nuestras emociones condicionan radicalmente el rendimiento deportivo.
Este escrito presenta un acercamiento a este tema desde la Ontología del lenguaje.
En artículos anteriores1 hemos sostenido que el lenguaje constituye a los seres humanos como tales.
Además del lenguaje reconocemos otros dos dominios : el dominio del cuerpo y el de la emocionalidad.
Decimos que estos tres dominios se condicionan mutuamente y se comportan entre ellos de manera congruente.
Esta coherencia implica que las transformaciones producidas en un determinado dominio se traducen en modificaciones en los otros dos.
Esto nos abre un amplio campo de intervención, ya que una modificación emocional modifica nuestras conversaciones y nuestra postura física.
Cuando hablamos del dominio emocional podemos distinguir dos fenómenos : los estados de ánimo y las emociones.
Hablamos de emociones cuando un suceso nos conduce a variar nuestra opinión de lo que podemos esperar en el futuro (cuando un equipo pierde un invicto, gana un partido definitorio, su rival pierde puntos importantes).
La emoción es una distinción que hacemos en el lenguaje para referirnos al cambio en nuestro espacio de posibilidades a raíz de determinados eventos. Podemos identificar los acontecimientos que las gatillan (el partido ganado o perdido, la expulsión).
Las emociones son reactivas y específicas.
Al identificar los acontecimientos que producen determinadas emociones podemos intervenir de manera de generar eventos que favorezcan las emociones que nos abran posibilidades de acción en relación a lo que intentamos lograr.
Esta experiencia es habitual en los entrenadores, viendo cuál es la emoción del equipo elegirán jugar en una cancha y no en otra, hacer un cambio de jugadores, elección de los días de descanso, incluso harán modificaciones en la preparación física y fundamentalmente en sus conversaciones con el equipo.
Cuando hablamos de estados de ánimo nos referimos a los estados emocionales desde los cuales actuamos.
Siempre como seres humanos estamos en un estado de ánimo, no los elegimos ni controlamos, cuando los observamos ya estamos sumergidos en ellos.
El ser capaces de observar los estados de ánimo nos permite intervenir en su diseño.
Solemos asociarlos al clima, las ciudades, los equipos, los jugadores, los técnicos y las hinchadas, con solo decir Boca Juniors - Independiente, Bilardo - Merlo - Palermo- Aimar, evocamos distintos estados de ánimo.
Los estados de ánimo, por lo tanto, definen un espacio de acciones posibles, son predisposiciones para la acción.
La rabia, el amor, la culpa, más que referirse a lo que sentimos, aluden al espacio de posibilidades en el que nos encontramos en nuestro desenvolvimiento y condicionan la forma en que efectuaremos las acciones.
Los estados de ánimo determinan el rendimiento de los deportistas, cambiándolos pueden cambiar también los resultados que podrían lograr.
Otras formas de intervenir es cambiando nuestra postura corporal, las distintas posturas generan estados de ánimo distintos.
Generalmente estamos lejos de percibir que nuestras conversaciones pueden ser también una herramienta fundamental para cambiar los estados de ánimo de otras personas y que al hacerlo abrimos nuevos dominios de acción.
Los estados de ánimo son altamente contagiosos, los equipos determinan el estado de ánimo de los jugadores que pertenecen a él, pero los jugadores y el técnico también determinan el estado de ánimo del equipo.
La capacidad del técnico para determinar el estado de ánimo del equipo es una de las habilidades importantes que asociamos con el liderazgo.
Los técnicos líderes son los diseñadores de los estados de ánimo de sus equipos. Son los que generan nuevos horizontes de posibilidades para su equipo y las nuevas acciones que las hacen posibles.
Los estados de ánimo de los equipos nos dan información importante de lo que pueden o no lograr.
¿Cómo diseñar los estados de ánimo del equipo?
Dijimos que al modificar nuestro horizonte de posibilidades modificamos nuestros estados de ánimo, sabemos que podemos cambiar nuestro horizonte de posibilidades a través de conversaciones.
Todas las conversaciones nos dan la oportunidad de cambiar los estados de ánimo.
Algunas pautas para el diseño de estados de ánimo:
Convertirse en observador de los estados de ánimo.
No somos responsables del estado de ánimo en que nos encontramos, sí somos responsables de permanecer en él o no.
Cuidarse de las historias que fabricamos en torno a los estados de ánimo . A menudo no es la historia/explicación la que lo produjo, es el estado de ánimo el que produjo la historia.
Identificar el estado de ánimo, preguntarse : ¿cómo está juzgando el mundo el deportista/equipo?, a sus compañeros?, las posibilidades del equipo?, su futuro?.
Buscar afirmaciones/hechos que tornen infundados estos juicios, mostrarlos como irrelevantes respecto de los objetivos a lograr.
Anticipar los momentos en que el estado de ánimo va a aparecer. Construir "repertorios", cursos de acción que nos coloquen en un estado de ánimo "positivo". Por ejemplo, los jugadores diseñan repertorios para salir al campo de juego, al cambiarse, antes de un saque de tenis .
Intervenir en la preparación física, diseñar ejercicios que permitan generar estados de ánimo acordes a las metas a obtener.
El propósito del diseño es abrir la posibilidad de intervención, de manera de adquirir un sentido de responsabilidad con respecto a los estados de ánimo de nuestros jugadores y equipos, y luego aprender a moldearlos de manera de orientarlos en relación a lo que nos comprometemos en lograr.
Nota1. Héctor Chaskielberg. "Del entrenador al líder deportivo". Lecturas: Educación física y deportes Nº 20. http://www.efdeportes.com/efd20a/elentr.htm
revista
digital · Año 7 · N° 34 | Buenos Aires, Abril de 2001 |