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    ¿Por qué, en los umbrales del siglo XXI, les invito a reflexionar acerca de la urgencia de identificar al Administrador Público Deportivo como la persona ideal para dirigir los destinos de la EFyD en los diferentes órdenes de gobierno?.

    ¿No es cierto que cuando se habla acerca de los "grandes" problemas que aquejan al Estado, lo correspondiente a la EFyD queda muy en el fondo de las prioridades nacionales?.

    Lo anterior se ve reflejado en la calidad del recurso humano que es seleccionado para los puestos públicos orientados a la especialidad que nos ocupa en este artículo. Para no caer en el error de generalizar (e invitar a reflexionar en los casos de sus países) voy a tratar el caso mexicano.

    En México, por lo regular, las oficinas gubernamentales orientadas a la EDyD no tienen a las personas ideales para el puesto. ¿Se han fijado que en la oficina de Hacienda es imperdonable que no esté a cargo de un economista o especialista en finanzas públicas? ¡Y no olvidemos a los abogados en las Cortes Supremas de Justicia!!. ¿Por qué entonces cuando se elige al servidor público que estará a cargo de la EFyD, es elegido uno que no es egresado de alguna facultad del área del deporte y que, además, no posee ni siquiera los conocimientos básicos requeridos para el manejo de los asuntos públicos? ¿Si de todos modos van a colocar a cualquiera, por qué mejor no desaparecemos todos los institutos dedicados a formar profesionistas del deporte?

    La principal causa por la cual los programas gubernamentales no prevalecen más allá del tiempo que sus dirigentes duren en el cargo es; precisamente, la falta de capacidad administrativa que les permita estructurarlos de tal manera, que no resulten útiles nada más para aquellos que los idearon; es decir, que su calidad de diseño y eficacia operativa obligue al sucesor a retomarlo y continuar con él.

    Por lo tanto, nuestro APD deberá dominar a la EFyD, así como también, a la ciencia administrativa. Esto le obligará a ser capaz de amalgamar habilidades que le permitan intervenir activamente en el funcionamiento y la organización de la administración pública deportiva.

    La consigna "Promover y Desarrollar", como es bien sabido, forma parte del génesis de la mayoría de la legislación existente en el rubro de la EFyD. Pero para cumplir con éste objetivo el ADP debe de: planear, dirigir, controlar y evaluar iterativamente todos y cada uno de los objetivos que la oficina o departamento de gobierno orientado a la EFyD tenga contemplados, en pocas palabras (y mucha acción) ejecutar una reingeniería del proceso administrativo público deportivo.

    Colocar al profesionista adecuado en el puesto adecuado asegura que, por lo menos, comprenda las necesidades reales de su oficina y pueda intervenir de manera efectiva y con conocimiento de causa; a diferencia de otro que por no estar familiarizado con el devenir público deportivo, en determinado momento, no le interese que suceda con ella.

    Suelo escuchar con mucha frecuencia lo siguiente: "cualquier profesionista de cualquier carrera que sea muy bueno en el deporte que más le guste, puede manejar los asuntos públicos que competan al deporte" ¿Lo han escuchado alguna vez ustedes? ¿Qué pasaría si nosotros, gente del deporte, quisiéramos intervenir en asuntos de económicos o legislativos? ¡Nos tacharían de locos!

    Salvo su mejor opinión, me parece que para ver perfilado al ADP en el panorama nacional se debe incentivar entre la comunidad de estudiosos de la EFyD a prepararse en la administración de los asuntos públicos, realizar investigación al respecto, ser innovadores y epicentros del cambio. Así alcanzaremos la respetabilidad que como profesionistas nos merecemos.

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revista digital · Año 7 · N° 34 | Buenos Aires, Abril de 2001   © 1997-2001 Derechos reservados