Propuesta educativa fundacional del INEF Gral. Belgrano |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 21 - Mayo 2000 |
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Es probable que ciertas visiones iluminadas en ésta óptica hayan podido circular y ser fuente estimulante para el proyecto cultural del San Fernando.
Pisando el acelerador...
Un sector que constituía el baluarte de participación del alumnado fue sin lugar a dudas el Departamento de Educación Física. Por aquí desfilaba la planificación y la coordinación de las actividades extracurriculares. Aquello que, sin estar necesariamente prescripto, pero que era vehículo para la subjetivación y moldeamiento de los alumnos. Gilabert lo particulariza de esta forma:"La intensa actividad desplegada dentro del Departamento hizo que, poco a poco, fuera cubriendo todas las horas libres del alumnado."
"Estaba integrado por todo el alumnado de Instituto y cada alumno tenía responsabilidad a su cargo en la subcomisión".
"...Contaba con una oficina supervisora y coordinadora a cargo del alumno abanderado del establecimiento con la participación de otros condiscípulos que lo secundaban".
La necesidad de incidir en todas las instancias y de ocupar el tiempo libre de los estudiantes se veía como un esquema por el cual brindar "una gama de actividades formativo-culturales destinadas a enriquecer el acervo docente que en el futuro le permitiera abarcar la totalidad de las facetas del educando" . Pero además, desde esta usina se va a propagar una innumerable serie de actividades que, reunidas en subcomisiones conforman una batería quizás más fuerte que todo el plan de estudios de la institución. Por este Departamento se genera un mandato de "Profesor Práctico", que recurre a un repertorio determinado de experiencias instruccionales. El dominio de estas competencias, garantizaría la eficiencia en el desempeño de los "futuros docentes". Entre esas actividades instruccionales podemos advertir el peso ideológico, las relaciones de poder y de saber que imprimen: las competencias Intertribus, la instauración de la Canción del Internado, las actividades teatrales y la subcomisión de higiene. Vayamos por parte.
Con relación a las Tribus, Gilabert, H. señala que, si bien los alumnos del instituto tenían un nivel de formación semejante por haber cursado estudios en escuelas normales, la dificultad; a la hora de emprender una actividad que uniera a todos, ya que se trataba del segundo hogar; estaba centralizada en las amplias diferencias e idiosincrasias culturales que existían entre los alumnos del Interior y los de Capital. Debía encontrarse una solución adecuada. Se propuso entonces dividir a los alumnos en dos "tribus". Y agrega Gilabert:
"Ellos mismos le pusieron los nombres: Churos y Huaynas".
Estas competían durante todo el año en pruebas físicas, intelectuales y morales dándose un puntaje preestablecido.
Aunque en un tiempo más reciente, Lidia Fernández nos advierte que: "Cuando la acción institucional se encamina a modificar las modalidades de la participación institucional y de la autonomía sobre el propio aprendizaje, la dinámica de los procesos se desdobla. En un plano se juega el ensayo técnico y en otro y de manera turbulenta se vive el drama del temor, la desconfianza, la hostilidad y la angustia de la lucha contra fuerzas que se experimentan todo poderosas".
¿Cuáles eran los temores que atravesaban la época? ¿El drama de la disolución? ¿La destrucción fantaseada de la institución por vía de la desorganización, el caos, la pérdida de alumnos, el cierre institucional? ¿O esto formaba parte de un dispositivo disciplinario estratégicamente elaborado y que tenía en la escuela y en la educación física en particular un sistema por el cual motorizar los ideales de la raza, el ser argentino y la patria? Si fuera así: ¿A qué tiempo histórico nos remontan dichas concepciones?
Silvina Fernández y Marcos dos Santos indican "... estas "tribus" se constituyeron como "pantallas" hacia donde transferir el dilema planteado, a partir de la institucionalización de solo dos tribus". Y se preguntan: "¿Por qué no más "tribus en guerra?" Es más, ¿porqué, si no, la apelación a la imagen de las tribus?"
Gilabert, H. profundiza las fundamentaciones que llevaron a la creación de estas Tribus:
"...perseguían dos objetivos: uno de carácter eminentemente práctico, por contener labores íntimamente relacionadas con el programa oficial de estudios: Juegos y Deportes, organización, enseñanza, entrenamiento, campeonatos, prácticas de planillajes y arbitrajes; como alumno: estudio, higiene, presentación personal, puntualidad, diligencia, etc. El otro objetivo de carácter ético, eminentemente espiritual y conformador de la personalidad convocaba a unificar la escuela para ofrecerles oportunidades de poder expresar libremente, comprender y apreciar sus deberes y derechos, buen tiempo del empleo y el esfuerzo, participación seria y responsable en las tareas en común con el resto de sus compañeros, transformar el pensamiento en acción efectiva y duradera".
Ya vemos que la finalidad de las tribus tenía también otras connotaciones, como ser la de actuar sobre el tiempo de los jóvenes. Para Foucault, M. una de las grandes operaciones de la disciplina es la constitución de cuadros vivos
"Que transforman las multitudes confusas, inútiles y peligrosas, en multiplicidades ordenadas". La constitución de cuadros -continúa Foucault- "ha sido uno de los grandes problemas de la tecnología científica, política y económica del siglo XVIII." Para este autor "el cuadro es a la vez una técnica de Poder y un procedimiento de Saber".
Pero también este tipo de actividad evidencia una clara articulación institucional por la vía de los simbolismos y las vinculaciones no abstractas. Se hacía necesario polarizar la atención en un ente concreto: "Los Intertribus", "La figura del Abanderado" y porqué no, "El director". No existe, en esta propuesta, una integración por medio de abstracciones como puede ser la noción de "república" por ejemplo.
Vemos con nitidez que, en las connotaciones implícitas de los Intertribus, está totalmente ausente lo que Lasso de la Vega llamara homo socialis en su intento por describir las características del hombre griego, ya que hay una conciencia limitada a ciertos deberes que se asocian más a "mandados" que a la existencia de una cierta conciencia social. Es porque parece reproducirse, al igual que en los ideales arcaicos, una fuerte actitud religiosa y por ella, casi un principio de actuación filantrópica en lo que a intervención educativa se refiere.
"Las tribus tenían una 'cena de la hermandad' cuyo espíritu era el de reafirmar la camaradería, la amistad, la unión de ambas tribus, en la que los indios churos, con distintivo color verde, y huaynas con color rojo, rivales caballerescos durante todo el año, se encontraban unidos espiritualmente en un marco de verdadera cordialidad en la cual los huaynas, ostentaban sonrientes en sus pechos, las cintas verdes de los churos y, éstos, las rojas de aquellos. Era el primer intercambio de insignias".
Este pasaje alcanza para insinuar dos dimensiones que me parecen importantes destacarlas: Por un lado refuerza la idea del hecho simbólico como elemento fijador e integrador de la comunidad educativa. Por el otro, se contempla una suerte de ideal caballeresco y cortesano en estas competencias, las cuales nos retrotraen a aquellas Justas y Torneos, que eran la actividad física y deportiva por excelencia de la aristocracia renacentista. Según Alvarez Palacios, eran propias de Reyes y Nobles. Y agrega: "La justa se define como un ejercicio de caballería de los hombres de armas, que propiamente se llaman cataphractos, por ir todos armados de punta en blanco, y tómase por fiesta y regocijo". Comenta también que era necesario destacar "la exquisita limpieza bajo la que se desarrollaba esta actividad". Y señala - Alvarez Palacios- la prolija necesidad de distinción que existía entre los contrincantes, toda vez que entre los caballeros era común poseer: divisa, empresa y mote. Dice este autor que esto significaba la manifestación oculta de su ánimo, quizás la motivación intrínseca por ganar, para qué ganar. Y a este simbolismo lo describe de esta forma: "La Divisa, estaba representada por un color y cada color tenía su significado: el color leonado descubría señorío; el leonado oscuro, congoja; el verde claro, esperanza recobrada; el verde oscuro, esperanza perdida; el naranja, porfía y cumplimiento de deseo. La Empresa venía definida por el dibujo que el caballero llevaba en su pecho - una palma, un laurel, un águila, un león, etc.- y una frase alegórica que circunscribía el dibujo y venía a exponer la intención de su pensamiento. El Mote se representaba por una frase que el caballero no llevaba pintada en su traje, pero que suponía un grito de ánimo o de guerra antes de iniciarse la competición y que venía a declarar su intención; por ejemplo so famosas aquellas de ¡'quién vale más sufre más'!, ¡'Quién espera desespera'!, ¡'Para todos sale el sol'!".
Las improntas distintivas de las tribus y sus analogías con los rituales caballerescos confirman, una vez más, que al interior de la institución existía una fuerte dosis de reproducción de estos ideales cortesanos y nobiliarios. Este hecho se puede confirmar, otra vez, con la transcripción de la cita de Gilabert, H. acerca de las marchas oficiales de ambas tribus,
Huaynas
"Nobles huaynas marchemos gloriosos
Hacia el triunfo escalando la cumbre
Y que el sol del espíritu alumbre
Las jornadas de atletas colosos
Sin orgullo de ganar
Y perder sin dolor,
Nuestro lema aquí está
A Triunfar y Triunfar con honor"La otra tribu tenía la siguiente marcha:
Churos
"Seremos triunfadores, doquiera que luchemos
Siempre venceremos por nuestra fe y amor
La tribu de los churos será poderosa
Y volverá gloriosa del campo del honor".No pocos espacios son prodigados en el libro de Gilabert, H. para caracterizar el fenómeno de las tribus, lo que revela el alto poder de subjetivación que imprimía en los alumnos este tipo de emprendimientos. Por el texto de estas marchas se puede ver un animoso ideal heroico y de combate; que para nada disgusta de la cultura caballeresca griega. Un ejemplo, son los juegos fúnebres que en honor a Patroclo, y durante el período homérico se realizaban en Grecia. De acuerdo con Henry Marrou, estos constituían "Una manifestación solemne, organizada y reglamentada cuidadosamente". Es evidente que estas practicas del San Fernando muestran, como reflejo epocal de un tiempo que no es, iguales peculiaridades que los valores arcaicos en cuanto a la imitación de: héroes e influjos guerreros, al tiempo que: moral y gloria caballeresca. Tampoco debemos desentender a este modelo educativo, de las resultantes posibilitadas - aunque esto debiera ser sujeto de mayor investigación- por la Década Infame y la Entreguerra, que imprimían un alejamiento de la gente en las decisiones, por un lado y una subjetividad armamentista y guerrera por la otra. En medio de esas relaciones sociales y políticas, se fundaba el 2º Instituto Nacional de Educación Física en Argentina.
Tratándose del espíritu poético y literario que anima estas Marchas, vemos que las tribus parecen recrear el temperamento guerrero y aristocrático que el poeta Alceo, en el siglo VII a.C. había encarnado con tan fidelidad. Sin embargo; la desilusión e inconformismo de los fragmentos de Arquíloco, las inspiraciones eróticas de Safo o la aversión a la guerra de Anacreonte; parecen no merecer significatividad a la hora de conformar las letras para estas marchas. Queda claro que la luz múltiple y diversa que inspiró la creación de la cultura griega a través de estos poetas, es solo reproducida de modo unilateral y con total parcialidad en esta institución. Quiere decir esto que, existió una orientación decidida a conformar determinados tipos de sujetos y no otros.
Julián Garzón Díaz nos invita a descubrir estas diferencias cuando dice: "Hay un violento contraste entre Alceo, a quién imaginamos recitando poesía de arsenal bien pertrechado en el círculo de sus correligionarios reunidos en un banquete, y Anacreonte, que bebe vino mezclado con agua y nada quiere saber de rencillas, ni de guerras que hacen derramar tantas lágrimas"
Quiero cerrar esta parte citando nuevamente al Prof. Gilabert:
"Si eres huayna, toma el vuelo de águila y asciende, asciende hacia el foco del resplandor que tienes adelante. Y si tus alas se cansan en el vuelo, mira hacia él, reconfórtate en su fuente, y verás como un nuevo rigor bate tus alas y las alienta.
Si eres Churo, tiende tu arco hacia el cielo, que la fuerza de tu brazo te sea dada por el noble ideal que aquel esconde y que tu flecha sea solo disparada en nombre del bien, la justicia y la superación".
Perdón..... ¿a dónde tengo que mirar si soy Huayna? ¿Quién es él? ¿De quién es la fuente? ¿De qué tipo es el rigor? ¿Quién lo administra?
Y...Si soy churo? ¿Quién es el que esconde el noble ideal? ¿Porqué debo arrojar una flecha? ¿Cuál es la diferencia entre arrojar una flecha y luchar por los derechos? ¿Quién determina el bien, la justicia y la superación?
En ningún caso lo que aquí estamos descifrando constituyen anécdotas o acontecimientos superfluos, por el contrario delinean un modo específico de entender y comprender la educación. El programa fuerte fue sostener; por vía de simbolismos, rituales y apelaciones a la voluntad; una estrategia institucional que formara profesores de educación física.
Esos criterios vuelven a aparecer claramente con la canción del Internado que existía en San Fernando. Lo demostrativo que resultaron sus fragmentos, para infundir la ideología institucional, hicieron que, rápidamente se "transformara en la canción del Instituto". La versión original que transcribe Gilabert, H, en su obra es la siguiente:
Se forjará una juventud
De corazón y de valor
Ella será por su virtud
El porvenir de nuestra nación
Tendrá el ideal de la salud
Y del gimnasta la lealtad
Y el corazón con emoción
En estos versos cantará:
Oh!... dulce canción
Dulce canción del internado
Tiene tu sabor
La grandeza de la patria
Porque hay en ti
Ese rincón de amor y fe
Que es el fiel reflejo
De la ilusión por conseguir
Fuerza y salud
Cual bello sol la juventud
Bañada en oro brillará;
Tendrá el deber como virtud
Y como emblema: amor sin igual
Y al entonar esta canción
Que es un grito de salud
La juventud, con emoción,
Dará su vida por la naciónHay una serie de suposiciones implícitas en la letra de la canción que promueven o estimulan a una creencia naturalizada de la realidad, así podemos ver repetidamente frases tales como: "Que la juventud se forja de corazón y de valor"; "Que el gimnasta es leal"; "Que la canción tiene la grandeza de la patria, porque con amor y fe se conseguirá fuerza y salud"; "Que la juventud brillará cuando esté bañada en oro"; "Que su deber es la virtud y su emblema el amor"; "Que la canción es un grito de salud"; y "Que la juventud ofrece la vida por la nación". Queda claro que las explicitaciones no están presentes y eso provoca algunos interrogantes: ¿A quién será leal el gimnasta? ¿Cuál es la dimensión de grandeza de la canción? ¿A qué idea de Patria se refiere? ¿Es con amor y fe que se consigue fuerza y salud? ¿Qué fuerza? ¿Qué salud? ¿Por qué para que la juventud brille se debe bañar en oro? ¿A qué virtudes se refiere que serán deber de la juventud? ¿Porqué el amor será su emblema? ¿Qué grito de salud es la canción? ¿Se tiene salud cuando se grita y se canta? ¿Porqué la juventud deberá ofrecer su vida por la nación? ¿Cuál nación?.
Otra circunstancia muy rica en los criterios de formación que tuvo este Instituto en sus orígenes, estuvo representada por la constitución de una Subcomisión de Teatro y Actividades Sociales.. Según Gilabert, H. ésta tenía a su cargo:
"El control de las actividades sociales y juegos que se desenvolvían en la sala de estar que tenía el alumnado, lindera al comedor del instituto".
Esta subcomisión redactaba al final del año Una Memoria Anual de sus actividades, donde se visualizan las orientaciones que tenían las mismas. Según Gilabert, H. estas memorias eran compuestas por los propios alumnos. De la efectuada en 1942 podemos extraer ciertos aspectos que sirvieron de fundamentos para la realización de estas veladas:
"La fiesta escolar en sí no constituye ninguna fuerza ni aporte ningún valor al alumnado sino está regido por un principio o una línea de conducta que se mantiene a través de todos los números que se desarrollan en él..."
En otra parte señala:
"No buscaremos la emoción superflua. Debe interesarnos saber despertar en estos actos, la emoción profunda, jugosa, real del sentimiento patrio".
Y agrega:
"La nobleza, la honestidad, el honor, el respeto, el amor filial, la dignidad, todos los elementos que componen la vida superior del hombre tiene que tener cabida en estos instantes y todos deben aparecer nítidamente delineados. De esa fiesta debemos salir con una idea muy elevada de la vida y sentir acurrucarse en nuestros corazones un recogimiento y una paz tal que la alegría reflejada en nuestros ojos y la sonrisa de nuestros labios sea tan pura que por muchos días destierren a la fácil y banal sonrisa diaria y a la superficial manera de vivir".
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