Consideraciones metodológicas para
la enseñanza de los deportes
colectivos en edad escolar

Cornelio Águila Soto
Antonio Casimiro Andújar
(España)
cornelio@ualm.es

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad de Almería

    Resumen
    Considerando que el tratamiento del deporte como contenido dentro de la Educación Física en Primaria es un tema controvertido, a lo largo del presente artículo trataremos de aportar una serie de pautas metodológicas para la iniciación de los deportes colectivos dentro del marco escolar, basadas en un planteamiento que potencie sus valores educativos y se adecúe a los objetivos que persigue la LOGSE en la Educación Primaria, alejándonos de la concepción tradicional del mismo que, a nuestro entender, reproduce los valores del deporte de alta competición.
    Palabras Clave: Deportes colectivos. Deporte escolar. Educación Primaria. Metodología. Iniciación deportiva.

http://www.efdeportes.com/ revista digital | Buenos Aires | Año 5 - Nº 20 - Abril 2000

2 / 2

1. Introducción

    Vivimos, en la actualidad, una situación paradójica en lo que al deporte se refiere. Por un lado, desde el punto de vista social, el deporte constituye un fenómeno cultural universal que lo define, probablemente, como la más importante actividad física humana. En contraposición, su inclusión en el curriculum de la Educación Física, sobre todo en la Educación Primaria, está cuestionada por cuanto se duda de su idoneidad en relación a los objetivos educativos que promulga la LOGSE.

    Pensamos que el deporte posee una serie de valores educativos muy interesantes, intrínsecos a su propia práctica que deberían tratarse en la Educación Física. Ahora bien, para poder beneficiarnos de ellos, debemos hacer un planteamiento metodológico que se aleje del modelo tradicional del deporte de competición. El objetivo del presente artículo es reflexionar sobre distintos aspectos relacionados con la enseñanza de los deportes colectivos en edad escolar y proponer unas pautas metodológicas para el adecuado tratamiento de los mismos en la iniciación deportiva dentro de la Educación Física y a través de actividades extraescolares complementarias.


2. Métodos de enseñanza en la iniciación deportiva

    En este punto, reflexionaremos someramente sobre los métodos de enseñanza que consideramos más adecuados para la iniciación deportiva. Siguiendo a Blázquez (1995), no vamos a profundizar en todos los métodos de enseñanza deportiva que se conocen, sino que vamos a resumirlos en dos grandes grupos, que tratan, de forma generla, la filosofía del profesor a la hora de plantear dicha enseñanza.

    Por un lado, cabe analizar los llamados métodos tradicionales, construidos sobre la base del entrenamiento deportivo. Los entrenadores presentan limitaciones en su formación pedagógica y didáctica y, por tanto, basan sus planteamientos de aprendizaje en la consecución de un abanico más o menos amplio de elementos técnicos individuales, así como de sistemas de juego colectivo. Estaríamos hablando de modelos que repiten e imitan el modelo de entrenamiento de los adultos con ciertas adaptaciones para los niños.

    Son métodos basados en la lógica del pensamiento del adulto que realiza un análisis de los elementos técnicos y los fracciona para, progresivamente, asimilar las distintas partes. Por ello, buscan el dominio de la técnica a base de descomponer el gesto y, posteriormente, asociar y combinar una gran cantidad de técnicas - tipo. Sólo cuando se dominan las partes de un gesto, éste se podrá ejecutar de forma global, es decir, las acciones motrices deportivas son equivalentes a la suma de las partes en que se dividieron para aprenderse.

    El distanciamiento de esta forma de plantear la enseñanza con respecto a los intereses de los niños en edad escolar es evidente por cuanto el niño necesita mantener un alto grado de motivación en la tarea para que ésta resulte significativa y, mediante la repetición rutinaria de movimientos o partes de ellos, difícilmente podrá lograrse. Además, la supuesta eficacia en cuanto la asimilación de destrezas deportivas queda en entredicho pues el niño accede al conocimiento por organización progresiva de estructuras y la interacción con el medio va proporcionando las bases para la creación de una estructura global (Blázquez, 1995). El aislamiento de la ejecución de los movimientos crean situaciones artificiales que el niño, en la fase de operaciones concretas, no es capaz de asimilar, pues para él carecen de lógica.

    Junto a ese carácter analítico que hace perder a la práctica deportiva el contacto con el contexto global y real del juego los métodos de enseñanza tradicionales se caracterizan por un excesivo directivismo por parte del profesor que plantea las situaciones de aprendizaje conforme a unos modelos estándar de los que el ejecutante no debe salirse y basa su comunicación con los alumnos en unas explicaciones detalladas de los aspectos anatómicos y biomecánicos del gesto y en una serie de correcciones al respecto, únicamente enfocadas a la ejecución.

    Estos métodos, además de coartar la creatividad de los alumnos y su posible iniciativa, ni siquiera son eficaces para el aprendizaje puramente deportivo, pues no potencian la formación táctica del individuo sino la reproducción de modelos de ejecución, sin incidir en aspectos decisionales tan importantes en el juego real de los deportes colectivos. En consecuencia, si tratamos de utilizar el deporte como un medio de educación integral, este planteamiento no parece el más adecuado para beneficiarse de los valores intrínsecos del deporte.

    Por otro lado, se encuentran los métodos activos, en los que se conciben las prácticas deportivas, no como una suma de técnicas, sino como un sistema de relaciones entre los diferentes elementos del juego lo que permite determinar la estructura de estas actividades (Blázquez, 1995).

    Estos métodos, además de entender profundamente las características propias del deporte, están basados en el practicante, en nuestro caso, en los niños en edad escolar. De acuerdo con la forma concreta que tienen los niños de acceder al conocimiento proponen situaciones reales de juego, eso sí, adaptadas al nivel de los participantes que, en el caso de los deportes colectivos, supone partir de la actividad total del grupo y de los gestos, considerando al equipo no como una suma de jugadores, sino como un conjunto estructurado con vistas a la realización de un proyecto común (Blázquez, 1995)

    Mientras en los métodos tradicionales, las situaciones de aprendizaje se componen de ejercicios de asimilación y de aplicación de destrezas, en los métodos activos son situaciones lúdicas en las que se busca la solución motriz a problemas planteados en el propio juego. Los gestos técnicos son, por tanto, deducidos a partir de la situación real de juego de manera individual sin establecer criterios generales de eficacia estandarizados.

    De este modo, el contacto con la realidad es manifiesto, al tiempo que, al no establecer patrones de ejecución, se fomenta la creatividad y la imaginación de los alumnos. Como consecuencia de una práctica divertida y satisfactoria, el niño se siente atraído por el deporte y, de esta manera, desarrolla una motivación intrínseca hacia su práctica que puede desembocar en hábitos perdurables hasta la adultez.

    Estos métodos activos, creemos deben tener correlación con los principios pedagógicos en la Educación Física que, Seybold A. (1974) resume en los siguientes:

    Si bien partimos de situaciones reales globales, debemos atender a las características propias de los niños, tanto las propias de su edad, como las particulares de cada uno. Es necesario enfocar las prácticas según sus intereses y características físicas, psíquicas, sociales y afectivas.

    El respeto al ritmo de ejecución y aprendizaje es fundamental, por cuanto el niño debe expresarse conforme a su personalidad. El profesor debe entender y respetar las diferenciaciones personales en todo el proceso de enseñanza - aprendizaje. Sólo así, podremos beneficiarnos de los valores educativos del deporte y ayudar al desarrollo de la personalidad del alumno.

    El planteamiento educativo del deporte debe incidir en estos aspectos. Los deportes colectivos por sus características particulares, potencian aún más esta circunstancia. En definitiva, el alumno adquirirá al conciencia suficiente para encontrar su sitio en un colectivo, para poner su capacidad personal al servicio de un fin conjunto, asumiendo los diferentes roles que presenta la práctica deportiva de equipo.

    Tal y como argumentábamos anteriormente, la enseñanza deportiva debe estar basada en el aprendizaje del gesto global, en situaciones reales de juego. Pero además, el deporte educativo debe ocupar un espacio en la formación integral del niño, en el desarrollo de su personalidad.

    Debemos buscar siempre situaciones de máxima participación del alumno que favorezcan su libertad para crear movimientos. Para ello, propondremos tareas sin determinar las soluciones de ejecución.

    Todas las situaciones de aprendizaje deben ser significativas para el niño, con el máximo de práctica física y de realidad en cuanto al juego.

    Las tareas deberán estar definidas con claridad para que los participantes asuman rápidamente sus funciones de forma autónoma. Del mismo modo, debemos implicarles en la toma de decisiones en cuanto a la práctica, así como en su planteamiento, sin tratar de imponer las condiciones de la misma.


3. Elementos para la reflexión en la iniciación a los deportes colectivos

    Dado que el planteamiento de la enseñanza es el que define y determina las posibilidades educativas del deporte, el docente debe reflexionar antes de iniciar su programación en diferentes aspectos que, finalmente, responderán a la cuestión ¿cómo enseñar?. Qué técnica o estilo de enseñanza, cómo plantear las situaciones pedagógicas, qué progresión seguir en la enseñanza deportiva, cómo adecuar las tareas a los intereses y necesidades del niño, cómo hacerlas significativas …

    Si entendemos la técnica de enseñanza como aquellos comportamientos del profesor que están relacionados con la forma de dar la información, la presentación de las tareas y actividades a realizar por el alumno y la reacciones del profesor a la actuación de los alumnos (Delgado, 1992), teniendo en cuenta los postulados anteriores, debemos poner en práctica una técnica que favorezca la autonomía y la creatividad del alumno. Básicamente, la técnica de enseñanza se compone de dos partes: la información inicial de la tarea y el conocimiento de los resultados.

    Los métodos de enseñanza tradicionales utilizan una técnica dirigida en la que la información inicial supone una explicación detallada de la tarea en cuanto a su ejecución y el conocimiento del resultado está enfocado a la corrección de la misma. Estaríamos hablando de la técnica de instrucción directa, en la que el profesor determina los criterios de eficacia obviando la participación del alumno.

    Por el contrario, los métodos activos a los que nosotros nos adscribimos, proponen una técnica por indagación, ya que el profesor plantea una tarea sin determinar la manera en que debe afrontarse, si bien orienta a los alumnos hacia su resolución. El conocimiento del resultado no va enfocado a la corrección de la ejecución sino a inducir a los alumnos a la reflexión, al tiempo que admite y reconoce diversas soluciones a los problemas planteados. Todas las ejecuciones suponen un éxito, por cuanto existe un respeto a la ejecución individual sin establecer patrones estándar.

    En definitiva, a nuestro entender la técnica de enseñanza adecuada para la iniciación deportiva es la basada en la indagación, pues favorece que los alumnos adquieran y comprendan los parámetros de eficacia a partir de la totalidad del juego. El profesor debe esforzarse por mostrar pautas, pistas hacia la consecución del éxito y no tratar de inducir a los alumnos a situaciones preestablecidas.

    En relación a los estilos de enseñanza en la educación física y el deporte, debemos tender hacia aquellos que favorezcan la autonomía y la independencia del alumno, junto con aquellos que permitan implicarle cognoscitivamente.

    Los estilos de enseñanza muestran cómo se desarrolla la interacción profesor - alumno en el proceso de toma de decisiones y para definir el rol de cada uno en ese proceso (Mosston, 1978). En definitiva, se trata de la forma peculiar que tiene cada profesor de elaborar el programa, aplicar el método, organizar la clase y relacionarse con los alumnos (Delgado, 1992) e incluiría la técnica de enseñanza, la interacción socioafectiva que se da en el aula, la interacción en cuanto a la organización y control de la clase, así como los recursos didácticos y estrategias en la práctica, todo ello apoyada en la personalidad del profesor.

    Para la iniciación deportiva en el marco escolar, consideramos que no es recomendable aconsejar estilos de enseñanza concretos, pues dependerá en gran medida de los alumnos, de los medios que dispongamos y de los objetivos planteados. No obstante, huiremos de estilos tradicionales, directivos, en busca de otros que impliquen al alumno en el proceso de enseñanza - aprendizaje. Evidentemente, si queremos favorecer la creatividad del niño, si pretendemos que la práctica de deportes colectivos potencie su inteligencia, si buscamos, en definitiva, ayudar a desarrollar su personalidad, no podemos utilizar estilos de enseñanza rígidos en los que se marque claramente el rol del profesor y del alumno.

    En cuanto a las situaciones pedagógicas, podemos definirlas como aquellas situaciones o variables que el educador maneja, bien de forma aislada o en interacción con otras, para la formación y desarrollo de determinadas habilidades motrices (Antón y Serra, 1989). Se trata, pues, de los elementos que el profesor utiliza para plantear la enseñanza, en definitiva, situaciones de enseñanza - aprendizaje.

    Las acciones motrices de los deportes colectivos, como comentamos anteriormente, son actos inteligentes en los que están implicados los mecanismos de percepción, decisión y ejecución. Las situaciones de aprendizaje deben dirigirse a la mejora de cada uno de estos aspectos dentro del marco del juego global. Cada situación pedagógica implica una progresión en la dificultad de los diversos contenidos técnico - tácticos. El educador debe conocer las variables de instrucción auténticamente significativas y, a partir de ese criterio, obtendrá las mejores respuestas en forma de gama de ejercicios (Antón y Serra, 1989)

    Por último, a partir de las situaciones pedagógicas, podemos definir las estrategias en la práctica que entendemos como la forma particular de abordar los diferentes ejercicios o planteamientos pedagógicos que componen la progresión de enseñanza de las habilidades motrices (Delgado, 1992). En el caso de los deportes colectivos, siguiendo a Pintor (1992), diferenciamos tres aspectos implicados en la enseñanza: aspecto cualitativo, que hace referencia al tipo de situaciones pedagógicas planteadas, diferenciando, en líneas generales, entre ejercicios analíticos, juegos y deportes; el aspecto cuantitativo de las situaciones de aprendizaje, en las que podemos plantear situaciones reducidas de juego, ampliadas o globales; y el grado de relación con la estructura funcional del deporte en cuestión, considerando situaciones inespecíficas, si no hacen referencia a ningún deporte concreto, semiespecífica, cuasiespecífica y específica, cuando planteamos habilidades propias de un deporte.


4. Pautas metodológicas para la iniciación a los deportes colectivos en edad escolar

a. Utilizar el juego como medio de aprendizaje

    Durante toda la Educación Primaria, las situaciones en forma de juego deben ser prácticamente el único medio para la enseñanza de los deportes colectivos. Las características de los niños en esta edad determinan que ésto sea así, ya que es la mejor manera de incidir en su capacidad de aprendizaje. Un niño asimilará aquello que le divierte, que le examina, que le supone un reto.


sigue F

  www.efdeportes.com/

http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 5 · Nº 20 | Buenos Aires, abril 2000  
© 1997/2000 Derechos reservados