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La motivación del jugador y del entrenador

Motivation player and coach

 

Licenciado en Cultura Física y Deporte. Entrenador deportivo

Entrenador superior de baloncesto, de categorías juveniles, del Estado Vargas, Venezuela

Maestrante del Centro Universitario de Provincia Granma, Cuba (UCCFD) Manuel Fajardo

Lic. Oscar José Vizcaya

vizcayao@yahoo.es

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          El baloncesto es mucho más que Xs, Os, ataque Flex y defensa individual. Es también un juego mental, un juego de motivación. Son muchos los ejemplos que hay en baloncesto del poder de la mente. Piense en el lesionado Willis Read, cojeando en la pista, deseoso de ayudar a los Knicks a conseguir el título de la NBA de 1970 o al enfermo de Michael Jordan y su magnífica actuación con 38 puntos en el quinto partido de la finales de la NBA de 1997 que abrió la puerta a los Bulls para conseguir otro anillo. Recuerde al, aparentemente desmoralizado equipo de Dallas superando una desventaja de 24 puntos en la segunda parte para vencer a Toronto en la prórroga en 2006. Ejemplos de este tipo hay en cada nivel de juego. Por supuesto que una fuerza psicológica negativa puede ser tan perjudicial como estimulante es la positiva. Una prolongada racha negativa en el tiro, las desavenencias entre los entrenadores y los jugadores, las lesiones y una multitud de otros contratiempos que pueden experimentarse a lo largo de esta carrera deportiva pueden causar estragos en la psiquis individual y tener un efecto desastroso en el espíritu del equipo.

          Palabras clave: Motivación. Juego. Movimiento. Psicología. Entrenador.

 

Abstract

          Basketball is much more than Xs, Os, flex attack and individual defense. It is also a game, one game of motivation. So many are think about the examples that exist in basketball of the power of the mind. Think about the injured Willis read, limping in the basketball court, wishing to help the Knicks to win the NBA in 1970 or Michael Jordan ill and his magnificent performance with 38 points in the fifth game of the final of the NBA in 1977 that opened the Bulls to get another triumph. Just remember, the apparently, demoralized Dallas team overcoming a disadvantage of 24 points in the second part to defeat Toronto in the extension in 2006. There are examples like these in each level of game. Of course, a psychological force that is negative can be as harmful like the one that can be positive. A long negative run in the throw, the discords among trainers and players, the injuries and plenty of other setbacks that can take place along this sport career can provoke devastation in the individual psychics, and to have a disastrous effect in the sport of the team.

          Keywords: Motivation. Play. Move. Psychology. Trainer.

 

Recepción: 04/12/2015 - Aceptación: 15/03/2016

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 21, Nº 215, Abril de 2016. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En este capítulo se comparten ideas sobre la motivación de los jugadores y entrenadores, así como historias que resaltan la importancia del factor mental en el baloncesto; se valora la importancia de los aspectos psicológicos del baloncesto en su justa medida en comparación con otros aspectos como son las técnicas, las tácticas y las estrategias.

Phil Jackson junto a Michael Jordan. Foto: www.lenaesport.com

Desarrollo

Motivar a un equipo

    Precisar sobre el concepto de “motivación” conviene antes de aplicarlo al baloncesto desde una óptica personal y sobre la base de experiencias positivas que se han revisado.

    Como resultado de estudios teóricos durante 20 años, González Rey (1995) destaca que: La motivación determina, regula, la dirección (el objeto-meta) y el grado de activación o intensidad del comportamiento […] El concepto de motivación implica el de su eficiencia. Entendemos por eficiencia motivacional el grado en que la motivación moviliza el máximo y dirige certeramente la actividad hacia el logro del objeto-meta buscado o la evitación de aquello que no se quiere.

    Según Rubinstein (1969) para determinar el carácter y la función de los procesos afectivos (emociones y sentimientos) debemos partir del hecho de que en ellos se establece una correlación, una acción recíproca, entre el desarrollo de los acontecimientos y la marcha de la actividad que se produce o no de acuerdo con las necesidades del individuo, y el desarrollo de los acontecimientos y la marcha de la actividad que se produce o no de acuerdo con las necesidades del individuo, y el desarrollo de los procesos orgánicos que abarcan las funciones vitales.

    La motivación interna es algo que se espera, sobre todo a nivel profesional. La motivación del equipo es otra cosa. Generar y mantener la motivación en el equipo implica que el entrenador ha de promover entusiasmo y energía. Esto puede ser complicado, especialmente cuando un equipo está atravesando tiempos difíciles, y muchos entrenadores pueden darse por vencidos porque no son capaces de motivar a su equipo para que se unan y den lo mejor de sí mismos en la cancha. El entrenador tiene la responsabilidad de inculcar en su equipo el amor hacia el baloncesto. Sus jugadores deberían sentir su pasión por el baloncesto desde el primer día en la pista hasta el último partido de la temporada. Si a lo largo del camino pierde su pasión por el juego, también la perderá su equipo.

    Establecer una relación con su equipo como grupo así como relaciones individuales con cada jugador es tarea esencial. Uno de los objetivos de un equipo es apasionarse con el trabajo y con la oportunidad de contribuir a los esfuerzos de toda la plantilla.

Aprender de los grandes motivadores

    Un entrenador que ama el baloncesto e irradia intensidad con su lenguaje verbal y corporal suele ser bueno a la hora de motivar a los jugadores.

    Por ejemplo, Phil Jackson es un gran motivador y manifiesta lo siguiente: Si su equipo no habla en defensa durante uno o dos días, designa el “día del silencio”; nadie puede hablar durante los ejercicios.

    Puede imaginar el efecto que esto tiene en el sitio para el equipo. Sus jugadores se preguntan por qué pero él no explica la razón, espera que los propios jugadores entiendan por qué. Jackson es un entrenador que quiere que sus jugadores crezcan; no acude en su ayuda en cada tiempo muerto o durante cada interrupción en los entrenamientos porque está convencido de que sus jugadores nunca se desarrollarán si él toma constantemente las decisiones por ellos. En muchos tiempos muertos pregunta a sus jugadores: “¿Qué creéis que puede funcionar?”. Lanza la pregunta a todo el equipo, no sólo a sus jugadores estrellas.

    Otra técnica que Jackson emplea es apagar las luces cuando el equipo está realizando malos pases. Tienen que entrenar a oscuras. Hay luz suficiente como para ver, pero los jugadores tienen que prestar gran atención al pase. No les dice por qué ha apagado la luz; tienen que descubrirlo por sí mismos. Utiliza algunos métodos inusuales, pero siempre con un objetivo claro y bien planeado porque sabe lo que quiere de sus jugadores: que crezcan como equipo, no sólo como individuos, dichas técnicas nos pueden ayudar en nuestro trabajo diario con nuestro equipo.

Ajustar la motivación a los jugadores

    Los entrenadores pueden leer todos los libros que quieran sobre motivación, pero la motivación debe formar parte de ellos. Como entrenador ha de preguntarse constantemente lo que le motiva a usted. ¿Puede expresarlo? ¿Puede mostrarlo? ¿Puede compartirlo? Si en la pista está apagado y en sus interacciones diarias con el equipo está quemado por el calendario o por la situación en la competición, podrá imaginarse el efecto que esto tiene sin su plantilla. Es fácil transmitir motivación cuando se está ganando, pero incluso en los momentos peores debe encontrar formas creativas de motivar a sus jugadores, ideas que se ajusten a la situación: a veces, un sesión corta, otras veces una sesión más larga, en ocasiones una reunión de equipo en la que los jugadores puedan airear lo ropa sucia y a veces muy poca charla o ninguna en absoluto. En ocasiones tiene que intentar algo ortodoxo para sacar al equipo del aturdimiento o para darles la sensación de tener un nuevo comienzo; incluso si están en el ecuador de una temporada desastrosa.

    En cualquier caso y a cualquier nivel de juego, debe cuidarse de los jugadores y reconocer que algunos necesitan un día libre, otros precisan atención, otros que se les acerquen y les rodeen con el brazo y se les diga: “buen trabajo”. Los grandes entrenadores de la NBA hacen esto. Saben que trabajan con personas sensibles y con los mismos sentimientos que cualquier otra. La presión de jugar en el punto de mira puede atenazar a algunos jugadores y afectar a su juego. Se necesita comprensión. Uno de los retos de entrenar al más alto nivel es saber cuándo ser duro y cuándo ser suave. No debe adoptarse la actitud de que sus jugadores son adultos y no necesitan ser mimados. A menudo lo que necesitan no son mimos sino simplemente respeto y compresión.

    En nuestra opinión, las diferencias en los equipos de la NBA no son solamente de talento, sino de personas apasionadas que se entregan al equipo y se preguntan: “¿Qué puedo hacer por mi cuerpo?” Obviamente no se puede dirigir la atención únicamente a las estrellas del equipo. Por ejemplo, si los jugadores del banquillo no aceptan sus funciones o no están contentos con ellas, deben mostrárseles lo que pueden hacer por el equipo y convencerlos del valor de hacerlo. Puede motivarse a algunos jugadores animándolos u ofreciéndoles la oportunidad de jugar, pero en ocasiones se tendrá que hacer algo más. Hay que hablar honestamente, darles confianza sobre su papel dentro del equipo. Hacerles saber que contribuyen. Puede decir algo como: “serás nuestro pívot reserva. Puede que no juegues tanto como desees ni recibas suficientes balones, pero tu papel es importante para nuestro equipo. Un equipo debe tener un pívot suplente.”

    El legendario entrenador Vince Lombardía, dijo una vez: “Hay jugadores en el equipo que no tienen la experiencia y la responsabilidad de otros, por lo que paso mi tiempo con los jugadores que realmente me necesitan”. Esto ilustra una clara lección: tiene que dar crédito a los jugadores desconocidos para que se sientan grandes e importantes; le recompensarán con el esfuerzo que realizan durante los entrenamientos y los partidos.

Hacer cumplir las normas

    Otro legendario entrenador Al Attles, quien ganó un título de la NBA con Golden State, tenía una fantástica visión de las mentes de los jugadores de la NBA, por lo que sabía cómo tratar los problemas de los jugadores. Había muy pocas cosas que eran importantes para él y otras muchas no lo eran, como pequeños detalles o reglas menores. Solía decir “Tengo muy pocas reglas, ni siquiera llenarían un libro de 40 páginas. Creo que es mejor tener pocas reglas y seguirlas rigurosamente. Esas reglas deben ser: puntualidad, respeto a los compañeros y al cuerpo técnico, aceptar la responsabilidad que cada jugador tiene con el equipo y algunas otras más”. Siempre ha tenido magnificas relaciones con los jugadores de sus equipos.

    Quizás usted sea un entrenador como Attles, que no necesita muchas reglas, pero lo que sí necesita es que las reglas que tiene se cumplan. Creó esas reglas porque creía en ellas, así es que póngalas en marcha. Si los jugadores no cumplen las reglas tendrá que encargarse de ello. Puede sentarle en el banquillo un partido o más o pedirles que compren el desayuno a sus compañeros, detalles en dependencia del nivel de juego y de la severidad de la infracción del jugador.

Mantener las reacciones bajo control

    Ser entrenador requiere tener la cabeza fría. No debe reaccionar en exceso. No tiene por qué tener una solución para todo, pero sí debe ver y observar y ha de permanecer frío. Tiene que aprender a no reaccionar ante todo. Por ejemplo, en ocasiones responder rápidamente a una derrota puede ser perjudicial para el equipo. Muchos entrenadores salen de la pista, al final del partido, hayan ganado o perdido, hayan jugado bien o mal y dicen lo menos posible. “Nos veremos mañana en el entrenamiento y hablaremos entonces”. Tener cuidado de no mostrar las emociones después de un partido, especialmente cuando éste decaído porque se corre el riesgo de decir algo que podría afectar negativamente al equipo durante los días o semanas siguientes. Recomendamos que los entrenadores digan muy poco después de un partido. Guárdeselo para el día siguiente en el entrenamiento.

    Un entrenador tiene que ver con muchas personas y hacer otras tantas cosas. Ha de ser capaz de respetar y adaptarse a las diferentes personalidades de los jugadores. A algunos jugadores les gusta una palmada en la espalda; a otros no les gusta que los toquen. El entrenador ha de mostrar una conducta flexible y mantener un equilibrio para el equipo y para sí mismo. Si ha entrenado al menos durante unas pocas temporadas, probablemente ya ha aprendido el papel del equilibrio en el liderazgo: dar al equipo más de sí mismo sin agotarse ni preocuparse demasiado.

    Deseamos tratar brevemente el tema de la relación entrenador-arbitro. Un árbitro puede pitar mal algunas acciones durante un partido, pero el entrenador siempre debe recordar que el número de errores del árbitro es mucho menor que el de sus jugadores. La relación arbitro-entrenador debe ser de respeto mutuo. No intente intimidarlo. El equipo es el reflejo de usted como entrenador, y aunque haya situaciones en las que tenga que levantarse y discutir una decisión arbitral o señalar una situación de importancia para su equipo, no puede estar constantemente peleando con los árbitros, si quiere que sus jugadores lo respeten. Debe mantener el control y ser un ejemplo para sus jugadores.

Trabajar con los entrenadores asistentes

    Cada miembro del cuerpo técnico debería aportar diferentes experiencias y perspectivas. Buscar entrenadores asistentes que sean algo más que “hombres si”. Buscar que sean leales, pero también que le hagan pensar. El legendario entrenador Phil Jackson escucha a cada entrenador asistente, desde el mayor hasta al más joven. Durante los tiempos muertos a veces se aleja 6 metros del banquillo para dar a sus asistentes tiempo para hablar con el equipo. Pide consejo sobre alguna sustitución o qué hacer en determinada situación. Luego él toma la decisión final sobre lo que hay que hacer.

Motivar durante el tiempo muerto

    Piense en sus tiempos muertos no sólo como oportunidades para transmitir estrategias o jugadas a su equipo, sino también como la posibilidad de motivar a sus jugadores. Dado que los tiempos muertos son cortos, en lo que se refiere a instrucciones tendrá que utilizar pocas palabras para expresar un mensaje corto y preciso. “Cerrad el rebote. Necesitamos más rebotes. Tenéis que hacerlo mejor.” Ha de ser conciso e ilustrativo sin ser negativo o mordaz. Ahora no es el momento de complicarse. Los jugadores necesitan saber lo que se quiere de ellos.

    Pero además de para aclarar a cada jugador sus expectativas, aproveche esta corta reunión para impulsar la confianza de sus jugadores, hacerles creer en sí mismos y en sus capacidades para hacer el trabajo. Recuerde que es posible que sus jugadores estén cansados, con las emociones a flor de piel. Puede que haya innumerables personas o más viéndolos jugar. Están presentes el ruido del público, la música y una presión increíble. Sí conoce a sus jugadores como debiera actuar, sabrá qué accionar con cada uno para motivarlo a apartar cualquier distracción y concentrarse en sus tareas en la pista.

    En algunos casos, el entrenador puede querer comenzar el tiempo muerto lejos del equipo. Usted no querrá tener siempre la respuesta o si no tendrá un equipo totalmente dependiente de usted que no puede pensar por sí mismo. Los equipos que miran con regularidad al banquillo en busca de orientación suelen ser equipos débiles. En algunos casos (aunque no siempre y ni siquiera a menudo) los jugadores tienen que ayudarse a sí mismos. Salen a la pista, se enfrentan al problema y lo solucionan.

    El legendario entrenador Henry Iba dijo una vez: “Hay un aspecto fundamental del oficio de entrenador que uso. Le digo al jugador cara a cara, nunca a la espalda: si no eres capaz de hacer el trabajo irás al banquillo “. Eso transmite un mensaje claro, nadie va a discutir que el jugador que puede hacer el trabajo es el que debe estar en la pista. Cuando un jugador está trabajando algo mal, no tenemos ningún problema en sacarlo y decirle: “Siéntate. Recupérate. Te daré la oportunidad de volver a entrar”. Sustituir a los jugadores en la pista es un estimulante para los jugadores competitivos. Lo utilizan como una forma para motivarse.

Asumir la culpa

    Cuando un equipo gana todo el mundo tiene suficiente reconocimiento. Pero cuando pierde, el entrenador principal ha de asumir la culpa. No explique derrota diciendo “Mi equipo no jugó esta noche”. En lugar de eso diga “Nos han superado y vamos a volver a la pista mañana para hacer algo al respecto”. Dé un paso adelante por el equipo. Acepte la responsabilidad. Sus jugadores le recompensaran con lealtad y esfuerzo.

    Los miembros de los medios de comunicación son listos y les encanta tener la oportunidad de decirle todo lo que ha salido mal respecto a sus decisiones y el equipo. Hay que aceptar esto como parte de las responsabilidades de ser entrenador principal. Incluso cuando los equipos están sobrepasando todas las expectativas algunas personas encontrarán algo de que quejarse. Tendrá que leerlo en los periódicos y escucharlo en la radio. Y si está perdiendo, es interminable y proviene de todos lados. Piense en ir al trabajo cada día sabiendo lo que va a escuchar de su jefe, de los medios de comunicación, de los aficionados e incluso de sus amigos. "¿Cuál es el problema de tu equipo? ¿Cómo vas a solucionarlo?”

    La retroalimentación negativa que el entrenador recibe cuando un equipo no está alcanzando sus expectativas, incluso cuando se reconoce el progreso realizado por un grupo de jugadores que todavía están aprendiendo a unirse como equipo (¡que es algo que lleva tiempo!) puede ser desmoralizador para cualquier persona implicada, Piense en estos momentos como su oportunidad de mostrar a la gente lo fuerte que es. En lugar de perder la paciencia, sonría, permanezca calmado y céntrese en su trabajo consistente en hacer que el equipo vaya mejor. No permita que otra derrota les hunda a usted y a su equipo. Adopte la siguiente actitud y transmítala a sus jugadores: “El partido ha terminado. Mañana entrenaremos y trabajaremos para evitar los errores que hemos cometido hoy”. Es muy raro que un equipo funcione totalmente aceitado y a la perfección. Cuando lo hace, todo el mundo oye hablar de dicho equipo y esos son los equipos que la gente recuerda. Pero por cada equipo o programa ganador hay otro equipo o programa en problemas que lucha por mejorar un poco día a día. No hay que avergonzarse de ello.

Aspectos finales

    Hasta aquí hemos compartido algunas de las experiencias durante nuestro ejercicio como entrenador. Hemos entrenado a algunos equipos, y siempre hemos intentado aprender algo de ellos, no sólo desde el punto de vista técnico sino también desde el de la motivación. Cada entrenador es un trabajo en construcción a medida que aprende cómo crear y mantener buenas relaciones sobre la base de fuertes motivaciones que movilicen voluntades en cuanto a disciplina y esfuerzo.

    Si alguien preguntara qué es más importante en baloncesto, el aspecto técnico o el de la motivación, responderíamos que es aproximadamente del 50-50. Ambos son importantes en cada nivel de juego, tanto en los entrenamientos como durante la competición. Hemos visto muchos partidos ganados por el equipo con menor talento pero con mayor motivación y fortaleza mental que el rival.

Conclusiones

    Para finalizar, nos gustaría ofrecer una última sugerencia a los entrenadores: acuda a todos los Clinic que quiera, vea entrenamientos y partidos para mejorar su conocimiento del baloncesto, para desarrollar su propia filosofía de juego y entender las nuevas tendencias actuales de nuestro deporte, pero no se olvide nunca del lado humano del jugador. Aprender a comprender a sus jugadores psicológicamente para poder saber cuál es la mejor forma de motivarlos en la pista es tan importante para la victoria como las X y las O. El baloncesto es un deporte humano, jugado por personas hechas de carne y hueso, y cuando nos olvidamos de eso y nos centramos demasiado en el aspecto técnico del juego, hacemos un flaco negativo en nuestros jugadores.

Bibliografía

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 21 · N° 215 | Buenos Aires, Abril de 2016
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