Acerca del ocio, del tiempo libre y de la animación sociocultural
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 23 - Julio 2000 |
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Muy importante resulta también la estrategia pedagógica que vayamos a aplicar en tales actividades. Según Weber no debemos aplicar las siguientes actitudes en las actividades de recreación:
Utilitarismo
Dirigismo
Exceso de actividad organizada
Reducción de la vida privada
Oferta de comportamientos más o menos estereotipados
Por contra la pedagogía correcta en este tipo de actividades:
Debe incitar y estimular
Debe iniciar e introducir, proporcionando conocimientos, educando y proporcionando las habilidades necesarias para ello.
Debe ofrecer y disponer
Debe aconsejar y apoyar
Debe proteger y preservar
Debe ejercer un influjo y mejora
No es necesario insistir, pues, en la importancia que toman las actividades de recreación en el curriculum educativo, como aspecto formador y lúdico del joven.
Para la programación de estas actividades, tal como ya ha quedado indicado con anterioridad, debemos tener en cuenta la edad de los jóvenes, el nivel de enseñanza en la que se encuentran, los recursos materiales del centro donde se lleven a cabo las actividades y los recursos humanos con los que contamos. De esta forma nos aseguramos que aquello que planificamos puede hacerse efectivo y tiene grandes posibilidades de convertirse en una actividad exitosa.
En un interesante trabajo Ruskin (1987) presenta 37 principios que deben regir la educación para el ocio.
La escuela, es la institución más competente para preparar a los niños y a los jóvenes para al ocio.
La educación para el ocio no es un objetivo suplementario, sino una parte y una parcela del programa educativo.
El programa de educación del ocio en las escuelas públicas debería ayudar a los niños y a los jóvenes a obtener el sentido de la vida y el amplio uso del ocio a través del cultivo de su personalidad, inteligencia, moral, física y desarrollo social.
Los objetivos de la educación del ocio se concretaran en escoger y evaluar las actividades, determinar los objetivos, sentir y comprender la importancia del ocio en la sociedad.
El programa de educación del ocio debe contener aspectos de desarrollo intelectual, estético, social y físico.
La educación del ocio debería incluir actividades que desarrollen habilidades de reconocer la belleza y promover oportunidades para el desarrollo de destrezas creativas.
El programa de educación para el ocio debería proveer experiencias de ocio que contribuyan al desarrollo social a través de la comunicación entre compañeros y la creación de grupos de experiencia cooperativa. Estas experiencias se incluirían preferentemente en grupos recreativos para ayudar a formar asociaciones primarias.
Los programas de educación para el ocio deberían estimular la participación y el respeto a las culturas diferentes.
Estos programas deberían proveer actividades recreativas que ofrezcan oportunidades para adquirir las habilidades, actitudes y predisposiciones necesarias para disfrutar fuera de casa.
La educación del ocio para los niños y jóvenes urbanos, debe ofrecer oportunidades para adquirir las habilidades, actitudes y predisposiciones necesarias para disfrutar fuera de casa.
Se deberían promover todo tipo de actividades físicas recreativas.
Estas actividades incluirían una amplia variedad de juegos y deportes que tengan valor de cara al uso futuro del ocio. Deben incluirse actividades sociales, coeducativas e individuales.
La variedad de programas deben estar orientados a dar facilidades a todos los estudiantes y no a unos pocos.
Los programas de educación del ocio deben asegurar el desarrollo de suficientes recursos que prevengan el aburrimiento o la insatisfacción y marquen un camino para la relajación y la autorrealización. Promover actividades que se puedan realizar cuando el individuo quiera estar solo (lectura, escritura, trabajos manuales, aficiones).
La educación del ocio debe enseñar a los niños y jóvenes a respetar las ideas y valores de los otros.
Los programas de educación del ocio deberían inculcar la necesidad del equilibrio entre reposo y relajación como importantes aspectos del ocio. Los alumnos deberían conocer como descansar y relajarse, no solamente a través del sueño y la inactividad, sino a través de actividades que potencian el descanso mental.
Las actividades de los programas de ocio, deben ser lo suficientemente atractivos para prevenir la delincuencia juvenil.
Educar convenientemente el ocio de las chicas.
Los alumnos con handicaps físicos o mentales, deben ser igualmente preparados para disfrutar del ocio.
Un cuidadoso análisis de cada sujeto en el curriculum escolar conducirá a descubrir sus potenciales contribuciones a las actividades de ocio.
Los programas de educación del ocio, incluirán experiencias que ofrezcan oportunidades para que la autoexpresión durante el ocio se convierta en una afición para toda la vida.
La escuela debería servir como una agencia guía para intereses no vocacionales. Servicios cuyo objetivo sería asistir a la preparación de los niños y los jóvenes para el amplio uso del ocio y desarrollado preferentemente por profesores con una adecuada preparación para la recreación.
Los programas de educación del ocio deberían incluir actividades que promuevan la libre elección y la participación voluntaria en tantas actividades como fuera posible, teniendo en cuenta las preferencias de los alumnos.
Se deben proveer adecuadas oportunidades para cada alumno individual para que utilice sus talentos.
Este programa debe reconocer y considerar las características humanas en las diferentes etapas de la vida, de forma que se realizará un esfuerzo comunitario para interrelacionar los ocios adquiridos en las escuelas con los ocios adquiridos durante la vida laboral y de retiro.
No se debe promover el ocio en una sola actividad, sino que se pondrá el énfasis en habilidades multifacéticas.
El programa de educación del ocio, tendrá en consideración las condiciones climáticas y de esta manera proveerá actividades de interior y de exterior que se puedan realizar en todas las estaciones del año.
Estos programas deben eliminar las hazañas físicas o mentales que entrañen competitividad y excitación excesiva.
Se estimulará el espíritu de juego, en los programas de educación formal y no formal y los alumnos deben tener un rol para determinar sus necesidades, intereses y planificar el programa.
Los profesores deben ser orientados para ver su responsabilidad de preparar a los niños para su vocación profesional y no profesional.
En orden a preparar actividades curriculares, los monitores de estas actividades deberían ser reconocidos como profesionales y miembros regulares del profesorado del centro y deben tener un nivel de preparación similar al de los profesores.
La escuela debe proveer medios para la educación del ocio.
El programa de educación del ocio, debería dibujarse con todos los recursos materiales y humanos de dentro y fuera de la escuela, incluyendo las agencias públicas y privadas, escuelas y parques.
La coordinación entre los programas de la escuela y la comunidad debe ser un esfuerzo a realizar en la educación de niños y jóvenes.
Debe existir también una coordinación entre las escuelas y los movimientos juveniles.
El desarrollo de habilidades y conocimientos para la educación del ocio deben formar parte integral de la escuela.
El programa de educación para el ocio debería estar sujeto a una continua evaluación.
7. La animación socioculturalRevisado todo lo anterior, parece meridianamente claro que las relaciones de ocio y tiempo libre son conceptos reguladores, vehiculizantes y modificadores de la animación sociocultural. La importancia de la animación sociocultural parece ampliamente demostrada no solamente como vehículo transmisor en el ámbito de la educación sino también en el del tiempo libre, a fin de ocuparlo en actividades que nos ayuden a formarnos como personas. Esta función tiene de hecho, un carácter preventivo de algunos de los males que aquejan a la sociedad: depresión, soledad, aislamiento, alcoholismo, drogadicción, enfermedades por sedentarismo, enfermedades crónicas, etc. Esta vinculación con el tiempo libre hace que hoy en día sea una reivindicación de todas las clases sociales y de todos los grupos de edad. En esta línea Peralta (1990) afirma que "Liberar el tiempo y generar el espacio para que la recreación contribuya al perfeccionamiento del hombre, es un reto para éste, pero significa también un reclamo de la sociedad al estado y al gobierno para que las estructuras productivas y de distribución del ingreso garanticen tiempo y recursos adicionales para el recreo del cuerpo, la mente y el espíritu".
El tipo de vida, cualitativa y cuantitativamente, está en relación con lo que denominamos calidad de vida, aspecto este directamente relacionado con la animación sociocultural en la educación y el tiempo libre la calidad de vida que experimenta una persona hoy en día, en nuestra sociedad, predominantemente urbana, está ligada al tiempo libre.
Desde este punto de vista, la animación sociocultural se conforma como un paradigma de cambio de actitud, un comportamiento, algo que tiene lugar durante el tiempo libre (o durante la educación) y que no importa tanto lo que se haga sino el como se haga. La animación sociocultural permite que el ocio, independientemente de la actividad concreta de que se trate, sea una forma de utilizar el tiempo libre mediante una ocupación libremente elegida y realizada cuyo mismo desarrollo resulta satisfactorio o placentero para el individuo (Trilla, 1989).
Una de las funciones primordiales que tiene la animación sociocultural es la formación en tiempos educativos o en tiempos libres, y esto supone una función preventiva tanto de conductas no deseadas (consumo de sustancias tóxicas, conductas delictivas) como de enfermedades por sedentarismo, especialmente entre la población adulta y de la tercera edad.
Durante mucho tiempo se vino considerando el concepto de salud como la ausencia de enfermedad o invalidez. Pero esta definición no resulta del todo válida, ya que exige trazar una línea divisoria entre lo que se considera saludable y lo que se etiqueta como enfermo, y esto no siempre es posible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en el año 1946 define la salud como un estado de bienestar físico, mental y social. Esta misma organización ha elaborado un programa conocido con el nombre de "Salud para todos en el año 2000" cuyo objetivo primordial será obtener un nivel de salud que permita a todos los ciudadanos una vida social y económica más productiva.
El enfoque más tradicional de la salud ha estado basado fundamentalmente en el tratamiento de la enfermedad, pero factores tales como un nuevo entorno social y cultural, distintas condiciones de vida, enfermedades propias del estilo de vida, así como el abundante apoyo médico y científico, han dado lugar a una nueva necesidad y a una nueva conciencia de la salud: la prevención y la promoción de la salud.
Esta nueva concepción de la salud supondría la constitución de una red social compuesta por los ciudadanos, los diferentes estamentos sociales y los distintos profesionales de la salud (entre los que se incluyen los técnicos deportivos y los animadores socioculturales). Estos se encargarían de proporcionar las habilidades necesarias así como de coordinar distintos programas que permitiesen la toma de conciencia y la modificación de aquellos estilos de vida que son perniciosos para la salud.
En este marco, uno de los valores más apreciados de nuestra sociedad, sin lugar a dudas, es gozar de buena salud. La posesión de este bien se hace imprescindible para el logro y disfrute de otros placeres y valores.
Actualmente se considera que la concepción de la enfermedad como resultado de algún agente patógeno está superada. Los numerosos avances científicos han demostrado que la etiología de las patologías es multifactorial. No solo influyen en ellas factores físico-quimicos, sino que estos interactúan con factores psicológicos, sociales, ambientales, etc. (A.P.A., 1976). Al tener en cuenta el conjunto de variables biológico-conductuales y socio-ambientales que interactúan entre sí, la salud pasa a ser considerado como un problema social y por ende pasa a ser un área de interés legitimo no solo para la Medicina, sino también para otras disciplinas como la Psicología, la Sociología, Epidemiología, Economía, Informática, Ciencia Política, las Ciencias del Deporte y la Animación Sociocultural, etc. Estas disciplinas hacen aportaciones tanto a nivel paliativo, preventivo o de implementación y de gestión de modelos económicos de salud.
Se puede objetar también que la idea de una persona disfrutando plenamente de un bienestar físico, psíquico y social puede ser irreal si no se tiene en cuente que estas dimensiones del bienestar humano no son estáticas, sino que se hallan en permanente evolución.
Existe una matización interesante sobre el concepto de salud y el de enfermedad. Una persona afectada de una dolencia determinada sufre un padecimiento y unas limitaciones en consonancia con dicha dolencia. Sin embargo, y especialmente en el caso de algunas dolencias de carácter crónico, las personas afectadas pueden hallar un equilibrio entre las limitaciones a que se ven sometidas y las posibilidades de desarrollar unas actividades que incluso, en muchos casos, pueden acercarse a la normalidad. Podemos hablar así de personas enfermas desde el punto de vista biológico, y a la vez sanas desde el punto de vista de su adaptación social.
La salud y la enfermedad no deben pues considerarse en términos absolutos sino relativos. Tampoco son fenómenos estáticos sino dinámicos, tanto desde el punto de vista individual como social, ya que se hallan en permanente evolución.
Los diferentes estudios que en todas las ciencias se han llevado a cabo acerca de las relaciones entre el individuo y su medio, han dado lugar a nuevos enfoques explicativos de la regulación del bienestar físico y psíquico de las personas. Las teorías que se utilizan para buscar las causas de las enfermedades han ido cambiando con el tiempo.
La noción actual de salud integra los niveles individual, social y medioambiental. Hoy en día se tienen muy en cuenta los factores de riesgo en relación con las condiciones socioambientales: la higiene después del ejercicio, la manipulación de los alimentos, la calidad de los mismos, el tipo de vivienda, los lugares para hacer actividad física..., así como otros factores característicos de nuestra sociedad actual: el desempleo, el estrés, la pobreza, la contaminación, el ruido, el ocio, etc.
Las personas son entes activos, que no sólo se hallan influidas por su ambiente, sino que ellas mismas, de forma individual y colectiva, van configurando un ambiente propio, que a su vez les influye. De aquí la importancia de la inclusión dentro del concepto de animación sociocultural la noción de educación para la prevención, para la salud y por supuesto para la educación.
El marco general que nos proporciona las nuevas concepciones en torno a la salud nos permite percibir la necesidad de que la población se eduque con una mentalidad y unos hábitos de vida saludable. De aquí que consideremos que tres son los objetivos básicos:
Formar personalidades autónomas, capaces de construir su propio estilo de vida y conseguir un equilibrio que les proporcione bienestar, tanto en el terreno físico como en el psíquico y social.
Facilitar los medios para que la población infantil tome conciencia de sus propios estados físicos y psíquicos, de sus hábitos y actitudes ante las diversas situaciones de la vida cotidiana, y construya un conocimiento tanto de los procesos que suceden en su organismo como del funcionamiento de sus relaciones personales y sociales.
Facilitar los medios para que la población infantil llegue a conocer y hacer uso de diferentes formas de intervención en esos procesos orgánicos, a desarrollar hábitos, actitudes y relaciones, con el fin de lograr unos cambios en los mismos en pro de su bienestar. Ello conlleva una educación sobre la toma de decisiones y el conocimiento de las consecuencias positivas o negativas que se derivan de ellas.
El empleo de la animación sociocultural de forma positiva favorece la estimulación hacia la adquisición de nuevos conocimientos y formas de vida, hacia estilos de vida más saludables, hacia el equilibrio tanto físico como psíquico de la persona. La animación sociocultural debe de proporcionar al joven unas estrategias y mecanismos que favorezcan el desarrollo, el descanso, la diversión, la recreación y la comunicación con el entorno.
El concepto de animación sociocultural tiene al menos tres ámbitos sustantivos que conforman el concepto: (a) animación, (b) social y (c)cultural. Por lo que respecta al primero (a) animación tiene un paralelismo con el social-cultural community development y conceptualmente define la intervención de un sujeto externo que actúa de acuerdo con una estrategia determinada en función de los objetivos que se persiguen. En segundo lugar, el factor (b) social a la consecución de los objetivos de la vida en sociedad, de la colectividad: colaboración, solidaridad, civismo, etc. Finalmente, el tercer factor (c) cultural, es el ámbito desde el que se propone el desarrollo. La concepción de cultura que se utiliza es la que está vinculada a los valores, a los hábitos y las actitudes y permite una mejor compresión del mundo y una mejora de la vida colectiva (Sarramona, 1998).
Esta diversidad conceptual determina, en cierta medida, la misma diversidad -otrora disparidad y dispersidad- en el tipo de análisis que se puede y debe llevarse a cabo en el ámbito de la animación sociocultural. Consideramos con Trilla (1993) al menos siete niveles de análisis, a saber:
Epistemológico: discusión metateórica respecto a su naturaleza y fundamentación filosófica.
Sistémico-conceptual: Estudio de las definiciones y conceptos.
Ideológico: Estudio de las finalidades e incidencias sobre el modelo de sociedad y sobre los sujetos implicados.
Sociológico: Estudio del contexto (territorio) sobre el que se aplicará la animación sociocultural
Psicológico: Cuando los intereses se centran sobre el sujeto participante.
Metodológico: Análisis de la implementación y de las técnicas usadas durante la intervención.
Experiencial: Se analiza la experiencia de los propios agentes intervinientes.
La diversidad conceptual, que ya habíamos reseñado determinaba la diversidad de análisis, también determina la variedad de ámbitos y grupos que son susceptibles de acoger un programa de animación sociocultural. En esta línea Ucar (1995, p.37) establece una taxonomía de los distintos programas de animación sociocultural.
Grupo destinatario
En función de la edad
Infantil
Juvenil
Adultos
Tercera edad
Multigeneracional
En función de otras variables
Género
Profesión
Problemáticos
Pertenencia a organización
Etc.
Objetivo prioritario
Prevención
Corrección
Orientación
Promoción o dinamización
Desarrollo comunitario
Ámbito en el que se desarrolla
En un territorio
En una institución
Sin ámbito específico o institucional específico
Actividades
De formación
Artísticas
Lúdicas
Sociales
Económicas
Tiempo en el que se desarrolla
A corto plazo
A medio plazo
A largo plazo
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