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Historia de la maratón: de 1948 hasta hoy

  Profesor de Educación Física
Entrenador de Atletismo
(Argentina)
Jorge de Hegedüs
jhegedus@sinectis.com.ar

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 6 - N° 33 - Marzo de 2001

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Londres (1948), la victoria de un gran bombero

    Los Juegos Olímpicos disputados en la capital inglesa ha sido reconocido como uno de los más modestos y humildes. Ello se entiende desde el momento en que la mayoría de los países estuvieron hundidos en la II Guerra Mundial, y con trágicos resultados. Londres todavía no se había recuperado de los intensos bombardeos a la cual fue sometida por órdenes de Herman Göring. Bajo estas circunstancias se desarrollaron los Juegos Olímpicos.


Delfo Cabrera, campeó olímpico de la maratón de Londres (1948) con Jorge de Hegedüs en el Curso Internacional de Educación Física, realizado en la ciudad de Buenos Aires en enero de 1965.

    El fondista belga Etienne Gailly, de profesión paracaidista, y cuya especialidad era la de 5 y 10 mil metros largó la maratón con el anuncio de que "él obtendría una medalla para su país". Con esta convicción se puso al frente de dicha prueba desde el inicio, llegando acumular una ventaja de 41 segundos sobre sus perseguidores. Sin embargo dicha ventaja fue acortándose paulatinamente, así entonces el argentino Delfo Cabrera, de profesión bombero, su compatriota Eusebio Guiñez, el inglés Thomas Richards y el coreano Choi Yoon Chil se pusieron muy cerca de él. Choi queda fuera de carrera pasados los 30 kilómetros, mientras el resto de los corredores se le van encima al belga. Este último entra primero al estadio, pero los espectadores se dan cuenta de inmediato que van a presenciar una situación parecida a la que pasó Dorando Pietri 40 años atrás y precisamente en la misma ciudad. Gailly estaba completamente agotado y apenas si podía arrastrar sus piernas, tan es así que el argentino lo pasa y unos segundos más tarde lo hace el local Richards. Con paso verdaderamente atlético Delfo Cabrera cruza la meta victorioso en 2 h 34. 51"6, reeditando de esta forma lo que hizo su compatriota Juan Carlos Zabala en 1932 en la ciudad de Los Ángeles.

    Pocos segundos después cruza la meta Richards, el cual obtiene la medalla de plata. ¿Y Gailly? El heroico corredor belga casi colapsa faltando media recta para la llegada, pero se sobrepuso y lentamente cruzó la línea de llegada cumpliendo de esta manera con su promesa de obtener una medalla para su país, que en este caso fue la de bronce. La "entrega" del corredor belga fue tal que prácticamente estuvo imposibilitado de participar en la ceremonia protocolar de entrega de medallas, y así entonces solamente Cabrera y Richards estuvieron en el podio ocupando sus respectivos lugares.


Helsinki, 1952. Zatopek, el último de los no especialistas

    Los juegos disputados en Helsinki estuvieron cargados de belleza y nostalgias. Esto se comprende desde el momento en que dichos juegos se disputaban en la capital de una nación en la cual la practica del deporte, o la simple actividad física constituye una forma o filosofía de vida y en la cual siempre ha existido una elevadísima cultura deportiva. En Finlandia todo el mundo sabe de atletismo, natación, esquí, gimnasia, esgrima o pesas, por solo citar algunos de los deportes más conocidos. El deportista que participaba en el estadio olímpico de Helsinki estaba actuando frente a espectadores de un nivel de conocimiento tal que podría ser comparado en otros planos al cantante que estuviera actuando ante un público tan exigente como si fuera en el "Scala de Milán" o el Metropolitan de Nueva York bajo la batuta de Arturo Toscanini o Herber von Karajan.

    Ya desde el comienzo el Comité Olímpico de Finlandia impactó al mundo deportivo cuando los dos últimos portadores de la antorcha olímpica fueron nada menos que Hans Kolehmainen y Paavo Nurmi: dos figuras legendarias que dieron a su país en su momento la friolera de 15 medallas (!). Pero aquí queremos destacar la presencia de Emil Zatopek (recientemente fallecido) que después de lograr sendas victorias en los 5 y 10 mil metros, decidió participar en la maratón, en una distancia que era desconocida para él dado que hasta la fecha nunca había corrido dicha disciplina atlética.

    Zatopek inició la competición de manera inteligente, sin ningún tipo de alardes en cuanto al resultado final. Los finlandeses tenían cierta esperanza en el veterano corredor Mikko Hietanen de 41 años de edad que no hacía mucho había establecido los récords mundiales de 25 y 30 kilómetros. Sin embargo las esperanzas finlandesas se desvanecieron dado que Hietanen abandonó la competición prematuramente. La prudencia de Zatopek lo llevó a correr con la expectativa de observar el accionar de un verdadero especialista como lo era el inglés Jim Peters (del cual haremos mención más adelante). Como nota anecdótica cabe expresar que antes de largarse la competición, el corredor checo, en señal de respeto hacia el británico, se acercó a él y se presentó personalmente. A los 15 kilómetros Peters se vio acompañado por Zatopek y por el sueco Gustav Jansson, pero a los pocos kilómetros el checo se vuelve hacia el británico y de la forma más inocente le pregunta "¿ es suficientemente rápido el ritmo de carrera?" a lo cual este último le contesta haciéndose el "fresco" "el ritmo es demasiado lento" Hay que mencionar que previamente a los Juegos Olímpicos Jim Peters participó en una competición de maratón con una gran victoria, pero que le restó posibilidades para los Juegos. Por este motivo el británico empezó a sufrir calambres a partir de los 25 kilómetros los que lo obligaron abandonar la carrera.

    A partir de entonces Zatopek continuó con el sueco Jansson y posteriormente solo. Zatopek incluso se dio el lujo de saludar de continuo al público que estaba al margen de la ruta como también a los distintos ciclistas que se "colaron" en la competición. Así entonces entra primero al estadio que lo estaba esperando con gran entusiasmo y con el grito acompasado de ¡Za - to - pek!, ¡ Za - to - pek! El checo le da a su país la tercer medalla dorada. Los argentinos mantuvieron su tradición al obtener la medalla de plata mediante el corredor Reinaldo Gorno, el cual sobrepasó en los últimos kilómetros al sueco Jansson obteniendo este último su merecida medalla de bronce. Hay que destacar también que el equipo argentino estuvo representado también por el ganador de Londres, Delfo Cabrera, el cual pese a necesitar 8 minutos menos que en su victoria londinense, solo obtuvo el 6° puesto. Zatopek reconoció luego que había cruzado la meta realmente muy cansado, que durante una semana "apenas si podía caminar" pero que "fue el cansancio más lindo de su vida".

    A esta altura tenemos que destacar que con Zatopek se terminó la era de los "improvisados" de la maratón. A partir de fines de los años cincuenta la participación en este tipo de competiciones se empezó a centrar en verdaderos especialistas; se empezó a comprender que constituye una verdadera irresponsabilidad el acometer semejante distancia cuando no se está debidamente preparado para la misma, sea desde el punto de vista técnico, metabólico, alimenticio y psicovolitivo. Se comenzó a concientizar que la maratón de 42.195 metros no es simplemente una prolongación de la carrera de los 5, 10 kilómetros en la pista y aún la media maratón. El entendimiento de estos aspectos trajo frutos muy interesantes dentro de la década de los años cincuenta. El peso de dicha responsabilidad la empezó tener el inglés Jim Peters.


Jim Peters, el mejor maratonista de la década de los cincuenta

    Este corredor inglés, que tanto respetó Zatopek en la carrera de Helsinki, nunca fue campeón olímpico, ni europeo ni de los Juegos del Imperio Británico. Apenas si fue campeón de Inglaterra. Aparte de ello corrió numerosos carreras hasta el momento de su retiro a los 34 años de edad y fue el primer corredor en cubrir la distancia completa de la maratón en menos de 2 h 20´. Así entonces el 13 de Junio de 1953 corre dicha prueba en la ciudad de Chiswick en el tiempo de 2 h 18. 40" 4. Cuatro meses más tarde hace 2 h 18. 34"8 en la ciudad finlandesa de Turku, ciudad en la cual nació Paavo Nurmi en 1897. Un año más tarde, nuevamente en la ciudad de Chiswick corre la distancia en 2 h 17. 39"4, un verdadero logro para esos tiempos. Sin embargo hubo un error que se pudo señalar en este corredor inglés y ello fue que en ciertas ocasiones pretendió hacer mucho más de sus posibilidades. En ese sentido era demasiado positivo u optimista. Por ello podemos mencionar que en el lapso de pocos años Peters corrió 11 maratones y en 3 de ellas sufrió verdaderos colapsos muy severos en la misma forma que Dorando Pietri o el belga Gailly. Uno de los más serios fue el que tuvo en los Juegos del Imperio Británico en 1954. Peters llega al estadio con una cuantiosa ventaja de cerca de 20 minutos (!), presagiando un registro inferior a las 2 h 15´. Pero estaba completamente agotado y en el lapso de 200 metros se derrumbó 11 veces, tan es así que tuvo que ser retirado de la competencia para evitar quizás consecuencias más graves. Jim Peters siempre sostuvo que un corredor de maratón bien entrenado debía ser capaz de recuperarse en 24 horas, y el mismo siempre se recuperó satisfactoriamente de los distintos colapsos que sufrió.


1960: África inicia su "bachillerato y el retorno de los asiáticos"

    A partir de los Juegos Olímpicos de Roma, 1960, se comenzó a desarrollar un enfoque más riguroso en cuanto a las carreras de maratón y en las cuales los africanos han tenido mucho que demostrar. La ciudad milenaria de Roma observó con asombro en cómo un corredor etíope llamado Abebe Bikila se impuso en la maratón en la mejor marca olímpica y mundial de 2 h 15. 17". Lo verdaderamente significativo fue que no solamente tuvo un excelente registro cronométrico, sino que corrió toda la distancia descalzo (lo que también constituyó un verdadero problema o dolor de cabeza para algunas firmas de calzados deportivos). Pero también tenemos que destacar que el segundo lugar lo ocupó un atleta marroquí, Rhadi Ben Abdeselem, el cual llegó a la meta solo unos segundos después. Bikila reedita su victoria en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 en la mejor marca olímpica de 2 h 12. 11" 2, aunque esta ves.... utilizando el calzado de una firma deportiva prestigiosa. Bikila participa nuevamente en los J. O. de México, 1968, pero lesionado en una de sus rodillas no pudo completar la distancia y abandona la competición pasado la mitad de la distancia. Esto facilitó las cosas para su compatriota Mamo Wolde el cual se impuso en dicha competición y superando con facilidad los problemas de la altura de la ciudad de México.


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