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Análisis de un modelo de Cuestionario de Valoración de la Actividad Física Durante |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 27 - Noviembre de 2000 |
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A través de este instrumento también se ha verificado que el gasto energético de 8 nadadoras de nivel universitario era 676 Kcal/día más elevado en relación a 8 jóvenes universitarias (Lawrence, 1977, Lewis, 1977). En este mismo caso, pero utilizando una encuesta alimentaria de tres días, la diferencia de gasto energético entre los dos grupos era de 710 Kcal./día a favor de las nadadoras. Folsom y cols. (1982) encontraron relaciones significativas entre el gasto energético de las actividades de tiempo libre de alta intensidad y la edad, el sexo, el nivel cultural, el tabaquismo, la frecuencia cardíaca y el nivel de actividad física en relación con la ocupación laboral. El índice de masa corporal también era inversamente proporcional a las actividades intensas en el caso de los dos sexos.
El LTPA se utilizó también para estudiar una muestra amplia de sujetos en Bélgica (De Backer y cols., 1981), las diferencias aparecidas estaban relacionadas con los datos referidos al gasto energético de las actividades físicas intensas de la muestra de población del cuestionario de Minnesota. Laporte y cols. (1979; 1982) no pudieron relacionar significativamente los datos del LTPA con medidas de condición física en el caso de niños de 12 a 14 años. También se han realizado estudios relacionando los datos del LTPA y los factores de riesgo de enfermedades coronarias (Leon y cols., 1984, 1987); pero no se han podido establecer relación alguna entre las HDL - lipoproteínas de alta densidad - y los resultados del cuestionario (Kuller y cols., 1983, Folsom y cols., 1982).
Estudios más recientes (Leon y cols., 1997) han utilizado la versión original del LTPA para examinar la asociación a largo plazo de las actividad física y riesgo de muerte por enfermedad coronaria del corazón. Esta última investigación justifica el empleo del LTPA validado por estudios anteriores (Folsom y cols., 1986), Leon y cols.,1981, Richardson y cols., 1994).
Folsom y cols. (1986) advierten que los sujetos con un gran gasto de energía, en su estudio, obtuvieron grandes diferencias en los test-retest. Atribuyen esto al hecho de que las personas con una gran actividad, realizan ejercicio físico con gran frecuencia, y cometen errores en la estimación o anotación de la duración de la práctica física, disparando así los valores del test-retest.
El LTPA original es un cuestionario que ya había sido utilizado tras una adaptación en otros países como Canadá denominándose Enquête Condition Physique Canada (EPCP) en la que el formato era cumplimentado por los propios participantes (Craig y cols., 1988).
4. Aportaciones y discusión en torno al LTPAEn su origen, como ya hemos comentado, el Minnesota Leisure Time Physical Activity Questionnaire era un instrumento utilizado con el fin de verificar lo que entonces era una hipótesis según la cual la práctica regular de actividades físicas de intensidad y duración suficientemente alta mejoraban la condición cardio-vascular, transformándose en una protección para el individuo contra las enfermedades coronarias (Boisvert y cols., 1988).
El tipo de actividad física que analizaba el LTPA era aquélla que el sujeto efectuaba durante su tiempo libre. Folsom y cols. (1986) no descartan utilizar formato similar para evaluar la actividad laboral y aclaran que el cuestionario LTPA fue elaborado para evaluar solamente la actividad física durante el tiempo libre porque en la mayoría de la población estadounidense, la actividad profesional contribuía poco a establecer diferencias individuales en el gasto de energía.
Esto está apoyado por los resultados obtenidos en diversos estudios que demuestran que las personas que realizan actividad física regularmente tienen una mortalidad global menor que las personas sedentarias (Blair y cols., 1989, Paffernbarger y cols., 1986, Salleras y Serra, 1991). Confirmando estas teorías, hasta hace escasas décadas hipótesis, se ha demostrado que el ejercicio es especialmente efectivo para mejorar el estado de salud en áreas tan específicas como la cardiopatía isquémica, la hipertensión, la obesidad, la diabetes mellitus tipo II, la osteoporosis, la salud mental y las funciones intelectuales (Serra, 1997).
Respecto a esto, debemos añadir que existe una relativa controversia sobre si actividad física intensa o moderada es requerida para reducir el riesgo de enfermedades coronarias. Muy pocos estudios han investigado sistemáticamente este aspecto. Aunque Leon y cols. (1997) consideran que no es necesaria una actividad intensa para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y causas de mortandad relacionadas con éstas, otros estudios han registrado que una intensidad física elevada (actividad física intensa), suficiente para proveer un efecto acondicionante, es requerida para reducir el riesgo de la enfermedades coronarias (Lakka y cols., 1994, Morris y cols., 1990, Slattery y cols., 1989) o de todas las causas de mortandad (Lee y cols., 1989, Lee y Paffenbarger, 1996). Se manifiestan otras interpretaciones en las que se ve una posibilidad mayor referente a que las actividades intensas registradas puede haber sido exageradas o que las actividades físicas más moderadas puedan haber sido subestimadas (Lee y Paffenbarger, 1996, Leon y cols, 1997, Leon y cols., 1981), evidenciando la necesidad de ampliar la investigación en este área (Leon y cols., 1997).
El empleo de cuestionarios en investigaciones de carácter epidemiológico había sido analizado por numerosos autores (Laporte y cols., 1985, Montoye y Taylor, 1984, Washburn y Montoye, 1986, Boisvert y cols., 1988).
Frente a otros cuestionarios que abarcan un período más corto (por ejemplo el cuestionario 7-Day Recall de Blair, utilizado en investigaciones hechas en nuestro país - Gázquez y cols., 1992-, recoge el número de horas que el individuo dedica a determinadas actividades durante la semana anterior a la administración del cuestionario), el LTPA recopila información sobre las actividades físicas que el sujeto realiza en su tiempo libre durante un año. Esta es una gran ventaja puesto que las estaciones climáticas condicionan la práctica de unas determinadas actividades físicas, pero también implican una mayor o menor práctica, es decir, el buen tiempo o el mal tiempo conllevan modificaciones en los hábitos de actividad física de los sujetos. Un problema extendido resuelto por los investigadores es el código según los tipos y la intensidad de la actividad física. Cada equipo de investigación ha ido observando un sistema de códigos según su intención (qué quería investigar).
A pesar de que había similitudes con los sistemas publicados, también había diferencias que limitan comparativamente los resultados de los estudios y añadía confusión en este campo. La veracidad de una lista de códigos de actividad física con un sistema estandarizado era demasiado flexible para conocer las múltiples necesidades de los investigadores de actividad física facilitándoles investigaciones en este área. Ainsworth y cols. (1993) crearon el compendio de actividades física para facilitar los códigos de actividad física y promover comparativamente los estudios de estos códigos. Este estudio ha sido designado para ser utilizado por los investigadores que obtenían datos de actividad física a diario, en entrenamientos o a través de métodos de observación directa. Los datos de actividad física se han utilizado, como ya hemos comentado, para investigar las relaciones entre la actividad física y la salud o la enfermedad, porque cada actividad física puede ser descifrada según su naturaleza, tipo específico, e, intensidad, y este compendio ha pretendido ser aplicado para muchos y diferentes estudios tanto clínicos como epidemiológicos.
El fin último de la codificación de las actividades ha sido transformarlo en un sistema único para las investigaciones de este campo.
En función de este código de intensidad para cada actividad, la frecuencia y el tiempo empleado en su ejecución, se obtiene el gasto energético para cada una de las prácticas físicas del sujeto, pero esto no sólo se ha utilizado con el LTPA sino también con otros muchos cuestionarios.
Este código de intensidad es el que define que las actividades se diferencien en tres niveles: ligero, medio e intenso; la propia especificidad de las actividades de la casa, es la que ha provocado la aparición de la cuarta intensidad, y de la misma manera que en el resto de actividades, las caseras, cada una de ellas, tiene su propio código de intensidad. En las tres primeras intensidades, la categoría de actividad metabólica intensa corresponde a aquellos esfuerzos (provocados por la práctica de una determinada actividad) que exigen del sujeto más de 6 METS, que corresponden al 50% de la capacidad aeróbica (Taylor y cols., 1978).
El problema de la conversión de las actividades a energía ha sido cuestionado en algunos estudios (Gázquez y cols., 1992) por la edad de los participantes, así como por el contexto geográfico al que pertenece la muestra respecto al del origen de estas tablas, sin embargo Ainsworth y cols. (1993) no sólo se ocupan de aclarar y fundamentar la elaboración del compendio de actividades físicas clasificadas en función del coste energético, sino que son muchas las investigaciones que recurren a estos códigos de intensidad (Taylor y cols., 1978, Folsom y cols., 1986, Boisvert y cols., 1988) no sólo aplicados al original LTPA sino a numerosos cuestionarios con fines similares a éste.
Serra y Llach (1996) insisten en la necesidad de conocer el mayor número posible de detalles de la actividad física que se pretende cuantificar para lograr una mayor aproximación en el conocimiento del gasto energético real. Todas estas sugerencias así como la precisión de la cantidad de ejercicio, las matizaciones relativas a las características de esa actividad, por ejemplo, cómo y en qué condiciones se camina, se platean como un estímulo para aquellos sujetos que realizan este ejercicio. Estos mismos autores hacen una propuesta de códigos de intensidad de actividades físicas muy comunes tomando como base los propuestos por Ainsworth y cols. (1993), si bien dicha propuesta matiza la naturaleza y características de las actividades que recopilan Ainsworth y cols. (1993) en su compendio de actividades físicas.
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