La actividad físico-deportiva y valores de la misma en la época contemporánea Physical and sporting activity thereof in contemporary times |
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Diplomada en Magisterio de Educación Física por la Universidad de Murcia y Graduada en Educación Primaria con mención en Audición y Lenguaje por la Universidad Pontificia de Salamanca |
Noelia Campillo Gómez (España) |
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Resumen En el presente artículo vamos a expresar el tratamiento que tiene la educación en valores en la época actual y su relación con la práctica de actividad física. En primer lugar haremos un breve recorrido por las leyes de educación vigentes y comprobaremos la importancia que actualmente tiene la formación en valores para los alumnos, siendo éste uno de los principales baluartes de la educación española del siglo XXI. A continuación, vamos a ver como a través de la educación física escolar y de la práctica deportiva se pueden crear ciertos hábitos y valores en los alumnos. Palabras clave: Leyes vigentes. Formación en valores. Actividad físico-deportiva.
Abstract In this article we will express the treatment of education in values in the current era and its relationship to physical activity. First we will make a brief tour of the education laws in force and will check the current importance of values education for students, being one of the main bastions of the Spanish education in the XXI century. Then we will see through school physical education and sport can create certain habits and values in students. Keywords: Existing laws. Training in values. Physical-sport activity.
Recepción: 21/02/2016 - Aceptación: 18/04/2016
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 21 - Nº 216 - Mayo de 2016. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
La actividad físico-deportiva ha sido y es una vía determinante en la formación de valores como necesidad social, contribuyendo al desarrollo y perfeccionamiento de la personalidad del ser humano. Las escalas de valores constituyen aspectos imprescindibles para la formación ciudadana, de la cual se deriva un comportamiento social en correspondencia con un determinado sistema social que se proyecta por lograr un hombre nuevo a la altura de su tiempo. La responsabilidad, la honestidad, la perseverancia en el trabajo, en el estudio son cualidades positivas, convertidas en valores deseables por todos y que se pueden formar y desarrollar, entre otras formas, mediante la práctica de la actividad físico-deportiva, tanto en las escuelas como en la comunidad, mediante la orientación y guía de profesores y entrenadores como auténticos pedagogos, así como de la familia.
La Educación Física es una disciplina que, en las últimas décadas, ha vivido grandes cambios en relación con la manera en que se programa y se imparte la docencia. La forma de tratar la práctica educativa como un problema técnico ha sido siempre muy propia de la Educación Física. En los últimos tiempos empiezan a ser más habituales aquellas formas de organizar la docencia de la Educación física que centran la atención en la comunicación y en la contextualización de las acciones. Será una buena manera de dar respuesta al enfoque integrador de esta materia, que incluye una multiplicidad de funciones: cognitivas, expresivas, comunicativas y de bienestar.
La Educación física constituye una disciplina vivencial. No debemos olvidar que el cuerpo y el movimiento son los ejes básicos en los que se centra su acción educativa. Se trata, por un lado, de mejorar el comportamiento motor del alumnado y con ello la consolidación de hábitos saludables y, por otro, de la educación a través del cuerpo y el movimiento para adquirir competencias de carácter afectivo y de relación, necesarias para la vida en sociedad. Conseguir que esto sea una realidad dependerá de la programación que se realice, de las estrategias metodológicas que se apliquen, del clima de clase que se consiga, de la utilización de los recursos materiales y tecnológicos, y de la forma en que se integre la evaluación en el proceso de aprendizaje.
2. Tratamiento de la educación en valores en las actuales leyes educativas
Si nos remontamos no muy atrás en el tiempo al año en el que se estableció la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre de 1990, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), ley que ya no está vigente pero que supuso la llamada “reforma educativa”, se puede ver como esta reforma iba a tener muy en cuenta el educar a los alumnos de manera integral, donde la educación en valores tendría un papel capital. Se hizo un amplio esfuerzo de sensibilización en programas, grupos de trabajo, proyectos de formación, dando lugar a una toma de conciencia generalizada sobre la relevancia educativa de los valores. “El objetivo primero y fundamental de la educación es el de proporcionar a los niños y niñas, a los jóvenes de uno y otro sexo, una formación plena que les permita conformar su propia identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre, a la vez, el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma. Tal formación plena ha de ir dirigida al desarrollo de su capacidad para ejercer, de manera crítica y en una sociedad axiológicamente plural, la libertad, la tolerancia y la solidaridad” (Preámbulo de la LOGSE).
En la actualidad de la educación española nos encontramos en un periodo de transición en el que una ley de educación está acabando y otra está empezando a funcionar. La Ley Orgánica, 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) va a ser reemplazada por la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). “Las modificaciones introducidas en la estructura, requisitos, condiciones y evaluaciones de Educación Primaria se implantarán, para los cursos primero, tercero y quinto en el curso escolar que comience al año siguiente al de entrada en vigor de esta ley orgánica, y para los cursos segundo, cuarto y sexto en el curso escolar siguiente” (Disposición transitoria primera. Calendario de implantación. LOMCE). Por lo tanto, en septiembre de 2014 entra en vigor la nueva ley para ciertos cursos.
En la nueva Ley, lo que se ha hecho ha sido modificar determinados artículos de la LOE, sesenta y cinco en total, en un artículo único que incluye modificaciones, que se formulan como artículos Bis o nuevas disposiciones. Junto al artículo único aparecen dos disposiciones adicionales, dos transitorias y tres finales que son específicas del nuevo texto.
Puesto que actualmente aún no se han introducido las modificaciones en los centros escolares, nos vamos a centrar en la forma en que es desarrollada la educación en valores para los alumnos en la LOE, añadiendo algún aspecto que afecte al tratamiento de la educación en valores en la nueva ley. Podemos afirmar que examinando ambas leyes educativas, llegamos a la conclusión de que la educación de los alumnos, supondrá una formación plena que les permita construir su propia identidad y a la vez conocer y valorar la ética y moral de la misma.
En el preámbulo de la LOE, existen tres principios fundamentales, y ya se advierte que la educación en valores para los alumnos es uno de los pilares fundamentales del Sistema Educativo español y de esta ley, pues el primer principio dice que “se debe proporcionar una educación de calidad a todos los ciudadanos de ambos sexos (…). Se trata de conseguir que todos los ciudadanos alcancen el máximo desarrollo posible de todas sus capacidades, individuales y sociales, intelectuales, culturales y emocionales para lo que necesitan recibir una educación adaptada a sus necesidades. Al mismo tiempo, se les debe garantizar una igualdad efectiva de oportunidades, prestando apoyos necesarios tanto al alumnado que lo requiera como a los centros en los que estén escolarizados”.
De nuevo, en el preámbulo de la misma ley, entre los fines de la educación “resaltan el pleno desarrollo de la personalidad, así como de las capacidades afectivas del alumnado, la formación y el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades que permita superar los comportamientos sexistas (…). Asimismo, se propone el ejercicio de la tolerancia y de la libertad, dentro de los principios democráticos de la convivencia y prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos (…). La relación completa de principios y fines permitirá asentar sobre las bases firmes el conjunto de la actividad educativa”.
Como se puede comprobar en el preámbulo de la LOE, ya observamos que dicha ley de acuerdo con el Sistema Educativo español, pretende formar a los alumnos desde un punto de vista integral, desarrollando tanto capacidades cognitivas, así como afectivas, sociales y morales. La finalidad de esta ley consistirá entonces en intentar ofrecer a todos los estudiantes un espacio de reflexión, análisis y estudio acerca de las características de los principios y derechos establecidos en la Constitución Española, así como de los valores comunes que harán que toda la ciudadanía pueda convivir democráticamente en un contexto global.
Si seguimos avanzando en la LOE, podemos comprobar como el sistema educativo español, configurando con los valores que se ponen de manifiesto en la Constitución y asentando el respeto a los derechos y libertades reconocidos en la misma, se inspira en diecisiete principios, entendidos éstos como las normas que orientarán las conductas de los alumnos en un futuro, y se orienta a la consecución de diez fines, entre los que destacamos los siguientes:
Principios
a) “La calidad de la educación para todo el alumnado independientemente de sus condiciones y circunstancias”.
b) “La equidad que garantice la igualdad de oportunidades, la inclusión educativa y la no discriminación y actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que deriven de discapacidad”.
c) ”La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto, la justicia, así como que ayuden a resolver cualquier tipo de discriminación”.
k) “La educación para la prevención de conflictos y para la resolución de los mismos, así como la no violencia en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y social”.
l) “El desarrollo de la igualdad de derechos y oportunidades y el fomento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres”.
(Título Preliminar. Capítulo I. Principios y fines de la educación. Artículo 1. Principios). (LOE).
Fines
b) “La educación en el respeto de los derechos libertades fundamentales, en la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de trato y no discriminación de las personas con discapacidad”.
c) “La educación en el ejercicio de la tolerancia y le la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los mismos”.
d) “La educación en la responsabilidad individual y en el mérito del esfuerzo personal”.
e) “La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible”.
h) “La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y artísticos, así como el desarrollo de hábitos saludables, el ejercicio físico y el deporte”.
(Título Preliminar. Capítulo I. Principios y fines de la educación. Artículo 2. Fines. LOE).
3. Educación escolar y valores
En el presente apartado lo que pretendemos es poner de manifiesto como se encuentran los valores en la escuela y más concretamente en el área de educación física. No hay duda de que los valores están presentes en la institución escolar, por ello los maestros en general y los de educación física en concreto deberán promoverlos adecuadamente con un trabajo consciente e intencionado y desde el área de educación física se deben poner en marcha prácticas motrices para que fomenten en los niños y niñas la educación en valores. También vamos a observar en este apartado, qué valores, actitudes y hábitos positivos concretos podemos hacer que desarrollen los alumnos a través de las sesiones de educación física.
Si atendemos a los catorce objetivos de la educación primaria, entendiendo objetivo como la finalidad que pretendemos conseguir al realizar un trabajo determinado, hay varios de ellos que promueven educar valores en los alumnos, entre ellos:
a) “Conocer y apreciar valores y normas de la convivencia, aprender a obrar de acuerdo con ellas, prepararse para el ejercicio activo de la ciudadanía y respetar los derechos humanos, así como el pluralismo propio de una sociedad democrática”-
c) “Conocer, comprender y respetar las diferentes culturas y las diferencias entre las personas, la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres y la no discriminación de personas con discapacidad”.
(Capítulo II. Educación primaria. Artículo 17. Objetivos de educación primaria. LOE).
Pero de entre todos los objetivos de educación primaria, la aportación más reseñable de la educación física escolar a la educación integral de los alumnos y por tanto también a su educación en valores se puede resumir en el siguiente objetivo:
k) “Valorar la higiene y la salud, aceptar el propio cuerpo y el de los otros, respetando las diferencias y utilizar la educación física y el deporte para favorecer el desarrollo personal y social”.
(Capítulo II. Educación primaria. Artículo 17. Objetivos de educación primaria. LOE).
Centrándonos ahora en los catorce objetivos de educación física en educación primaria, observamos que todos están diseñados desde una perspectiva en la que contribuyen a desarrollar aspectos motrices y habilidades en los alumnos, pero sin olvidarse de que esos aprendizajes les ayuden a crear valores positivos tanto para su equilibrio personal como social. Destacamos los siguientes:
2) “Apreciar la actividad física para el bienestar, manifestando una actitud responsable hacia uno mismo y las demás personas y reconociendo los efectos del ejercicio físico, de la higiene, de la alimentación y de los hábitos posturales sobre la salud”.
6) “Regular y dosificar el esfuerzo, llegando a un nivel de autoexigencia acorde con sus posibilidades y la naturaleza de la tarea. Desarrollando actitudes de tolerancia y respeto a las posibilidades y limitaciones de los demás”.
9) “Participar en actividades físicas compartiendo proyectos, estableciendo relaciones de cooperación para alcanzar objetivos comunes, resolviendo mediante el diálogo los conflictos que pudieran surgir y evitando discriminaciones por características personales, de género, sociales y culturales”.
11) “Realizar actividades en el medio natural de forma creativa y responsable, conociendo el valor del medio natural y la importancia de contribuir a su conservación y mejora”.
En este sentido el área de educación física contribuye al desarrollo de las capacidades cognitivas, motrices, de equilibrio personal, de actuación e inserción social y de valores éticos y morales.
Hemos visto como es tratada la educación en valores desde los objetivos de educación primaria y educación física, es decir, desde la ley, pero no podemos olvidarnos que la escuela es un sistema abierto y hay que tener en cuenta que existen factores que contribuyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores y que estos factores se influyen recíprocamente, destacando: el contexto social (sociedad, familia y medios de comunicación) y contexto escolar (profesor, currículo y clima de aula), pero también se hace imprescindible considerar los aspectos emocionales para la mediación de los aprendizajes de valores tales como el conocimiento, la aceptación y la valoración de sí mismo, así como el reconocimiento, la expresión y el manejo de las emociones, de tal manera que puedan desarrollarse competencias emocionales de interacción social
La educación física es un área un tanto peculiar en cuanto al desarrollo de la misma, pues estoy de acuerdo con Aguayo, cuando afirma que “las interacciones que se producen, tanto motrices como socioafectivas, son mayores que las que se pueden producir en otras áreas, y supone el espacio ideal para la educación en valores, porque allí se multiplican las situaciones para aprender diferentes formas de ser y de convivir en comunidad. Las relaciones que se establecen a través de las sesiones, constituyen excelentes oportunidades para asumir valores a partir de vivirlos y ponerlos en práctica en actividades cotidianas en las clases. La práctica de educación física implica el equilibrio personal para la autorregulación de las emociones y afectos, la aceptación de la responsabilidad como consecuencia de los actos, la tolerancia hacia fracasos y errores, a través de la superación de retos que alcanzan la dimensión emocional y de la voluntad”. (Aguayo, 2009, p.3).
Pero del mismo modo, las sesiones de educación física pueden resultar ser un arma de doble filo, pues “(…) pueden dar a los alumnos la oportunidad de enfrentarse a sus miedos y competencias y compararse con el resto de compañeros fomentando así la aparición de diversos valores, por el contrario, hacer que afloren las más negativas conductas referidas a la intolerancia o irresponsabilidad” (Gil y cols., 2008). En este sentido, la práctica deportiva para algunos autores, separa a los pueblos, crea rencillas, es sexista, violenta, puede perjudicar la salud, puede proporcionar individualismo, desprecio hacia los otros o el deseo de victoria por encima de todo. Pero existe otra visión que plantea la necesidad de hacer que el deporte se convierta un instrumento educativo y para que pueda llegar a ser considerado educativo, en las clases de educación física debe ser orientado a la transmisión de valores y no ocuparse únicamente de la enseñanza de los aspectos tácticos, técnicos y desarrollo de las cualidades físicas, y los métodos de enseñanza deben buscar que el alumno obtenga variadas experiencias sin llegar a la especialización concreta en ningún deporte.
Por ello el papel de los profesores de educación física será el de ayudar a la creación de valores y hábitos positivos en los alumnos, y aun siendo inevitable la aparición de conductas menos positivas, deberán reconducir las mismas y hacer que los alumnos vayan formando su propio autoconcepto e interiorizando y organizando su escala de valores a través de las interacciones y el aprendizaje social que se da en las sesiones de educación física.
Son innumerables los valores que consciente o inconscientemente se crean y se transmiten a los alumnos desde el área de educación física, pero destacamos por su importancia los siguientes:
3.1. Educación para la paz
Sabemos que en las sesiones educación física se dan numerosas interrelaciones personales además de que el contacto físico es más que evidente, por ello a veces pueden surgir situaciones en las que se generen conflictos entre los alumnos, intolerancias o disputas, por ello se deberá aplicar una enseñanza que desarrolle en los alumnos las actitudes y conductas más coherentes con la justicia, el respeto, la tolerancia, el diálogo y la resolución no violenta de conflictos.
Para educar a los alumnos en la paz a través de la educación física y el deporte será necesario hacer que desarrollen valores tales como: justicia, cooperación, solidaridad, desarrollo de autonomía personal, autoestima, etc., pues tal y como dice González citado por Zurbano, aunque sus premisas sean para la educación en valores en general podemos y debemos aplicarlas al ámbito de las sesiones de educación física: los alumnos deben “aprender a vivir consigo mismo y con los demás en la no violencia y en la creación de ámbitos de justicia, de respeto y de armonía” (Zurbano, 1999), “se deberá estimular la utilización de formas de resolución no violenta de conflictos salvando siempre el respeto a las personas” (Zurbano, 1999), “educar en la internacionalización, la tolerancia y el respeto por la diversidad y educar en el diálogo, pues la violencia está reñida con el lenguaje, el diálogo y la argumentación”. (Camps, 1993, citada por Zurbano, 1999).
3.2. Educación para la salud
Según señalan Devís y Peiró citados por Rodríguez (2006), “el aumento de enfermedades propias de una sociedad sedentaria, el apoyo científico y médico a la actividad física y el impulso hacia una medicina preventiva que reduzca costes de la medicina curativa, convierten a la educación física en un importante exponente y barrera principal de oposición a esta serie de problemas de gran eco social”. Por ello los maestros de educación física debemos sentar las bases para la creación de una sociedad sana, incidiendo en la instauración de normas y hábitos positivos para la salud y constituyéndose en barrera de oposición para los hábitos nocivos.
Estoy de acuerdo con los autores Delgado y Tercedor, cuando afirman que en una escuela promotora de salud, deben influir además del propio centro educativo otros agentes tales como los profesionales de salud y familias de los alumnos, (Delgado y Tercedor, 2002), pues para conseguir que los alumnos adopten los hábitos más beneficiosos para su salud dentro un estilo de vida saludable, todo el entorno debe cooperar haciendo que se afiancen las conductas positivas aprendidas en la escuela.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, “la salud en el seno escolar se ha de concebir como un factor preventivo de primer orden que ayude a generar en los niños toda una serie de actitudes positivas bajo una perspectiva de compresión, que mejore su conocimiento e influya decisivamente en sus comportamientos cotidianos”. (Rodríguez, 2006).
Además, habrá que tener presentes una serie de objetivos para que la educación para la salud a través de la educación física sea positiva, tales como: “ conocer el riesgo de determinadas actividades, adoptar las medidas de seguridad necesarias, mantener una correcta postura corporal, valorar y dosificar el esfuerzo, identificar los diferentes grados de complejidad de las actividades, etc.” (Rodríguez, 2006)
Se deberá educar en el cuidado del cuerpo a los alumnos, vinculándolo al mantenimiento de la salud en su sentido auténtico: “completo estado de bienestar físico, psíquico y social” (Organización Mundial de la Salud, 1960) y no ornamental, y ser cuidadosos con lo que se transmite a los alumnos, porque ellos van a extrapolar todo a su propia imagen corporal y de este modo se establecerá su propia autoestima. Deberemos hacer que los niños interioricen que hay determinados hábitos de vida que ponen en peligro el equilibrio corporal: falta de higiene y aseo corporal, postural y del medio, sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo y drogodependencias, alimentación excesiva, insuficiente o desequilibrada, la fatiga corporal, la no dosificación del esfuerzo y los estados de ansiedad y estrés.
3.3. Coeducación
El término coeducación en el ámbito de la educación física “debe promover la igualdad de trato entre sexos, no aceptando el modelo universal masculino y desarrollando las cualidades de cada individuo”. (Zagalaz y colaboradores citados por Valdivia y colaboradores, 2012, p.198). “El profesorado debe buscar el desarrollo integral de niños y niñas” (Valdivia y cols., 2012). Desde este punto de vista diversos autores entienden la coeducación como “un sistema pedagógico integral que busca el desarrollo del alumnado en condiciones de libertad, equidad y correspondencia”. (Lillo y cols. citados por Valdivia y cols., 2012). Según estas definiciones, desde la educación física, los maestros debemos hacer un esfuerzo por eliminar desigualdades e incorporar los saberes, valores, actitudes y capacidades masculinas y femeninas por igual, encaminando nuestros esfuerzos a la eliminación de barreras sexistas, incidiendo en aspectos metodológicos tales como: participación conjunta y mixta en las actividades, reconocimiento por parte de los alumnos sobre la igualdad de posibilidades en ambos sexos, trabajar actividades todos los alumnos que hayan sido catalogadas de un único sexo a lo largo de la historia, etc.
4. Conclusiones
Desde la escuela se debe educar a los alumnos en valores, lo que implica la integración a sus conductas de actitudes y hábitos positivos, implicando ello la adquisición de un compromiso moral y social, sin olvidar que el resto de contextos que rodean a los alumnos, también van a influir en la educación de valores de los mismos.
Los valores pueden ser promovidos en la escuela desde cualquier ámbito o actividad que realicen los alumnos en cualquier área o asignatura, y desde la educación física y deportiva se crea un ámbito muy especial para poder transmitir y educar en valores a los mismos. Como ya ha quedado claro en el presente trabajo, el simple hecho de practicar educación física y deportiva, a pesar de que sea un terreno perfecto para inculcar valores, no va a crear hábitos y actitudes positivas a menos que tenga unos objetivos bien claros y definidos.
Bibliografía
Aguayo, H. (2009). Los valores en la clase de Educación Física. Comunicación presentada en el X Congreso Nacional de Investigación Educativa, Veracruz, México, septiembre.
Camps, V. (1993). Los valores de la educación. Madrid: Anaya.
Delgado, M. y Tercedor. P. (2002). Estrategias de intervención en educación para la salud desde la Educación Física. Barcelona: Inde.
Devís, J. y Peiró, C. (1992). Nuevas perspectivas curriculares en educación física: la salud y los juegos modificados. Barcelona: Inde.
Gil, P., López, A., Zamorano, D., Justo, R., Sánchez, J.A., Fernández, M. y otros (2008). La educación física y los deportes. Concreciones prácticas de educación en valores. Granada: Mágina.
Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre de 1990, de Ordenación General del Sistema Educativo.
Ley Orgánica, 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.
Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa.
Valdivia, P.A., López, M., Lara, A.J. y Zagalaz, M.L. (2012). Concepto de coeducación en el profesorado de Educación Física y metodología utilizada para su trabajo. Movimento, 4, 197-217.
Zurbano, J.L. (1999). Bases de una educación para la paz y la convivencia. Pamplona: Fondo de Publicaciones de Gobierno de Navarra.
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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 21 · N° 216 | Buenos Aires,
Mayo de 2016 |