Fracturas en defectos óseos
corticales Fractures in cortical bone defects in children: benign and alarming lesions |
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Servicios de Traumatología Infantil, Pediatría y Rehabilitación Hospital General Universitário de Alicante (España) |
Ana Félix Garnés Ros Sheila Segura Sánchez Manuel Navarro Amorós Rosalía López Arteaga |
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Resumen Las lesiones de aspecto pseudotumoral a nivel óseo en niños son una patología que puede ser alarmante pero que con los medios actuales de diagnóstico por imagen y tratamiento no agresivo, podemos predecir una buena evolución de las mismas y la incorporación de los niños a su actividad deportiva habitual. Palabras clave: Deporte. Pseudotumoral. Lesiones. Niños.
Abstract Lesions of pseudotumoral look at bone level in children are a pathology that may be alarming but that current media diagnostic imaging and non-aggressive treatment; we can predict a good evolution of the same and the incorporation of children to its usual sports activity. Keywords: Sport. Pseudotumoral. Lesions. Children.
Recepción: 16/11/2015 - Aceptación: 12/01/2016
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 213, Febrero de 2016. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Los quistes óseos son lesiones benignas del esqueleto periférico en la infancia, en ocasiones pueden llegar a ser lesiones más agresivas como es el caso del quiste óseo aneurismático.
La localización característica suele ser en las metáfisis y diáfisis de los huesos largos, no suelen afectar a la placa de crecimiento.
Nos encontramos con dos tipos de quistes óseos:
El quiste óseo simple (presenta un recubrimiento fibroso y está ocupado por líquido), aparece en los primeros 20 años de vida, las localizaciones más frecuente suele ser el fémur y el húmero.
El quiste óseo aneurismático, el cual esta formado por vasos sanguíneos y tiene capacidad de crecer rápidamente. Suele ser un quiste único y en algunas ocasiones se ha relacionado con otros tumores benignos. Es frecuente en la adolescencia y la localización más común es el fémur y la tibia.
La mayoría son asintomáticos, pero pueden dar clínica diversa como dolor, tumefacción o fractura patológica que suele coincidir con su diagnóstico clínico.
Normalmente las pruebas de imagen radiológicas suelen ser suficientes para confirmar su diagnóstico, y no es preciso realizar otras pruebas complementarias como el TAC o la biopsia ósea. Es frecuente su diagnóstico de forma casual, tras haber sufrido un accidente deportivo. Debemos hacer el diagnostico diferencial con el resto de tumores óseos que aparecen en la infancia (osteosarcoma, osteoblastoma, etc.)
El tratamiento es variable en función de la clínica y del tipo de lesión. En el caso de los quistes óseos benignos, el tratamiento se determina con la observación y un control radiológico periódico. Generalmente a medida que se consolida la fractura, el quiste evoluciona hacia la resolución.
Las técnicas quirúrgicas de fijación, la cirugía y el curetage no son frecuentes en los quistes óseos simples o en los defectos corticales.
Por el contrario, el quiste aneurismático suele precisar un tratamiento más agresivo que incluye cirugía e incluso injertos óseos o infiltración con corticoides. Estos quistes pueden recurrir en un 10-50% de los pacientes tras el tratamiento, requiriendo otras dosis de corticoides o bien de injerto.
Objetivo
El objetivo de este artículo es aportar nuestra experiencia en cuanto a la presentación, diagnóstico, tratamiento de las lesiones pseudotumorales así como la evolución deportiva de los pacientes.
Método
Se describe la presentación, evolución y tratamiento de tres quistes óseos esenciales y dos quistes aneurismáticos diagnosticados por lesiones deportivas en 5 niños varones con edades comprendidas entre 6 y 13 años.
Casos clínicos
Caso 1 (410805)
Niño de 11 años que acude a urgencias por presentar dolor en el brazo izquierdo tras movimiento brusco al realizar un lanzamiento a canasta en baloncesto. No refiere traumatismo directo.
A la exploración presenta aumento del tamaño del brazo e inestabilidad a la palpación en tercio distal de húmero, acompañado de impotencia funcional del mismo.
Se realiza radiografía del brazo izquierdo, presentando una fractura de tercio medio de humero izquierdo e imagen compatible con quiste óseo esencial.
Se realizó tratamiento ortopédico de la fractura en el área de urgencias y se remitió a consultas externas de Traumatología, se pautaron controles radiológicos hasta consolidación de la fractura.
El paciente presentó una evolución satisfactoria con una recuperación deportiva completa.
Caso 2 (511223)
Niño de 13 años que tras traumatismo en partido de jockey presentaba dolor y limitación al apoyo y a la deambulación con la pierna derecha, palpación dolorosa del muslo y limitación a la exploración de ligamentos estabilizadores de la rodilla y meniscos.
Se realizó una radiografía del fémur, en la cual se observó fractura en tercio distal diafisario sobre imagen de quiste óseo esencial.
Se inmovilizó con férula posterior de yeso y se derivó a las consultas de Traumatología Infantil para control de la fractura y del quiste. Al igual que el paciente anterior, presentó una adecuada recuperación funcional y deportiva.
Caso 3 (2062236)
Niño de 6 años remitido por su pediatra para valoración por parte de Traumatología Infantil, por cojera de un mes de evolución, relacionada con caída banal en un parque de bolas. A la exploración presentaba cojera y limitación a la abducción de la exploración de la cadera derecha.
Se realizaron unas radiografías de ambas caderas en proyecciones antero-posterior y axial, en la cual se confirmó la existencia de un quiste de bordes definidos, traveculado en su interior de gran tamaño, y una fractura en fase de consolidación en tercio superior de fémur derecho.
Se decidió solicitar desde urgencias una RMN, la cual nos informaron como quiste óseo aneurismático.
Se ingreso para completar el estudio, realizar analítica y estudio de coagulación, preoperatorio y junto a los resultados aportados de la RMN se decidió un tratamiento quirúrgico.
Bajo anestesia general se realizó drenaje del quiste, drenando líquido serohemático. El defecto óseo se rellenó con matriz ósea desmineralizada y metilprednisona. El paciente presento buena evolución, con seguimiento estrecho por Traumatología Infantil.
Caso 4 (388083)
Niño de 10 años remitido desde su Centro de Salud a Consulta de Traumatología Infantil. Realizaba remo como actividad deportiva y desde hacía unos días presentaba dolor en el brazo derecho con aumento de partes blandas en bíceps braquial derecho.
La exploración física fue normal, realizaba movimientos con dolor leve sin otro síntoma clínico. Se decidió realizar una radiografía de húmero en la cual se objetivó una imagen compatible con quiste óseo aneurismático en diáfisis media con rotura parcial de la de la cortical.
Se trató ortopédicamente con yeso braquio-palmar y se realizó un ingreso programado para tratamiento quirúrgico, con el estudio properatorio y bajo anestesia general se realizó drenaje del quiste, drenando líquido serohemático. Se rellenó con matriz ósea desmineralizada y metilprednisona. El paciente evolucionó satisfactoriamente, se dio de alta con seguimiento en consultas externas y permitiéndole realizar una actividad física progresiva. Continúa en el club de remo.
Caso 5 (646790)
Niño de 11 años que jugando al futbol y tras un giro de la pierna al realizar un chut, presentó dolor agudo en la tibia con impotencia funcional e imposibilidad de apoyo que le impidió seguir jugando.
A la exploración física presentaba gran edema de tobillo e imposibilidad de apoyo y tras la realización de la radiología en urgencias se diagnosticó de fractura incompleta de tibia en tercio distal sobre una lesión quística. Se trató ortopédicamente y se remitió a consultas para completar el estudio. En las sucesivas revisiones y de forma diferida se consultó con Radiología Infantil para la realización de un TAC de la extremidad lesionada que fue informado como lesión compatible con fibroadenoma no osificarte.
Resultados y discusión
En nuestra casuística, el 100%, de los pacientes, fueron atendidos por presentar clínica de fractura patológica.
Las fracturas producidas por la existencia de quiste óseo esencial se trataron con inmovilización escayolada y seguimiento estrecho del quiste. Mientras que los quistes óseos aneurismáticos precisaron metilprednisona y relleno con matriz ósea desmineralizada. Solamente presentó una re-fractura, al año de consolidación de la lesión, el caso número 4 como consecuencia de una caída con traumatismo directo sobre el mismo brazo.
En todos nuestros pacientes, después del tratamiento traumatológico se remitieron al servicio de Rehabilitación como protocolo para mejorar la vuelta a su actividad deportiva.
Caso 2. Niño de de 13 años que tras traumatismo presenta dolor y limitación al apoyo y la deambulación de la
pierna derecha, a su vez palpación dolorosa del muslo y limitación a la exploración de los cajones y maniobras meniscales
El periodo de recuperación fue consensuado por ambos servicios. La mayor parte de los ejercicios de Rehabilitación iban encaminados a reanudar su actividad deportiva. Consideramos también muy importante conocer los hábitos alimenticios de estos niños y junto a sus padres conocimos la ingesta diaria de: proteínas, hidratos de carbono, lácteos, verduras y más de tres piezas de fruta al día, para valorar su estado nutritivo y por si alguno presentase un déficit cálcico y en su caso, corregirlo para mejorar la consolidación de las fracturas.
Las fracturas consolidaron junto a la regresión quística. Se permitió paulatinamente la progresión en la actividad física y deportiva de cada paciente.
Caso 4. Niño de 10 años remitido desde su centro de Salud a Traumatología Infantil ante quiste óseo en húmero derecho. La exploración
física es normal y se realiza una nueva radiografía de húmero en la cual se objetiva un quiste óseo aneurismático en diáfisis media
En suma, el diagnóstico de los quistes óseos suele ser accidental, en un 75% de los casos secundariamente a fractura patológica. Su incidencia es del 1 al 6% en niños y según la bibliografía consultada no existe distinción de género, en nuestros casos todos eran varones. Para realizar el diagnóstico diferencial con otras lesiones osteolíticas, es preciso tener en cuenta la edad del paciente, la clínica (presencia o ausencia de síntomas sistémicos), la localización de la lesión, así como las características de los quistes en las pruebas de imagen complementarias.
La evolución de los quistes óseos suele ser satisfactoria, siendo peor en el caso de los quistes aneurismáticos.
En la mayoría de los casos al igual que hemos observado en otros casos publicados se produce regresión del quiste conjuntamente con la consolidación de la fractura y son generalmente los quistes aneurismáticos los que se re-fracturan, como nos ocurrió en nuestra casuística.
No pretendemos que este trabajo sea una revisión exhaustiva de este tipo de lesiones, pero si que consideramos que puede ser de interés para médicos que estén relacionados con el aparato locomotor.
Bibliografía
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