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Aspectos socio-culturales y deportivos en la 

educación y deserción escolar de jóvenes futbolistas

Sociocultural and sporting aspects in education and dropout rates of young soccer players

Aspectos sócio-culturais e desportivos nas taxas de educação e de evasão de jovens futebolistas

 

Médico especialista en Medicina del Deporte de la Universidad de Buenos Aires (UBA)

Subdirector de la carrera de especialista en Medicina del Deporte (UBA)

Docente Universitario de Grado y Posgrado en la Escuela

de Salud Pública de la Facultad de Medicina (UBA)

Magister en administración de Sistemas y Servicios de Salud (UBA)

Director del Profesorado de Educación Física y Deportes (UMET)

Juan Manuel Herbella

jmhtn@hotmail.com

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          Una de las problemáticas sociales más relevantes en las instituciones deportivas, en relación al fútbol juvenil, está ligada al desarrollo educativo de sus jóvenes promesas en el camino hacia el profesionalismo. La disparidad en el grado de escolaridad de los futbolistas se vincula a distintos factores psicológicos, socioeconómicos, culturales y geográficos. Un bajo nivel de instrucción gravitará directamente en la calidad de vida y en el crecimiento profesional del individuo, tanto sea en su carrera deportiva (si alcanza el objetivo de convertirse en profesional) como en la futura inserción laboral por fuera del fútbol. La deserción escolar es un proceso lento y progresivo. Comprender las aristas del proceso y entender su vinculación con el entorno que rodea al futbolista, es una excelente forma de dimensionar la naturaleza del fenómeno de deserción escolar entre los jóvenes atletas y servirá para proporcionar estrategias que la prevengan. Por ese motivo, se considera relevante indagar sobre los niveles actuales de instrucción de los jóvenes futbolistas y vincular esos datos con otras variables de índole familiar, social, geográfica y deportiva. 

          Palabras clave: Deserción escolar. Futbolistas. Educación.

 

Abstract

          One of the most important social issues in sports institutions, in relation to youth soccer, is linked to the educational development of their young players on the road to professionalism. The disparity in the level of education of the players is linked to various psychological, socioeconomic, cultural and geographical factors. A low level of education gravitate directly on the quality of life and professional growth of the individual, in his career (if you reach the goal of becoming a professional) and in the future employment outside of soccer. The dropout is a slow and gradual process. Understanding the edges of the process and the relationship with the environment surrounding the player, is an excellent way to gauge the nature of the phenomenon of school dropouts among young athletes and serve to provide strategies that prevent it. For this reason, it is considered important to inquire about current levels of education of young players and link these data with other family, social, geographical and sporting interest variables.

          Keywords: Education. Soccer. Dropout.

 

Resumo

          Uma das questões sociais mais importantes nas instituições esportivas, em relação ao futebol juvenil, está ligada ao desenvolvimento da educação dos jovens aspirantes ao profissionalismo. A disparidade no nível de educação dos jogadores está ligada a vários fatores psicológicos, socioeconômicos, culturais e geográficas. Um baixo nível de educação gravita diretamente na qualidade de vida e crescimento profissional do indivíduo, tanto na sua carreira (se ele atingir o objetivo de se tornar profissional) como no seu futuro emprego depois do futebol.O abandono é um processo lento e gradual. Compreender as bordas do processo e entender sua relação com o ambiente, é uma excelente maneira de avaliar a natureza do fenômeno do abandono escolar entre os atletas e pode servir para fornecer estratégias que impeçam.Por este motivo, considera-se importante obter informações sobre os atuais níveis de educação dos jovens jogadores e vincular esses dados com outras variáveis família, interesse geográfico e esportivo social.

          Unitermos: Futebolistas. Educação. Deserção escolar.

 

Recepción: 09/11/2016 - Aceptación: 21/02/2017

 

1ª Revisión: 28/01/2017 - 2ª Revisión: 16/02/2017

 

 
Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital. Buenos Aires, Año 21, Nº 225, Febrero de 2017. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El niño no necesariamente comienza a jugar al fútbol pensando en convertirse en deportista profesional pero, con el correr de los años y con el progreso en su pericia deportiva, va vislumbrando un futuro en la elite y el consecuente el ingreso de dinero que viene como retribución. La posibilidad de alcanzar un porvenir económico, a través del deporte, es un factor disruptivo en los momentos de definición. En el fútbol, entre los 16y los 20 años se definen las condiciones futuras. En estas etapas, el deporte acapara casi por completo la atención del futbolista y “atenta” contra su desarrollo educativo. El abandono escolar es frecuente, pese a que las consecuencias puedan, incluso, terminar convirtiéndose en un condicionante negativo(tanto como persona y como jugador).

    Ross y Wu describen detalladamente en su artículo “The links between education and health” (Ross et al., 1995) las tres categorías donde el nivel de instrucción condiciona el nivel de desarrollo y de salud: en las condiciones de trabajo (oportunidades y retribuciones), en los recursos psicosociales (para afrontar los problemas) y en los estilos de vida (más saludables a mayor nivel de instrucción). Ejemplos de deportistas que terminan siendo víctimas de relaciones contractuales leoninas que no pudieron detectar, que sufren dificultades en la adaptación a los condiciones de vida que les presenta otro país o que, producto de la falta de cuidado, han de afrontar una paternidad precoz; son situaciones comunes en el mundo del fútbol y se convierten en muestras de como el factor educativo condiciona la evolución de la carrera deportiva.

    Existen varios estudios que han investigado los motivos por los cuales los niños realizan deporte y llegaron a resultados similares. Seefeldt, Ewing, & Walk (1992) evaluaron a 8.000 jóvenes en uno de los proyectos de mayor envergadura realizados hasta la fecha y las razones fueron: divertirse, a hacer algo en lo que soy bueno, mantenerse en forma, aprender y mejorar habilidades, y formar parte de un equipo. Esos motivos iniciales, luego se van transformando cuando el deportista inicia el camino de la alta competencia y el sueño de convertirse en profesional. Llegado a ese punto, el deportista deja de ser un niño que simplemente juega y el deporte empieza a condicionar el vínculo con la escuela.

    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un adolescente es cualquier persona entre los 10 y 19 años. Para I. Robertson la definición de “adolescente atleta” es cualquier persona de ese grupo etario que tiene una participación regular en un programa de capacitación formal y donde toma parte un adulto normal supervisando (Robertson, 2010).

    En su estudio sobre el desarrollo en los atletas noruegos (Drop-out rate and drop-out reasons among promising Norwegian track and field athletes: a 25 year study), Eystein Enoksen se centra en el conflicto de prioridades que pueden causar los requisitos educativos (sumados a obligaciones laborales) y la intención de realizar una carrera deportiva: en relación a tiempo destinado por los atletas “al deporte y a la escuela” (Enoksen, 2011). El problema de las prioridades es uno de los determinantes más frecuentes al momento de desencadenar la deserción escolar en los atletas adolescentes. Especialmente entre los 15 y los 18 años, cuando se superponen la etapa definitoria para iniciar una carrera deportiva y el final de la educación secundaria. Los argumentos más utilizados para justificar el abandono de la práctica deportiva fueron “la necesidad de mayor cantidad de tiempo para la educación” y, desde la otra vereda “que la escuela demanda mucho tiempo y afecta el necesario descanso”.

    Al profundizar, en torno al abandono escolar desencadenado por la práctica deportiva, las investigaciones han ubicado al pico de la tasa de deserción entre los 15 a 17 años de edad, promediando la escuela secundaria. Las causas y los tipos de abandono varían en función del sexo, la edad, el tipo de comunidad, tipo de formación y el nivel competitivo del atleta. No se encontraron investigaciones que extrapolaran los motivos a la deserción escolar del deportista pero se puede suponer que las causas son similares: falta de motivación e interés, malos resultados y conflictos de tiempos. En el ambiente del fútbol argentino, es frecuente escuchar u observar casos donde por falta de interés y dedicación se pierde el año lectivo, esto conlleva un cambio de pares, de núcleo de referencia y/o de escuela, lo que posteriormente terminará contribuyendo al abandono escolar.

    El inconveniente existe porque el tiempo de formación académica y el alto rendimiento deportivo competitivo, coinciden en las fases de definición. El fin de la escuela y el inicio de la educación superior, se superponen con un momento crucial en la carrera deportiva profesional (Molinero, Salguero y Tuero 2006, 263)5, la etapa donde se determina si realmente el atleta puede o no llegar a la elite. Con el paso del tiempo, el desarrollo dentro del deporte juvenil de élite, exige entrenamientos cada vez más intensos, la “especialización temprana”, una planificación cuidadosa y la capacidad de manejar competiciones duras (Enoksen, 2011).

    Por este motivo, una importante cantidad de entrenadores han puesto énfasis en la carga de entrenamiento y en el desarrollo de un dura competencia interna, descuidando o relegando los aspectos sociales del deportista. El concepto de "especialización temprana" apunta a la “teoría de los 10 años o 10.000 horas de práctica específica” que hace muchos años esbozó Herbert Simons. Postura que sostiene como lineamiento principal que para alcanzar el nivel de experto, en cualquier deporte, el atleta debe tener esa cantidad de horas de entrenamiento destinadas a perfeccionar su práctica. Se lo considera un requisito y no una garantía final de éxito (Ericsson, Krampe y Tesch-Romer. 1993).

    El “factor tiempo” es punto relevante en cuanto a deserción escolar entre atletas adolescentes. Además del estrés físico por el entrenamiento y el intelectual por el estudio, el adolecente también vive una etapa de desarrollo emocional y psicológico, vinculado al sentido de su identidad y en un contexto donde busca relacionarse con los demás. Aprender a lidiar con ese estrés y gestionar las emociones, es otra de las situaciones que complican la evolución paralela de ambas actividades. Emocionalmente, el adolescente comienza a independizarse de sus padres, busca crear su propia identidad y el vínculo con sus compañeros se convierte en el centro de su vida cotidiana. En el caso del fútbol, el vínculo se da con sus compañeros de equipo y el ejemplo de deserción, generalmente, tiene efecto contagio y se expande al grupo.

    La autoestima es también un factor a tener en cuenta, puede estar afectada por su desarrollo físico, especialmente en la adolescencia temprana (15-18 años) cuando el aspecto físico es determinante en la consideración de los pares. Existe también una relación entre autoestima y el deporte en el adolescente, porque una predisposición a la práctica deportiva puede generar el beneficio de una mayor contextura física, una apariencia más atractiva y una mejor interacción social. En la actualidad, ocurre frecuentemente que quien mejor juega al fútbol termina siendo reconocido, incluso, por encima del mejor alumno: el cual no necesariamente es destacado.

    Las consecuencias de la deserción escolar acarrean un problema que puede tener repercusión en el presente del atleta y, también, en el futuro. Están los atletas que llegan cerca pero se quedan en la puerta (sea por un rendimiento de menor valía o por una lesión que los inhabilite) y deben reformular su inserción social sin las herramientas educativas necesarias. Por el otro lado, están los deportistas profesionales que alcanzan amplia visibilidad y repercusión social mientras compiten pero luego, una vez concluida su carrera deportiva, se enfrentan a la pérdida del trabajo (para el que se prepararon desde que tienen uso de razón), a la merma lógica en su ingresos (durante el tránsito de reconvertir su fuente laboral) y del reconocimiento público, debiendo reinsertarse socialmente en ámbitos no explorados ni previstos. En ambos casos, esa readaptación al mundo laborales un punto relevante de la problemática social. Se registran frecuentemente casos de depresión y suicidio en una población joven y activa, luego de abandonar el deporte. Conceptualmente todos ellos son considerados jóvenes jubilados.

    Centrándonos ya en las particularidades argentinas, Eduardo Archetti realizó en “El potrero, la pista y el ring. Las patrias del deporte argentino” (Archetti, 2001), un análisis antropológico sobre la historia y la idiosincrasia del fútbol. A su criterio, este deporte mucho tuvo que ver con la construcción de una identidad nacional (a través del éxito internacional del equipo y a la "exportación" de grandes jugadores a Europa), sugiriendo que: “La memoria del fútbol y su fundación mítica, aparecerá influenciada por el imaginario de la pampa y el potrero (o baldíos). Los grandes jugadores son esos pibes que producto de esa libertad que les permite improvisar pueden crear escapando de las normas impuestas por los pedagogos de toda laya. El baldío y el potrero se oponen sistemáticamente al pizarrón y a la escuela”. Con este argumento, intentó justificar la relación de antagonismo que existe entre escolaridad y fútbol, dado que supuestamente los mejores futbolistas eran los peores alumnos.

    En la actualidad, se estima que el nivel socio-cultural-educativo de los futbolistas de divisiones inferiores ha ido en aumento en una relación directamente proporcional al incremento de las remuneraciones. Al respecto, Roberto Perfumo, en su libro “Jugar al fútbol”, describió: “Antes veníamos todos de muy abajo. Hoy salen muchos, la mayoría, de clase media baja” (Perfumo, 1997). Para poder dilucidar si esta afirmación se cumple de manera global o si sólo es aplicable a los equipos de primer nivel (donde existen mayores posibilidades de obtener buenas remuneraciones) este trabajo de investigación clasificará a los futbolistas que conforman la muestra, de acuerdo al torneo que disputa la Primera División del equipo al momento de obtener la información.

    El relevamiento del entorno familiar del futbolista no es un tema muy estudiado pese a la importancia que conlleva. Entre los pocos que se han dedicado a publicar sobre este tema está el inglés Simon Kuper, quien en su libro “Soccernomics”, realizó un análisis sociológico sobre el background cultural de los futbolistas de la selección inglesa y lo relacionó con los resultados. Su conclusión fue que Inglaterra fallaba en el alcance de logros deportivos debido a diferentes factores, entre los que figuraba el bajo porcentaje de futbolistas con niveles estándar de instrucción: menos del 15% (apenas cinco de los últimos treinta y cinco que disputaron al menos un partido en las Copas del Mundo del 98, 02 y 06) provenían de familias de clase media instruida. En su opinión, el menor grado de formación y de nivel sociocultural favorecía un menor desarrollo de variables relacionadas con el cuidado personal y con la aptitud física para la competencia; lo que condicionaba negativamente el futuro de los futbolistas una vez abandonada la actividad (Kuper, 2009). Coincidiendo de esta manera, en lo particular del fútbol, con lo mencionado por Ross y Wu (Ross, 1995) para la población en general.

    El sueño de una carrera como futbolista profesional tiene una atracción casi magnética para los jóvenes talentos, aún en países con culturas completamente diferentes a la Argentina, como por ejemplo en Noruega donde también se observan reacciones de abandono escolar por el fútbol (Christensen,2009). Se demostró de este modo que la disyuntiva entre “escuela o deporte” no discrimina ni raza ni poder adquisitivo. Los jóvenes futbolistas, sin distinción de países, se encuentran ante un escenario de definición y son forzados a priorizar una elección.

    Brettschneider, en su artículo Risk and oportunity, menciona que en Alemania el nivel escolar de los alumnos que practican deporte de forma federada, está en el ¼ más capacitado de la población. Llegó a esta conclusión al realizar una comparación de las calificaciones escolares (en las asignaturas de matemáticas y alemán) entre jóvenes que participaban en deporte de alto nivel y un grupo control de estudiantes. En Europa, los jóvenes deportistas están sometidos a una presión cruzada entre la insistencia de los padres, la sociedad y el ámbito educativo, sobre la importancia de completar la educación con un título académico y, por el otro, por su deseo individual de alcanzar el profesionalismo deportivo. A pesar de experimentar una considerable tensión entre esas dos áreas relevantes en su espacio de vida, el fútbol y la escuela, los jóvenes futbolistas luchan para cumplir con los requisitos de ambas áreas, en vez de elegir entre una u otra (Brettschneider, 1999).

    En lo que respecta específicamente al fútbol, la Federación Alemana de Fútbol (DFB) implementó en 2003 (lo ideó en 2001), un programa de desarrollo de talento regional que tuvo como objetivo identificar jóvenes promesas y proporcionarles un entorno que potencie la adquisición de habilidades técnicas y conocimientos tácticos a temprana edad. Cubriendo 366 zonas de Alemania, los niños de 8 a 14 años de las respectivas regiones tenían una academia de desarrollo en su lugar de origen. La institución le permitía continuar en un ambiente familiar y con el desarrollo escolar. A partir de los 15 años, se abre la puerta a un futuro salto de nivel, a través de un programa de escuelas de élite (de carácter nacional y con el apoyo de la DFB), donde los futbolistas se agrupan en los clubes como polos de desarrollo y se hospedan en casas de familia que se encargan de su tutelaje y del desarrollo extrafutbolístico. Los clubes ponen gran énfasis en el trabajo académico, parte del personal de la institución tiene una formación pedagógica para acompañar la escolarización. Los jugadores, menores de 19 años, tienen un promedio de asistencia escolar de 34 horas semanales porque todos reconocen que estadísticamente el 80% no jugará profesionalmente.

    En 2011, la Bundesliga, redactó un informe denominado "10 Years of Academias: reservas de talento de alto nivel del fútbol alemán". Es una evaluación exhaustiva de lo realizado en el fútbol juvenil, piedra angular del presente del equipo nacional alemán. En la temporada 2011-12, más de la mitad de todos los jugadores de la Bundesliga eran parte del sistema de academias alemanas y todos habían completado sus estudios. Muchas de las estrellas del equipo alemán campeón del Mundo en Brasil 2014 fueron productos del sistema post-2000. Mario Götze (Borussia Dortmund), Mats Hummels (Dortmund), Manuel Neuer (Schalke), Per Mertesacker (Hannover), Toni Kroos (Hansa Rostock), Thomas Müller (Bayern Munich), y Mesut Özil (Schalke), todos vinieron a través de las academias de la Bundesliga.

    En la Argentina, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos y en algunos países de Europa o de Latinoamérica (como Chile) donde la Universidad es cara y una beca deportiva es un bien preciado, la educación universitaria es gratuita. Por lo tanto, una destacada aptitud deportiva no facilita el acceso a una mejor escolarización por intermedio de becas u otras prebendas, que no son necesarias. Lo que como país es socialmente productivo (que la educación secundaria y terciaria sea gratuita y de calidad), es contraproducente para mantener a los atletas estudiando.

    El camino hacia el fútbol profesional lleva mucho esfuerzo, dedicación y tiempo pero recién un futbolista se puede confirmar en la profesión promediando los 20 años y no necesariamente conseguir un contrato profesional significa convertir al fútbol en una forma efectiva de sustento familiar. El deporte en este siglo ha dejado de ser sólo un concurso para convertirse definitivamente en un espectáculo, no sólo para los competidores, sino también para las empresas y laboratorios que patrocinan la competencia (El mundo en un balón, Franklin Foer, 2004). Los atletas consagrados, actualmente, disfrutan de un destaque social, al igual que grandes artistas o figuras públicas. Las ilusiones despertadas en miles de jóvenes, con respecto al estrellato y la consecuente mejora en la calidad de sus vidas a través del deporte, termina contribuyendo para focalizarse exclusivamente en el fútbol y afecta su desarrollo futuro: no están preparados para otro escenario laboral.

    Sobre la cuestión de la educación y el progreso social, Pierre Bordieu es muy claro en su libro “Los herederos” (Bourdieu, 2003) al analizar la situación en Francia. A partir de estadísticas sobre la participación universitaria en función del origen social y el género, describió las posibilidades objetivas de los estudiantes franceses de acceder a la educación superior. Estas aumentan exponencialmente a medida que se asciende en la escala social. Por otro lado, en la relación varones y mujeres: ellas siempre tenían una participación ligeramente menor que se acentúa en las clases más bajas y disminuía en las más altas.

    Justamente Bordieu hace mención también a que el origen social no implica diferencias únicamente de índole económica, también resalta los “obstáculos culturales” que van ligados a lo social: diferencias de actitud y aptitudes directamente relacionadas al origen social y que permanecen a pesar del contacto con la escuela desde edades tempranas. Algunos ejemplos son: desigualdad de la información sobre los estudios existentes, diferentes perspectivas a futuro, existencia de modelos culturales que asocian determinadas profesiones y estudios a posiciones sociales determinadas, predisposición a adaptarse a las reglas y valores de una institución, etc. Todos estos variantes y conjeturas, a su criterio, forman un sentimiento de pertenencia al mundo universitario en las clases más pudientes que no se replica en clases bajas (Bourdieu, 2003).

    Las diferencias en el rendimiento escolar de los jóvenes futbolistas argentinos son amplias y diversas. Aunque la causa de esas diferencias puede estar en los resultados individuales, tienen raíces más profundas en las condiciones socioeconómicas y culturales de las familias de donde provienen los jugadores. El entorno del deporte tiende a atribuirlas a aptitudes únicamente personales. “Tiene una pelota en la cabeza” o “nació para jugar a la pelota y no puede ni leer un revista”, son ejemplos de declamaciones que destacan sus dones naturales. Argumento falaz que desconoce por completo las diferencias sociales existentes y contribuye para deslindar la responsabilidad que les compete a los clubes como entidades sociales que albergan niños en etapas de desarrollo.

    El fútbol es el deporte más popular de la Argentina y según datos oficiales de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuenta con ochenta y siete (87) instituciones afiliadas en forma directa, más de doscientas noventa y uno (291) afiliadas de manera indirecta y dos mil quinientas treinta y cuatro (2534) integran el Consejo Federal de la Asociación del Futbol Argentino. En total, se puede decir que existe un total de dos mil novecientos doce (2912) clubes de futbol, obviamente algunos apuntan al alto rendimiento y otros cumplen una función meramente recreativa.

    En Argentina, hay cerca de 600.000 futbolistas registrados/afiliados/federados entre los trece y los veinte años. Se estima que anualmente se incorporan unos 100.000 nuevos jóvenes, en un constante recambio que viven las diferentes instituciones. Según el censo de 2010, la República Argentina cuenta con 2.851.171 varones de esa edad, por lo que se puede inferir que el 20% de los jóvenes se encontró en condiciones de iniciar una carrera como futbolista. Obviamente, el porcentaje difiere en las distintas regiones del país, con una relación inversamente proporcional entre densidad población y porcentaje de jugadores: a mayor urbanización, menor porcentaje.

    Se estima que alrededor de 3600 jugadores juveniles disputan anualmente las competencias organizadas por la Asociación del Futbol Argentino (AFA) y sueñan con convertirse en futbolistas profesionales. Frente a estos datos, surgen interrogantes sobre el futuro de estos jóvenes cuando vean truncado el sueño de convertirse en futbolista, porque menos del 0,5% llegan a firmar un contrato profesional.

    Esta investigación tiene como objetivo relacionar el grado de escolaridad de los futbolistas nacidos en el año 1994 de los diferentes clubes, que disputan el torneo de “Juveniles A” que organiza la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), con la posición del jugador en el campo de juego, el lugar de procedencia, la categoría en que juega la Primera División de la institución, la escolaridad de los padres y la distancia de residencia con respecto a su núcleo familiar, a través de los registros que poseen las respectivas instituciones y a disposición de los profesionales que trabajan en ellas.

    Se selecciona esta población específica (categoría 1994) debido a que por edad (cumplirán 19 años durante el 2013) son jugadores que tendrían que haber concluido o estar en vías de concluir su escolaridad secundaria y a los cuales la cercana posibilidad de convertirse en futbolistas profesionales los ha sometido a un factor desestabilizador que dificultó su trayectoria escolar-curricular.

    Debe entenderse a la deserción escolar como un proceso lento y progresivo. La comprensión de este proceso, junto con los motivos y factores predisponentes que llevan a los atletas a tomar esta decisión, es de una importancia significativa. Tal conocimiento ayudará a comprender la naturaleza del fenómeno de deserción escolar entre los jóvenes atletas y podrá proporcionar estrategias para su prevención.

    En la Argentina, según el último informe de la UNESCO (2016), el abandono escolar a nivel nacional en la primaria es de un 1% y a nivel secundario del 25%. Como el “mundo del fútbol” es un ambiente supuestamente poco afín a la escolaridad, a través de este trabajo se buscará relacionar los valores obtenidos en la población elegida con respecto a los valores nacionales. Los antecedentes y motivos mencionados previamente, apoyan la importancia de evaluar el tema y realizar un diagnóstico situacional de esta población.

    Es por este motivo que esta tesis se centra específicamente en los futbolistas de 18 años de edad. El objetivo es analizar si al llegar a esa edad, han sido capaces de finalizar la escolaridad de acuerdo al tiempo esperado, si continúan estudiando a un ritmo más lento o si, por el contrario, decidieron directamente interrumpir sus estudios de manera prematura. Esta población adolescente está en una etapa vulnerable de la vida, donde se definen oportunidades para su futuro y no necesariamente están lo suficientemente preparados para afrontar la situación. Al fin de cuentas, son muchos los proyectos de futbolistas que no logran armar una carrera profesional y deben, luego, readaptarse al mercado laboral, sin siquiera haber terminado su escolaridad.

Materiales y métodos

    El estudio cuyos resultados se plasmarán en este documento utiliza un abordaje cuantitativo de tipo exploratorio. En este sentido, no se busca contrastar una hipótesis puntual, sino indagar en variables familiares y geográficas que podrían condicionar la escolaridad de los futbolistas, como por ejemplo: el vínculo entre la escolaridad del jugador y la escolaridad de sus padres, el club y la categoría donde juega, la posición en el campo, la mayor o menor distancia de residencia con respecto a su núcleo familiar.

    Es un estudio de tipo observacional, descriptivo, de asociación y de corte transversal; sobre aspectos sociales, demográficos y deportivos relacionados con la educación y el desarrollo profesional del futbolista juvenil.

    La utilización de una estrategia cuantitativa, en cuanto al relevamiento de los datos, tuvo como propósito describir la situación existente y no buscó contrastar valores o teorías preexistentes, porque no las había. Para describir la estrategia metodológica utilizada, que se corresponde con los objetivos formulados en la introducción, se mencionará la fuente de datos utilizada para el estudio, las características de la muestra y, en tercer lugar y de manera más en extensa, las técnicas para el análisis de datos que son empleadas.

    En lo que respecta a la fuente de datos, los estudios se focalizaron en los registros que poseen los clubes sobre el contexto sociocultural de sus futbolistas. Se buscó respuesta a una batería de preguntas simples y otras que después fueron procesadas y clasificadas. Por ejemplo, la pregunta sobre donde reside su núcleo familiar sirve no sólo para conocer la provincia de origen del jugador, también permiten calcular -en relación al club donde juega- la distancia que existe con su núcleo familiar, lo que le permitirá tener un mayor o menor contacto y, por ende, grado de influencia. Algunas instituciones ya contaban con los datos requeridos, otras los registraron a partir de la solicitud de esta investigación.

    A la hora de definir la estrategia de muestreo, hubo un aspecto fundamental que llevó a tomar la decisión de utilizar un muestreo no probabilístico: la dificultad de obtener un marco muestral con todos los jugadores de la categoría 94. No todos los que comienzan el año, terminan concurriendo al club y, si bien es cierto que se intentó llegar a la mayor cantidad posible, en este tipo de estudios la tasa de no respuesta por parte de los jugadores y de los clubes es relevante.

    Como el objetivo de la tesis es encontrar líneas argumentativas y nociones valiosas que permitan tanto la corroboración de algunas hipótesis como la generación de nuevas, las muestras intencionales y no probabilísticas resultan muy útiles para estudios exploratorios de estas características. Antes de explicar las técnicas de análisis de datos que se utilizan, se describen algunas características socio-demográficas básicas de la muestra seleccionada con la que posteriormente se realizó el análisis estadístico. Se relevaron el 50% de las instituciones que disputaron el torneo de Juveniles A de la Asociación del Fútbol Argentino en el año 2012. La fuente de datos utilizada para el estudio fue recabada en los diferentes clubes y la información se obtuvo de las fichas y registros institucionales provistos por cada uno de los ellos.

    Las muestras intencionales y no probabilísticas resultan muy útiles para estudios exploratorios donde el propósito central es encontrar líneas argumentativas y nociones valiosas que permitan tanto la corroboración de algunas hipótesis como la generación de nuevas.

Descripción de la muestra y las variables

    En total fueron relevados trescientos sesenta y dos adolescentes varones de la categoría 94, que en el año en que se realizó la recolección de la información (2012) estaban cumpliendo dieciocho (18) años, de los siguientes clubes:

    Las variables a relevar se agruparon de la siguiente manera:

    La escolaridad de los futbolistas y de sus padres se clasificó de acuerdo a las siguientes escalas de medición y se separará por grupo numerado como se observa a continuación:

  1. Para aquellos que no completaron la escolaridad primaria.

  2. Para aquellos que no completaron la escolaridad secundaria.

  3. Para aquellos que están cursando la escolaridad secundaria.

  4. Para aquellos que completaron la escolaridad secundaria.

  5. Para aquellos que continuaron estudiando al completar la escolaridad secundaria.

    Para la posición de los futbolistas en el campo de juego se utilizarán los siguientes parámetros clasificatorios para seleccionar grupos numerados del siguiente orden:

  1. Arqueros.

  2. Marcadores centrales / Zagueros.

  3. Marcadores de punta / Marcadores laterales.

  4. Mediocampistas centrales.

  5. Mediocampistas laterales.

  6. Enganches.

  7. Delanteros.

    Y en lo que respecta a la distancia de residencia con respecto a su núcleo familiar se medirán las distancias en kilómetros y se separarán a los futbolistas por grupos de acuerdo a la facilidad o dificultad de encuentro con su familia. La clasificación de la variable se dividirá otorgándole el número:

  1. A los de menos de 50 km (Se traslada diariamente al lugar de entrenamiento).

  2. Entre 50 y 150 km.

  3. Entre 150 y 500 km.

  4. A los que viven a más de 500 km (Quienes pueden trasladarse a su domicilio o ser visitados solo durante recesos largos).

Resultados

Nivel de escolaridad del jugador

    En el presente capítulo se realizará una descripción sumaria de los principales resultados de los datos que servirán para el análisis multivariado. En total fueron relevados trescientos sesenta y dos futbolistas, de los cuales 3 no habían terminado el primario, ochenta y nueve habían abandonado secundaria, ciento setenta y tres continuaban estudiando en la escuela, setenta y dos habían terminado su escolaridad obligatoria sin continuar más allá y veinticinco decidieron iniciar estudios terciarios o universitarios

Gráfico 1. Nivel educativo alcanzo por los futbolistas en totales y porcentuales

    Los resultados muestran que se puede separar al grupo en dos mitades relativamente equiparables y con criterios diferentes. Por un lado, la mitad que sigue estudiando (55% (48+7)) y la que no (45%); por el otro los que están cursando el secundario y el resto. Esta amplia preponderancia del grupo que continúa estudiando el secundario, probablemente puede deberse a un retraso en la progresión de los estudios. Está demostrado que 3 de cada cuatro futbolistas, en estas edades, son nacidos en la primera mitad del año por lo que deberían haber terminado su escolaridad al llegar a 5ta división (la categoría examinada).

Nivel escolar, según categoría donde juega la Primera división del equipo

    Como la proporción de los equipos que jugaron el campeonato de divisiones inferiores “Juveniles A 2012” no fue pareja, en cuanto a representación total por categoría en Primera División, la muestra tiene más futbolistas de instituciones que disputaron el torneo de la 1°A y el Nacional B, que de la 1°B Metropolitana. Sobre el total de 362 futbolistas, 190 son de equipos de la primera categoría, 153 de segunda y, solamente, 19 de la tercera. Como resultado se observó que en la categoría más baja no había jugadores que hubiesen abandonado la escolaridad, mientras que 1 de cada 4 futbolistas de primera y del Nacional B dejó incompleto sus estudios. Por otra parte, en relación a los que comienzan la educación terciaria, el porcentaje de futbolistas del Nacional B casi duplica al de primera división: 5,3% (10 de 190) contra 9,2 (14 de 153). Es también para destacar, el mayor porcentaje de futbolistas con estudios secundarios completos en 1°A (26,3%) que en el Nacional B (10,5%), lo que podría tener que ver con lo mencionado anteriormente en relación al porcentaje de futbolistas nacidos en los primeros meses del año: en la infancia, al momento de competir, los que nacieron antes tienen ventajas madurativas que terminan condicionando el nivel de desarrollo posterior.

Gráfico 2. Futbolistas de las distintas categorías en cada nivel educativo

Nivel escolar, según posición en el campo de juego

    El fútbol es un ámbito rotulador, donde es común escuchar que los arqueros son locos y los punteros son díscolos. Para ver si existía alguna relación entre la posición que ocupan los jugadores en el campo de juego y su nivel educativo se buscó estudiar esta asociación.

    El porcentaje de deserción escolar por posición varío entre el 23,1% (21,8+1,3) de los delanteros y el 30,2 de los mediocampistas centrales, destacándose los primeros junto con los defensores como los grupos que permanecieron por debajo de 24%. El grupo de los laterales (o marcadores de punta) mostró un valor bajo de abandono pero se destacó por presentar el valor más alto en cuanto a nivel secundario en curso (59,7%): junto con el grupo de los volantes laterales (50,8%) y de los enganches (54,5%), mostraron que más de la mitad del grupo aún está cursando el nivel secundario. En relación a la conclusión de la escuela y el inicio de la educación superior, se destacó llamativamente el grupo de los mediocentros: casi la mitad de los que concluyeron el colegio, continuaron estudiando (16,3 del 37,2% total). Su porcentaje duplica al mejor grupo que lo sigue, el de los zagueros (8,5%).

Gráfico 3. Nivel educativo del futbolista, según posición en el campo de juego

Nivel escolar, según escolaridad de la madre

    Así como los aspectos futbolísticos repercuten o condicionan el nivel educativo, algo similar ocurre con los factores socioculturales y geográficos. El primer aspecto a tener en cuenta es la escolaridad de la madre del futbolista.

    El Gráfico 4 separa en dos grupos a las madres: si terminaron o no el secundario. Los únicos tres futbolistas que no terminaron el primario, tenían una madre que no había concluido su escolaridad. De los chicos que no terminaron el secundario, el 57% tenía una madre que tampoco lo había hecho. En el otro extremo, el 72% de los que habían iniciado sus estudios superiores, provenían de madres con secundario completo. En el total de las madres, también se puede inferir un entorno sociocultural bajo en los futbolistas porque casi la mitad de ellas tenían su escolaridad incompleta: 47% (170 no terminaron el secundario) vs 53% (192 madres con escolaridad completa).

    En el Cuadro 4 se puede observar (en azul) como el 31,8 (30%+1,8%), del grupo de futbolistas que tenía a su madre sin la escolaridad completa, abandonó la escolaridad, mientras que el porcentaje no llega al 20% en los que la madre había concluido la escuela.

Gráfico 4. Nivel educativo del futbolista, según escolaridad de la madre

Nivel escolar, según escolaridad de la padre

    La expectativa, al relevar los valores de escolaridad de los futbolistas en relación a la educación de su padre, era encontrar una relación bastante similar a la que encontramos con la situación materna y así fue. Cuando se comparan los resultados, se descubre que existe una enorme diferencia al momento de iniciar una carrera terciaria en relación a la escolaridad paterna por parte del futbolista: de los 25 en escolaridad superior, sólo 2 tienen padres con secundario incompleto.

Gráfico 5. Nivel educativo del futbolista, según escolaridad del padre

 

Gráfico 6. Nivel educativo del futbolista, según escolaridad del padre

Nivel escolar, según distancia de su núcleo familiar

    En el siglo XX, era esperable que cuando un joven futbolista abandonaba el seno familiar para irse a vivir a la pensión de un club de fútbol, frecuentemente discontinuara los estudios. Casi todos los futbolista pensionados, de aquellas épocas, no concluían su educación secundaria. Hoy en día, se ha dado un auge en cuanto a la consideración de la educación y, algunas instituciones se encargaron de incorporar profesionales vinculados al trabajo social y la educación dentro de su staff.

Gráfico 7. Nivel educativo del futbolista, según distancia de su núcleo familiar

 

Gráfico 8. Nivel educativo del futbolista, según distancia de su núcleo familiar

    La investigación muestra que no hay grandes diferencias entre lo que ocurre con los jóvenes que viven rodeados de su núcleo familiar y los que se encuentran pensionados. Del grupo más numeroso, quienes tienen su núcleo familiar a menos de 50km del club y (con acepciones) probablemente viva con ellos, cerca de la mitad (49%) está cursando el secundario y 1 de cada 4 (22%) abandonó en la secundaria o completó la educación escolar: sólo el 7% inició estudios superiores.

    En relación a este grupo mayoritario, los que se encuentra a una distancia de 50 a 150 km han mostrado una proporción en el grupo de “secundario en curso” lo que podría estar asociado a un retraso académico, mientras que en los otros dos grupos exhibieron un valor cercano. No se puede probar con certeza si la hipótesis del mayor traslado en el día a día (para concurrir al entrenamientos) es totalmente correcto porque no al no considerarse la fecha de nacimiento de los jugadores, sólo el año (1994), puede que por una cuestión azarosa haya más futbolistas de la segunda etapa del año en este grupo. Lo que es inobjetable es el mayor porcentaje.

    Tomando en consideración el abandono escolar en el secundario, el grupo de 500km en adelante es el que peores resultados mostró: un 34% (24/67 totales). Por su parte el grupo mayoritario, residente a menos de 50 km de su núcleo familiar exhibió un 22 % (49/224 totales)de abandono en esta instancia. Pero este mismo grupo, al analizar cuantos iniciaron estudios superiores, obtuvo un porcentaje similar al resto, lo que indica que tuvieron las posibilidades pero no necesariamente el sostén y las inquietudes para continuar estudiando.

Nivel escolar, según densidad poblacional de referencia familiar

    Continuando con los aspectos demográficos, se relevó la densidad poblacional del lugar donde habitaba el núcleo familiar para ver si existían diferencias entre los provenientes de entornos rurales y los que vienen de ámbitos urbanos.

    En el grupo más numeroso, quienes son oriundos de ciudades de más de 1.000.000 de habitantes, cerca de la mitad (48%) está cursando el secundario y 1 de cada 4 abandonó en la secundaria (23%) o completó la educación escolar (22%): sólo el 6% inició estudios superiores.

    Tomando en consideración el abandono escolar en secundario, el grupo de entre 100.000 y 1.000.000 es el que peores resultados mostró, un 50% más que el grupo mayoritario: un 36% (21/58 totales) abandonaron en esta instancia. Pero este mismo grupo, al analizar cuantos iniciaron estudios superiores, obtuvo un porcentaje mejor (9%), en la misma proporción (50%), sobre el grupo mayoritario (6%). Habría que cuestionarse cuál es el motivo que genera tamaña diferencia en lo grupal, en un extremo y el otro del nivel educativo.

    Los grupos de pequeñas poblaciones exhiben una realidad muy similar a la de las grandes ciudades, simplemente con el detalle de tener una leve mejoría en cuanto al grupo que finaliza sus estudios y no inicia superiores. Los extranjeros, por el contrario, claramente vienen a la Argentina con el firme objetivo de realizar una carrera futbolística y no pensando en la escolaridad.

Gráfico 9. Nivel educativo del futbolista, según densidad poblacional de referencia familiar

    Los futbolistas de poblaciones de entre 100.000 y 1.000.000 de habitantes mostraron una mayor tendencia a la deserción escolar (1 de cada 3) y un bajo porcentual de escolaridad secundaria finalizada (1 de cada 6) y un muy bajo nivel de educación terciaria/universitaria (1 de cada 10). Por el contrario y aunque parezca paradigmático, los futbolistas que mostraron mayor nivel de escolaridad secundaria fueron los de las áreas pequeñas o rurales (menos de 10.000 habitantes): 1 de cada 3 terminó el secundario.

Nivel escolar, según región donde reside el núcleo familiar

    Dentro de los puntos a relevar, también se buscó observar como repercutía la región de dónde provenía el futbolista en relación a su nivel educativo. Históricamente, el fútbol argentino ha mostrado un prevalencia de jugadores oriundos de la zona pampeana (aquí descriptos dentro de los grupos AMBA -Área Metropolitana de Buenos Aires- y Centro) Probablemente porque también son las regiones con instituciones deportivas de mayor arraigo futbolero. Por este motivo, acaparan a una amplia mayoría de los atletas de la muestra: principalmente los de Buenos Aires,

    Entre los resultado se observa que en el Noroeste Argentino (NOA) y en el área metropolitana están los que abandonaron la primaria. La gravitación tiene mayor injerencia en el NOA porque el grupo es más pequeño, pero en concordancia con este dato, justamente el NOA es la única zona del país que no posee jugadores que hayan iniciado la escolaridad terciaria. El Noreste argentino (NEA), por su parte, tiene la tasa más alta de abandono en la escuela secundaria (40%). Es cierto que es un grupo pequeño (al igual que NOA) pero no se diferencia demasiado en tamaño de Cuyo y este tiene un registro sustancialmente menor: no llega al 20%. Termina siendo relevante porque, salvo el NEA, todas las demás regiones tienen un valor de deserción escolar total menor al 30%.

    En el grupo más numeroso, quienes son oriundos del área metropolitana de Buenos Aires, más de la mitad (51%) está cursando el secundario, 1 de cada 4 abandonó en la secundaria (23%),sólo 1 de cada 6 completó la educación escolar (17%) y apenas 1 de cada 10 futbolistas inició estudios superiores.

    Tomando en consideración el abandono escolar, la región del Noroeste argentino claramente es la que muestra peores resultados. Es cierto que al ser un número bajo de representantes, los valores porcentuales se dispersan pero es, junto con el área metropolitana, la única que tiene futbolistas con primaria incompleta y, junto con los extranjeros, la que no tiene representantes en realizando estudios superiores. Por su parte, hay otras dos regiones con una representatividad numérica similar y valores diferentes. El Noreste argentino que demuestra un nivel educativo levemente mejor: sin abandono en primaria pero con mayor porcentaje de abandono en secundario y un solo futbolista con secundario completo que, además, inicio una carrera terciaria/universitaria; y Cuyo que tiene un representación similar al AMBA: porcentaje bajo de deserción, alto nivel de alumnado en curso y representatividad en escolaridad superior.

    La región patagónica, de mayor tamaño en relación a las tres mencionadas previamente, también tiene valores similares a AMBA, con menor porcentaje de población iniciando estudios superiores, mientras que la región pampeana (centro) tiene un mejor nivel que AMBA de escolaridad completa pero con una disminución drástica en la continuidad educativa en nivel superiores.

Gráfico 10. Nivel educativo del futbolista, según región donde reside el núcleo familiar

Discusión

  1. A diferencia de lo observado en Alemania con sus sistemas de academias deportivas, la tasa de deserción escolar a los dieciocho años detectada en futbolistas argentinos (27%), es incluso levemente superior a los valores totales nacionales (25%) que detallan las investigaciones de la Unesco. Este valor empuja a preguntarse porque hasta el momento no ha surgido un programa desde la AFA que evalué y nucleé los esfuerzos para mejorar esta situación.

  2. Con respecto a la tasa de matriculación terciaria/universitaria, el resultado es más bajo que el valor nacional. En este punto podría entenderse que, llegado cierto momento, el fútbol se transforma en un trabajo y acapara la mayor parte del tiempo del joven futbolista, postergando así su escolaridad. El debut en Primera División, en Argentina, se da muy tempranamente en relación a Europa, lo que se supone que el trabajo más importante en la concientización de los valores de la escolaridad debería darse en las categorías juveniles menores (7ª, 8ª y 9ª). Las mayores (4ª, 5ª y 6ª), a estar tan cerca del profesionalismo, probablemente sean menos permeables al estímulo.

  3. Se observó que la tasa de deserción varía según la categoría donde juegue la primera división del equipo, siendo mayor entre los jóvenes de instituciones importantes de Primera División, en relación a los de Ascenso. Se podría suponer que la percepción del futbolista sobre sus verdaderas chances de transformar al fútbol en un trabajo que le brinde una mejor calidad de vida, es lo que varía su concepción de la educación como una alternativa de sustento futura. Casi el 50% (14/30) de los futbolistas de equipos del Nacional B que terminaron la escolaridad secundaria iniciaron la instancia siguiente, mientras que sólo el 20% de 1°A lo hizo: 10/60 (50+10). Por lo tanto, se supone que habría que focalizarse en brindar más y mejores brindarle oportunidades de estudio a los futbolistas de categorías mayores en el ascenso y con los de Primera, el trabajo fuerte debería darse con anterioridad.

  4. Cuando se separan los niveles académicos según las posiciones en el campo de juego, se descubre que las ubicaciones que requieren mayor conceptualización del juego y una mayor toma de decisiones estratégicas, terminan siendo las que muestra un mayor nivel de escolaridad terciaria/universitaria en sus filas. Los mediocampistas centrales son los que muestra, por lejos, un mayor nivel de compromiso educativo. Un resultado que no es casual y tampoco inesperado. Lo siguen los zagueros y una lógica que indica que los futbolistas “cuanto más se alejan en su posición de juego del centro del terreno, menos nivel de instrucción tienen”.

  5. Como era de esperarse y tal cual se replica en el resto de la población, cuanto mayor es el nivel educativo de la progenitora, hay menos chances de que el futbolista deje de estudiar. Todos los jóvenes que abandonaron la primaria, provenían de familias donde su madre no había terminado la escolaridad y tres de cada cuatro que continuaron la educación superior, tenían madres que también había llegado a esa instancia. En cuanto a la deserción escolar vinculada al rol paterno, no hay una gravitación tan marcada: una mitad de los que abandonaron tiene padres con escolaridad completa y la otra no. Como el grupo de futbolistas con escolaridad completa duplica al de incompleta, la proporción dentro del propio grupo es distinta: el 36% de los que su padre dejó incompleta su escolaridad, replicaron el patrón; mientras que en el grupo con padres de escolaridad completa, solo abandonaron la escuela un 20%. Lamentablemente, muchos clubes no le prestan la debida atención a conocer la situación sociocultural familiar del futbolista. Teniendo en cuenta lo que menciona Kuper en Soccernomics sobre los futbolistas ingleses, ¿no sería una buena medida trabajar con la madre del futbolista en la concientización para evitar así la deserción del joven?

  6. Curiosamente, no se ha observado diferencia en cuanto a la escolaridad de los futbolistas que viven con su núcleo familiar y los que se encuentran hospedados en las pensiones deportivas. Probablemente esta situación de mejoría, en relación a lo que ocurría hace más de una década, mucho tenga que ver con la incorporación de trabajadoras sociales dentro de las estructuras de los clubes. Así mismo, también ha habido un incremento en la cantidad de instituciones que actualmente cuentan con institutos educativos dentro de la propia entidad. Probablemente, el proyecto de Estudiantes de La Plata, de una escuela secundaria exclusiva para futbolistas puede ser la mejor alternativa para contener al atleta y favorecer su desarrollo educativo.

  7. La cercanía con el núcleo familiar es un factor predisponente positivo para continuar los estudios secundarios pero pierde efecto en relación a la continuidad educativa en instancias superiores. Los extranjeros muestran una clara tendencia a no priorizar la escuela (probablemente por los problemas legales que genera la homologación curricular) y los de pequeñas poblaciones priorizan claramente la finalización de la escuela secundaria sin intenciones de continuar más allá.

  8. Al igual que muestran las encuestas de organismo educativos nacionales e internacionales (UNICEF, 2010 - UNESCO, 2009), los futbolistas provenientes del Norte de la República Argentina (en mayor medida el NOA pero también el NEA) muestran un menor nivel educativo que el resto de la población.

Conclusión

    Como dice Fernando Savater “nacemos humanos aunque en realidad no lo somos sino hasta después”. La educación es indispensable para el desarrollo integral del hombre, tanto para su bienestar, como para el de los demás. Nadie discute que a través del aprendizaje físico-técnico, el futbolista mejora su juego pero comúnmente, en el ámbito deportivo, se desprecia la faz educativa por ser vista como una mera formación en conocimientos académicos. Esta investigación ha buscado brindar un panorama de lo que ocurre en la actualidad. Para mejorar esta situación será importante entender y dar cuanta de como el aspecto cognitivo-cultural hace una diferencia en el desarrollo del futbolista: si se lograse, por una cuestión de interés de las instituciones, automática mejoraría la consideración de este aspecto. Futuras investigaciones deberán intentar dar cuenta de su valor, tal vez sea difícil comprobarlo estadísticamente dentro del campo de juego pero buscando en la vida en relación con los demás y con el entorno, podrían encontrarse resultados relevantes.

    Finalmente, es importante reconocer el papel del cuerpo técnico en la educación del jugador. Para los jóvenes proyectos, es la única palabra relevante porque determina quién juega y quién no. Las enseñanzas dejadas serán de utilidad en el resto de la vida deportiva: la inspiración para empujarlos a ser mejores, la guía para potenciar sus virtudes y corregir sus errores y, también, el acompañamiento de su recorrido educativo harán la gran diferencia en su formación. Porque en el fútbol, indefectiblemente, un profesor tendrá muchos jugadores en su plantel pero un futbolista no siempre estará a cargo de un educador.

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