El sistema inmune y el ejercicio físico The immune system and exercise |
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Profesor Universitario Médico Docente de Anatomía y Fisiología, Medicina Deportiva y Biomecánica Licenciatura en Educación Física - Universidad Nacional de La Matanza Docente de Biomecánica. Facultad de Ciencias de La Salud Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría - Universidad de Morón Docente de Farmacología. Licenciatura de Kinesiología y Fisiatría - Universidad de Morón |
Mg. Roberto Glina (Argentina) |
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Resumen La inmunidad (inmunos, sin carga) constituye un mecanismo de conservación de la integridad funcional ante sustancias extrañas. Según se haya desarrollado esta inmunidad, habrá que considerar una inmunidad innata o adquirida. La adquirida se obtiene por medios biológicos o de la madre. Si es por medios biológicos la misma comprende una inmunización activa deliberada o a consecuencia de una infección clínica o subclínica. El organismo generará anticuerpos que son específicos a un antígeno. Es perdurable y puede durar toda la vida. La inmunidad innata pasiva es aquella inmunidad adquirida por medio de la inmunización pasiva. El ejercicio intenso, especialmente el que requiere mayor proporción de contracciones excéntricas, induce respuestas inflamatorias transitorias en los músculos ejercitados más intensamente. Esta inflamación responde a microtraumatismos musculares y participa en los procesos de reparación, hipertrofia y angiogénesis muscular secundarios al ejercicio. Por tanto, la inflamación es un proceso esencial en la adaptación del músculo al ejercicio. En este tipo de inmunidad la respuesta es rápida y local. Palabras clave: Inmunidad. Ejercicio. Inmunoglobulinas. Inflamación.
Abstract
Immunity (Immuno, no load) is a mechanism for conservation of functional
integrity to foreign substances. As this immunity is developed, it should be
considered an innate or acquired immunity Acquired obtained by biological means
or mother. If by biological means it comprises active immunization or a
deliberate consequence of clinical or subclinical infection. The organism will
generate antibodies which are specific to an antigen. It is durable and can last
a lifetime. Passive innate immunity is that immunity acquired by passive
immunization. Keywords: Immunity. Immunoglobulin. Inflammation.
Recepción: 01/06/2015 - Aceptación: 14/07/2015
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 20 - Nº 206 - Julio de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
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Generalidades del sistema inmune
La inmunidad (inmunos, sin carga) constituye un mecanismo de conservación de la integridad funcional ante sustancias extrañas. Según se haya desarrollado esta inmunidad, habrá que considerar una inmunidad innata o natural y una inmunidad adquirida.
La inmunidad innata o natural es una línea de defensa que nos permite controlar, en la gran mayoría de los casos, a los agentes patógenos. En este tipo de inmunidad la respuesta es rápida y local.
Se adquiere por medios biológicos o de la madre. Es la inmunidad adquirida por medio de una inmunización activa deliberada o a consecuencia de una infección clínica o subclínica. El organismo generará anticuerpos que son específicos a un antígeno. Es perdurable y puede durar toda la vida. La inmunidad innata pasiva es aquella inmunidad adquirida por medio de la inmunización pasiva. Su duración es relativamente breve, dura unas cuantas semanas o meses. Permanece sólo hasta que los anticuerpos o linfocitos transferidos desaparecen. Un ejemplo de este tipo de inmunidad lo constituye la conferida al niño por el paso de anticuerpos maternos a través de la placenta.
Si el microorganismo consigue atravesar la barrera epitelial se pone en marcha la inmunidad innata. Los tipos de células que intervienen en esta clase de inmunidad son:
Los fagocitos: que en la sangre son los neutrófilos y en los tejidos los macrófagos. Se encargan de fagocitar a los agentes infecciosos que han logrado atravesar las superficies epiteliales. Los fagocitos son células capaces de rodear, y digerir microorganismos y detritus celulares.
Las “killer” o asesinas naturales: son un tipo específico de leucocitos que son activados por interferones en respuesta a virus o por otras citocinas, como la IL-2 (Interleukina-2). Su función es reconocer y lisar las células infectadas por virus o que son cancerosas. Detectan, mediante sus receptores de membrana, la ausencia o presencia del complejo principal de histocompatibilidad (MHC).
Las células fagocíticas las principales son: los macrófagos, neutrófilos y eosinófilos.
Los macrófagos son los encargados de reconocer a los patógenos que circulan por los tejidos. Una vez lo hacen inducen una serie de respuestas que conllevan los siguientes pasos: la liberación de citocinas (actúan como modificadores de las respuestas biológicas), la ingestión y digestión del patógeno y la expresión de moléculas de superficie.
Los neutrófilos y eosinófilos tienen como acciones fagocitar sustancias extrañas al organismo en la sangre y los tejidos.
Existen otros tipos de factores que intervienen en la inmunidad innata, que son las proteínas de fase aguda (ejemplo Proteína –C-reactiva) y el sistema del complemento. Éste es un complejo multiproteico sérico (formado por más de 20 proteínas) que intervienen en el control de la inflamación, en la activación de la fagocitosis y en el ataque lítico sobre las membranas celulares. Puede activarse por vía clásica (componentes C1, C4, C2 y C3; mediado por inmunocomplejos que contienen IgG (inmunoglobulina G) o IgM o por bacterias, virus, lipopolisacáridos, etc. o por vía alternativa, activado a través de una sustancia en la sangre llamada properdina.
Las consecuencias más directas de activación del sistema de complemento son:
Lisis del microorganismo o célula diana.
Mejora la fagocitosis y destrucción de los microorganismos patógenos.
La inmunidad adquirida proporciona una respuesta más específica frente a los patógenos. Presenta memoria inmunológica específica, la cual genera unas proteínas llamadas anticuerpos. Los mismos son proteínas denominadas genéricamente inmunoglobulinas, las cuales se denominan: IgG, IgM, IgD, IgA e IgE.
Sistema inmune y el ejercicio físico
El ejercicio conlleva una serie de demandas sobre el organismo que son dependientes de la forma, intensidad y duración del mismo y que, a su vez, tienen profundas repercusiones sobre la capacidad de respuesta inmune del deportista. De modo recíproco, la capacidad de respuesta inmune del deportista repercute sobre su salud y ésta, sobre su rendimiento.
El estudio del efecto del entrenamiento sobre la inmunidad, requiere dos definiciones operativas: la cantidad y la intensidad incluida en las tandas de entrenamiento, y el nivel inicial de forma física de los sujetos estudiados.
El ejercicio intenso, especialmente el que requiere mayor proporción de contracciones excéntricas, induce respuestas inflamatorias transitorias en los músculos ejercitados más intensamente. Esta inflamación responde a microtraumatismos musculares y participa en los procesos de reparación, hipertrofia y angiogénesis muscular secundarios al ejercicio. Por tanto, la inflamación es un proceso esencial en la adaptación del músculo al ejercicio.
Sin embargo, no todas las consecuencias de la inflamación muscular son beneficiosas. La repetición de reacciones inflamatorias intensas, provocadas por cargas diarias excesivas de entrenamiento, puede provocar una afección inflamatoria local de carácter crónico o recurrente que produce dolores musculares y disminución del rendimiento físico. Ya que la intensidad de la respuesta inflamatoria local es proporcional al daño muscular provocado por el ejercicio, las cargas excesivas con componente excéntrico que provocan daño muscular, elevan la intensidad de la inflamación hasta un grado en el que se pueden tener repercusiones sistémicas en el organismo del deportista. Esta afectación sistémica se traduce en forma de respuesta de fase aguda a la inflamación, que cuando es intensa y mantenida a lo largo del tiempo, altera la capacidad inmune del deportista y puede conducir a situaciones de inmunosupresión, aumentando la susceptibilidad a infecciones y poniendo en riesgo su salud.
Efectos del ejercicio sobre las células y los distintos mediadores del sistema inmune
Es bien conocido que el ejercicio altera la distribución, el tráfico y las capacidades funcionales de los distintos tipos de células inmunes. Como también, causa alteraciones en los niveles locales y sistémicos de diversos mediadores moleculares.
Eje Neuro – Endocrino – Inmunológico
Los sistemas de comunicación interna del organismo (el sistema nervioso el sistema endocrino y el inmunológico) interaccionan entre si y modulan la fisiología del sistema inmune, que no sólo emplea los sistemas de comunicación intercelular que le son propios, sino también otros que participan en las respuestas al estrés.
En la interrelación entre los tres sistemas participan diversos mecanismos y mediadores:
La acción del sistema nervioso es desempeñada fundamentalmente por las terminaciones simpáticas, que estimulan tanto la respuesta endocrina como ciertas acciones de los órganos linfoides.
Por parte del sistema inmune intervienen mediadores pro inflamatorio producidos por macrófagos residentes en los tejidos y por los linfocitos T, así como mediadores antiinflamatorios que participan en la resolución de la inflamación en respuesta al ejercicio. Algunos de estos mediadores inmunes actúan a nivel sistémico estimulando la respuesta de fase aguda, además de intervenir sobre el sistema neuro-endocrino.
El sistema endócrino aporta las hormonas, adenocorticotropa (ACTH), cortisol, cortisona y las tiroideas.
El ejercicio provoca una leucocitosis transitoria, cuya magnitud está relacionada directamente con la intensidad del mismo, es más pronunciada en respuesta a ejercicios máximos, e inversamente con el nivel de forma física ya que es más acusada en sujetos sin entrenar que en sujetos entrenados.
El valor de los leucocitos aumenta hasta cuatro veces y puede mantenerse hasta 24 horas después del ejercicio. La leucocitosis afecta principalmente a los neutrófilos, aunque también lo hace sobre monocitos y linfocitos, especialmente sobre linfocitos B y células NK (Natural Killer).
Estas respuestas a la actividad física disminuyen con el entrenamiento, posiblemente debido a la disminución de catecolaminas en respuesta al ejercicio. El ejercicio prolongado aumenta el recuento de neutrófilos, pero provoca una reducción en el número de linfocitos. Por otra parte de acuerdo a los conocimientos actuales el ejercicio no tiene efecto a largo plazo sobre las cifras de leucocitos en reposo que, por lo tanto, sus cifras son normales en los individuos entrenados.
Otros efectos observados como adaptaciones frente al ejercicio
Capacidad creciente de generar IFN-gamma.
Descenso de los niveles de IgA (IgA1 o primera barrera inmunológica) e IgM en saliva, proporcional a la intensidad y al volumen del trabajo realizado.
Bibliografía
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