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Participación de las mujeres en el deporte y su rol social en el área
metropolitana del Valle del Aburra, Medellín
Luz Elena Gallo Cadavid, Olga Lucia Monsalve Tamayo, Julia Adriana Castro Carvajal,
Herbert Hopf, Luz Dary Agudelo Florez y Verónica Ochoa Patiño

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 27 - Noviembre de 2000

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    El nivel educativo es un factor que se encuentra altamente dependiente de las condiciones socioeconómicas de los individuos, esta circunstancia establece las diferencias en el tipo de prácticas y nivel de participación en actividades deportivas, pues establece variables como el acceso a la infraestructura y recursos, tiempo invertido para la practica de dichas actividades y tipo de motivación. A manera de hipótesis se plantea que mientras mayor sea el nivel de educación, mayor será la participación en el deporte. Además se ha podido observar que en la mayoría de los países Latinoamericanos existe una relación entre la participación en algunos deportes con el nivel de ingresos y por ende con las posibilidades de acceso a la educación.

    Por lo anterior, algunos deportes son practicados por individuos de estrato social medio y alto, no así en aquellos de estrato social bajo, el costo de acceso a las instalaciones necesarias para la práctica del deporte, tiene que ver mucho con el nivel socioeconómico al que se pertenece. La clase social o, si se prefiere, el estrato socioeconómico es más influyente que la edad, el sexo, e incluso, que el nivel de educación, es el estrato socioeconómico el que determina tanto el disfrute del ocio en sus formas modernas, como la práctica del deporte.


El tiempo libre, intereses y posibilidades

    La industrialización, trae consigo la creación de mayor número de mano de obra, lo cual permitió el ingreso de la mujer a las labores industriales. Esto trajo como consecuencia grandes beneficios y a su vez creó dificultades a las mujeres trabajadoras porque se les duplicó la jornada laboral, es decir, trabajaban en la casa y en la empresa. En el mismo sentido opina Defrantz, (1997, 43) que la industrialización y el impacto de las reformas sociales defendidas por grupos feministas convirtieron el papel pasivo de la mujer en un papel activo, ello afectó al mundo del deporte. Respecto a la relación tiempo - practica o no de actividades deportivas y mujer, se consideran varias circunstancias. La primera es aquella en la que la mayor parte de las mujeres debido a los múltiples roles que asume, no cuenta con el tiempo para dedicarlo al descanso, a la realización de actividades que posibiliten la socialización y el entretenimiento y a la participación en actividades deportivas, estas acciones no hacen por tanto parte de sus hábitos de vida. De otra parte algunas mujeres no asumen una actitud o una disposición que den muestra de su real motivación, existe por tanto para éste tipo de mujer una real escasez de tiempo libre que pueda y desee ser invertido para las actividades o deportivas. Por último tradicionalmente las mujeres invierten tiempo a las tareas domésticas, a las labores del hogar, a ver televisión y al cuidado de los hijos, sin embargo el acceso de sus hijos, compañero y amigos a este tipo de prácticas ha creado rupturas en el estilos tradicionales de vida de las mujeres.

    Por tanto, no se puede dejar de desconocer que los factores mencionados están determinados también por el rol que asume la mujer en su entorno, madre, esposa, empleada, empresaria, estudiante y obrera entre otros. Esto se relaciona con su funcionamiento social y familiar. Sin embargo se encuentran aquellas mujeres que invierten para la práctica de las actividades deportivas un tiempo definido, designando un lugar determinado y en un espacio concreto. Éstas actividades que de alguna manera son reglamentadas, son elegidas bajo condiciones que permiten un rango de libertad y autonomía mas o menos amplio. A este grupo de actividades tienen acceso aquellas mujeres que establecen una relación laboral con una empresa, la cual determina ésta como una obligación, y aquellas mujeres que asignan tiempo de manera voluntaria, pero regido por horarios, lugares y compromisos, y que al mismo tiempo pagan por el servicio. Este tipo de actividades se desarrolla en un tiempo que es definido como tiempo libre asignado o como lo conceptúa Bolaño: "es una consecuencia de la división del trabajo y la institucionalización de un tiempo de no trabajo, y para que el individuo y la sociedad lo empleen racionalmente se deben comprometer en primer lugar la industria a la cual el individuo le dedica su tiempo y en segundo término el estado". Además, el desempleo está acompañado de gran cantidad de tiempo es el tiempo libre. Sin embargo la disposición que se tiene para la práctica o no de actividades deportivas no tiene que ver tanto con la cantidad de tiempo libre con el que cuentan las mujeres sino también con la relación entre el comportamiento y los intereses.

    Las actividades deportivas permiten a la mujer involucrarse en procesos de cambio, en su realización personal, en la ruptura de viejos paradigmas y mitos. Las técnicas actuales de control de la natalidad han reducido el número de embarazos y con ello el tiempo invertido por las mujeres en gestar y criar a sus hijos (Dunning, 1995, 326). Por lo tanto, la promoción del deporte en las mujeres, no solamente es cuestión de aprovechamiento del tiempo libre, sino que de alternativas dadas a través de programas sociales para jóvenes, organización interna escolar y planeación de actividades relacionadas, estrategias que posibilitar la participación y práctica de actividades deportivas. Se debe desarrollar en el futuro el deporte y la masificación de las practicas físicas y hacerlas parte de la cultura de las mujeres, a través estrategias que busquen seducir a las jóvenes no para hacer parte de las listas de deportistas selectivas, sino como un sujeto que halla en la práctica de actividades físicas y deportivas un modo de reconocerse como sujeto social.


Los sentidos del deporte

    El deporte ha cobrado diferentes sentidos, no solamente como disciplinas deportivas con intención competitiva, sino también, como actividad deportiva de carácter libre permeadas por la cultura y cuya finalidad puede abarcar aspectos de placer, profilaxis, diversión, identificación, belleza, búsqueda de compañía, entre otras.

    En el mismo sentido dice Hopf (1998) que los aspectos relacionados con la sociabilidad y la comunicación, la salud y el sentirse bien podrían son sentidos del deporte poco reconocidos pero que posibilitan nuevos grupos de participantes claro esta elevaría el número de deportistas de representación. Además afirma que un sinnúmero de investigaciones sobre los motivos para practicar algún deporte confirman la tendencia, que la práctica del deporte no es solamente por motivos competitivos.

    El deporte ha adquirido otros sentidos producto de nuevos universos simbólicos. Además, los universos simbólicos pueden ser transformados dadas las tensiones inevitables de los procesos de institucionalización y por el hecho mismo que son producidas históricamente a través de la actividad humana de acuerdo a una ubicación e intereses concretos. Como paradigmas compartidos que contribuyen a la reproducción simbólica - cultural, los universos simbólicos ante la pérdida de plausibilidad, de validez en los modelos institucionalizados de valor, o crisis de autorrepresentación de la sociedad, sirven para problematizar la legitimación del mundo instituido de significaciones sociales. Es así como en la historia de los cambios de los universos simbólicos en la sociedad, se encuentran diversos conceptos, representaciones, formas de decir y hacer sociales tanto para el deporte como para la mujer por los cuales son reconocidos en la sociedad a la cual pertenece y se toma consciencia individual y colectiva de pertenencia. Al igual que la religión, el deporte ha sido sacralizado. El individuo de esta sociedad sacralizada simplemente por ser miembro de ella, participa de la consciencia colectiva - "nosotros"- que construye la religión por medio del ritual, el cual produce la solidaridad ética - "el sentir en común" - mediante la articulación de símbolos y la proxemia. En este tipo de sociedad el deporte se encuentra íntimamente ligado a la religión y a lo sagrado: "todos los ejercicios físicos fueron cúlticos en sus orígenes" (Diem, 1971, citado por Sánchez).

    Por tanto, la variedad de intereses, el tiempo libre y la cantidad de opciones que ofrece el deporte permite un mayor ingreso de las mujeres a la participación en actividades deportivas.

    Con lo mencionado hasta el momento se puede deducir, que el deporte y su fomento necesitan un amplio y complicado conocimiento de los aspectos inherentes a él, y probablemente una sola persona no puede reunir todo lo necesario. La experiencia nos dice que el éxito en sistemas de economía, política, ciencia y por supuesto deporte, sobre todo los deportes de rendimiento, son productos del conocimiento, en diferentes áreas, lo que asegura un éxito continuado desarrollando de los mismos.

    Si existen problemas especiales, es necesario utilizar especialistas para resolverlos. Cuando el deporte femenino presenta un problema en especial, y se ha demostrado en forma suficiente que es así, necesitan las organizaciones especialistas que se ocupen de esta problemática.

    No existe una lógica que dicte en forma obligatoria que los problemas de las mujeres sólo pueden ser tratados y solucionados por éstas. Por supuesto es importante en política social incorporar en puestos de responsabilidad a mujeres. El deporte no es, como muchas investigaciones lo demuestran, una excepción es al igual que otros sistemas sociales, un sistema que subestima la mujer.


Notas

  • Existen diferentes significantes al de los universos simbólicos (Berguer y Luckman, 1966), como estructura de consciencia (Weber, 1958; Habermas, 1987), deformaciones discursivas Foulcault, 1978) y representaciones colectivas (Durkheim, 1898).


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