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La cooperación como modelo de aprendizaje en Educación Física

Cooperation as a model of learning in Physical Education

 

*Graduado en Lengua Extranjera: Inglés

Maestro Especialista en Educación Física

CRA Villas de Sequillo (Villabragima)

**Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Licenciado en Comunicación Audiovisual

Maestro Especialista en Educación Física, Inglés y PT

CRA Vetonia (Poyales del Hoyo)

José Luis Moro Cabañas*

jolumo_3@hotmail.com

Rafael Domínguez Muñoz**

rafidominguez7@gmail.com

(España)

 

 

 

 

Resumen

          Con las nuevas tendencias educativas y los nuevos modelos de aprendizaje se le empieza a dar un valor todavía más grande del que ya tenía al aprendizaje cooperativo. En nuestra área, Educación Física, ese valor se incrementa ya que probablemente sea una de las más indicadas para realizar este tipo de aprendizaje. Debido a esto hemos querido contextualizar qué entendemos por aprendizaje colaborativo y cooperación, junto con una serie de premisas o conclusiones propias sobre este aprendizaje.

          Palabras clave: Aprendizaje colaborativo. Cooperación. Educación. Educación Física. Modelos de aprendizaje.

 

Abstract

          With new educational trends and new learning models you are beginning to give than he already had to cooperative learning even greater value. In our area, physical education, that value increases as probably one of the most suitable for this type of learning. Because we wanted this context we mean by collaborative learning and cooperation, with a number of assumptions or conclusions about this learning.

          Keywords: Collaborative learning. Cooperation. Education. Physical Education. Learning models.

 

Recepción: 21/11/2015 - Aceptación: 17/02/2016

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 214, Marzo de 2016. http://www.efdeportes.com/

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1.    Introducción

    En ocasiones en los centros educativos provocamos demasiada competitividad en nuestros alumnos. No tenemos muy claro que en etapas posteriores eso sea lo mejor, pero estamos convencidos que en la etapa de Primaria tenemos que ofrecer a los alumnos otras alternativas a la forma de trabajo competitiva. Como veremos durante el trabajo, la cooperación ofrece unos resultados muy positivos más allá de objetivos y de contenidos. Si tuviéramos que decidir el elemento que más desarrollamos mediante este tipo de trabajo es la competencia social y cívica porque exige del alumnado, diálogo, flexibilidad, empatía, comunicación, llegar a acuerdos...

    Los objetivos que nos planteamos en este estudio son por un lado conocer de forma apropiada el trabajo de cooperación, con una pequeña reseña histórica y cómo se ha llegado a esta situación actual, y por otro lado ver como tratan distintos autores este tema.

    Posteriormente hemos hecho un pequeño trabajo de investigación para conocer cómo se está trabajando en la actualidad en el área de Educación Física, mediante test y valoración de los mismos. Finalmente trataremos de sacar nuestras propias conclusiones sobre lo que este trabajo ha significado hasta ahora y realizar una pequeña propuesta metodológica para trabajar mediante trabajo cooperativo.

2.     La cooperación en la escuela

2.1.     Antecedentes históricos

    La cooperación en la escuela ha recorrido un largo camino que vamos a tratar de resumir brevemente.

    Pese a ciertas experiencias educativas anteriores podemos decir que las primeras con una cierta fundamentación son las de Andrew Bell (1753-1832) y Joseph Lancaster (1778-1838).

    Andrew Bell llevó a cabo su experiencia en una escuela de Madrás (India). Esta metodología se basaba en la enseñanza recíproca entre iguales. Actualmente el estilo de la enseñanza recíproca consiste en que por grupos vayan planteando las actividades, ejecutándolas y evaluándolas, y posteriormente se cambien los roles.

    Lancaster puso en práctica su método en Inglaterra, en las “monitoring schools”. Allí, los alumnos más aventajados o más mayores realizaban las veces del maestro a través de ayudas a los alumnos más desaventajados, o bien enseñando al resto sus conocimientos. Este estilo es muy similar a la microenseñanza, en el que el docente se comunica con los alumnos ayudantes y estos con el resto de sus compañeros, lo que lo hace un estilo muy útil para clases muy numerosas.

    Este movimiento viaja hasta Estados Unidos, donde va a experimentar una gran progresión. En 1806, según Ovejero (1990, en Velázquez 2012, p. 21), “se abre una escuela lancasteriana en Nueva York”.

    Posteriormente Wayland Parker (1837-1902) plantea la importancia de la cooperación entre iguales para el desarrollo de los niños, al igual que aconseja partir de los intereses de éstos y hablarles con un lenguaje cercano. El relevo de Parker, podemos decir que lo toma John Dewey (1859-1952) que plantea un método educativo para la democracia, le da importancia a aspectos cognitivos, pero también a los sociales y motivacionales. También cuestiona el modelo competitivo basado en la comparación de los resultados individuales y plantea la cooperación de los alumnos y la asistencia recíproca.

    El impulso definitivo a los modelos cooperativos se lo da Morton Deustch (1949), al formular su teoría de la cooperación y la competición. En esta teoría postula que son las ganas de llegar a la meta lo que motiva a las personas a comportarse competitiva o cooperativamente. Por lo tanto, según esto, el hecho de que los individuos cooperen o no dependerá de si existen unas metas comunes y de que estas metas sean deseadas por todos los miembros de un grupo. Según Deustch 1949 (en Velázquez, 2012) se diferencian dos tipos de situaciones sociales en función de su estructura de meta:

  • La cooperativa, que se da cuando un individuo o subgrupo sólo puede alcanzar sus metas cuando los otros individuos o subgrupos también alcanzan los suyos. Esto se conoce como interdependencia promotora de metas.

  • La competitiva, que se da cuando las metas están estructuradas de tal manera que si alguno de los subgrupos o individuos consiguen alcanzar la meta, el resto ya no puede conseguirlo. Y esta estructura se conoce como interdependencia contrariada de metas.

    Basándose en la teoría de Deustch, Muzafer Sherif (considerado actualmente uno de los fundadores de la psicología social) realizó un interesante experimento, que se conoce como Robber’s Cave. En esa localidad de Oklahoma se seleccionaron dos grupos heterogéneos de niños de 11-12 años que asistieron a un campamento. Allí se separó a los dos grupos de manera que ninguno sabía de la existencia del otro y se esperó a que se estableciesen las relaciones de jerarquía social. Cuando estas ya estaban conformadas, se estableció contacto entre los dos grupos. Al relacionarse entre ellos, Sherif partía de la hipótesis de que cuando dos grupos tienen objetivo en conflicto, porque sólo uno puede conseguir el objetivo, “sus miembros se mostrarán hostiles entre ellos, aunque los grupos estén compuestos por individuos equilibrados.” (Sherif, 1956, en Velázquez 2012. p. 23).

    En el campamento se planteó un campeonato competitivo y aunque al principio reinaba un ambiente deportivo enseguida surgieron comportamientos hostiles. Se afianzaron las conductas de cooperación dentro de cada grupo y de hostilidad frente al otro grupo. Los investigadores plantearon actividades comunes como cenas o visionado de películas pero en vez de mejorar, la situación empeoraba. Tras esto, partiendo de la base que son las metas comunes las que favorecen la cooperación, se plantearon actividades con metas comunes para todos como un camión que no podía moverse o una rotura en el abastecimiento de agua. Y comprobaron como esos esfuerzos conjuntos no eliminaron la hostilidad inmediatamente pero sí fue dando lugar a otros actos de cooperación entre los dos grupos.

    La conclusión a la que llegó Sherif fue que las actividades competitivas pueden generar hostilidad y las situaciones cooperativas con metas comunes ayudan a reducir esa hostilidad.

    Destacamos otros autores importantes que han sido importantes en el campo de la cooperación como Theodore Lentz y Ruth Cornelius, Flugelman y Terry Orlick, fuera de nuestro país. También debemos destacar a los hermanos David y Roger Johnson, que son los que están considerados como los creadores del aprendizaje cooperativo moderno. Mientras en España el primer libro sobre juegos cooperativos es la traducción de “El libro de los juegos y deportes cooperativos”.

    Hay que decir que al principio estas actividades estaban más relacionadas con la Educación para la Paz que para la Educación Física en concreto.

    En España podemos destacar a Omeñaca y Ruiz con su libro “Explorar, jugar, cooperar”.

2.2.     Cooperación en la escuela actual

    En los últimos años ha cambiado la concepción de la educación ajustándose a las necesidades actuales. Hace unos años el foco de la enseñanza recaía exclusivamente en el profesor y se valoraba sobre manera el aprendizaje memorístico. Actualmente el foco de la educación recae en el alumno, al que se ha dado mucha más importancia. Se ha pasado de una evaluación centrada en lo que el alumno sabía, a una evaluación centrada en lo que el alumno sabe hacer, una evaluación por competencias.

    Para tratar de resumir este apartado sobre la importancia y la necesidad de la cooperación nos quedamos con las palabras de Terry Orlick (1986, p. 13) “la cooperación está directamente relacionada con la comunicación, la cohesión, la confianza y el desarrollo de las destrezas para una interacción social positiva. A través de la cooperación los niños aprenden a compartir, a relacionarse con los otros, a preocuparse por los sentimientos de los demás y a trabajar para superarse progresivamente (…) El hecho de que los niños trabajen para un fin común mejor que unos contra otros, convierte rápidamente las respuestas destructivas en constructivas, los alumnos sienten que son una parte integrada de la actividad y se sienten totalmente involucrados.”

    Tras haber trabajado de manera cooperativa en el aula podemos decir, desde nuestra experiencia, que estamos de acuerdo de manera general con las afirmaciones de Orlick, excepto en un aspecto. No creemos que se pase de dar respuestas destructivas a constructivas rápidamente. O por lo menos no en todos los alumnos. De hecho señalamos que uno de los problemas por lo que no se utiliza más la cooperación es que sus resultados no son inmediatos, necesitamos de un gran trabajo para pasar de una mentalidad competitiva a una cooperativa.

2.3.     La cooperación en Educación Física

    Pese a que las condiciones de la EF en un principio parecen idóneas para el trabajo cooperativo, vamos a ver lo que ha sucedido realmente. A mediados de los 70 se realizaron investigaciones en los EE.UU. lideradas por los hermanos Johnson que trataban de comparar las estructuras de aprendizaje cooperativa individualista y competitiva. Parecía estar probado que la cooperativa es la que mejor resultados obtuvo en todas las áreas edades y contextos analizados. Al margen de la mejora en las relaciones interpersonales. Pese a estas investigaciones que demuestran la eficacia de esta estructura de aprendizaje es la Educación Física una de las más reticentes. De hecho aún hoy el trabajo de cooperación en EF se considera algo innovador. Esto lo demuestran los estudios de Grineski (1996) que apunta que los estudiantes afirman que más del 90% de sus experiencias en EF fueron competitivas.

3.     Concepto de Cooperación

    Lo primero que vamos a definir es el aprendizaje cooperativo.

    Basándonos en el artículo Aprendizaje cooperativo en Educación Física (Velázquez, Fraile y López, 2014)

    El aprendizaje cooperativo se define como una metodología educativa basada en el trabajo en pequeños grupos, generalmente heterogéneos, en los que los estudiantes trabajan juntos para mejorar su propio aprendizaje y el de los demás miembros de su grupo (Johnson, Johnson y Holubec, 1999).

    El aprendizaje cooperativo trata de un aprendizaje en grupo que cumple estas cinco características:

    La forma más común de entender la cooperación en nuestro área, Educación Física, son los juegos cooperativos. Existen diferentes teorías de lo que podemos considerar juegos cooperativos y los que son competitivos. Vamos a ver algunas definiciones.

    Garaigordobil (2003, p. 33) los define como “aquellos en los que los participantes tratan de alcanzar metas grupales y cada participante tiene un papel necesario para la realización del juego”.

    Cuando vamos a hacer referencia a si un juego es cooperativo o no existe una cierta confusión.

    Giraldo (2005, en Velázquez 2012. P.35)) considera como juego cooperativo “aquel juego en el que varias personas colaboran para alcanzar un objetivo común, aunque este implique superar a otras personas u otro grupo”.

    Esto supondría que una carrera de relevos en la que un grupo de alumnos colaboran para conseguir un objetivo sería un juego cooperativo pese a que haya otros grupos contra los que compiten. Pasaría lo mismo con los deportes de equipo, en los que existe una cooperación entre los miembros de un equipo y una oposición con los miembros del equipo contrario.

¿A qué llamamos entonces juegos y actividades cooperativos?

    A aquellos juegos colectivos donde no existe ningún tipo de oposición entre las acciones de los participantes. En el juego cooperativo, todos aúnan esfuerzos para lograr un mismo objetivo o varios objetivos compatibles.

    Según Bantulá (1998) “el juego no es neutro, ya que transmite un determinado código de valores a la hora de entender la diversión e incluso la vida. En este tipo de juego el interés no reside en ganar o perder sino en la participación que requiere que los jugadores combinen sus diferentes niveles de habilidades y destrezas motrices para conseguir un objetivo común”.

4.     Características de los Juegos Cooperativos

    Vamos a resumir las opiniones de algunos autores relevantes.

    Orlick (1990) considera al juego cooperativo una actividad liberadora: libera de la competición al no tener que superar a otros, de la exclusión, al buscar la participación de todos, libera para crear porque las reglas son flexibles y pueden ser modificadas y libera de la agresión, al tratar de reunir esfuerzos se evitan los comportamientos agresivos hacia aquellos que impiden que nosotros alcancemos nuestra meta.

    Guitart (1990) destaca como cualidades del juego cooperativo el hecho de que el niño juega por el mero placer de jugar y no pensando en obtener un premio, favorecen la participación de todos, permiten establecer relaciones de igualdad con el resto de participantes, buscan la superación personal y no el superar a otros y favorecen sentimientos de protagonismo colectivo donde todos y cada uno de los participantes tienen un papel destacado.

    Omeñaca y Ruiz (1999), por su parte, señalan que este tipo de juegos necesita la colaboración de todos para alcanzar un fin común, que todos los participantes tienen un papel que desempeñar, exige coordinar esfuerzos, facilita la exploración y la búsqueda de soluciones creativas, destaca el proceso sobre el producto y no excluye ni discrimina.

    Como síntesis final a este apartado vamos a ver algunas diferencias entre los juegos competitivos y los cooperativos (según Brotto, 2001, p. 65, citado por Velázquez 2012, p. 65)

  • Los juegos competitivos son divertidos solo para algunos mientras que los cooperativos lo son para todos.

  • En los competitivos algunos jugadores experimentan la sensación de la derrota mientras que en los cooperativos todos experimentan la sensación de la victoria

  • En los competitivos algunos jugadores son excluidos o rechazados por falta de habilidad y en los cooperativos todos participan independientemente de su nivel de habilidad.

  • En los juegos competitivos los jugadores no se solidarizan y se alegran cuando algo “malo” les pasa a los otros, mientras que en los cooperativos aprenden a solidarizarse y a alegrarse del éxito de todos los compañeros.

  • En los competitivos los jugadores pierden la confianza por las derrotas o por sentirse rechazados mientras que los cooperativos generan confianza en uno mismo y en el grupo.

  • En los competitivos unos pocos tienen éxito y en los cooperativos todos encuentran un camino para crecer y desarrollarse.

5.     Conclusión

    Antes de pasar a realizar una pequeña investigación sobre cómo y cuánto se trabajan con este tipo de juegos en Educación Física y las posibilidades que tenemos para mejorar en nuestra área, nos gustaría señalar algunos aspectos relevantes sobre estos juegos.

    Pese a estar de acuerdo con todos los beneficios que los autores mencionados le atribuyen a los juegos cooperativos, nos gustaría puntualizar algunos aspectos. Para conseguir estos beneficios requiere que el trabajo cooperativo sea trabajado de una forma sistemática, que los alumnos y profesores nos acostumbremos a esta estrategia. Por experiencia profesional ya podemos adelantar que si realizamos una educación mayoritariamente competitiva y durante una clase, una semana o dos semanas o durante un periodo de tiempo corto queremos cambiar a estrategias cooperativas lo más habitual es que sean las clases con más conflictos del curso. Los alumnos para llegar a trabajar el Aprendizaje Cooperativo necesitan de unas bases, de haber ido creando poco a poco un clima adecuado para ello. También debemos tratar de trabajar un poco en conexión con el resto de profesores. Ayuda a los alumnos el ver que las estrategias cooperativas están a la orden del día en su escuela. Es decir se puede, además de trabajar en Educación Física la cooperación, hablar con el tutor para intentar durante un tiempo que la organización de la clase cambie y trabajen por grupos o al menos por parejas. Tradicionalmente llamamos la atención a los alumnos que hablan en clase, en ocasiones hasta reprendemos a alumnos que se están ayudando entre sí. A lo que nos referimos, es que no debemos trabajar la cooperación de una manera aislada o no conseguiremos esos objetivos tan deseados por todos.

    La siguiente idea parece estar en contradicción pero, en nuestra opinión nada más lejos de la realidad. Una cosa es que nosotros pensemos que la cooperación les va a producir enormes beneficios a nuestros alumnos y que creamos que hay que incluirla como una estrategia más en nuestras clases, y otra cosa es pensar que lo único que debemos trabajar es la cooperación. En las clases de Educación Física tendrán que aprender a diferenciar cuando se trata de cooperar y cuando se trata de competir, y se tendrán que esforzar igual en unas tareas que en otras. En nuestra opinión tan mal lo hace un alumno que cuando tiene que cooperar compite que uno que cuando tiene que competir coopera. Me refiero, está bien que todos los alumnos tengan la sensación de tener un objetivo común y que experimenten el éxito, pero también debe experimentar la victoria y la derrota y asimilar ambas.

Bibliografía

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 20 · N° 214 | Buenos Aires, Marzo de 2016
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