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Revisión de los principales métodos y procedimientos

de prevención y tratamiento del daño muscular

Methods and procedures for prevention and treatment of muscle damage: a review

 

*Universidad de León. Máster en Innovación e Investigación

en Ciencias de la Actividad Física y Deporte

**Universidad de León. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

(España)

Sergio Maroto-Izquierdo*

Gerardo Villa**

investigacionsergiomaroto@gmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El dolor muscular de aparición tardía (DOMS) es una experiencia familiar tanto para el deportista de élite cómo para el deportista amateur que hace ejercicio físico como forma de mantener y cuidar la salud. Los síntomas pueden variar desde la sensibilidad muscular al dolor debilitante grave. Los mecanismos, estrategias de tratamiento, y el impacto en el rendimiento deportivo siguen siendo contando con poca evidencia, a pesar de la alta incidencia sobre DOMS y mecanismos de prevención existentes. Las DOMS son comunes en actividades a las que los sujetos no están habituados o cuando el componente excéntrico es alto, del mismo modo, la intensidad y la duración del ejercicio también son factores importantes. Se han propuesto hasta seis teorías hipotéticas sobre el mecanismo de producción de las DOMS: el ácido láctico, el espasmo muscular, daño del tejido conectivo, daño muscular, inflamación y las teorías enzimáticas. Sin embargo, una integración de dos o más teorías es probable para explicar el dolor muscular. Las DOMS pueden afectar al rendimiento deportivo al provocar una reducción de la amplitud del movimiento articular y reducir la capacidad de soportar impactos a nivel muscular. El dolor muscular genera mecanismos compensatorios que pueden aumentar el riesgo de sufrir lesiones si se intenta un regreso prematuro a la actividad deportiva o física. Son numerosos los métodos, técnicas y tratamientos que se proponen en la literatura científica para el tratamiento de esta dolencia, sin embargo, no todo estos cuentan con evidencia científica, y pueden suponer un riesgo para la salud. Esta revisión tiene como objetivo dar a conocer todos los métodos y procedimientos eficaces en la prevención y/o tratamiento del dolor muscular de aparición tardía, con el objetivo de proporcionar a los profesionales y practicantes de la actividad física una herramienta en la que puedan ver los efectos de los distintos tratamientos, y seleccionar el que deseen emplear, así cómo, demostrar que no todo lo que se utiliza es válido, y dar a conocer aquellas técnicas menos empleadas.

          Palabras clave: DOMS. Tratamiento. Prevención. Dolor muscular. Ejercicio.

 

Abstract

          The delayed onset muscle soreness (DOMS) is a familiar experience for both elite athletes and amateur sportsman doing physical exercise as a way to maintain and care for health. Symptoms can range from muscle tenderness to severe debilitating pain. Mechanisms, treatment strategies, and the impact on athletic performance are still counting on little evidence, despite the high incidence of DOMS and existing prevention mechanisms. DOMS are common in activities which subjects are not accustomed or when the eccentric component is high, just as intensity and duration of exercise are also important factors. It has been proposed up to six hypothetical theories about the mechanism of production of the DOMS: lactic acid, muscle spasm, connective tissue damage, muscle damage, inflammation and enzyme theories. However, integration of two or more theories is likely to explain muscle pain. The DOMS can affect athletic performance causing a reduction in the range of movement of the joint and decreasing the ability to withstand impacts on the muscle. Compensatory mechanisms created may increase the risk of injury if a premature return to sport or physical activity is done. Are numerous methods, techniques and treatments proposed in the literature for the treatment of this disease, however, not all these have scientific evidence, and may pose a health risk. This review aims to present all the methods and procedures effective in the prevention and / or treatment of delayed onset muscle soreness, with the aim of providing professionals and practitioners of physical activity a tool where they can see effects of different treatments and select what you wish to use and demonstrate that all that is used is not valid.

          Keywords: DOMS. Treatment. Prevention. Muscle damage. Exercise.

 

Recepción: 10/02/2015 - Aceptación: 18/04/2015

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 20 - Nº 204 - Mayo de 2015. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El daño muscular posterior al ejercicio (DOMS; “Delayed Onset Muscle Soreness”), ha sido clasificado a lo largo de la literatura científica como una lesión muscular de tipo 1 y se presenta con dolor y rigidez a la palpación (Gulick & Kimura, 1996). Estas sensaciones, causadas por el ejercicio físico, pueden variar entre una pequeña rigidez muscular y el dolor debilitante que limita el rango de movimiento articular (Cheung, Hume, & Maxwell, 2003), siendo sus principales síntomas la pérdida de fuerza muscular, dolor, aumento de la sensibilidad muscular, rigidez e hinchazón (McHugh, Connolly, Eston, & Gleim, 1999). Estos síntomas son producidos tras rutinas selectivas de ejercicios, alcanzando su máximo pico de afección a las 24-48 horas, desapareciendo a las 96 horas (Connolly, Sayers, & McHugh, 2003). La familiarización y la intensidad con la que los ejercicios son desempeñados determinan la aparición del dolor muscular. En general, más daño se produce a mayor intensidad y con acciones menos conocidas. También se han demostrado factores adicionales tales como la rigidez muscular, la velocidad de contracción, la fatiga, y el ángulo de la contracción, que igualmente se ven afectadas por el daño muscular post-ejercicio, y que conllevan una disminución del rendimiento (Lewis, Ruby, & Bush-Joseph, 2012).

    Las DOMS se asocian generalmente con el trabajo muscular desconocido, en el que se emplea gran fuerza y, especialmente, por acciones excéntricas (Kanda et al., 2013; Nelson, 2013). La actividad excéntrica se caracteriza por una elongación del músculo durante la contracción simultánea. Por lo tanto, si la carga externa excede la capacidad del músculo para resistir activamente la carga, el músculo se ve obligado a alargarse, generando tensión, alterando los puentes de actina-miosina (Hedayatpour, Falla, Arendt-Nielsen, & Farina, 2008). Como resultado, una mayor tensión por unidad motora activa se desarrolla y existe un mayor riesgo de lesión de la unión miotendinosa vulnerable (Vila-Cha, Hassanlouei, Farina, & Falla, 2012).

    Todo ello se traduce en alteraciones en la función muscular y en la mecánica articular, generando una disminución en el rendimiento deportivo. Afectando a las siguientes variables:

  • Alteraciones de la biomecánica articular. Se ha demostrado que el daño muscular provoca alteraciones en la biomecánica de la carrera y de la marcha en sujetos sanos (Dutto & Braun, 2004; Paschalis et al., 2007). Del mismo modo, altera la respuesta postural ante perturbaciones externas (Hedayatpour, Hassanlouei, Arendt-Nielsen, Kersting, & Falla, 2011). También, se ha observado que afecta al gesto deportivo específico, modificando aspectos técnicos (Draganidis et al., 2013; Gomes et al., 2014; Kawczynski et al., 2014; Serinken, Gencoglu, & Kayatekin, 2013).

  • Disminución de la fuerza y potencia. Significativas reducciones en la fuerza y la potencia han sido documentadas por muchos investigadores (Barss et al., 2014; Givli, 2014; Lewis et al., 2012; Meneghel et al., 2014; Nguyen et al., 2009). El patrón de reclutamiento de unidades motoras también se ve alterado por las DOMS, provocando alteraciones en la activación muscular, lo que además provoca una perturbación de la propiocepción (Lewis et al., 2012).

  • Disminución del rendimiento específico de un deporte. Se han observado alteraciones en variables relacionadas con DOMS (rango de movimiento, niveles de CK…) tras partidos en deportes de equipo (Ascensao et al., 2008; Chatzinikolaou et al., 2014). Además, las DOMS impiden el aumento de la actividad electromiográfica (EMS) posterior a un ejercicio fatigante, impidiendo una correcta recuperación muscular (Hedayatpour, Falla, Arendt-Nielsen, & Farina, 2010).

  • Es un factor de riesgo de lesiones (Cheung et al., 2003; Connolly et al., 2003), y se deben tener en cuenta los siguientes aspectos antes de retomar la práctica deportiva:

    • Reduce la amortiguación generada por las propias articulaciones durante la carrera y la recepción de un salto, provocando un aumento de la participación de otros músculos y estructuras ligamentosas, tendinosas y óseas no habituadas a esta función (Brown, Chevalier, & Hill, 2010; Smith, 1992).

    • Alteraciones en el control motor y en la coordinación (Bottas, Nicol, Komi, & Linnamo, 2009; Hedayatpour et al., 2011).

    • Reduce la elasticidad del ligamento cruzado anterior (LCA), especialmente en mujeres. Las mujeres requieren un mayor periodo de recuperación musculoesquelética post-ejercicio (Lee, Petrofsky, Laymon, & Yim, 2013).

    • Las anteriores alteraciones citadas relativas a la fuerza y control motor también incrementan el riesgo de sufrir lesiones (Givli, 2014).

    Los principales indicadores para conocer la presencia de DOMS, que se suelen medir antes de comenzar el ejercicio, y al finalizar a las 2, 4, 24, 48, 72 y 96 horas, son (de mayor a menor fiabilidad) (Kanda et al., 2013; Naclerio, Rhea, & Marín, 2011):

  • Muscular: biopsia.

  • Sangre y orina: Creatina quinasa, mioglobina (concentración), lactato, marcadores de activación leucocitaria (cantidad, migración de neutrófilos, leucocitos) y citoquinas (citoquinas pro-inflamatorias, interleucina (IL), TNF-α y IFN-ϒ).

  • Pruebas físicas: Test de fuerza máxima dinámica o isométrica, fuerza explosiva o potencia, velocidad y resistencia muscular, flexibilidad, rango de movimiento y medición de la inflamación (perímetros, ecografía o resonancia).

  • Pruebas subjetivas: Percepción del dolor a la palpación, escala VAS.

    Desde la pasada década existe una clara tendencia en el mundo del deporte y del fitness de utilizar productos y técnicas destinados a prevenir y tratar el dolor muscular posterior al ejercicio. Resulta crucial prevenir del daño muscular inducido por el ejercicio para mantener el régimen de entrenamiento normal. Por lo tanto, el objetivo de la presente trabajo es revisar los métodos y suplementos recogidos en la literatura científica utilizados en la prevención y tratamiento de las DOMS y analizar los efectos que estos han mostrado.

Técnicas y métodos de prevención y tratamiento:

1.     Técnicas que utilizan el ejercicio físico y/o técnicas manuales

a.     Estiramientos

    Muchas personas estiran antes os después de una actividad deportiva o competitiva. El objetivo de estos estiramientos es reducir el riesgo de sufrir lesión, reducir el dolor posterior al ejercicio y aumentar el rendimiento. En la revisión de Herbert (Herbert, de Noronha, & Kamper, 2011), podemos ver los principales efectos del estiramiento en relación al daño muscular (tabla 1).

Tabla 1. Evidencia existente sobre la ejecución de estiramientos estáticos antes, después, antes o después, y antes y después

de realizar un ejercicio de alta intensidad no habitual en sujetos sanos, adultos y físicamente activos. (Adaptada de Herbert, 2011)

    Esto permite concluir que el estiramiento que el estiramiento muscular, si se realiza antes, después, o antes y después del ejercicio, no produce reducciones clínicamente importantes en el dolor muscular de aparición tardía en adultos sanos. Por lo tanto podemos calificarlo cómo un método no válido en la prevención del dolor muscular.

b.     Masaje

    Torres (Torres, Ribeiro, Duarte, & Cabri, 2012) analizó los principales métodos fisioterapéuticos empleados en el tratamiento del dolor y rigidez muscular posterior al ejercicio (masaje, crioterapia, ejercicio a baja intensidad y estiramientos). Tras analizar 35 estudios, tan sólo el masaje resulto efectivo en la reducción de la rigidez muscular y el dolor a las 24 horas e incrementando la recuperación. Sin embargo, Torres concluye que la evidencia del estiramiento en la reducción de las DOMS es ligeramente positiva, y que se requieren más investigaciones.

    En relación con el masaje previo al entrenamiento, Garrido (Garrido, Oliveira, Mendes, Sousa, & Sousa, 2013) establece que no existe prevención ni atenuación del dolor muscular posterior al ejercicio, no encontrando diferencias significativas en los valores de lactato, CK y proteína reactiva C. Andersen (Andersen et al., 2013) va más allá y señala que el efecto del masaje tan sólo tiene un efecto positivo durante los 20 minutos posteriores al tratamiento, no generando disminuciones del dolor muscular posterior al ejercicio.

    Tras esta clara evidencia negativa relativa al masaje como medio de tratamiento y prevención de las DOMS. Un estudio reciente analiza el efecto del masaje con “foam rolling” sobre este dolor post-ejercicio. Pearcey (Pearcey et al., 2015), determinó que aplicar una sesión de relajación miofascial de 20 minutos con un “foam roller” inmediatamente después del ejercicio extenuante, a las 24 horas ya las 48 horas reduce el dolor y la fatiga muscular e incrementa el rendimiento.

c.     Compresión

    Debido a la importancia de la recuperación de los daños musculares que aparecen con la práctica deportiva, es habitual en el mundo del deporte ver como los deportistas incluyen en su vestimenta prendas compresivos por debajo de su indumentaria. Hill (2014) (Hill, Howatson, van Someren, Leeder, & Pedlar, 2014), ha realizado el primer meta-análisis que estudia la efectividad de este método en la prevención de DOMS. Un total de 12 estudios fueron incluidos y analizados en su revisión. En todos ellos se analizaron las diferencias existentes entre un grupo experimental y un grupo control cuando a ambos se les aplicaba un entrenamiento intenso e inusual. Hill nos presentó las siguientes gráficas en relación al efecto sobre la fuerza muscular (figura 2 izquierda), sobre la potencia muscular (figura 2 medio) y sobre el marcador sanguíneo CK (figura 2 derecha).

    Estos resultados demuestran que el uso de prendas compresivas posee un efecto moderado en la prevención del dolor muscular posterior al ejercicio. Son, por tanto, un medio eficaz en el incremento de la recuperación. Hill concluye diciendo que es necesaria más investigación que investigue la relación entre la ropa, el ajuste, la presión ejercida por la prenda, el estado de entrenamiento del atleta y el efecto que esto tiene en los marcadores de la recuperación. Esto puede dar respuesta a algunos de los resultados inconsistentes en la literatura actual. Aunque los mecanismos fisiológicos aún no se entienden completamente, esta revisión destaca que el uso de una prenda de compresión parece facilitar una mayor recuperación de la función muscular y reducir el dolor muscular.

    Un otro reciente estudio, realizado en futbolistas, se ha demostrado, analizando el daño muscular mediante biopsia muscular, que los pantalones de compresión son un método eficaz en la prevención del dolor muscular tras series de ejercicio aeróbico a alta intensidad en jugadores de fútbol amateur (Valle et al., 2013).

Figura 2. Imágenes extraídas del meta-análisis de Hill. Todos los puntos colocados a la derecha de la línea media de cada esquema marcan los efectos favorables que tiene el uso de prendas de compresión. 

Izquierda, relación de las prendas compresivas con la fuerza muscular (Hedges’ g = 0,462). Medio, relación de las prendas compresivas con la potencia muscular (Hedges’ g = 0,487). 

Derecha, relación de las prendas compresivas con la disminución de los valores de CK post-ejercicio (Hedges’ g = 0,439).

d.     CALENTAMIENTO y EJERCICIO AERÓBICO

    Es común que en el mundo del deporte se escuche que el ejercicio aeróbico a baja intensidad, previo o posterior a la actividad de alta intensidad (entrenamiento o competición) disminuye el dolor muscular posterior. Un estudio (Olsen, Sjohaug, van Beekvelt, & Mork, 2012) investigó esta posibilidad, 36 sujetos, divididos en 3 grupos (grupo control, sólo realizaba el entrenamiento de fuerza; grupo calentamiento, realizaba 20 minutos en cicloergómetro; y grupo vuelta a la calma, realizaban 20 minutos en cicloergómetro después del entrenamiento de fuerza) un test de 5 series de 10 repeticiones del ejercicio de zancada con el 40-50% de su peso cómo carga externa. Después se analizó el dolor a la presión en el recto femoral y la fuerza máxima isométrica de extensión de rodilla (al finalizar, a las 24 h y a las 48 h). En los 3 grupos las pérdidas de fuerza fueron significativas, sin embargo el grupo que realizaba el ejercicio aeróbico durante el calentamiento mostró unos valores más bajos en el dolor a la palpación que el resto de sujetos. Por lo tanto, podemos concluir que el ejercicio aeróbico incluido en el calentamiento previene el dolor muscular, pero la evidencia es baja. Sin embargo el ejercicio aeróbico posterior a un entrenamiento de alta intensidad no aporta mejoras ni en la recuperación ni en el dolor muscular.

e.     Crioterapia

    La inversión en agua fría (a unos 5°C) es común realizar al finalizar las sesiones de entrenamiento intensas. Varios autores (Fonda & Sarabon, 2013; Goodall & Howatson, 2008; Howatson, Goodall, & van Someren, 2009; Sellwood, Brukner, Williams, Nicol, & Hinman, 2007) han investigado la efectividad de este método y han determinado que no afecta a ninguno de los parámetros fisiológicos (CK, inflamación, ROM, fuerza isométrica) que intervienen en las DOMS, y que por lo tanto no es un método efectivo en el tratamiento y/o prevención de estas.

    Del mismo modo ha demostrado ser ineficaz un nuevo tratamiento propuesto en 2013 por Guilhem (Guilhem et al., 2013), en el que el frío es aplicado en una zona localizada de dolor en 3 series de 4 minutos, separadas por 1 minuto, a un temperatura de -30°C. En este estudio no se encontraron diferencias entre el grupo control y el grupo experimental en la disminución de la fuerza, en la actividad EMG, CK, IL-6 y tamaño muscular medido por resonancia magnética nuclear, en el bíceps braquial tras 3 series de 20 repeticiones excéntricas de los flexores del codo.

    Las respuestas a nivel fisiológico son contradictorias en el tratamiento de las DOMS. Sin embargo, las respuestas encontradas a nivel de recuperación post-esfuerzo son diferentes (Versey, Halson, & Dawson, 2013). En un estudio en el que se compara la inmersión en agua fría y contrastes de agua fría y caliente tras un partido en jugadores de rugby, se puede observar como la inmersión en agua fría (2 series de 5 minutos) proponen un evidencia moderada de que la crioterapia mejora la recuperación y alivia el dolor muscular. Por ello, la controversia es bastante grande, Versey (Versey et al., 2013) en su revisión sobre las inmersiones en agua como método de recuperación subraya que actualmente se desconoce si los baños de contrastes o en agua caliente pueden prevenir las DOMS, y que si la inmersión en agua fría se realiza correctamente puede contribuir a una correcta recuperación y a un ligero alivio del dolor muscular. Por todo ello, la evidencia del uso de la crioterapia es baja.

f.     Ejercicio excéntrico

    A lo largo de la literatura científica se han investigado determinadas respuestas del músculo y del organismo ante el estímulo excéntrico. Estas investigaciones han focalizado su atención, especialmente, en el patrón de actividad de diferentes factores de transcripción implicados en el proceso inflamatorio después del ejercicio excéntrico. El factor que ha recibido más atención es el factor de transcripción nuclear-kappa B (NF-κB), que se activa después de una serie aguda de ejercicio excéntrico. García-López (2007) (Garcia-Lopez et al., 2007) estudió los efectos del entrenamiento excéntrico en relación con el daño muscular, concluyendo que la activación del factor NF-κB es atenuada tras seis semanas de entrenamiento, siendo el entrenamiento excéntrico, un mecanismo de prevención del daño muscular generado por un estímulo agudo. Sus resultados fueron reforzados en 2008 por Jiménez-Jiménez (Jimenez-Jimenez et al., 2008), quien publicó estos mismos efectos en personas de tercera edad. Por lo que, uno de los mecanismos de prevención menos utilizado es este, entrenar a una alta intensidad excéntrica nos permite, tras al menos 6 semanas suprimir el dolor muscular posterior al ejercicio.

Figura 3. Efectos del entrenamiento excéntrico durante 6 semanas tras prueba de fuerza máxima isométrica (antes y después del periodo de entrenamiento). Extraído de García-López (2007)

2.     Suplementos y ayudas ergogénicas

a.     Cafeína

    En general, la cafeína es conocida por tener un efecto de ahorro de glucógeno durante eventos de resistencia de más de 1 h de duración, promoviendo la oxidación de grasas (Hurley, Hatfield, & Riebe, 2013). Un estudio reciente informó que la cafeína es efectiva para reducir las DOMS después del ejercicio (Hurley et al., 2013). Está estrechamente relacionado con el receptor de adenosina. La cafeína puede bloquear el receptor de adenosina ya que actúa como un antagonista de esta. El efecto de bloqueo de los receptores de adenosina puede reducir DOMS desactivando el sistema nervioso central (SNC).

    Este estudio de Hurley empleo 9 sujetos que consumían poca cafeína al día, se dividieron en dos grupos, de forma que el grupo control consumía un placebo y el grupo control consumía 5 mg/kg un hora antes y 24, 48, 72 y 120 horas después de realizar 5 series de 10 repeticiones de curl de bíceps en banco Scott. Como resultado, el dolor muscular se redujo significativamente (figura 4) entre 2 y 3 días después del ejercicio en el grupo de cafeína ingerida comparación con el grupo placebo (Hurley et al., 2013). Maridakis (2007) (Maridakis, O'Connor, Dudley, & McCully, 2007) obtuvo los mismos resultados en 9 mujeres que realizaron un total de 64 contracciones excéntricas de cuádriceps e ingirieron 5 mg/kg.

Figura 4. Extraído de Hurley (2013). Comparación del dolor muscular

entre el grupo control y placebo en cada una de las mediciones

b.     Taurina

    Da Silva en (2014) (da Silva et al., 2014) demostró que 50 mg de taurina ingeridos en varones sanos (n = 21) durante 21 días (14 días antes y 7 días después de un ejercicio excéntrico agudo compuesto por curl de bíceps al 80% de 1RM) mostraron una reducción significativa en las DOMS y en los marcadores de estrés oxidativo después del ejercicio. Sin embargo, no mostraron efecto sobre la respuesta inflamatoria. Destaca que se obtuvieran aumentos en los niveles de fuerza y en la disminución del dolor, del lactato, del CK y del daño oxidativo; sin embargo no se vieron diferencias entre el grupo control y el grupo experimental en los niveles de marcadores inflamatorios (factor de necrosis tumoral, interleucina-1β (IL-1β), y la interleucina-10 (IL-10)). Estos resultados sugieren que la suplementación con taurina representa un factor importante para mejorar el rendimiento y disminuir el daño muscular y el estrés oxidativo, pero no disminuye la respuesta inflamatoria tras el ejercicio excéntrico.

    Ra (2013) realizó un estudio (Ra et al., 2013) en el que se emplearon 36 sujetos varones no entrenados asignados en cuatro grupos (placebo + placebo [placebo], BCAA + placebo, placebo + taurina, y BCAA + taurina [combinada]) y se les dio una combinación de 3,2 g de BCAA (o placebo) y 2,0 g de taurina (o placebo), tres veces al día, durante dos semanas antes y tres días después de realizar curl de bíceps excéntrico. El daño muscular y la inflamación en el bíceps braquial se evaluaron subjetivamente y objetivamente mediante la escala analógica visual (VAS), la circunferencia del brazo superior (CIR), y los parámetros sanguíneos (CK, lactato, aldolasa y 8-hidroxideoxiguanosina (8-OHdG)). Obteniendo resultados positivos para la combinación de Taurina con BCAAs (figura 5).

    Por lo tanto, tanto la taurina sola, cómo la ingesta combinada de taurina y BCAA son sugeridos para reducir las DOMS tras ejercicios de fuerza de o alta intensidad o excéntricos. Una posible explicación para la reducción de las DOMS por la taurina podría estar relacionada con la atenuación del estrés oxidativo que se muestra en ambos estudios (Kim & Lee, 2014).

Figura 5. Extraído de Ra (2013). Gráficas en las que se compara los efectos de la suplementación con taurina, la suplementación con BCAAs y la 

combinación de ambos, en relación a la percepción del dolor (VAS), a la circunferencia del brazo (CIR), a los valores de CK, de lactato (LDH) y de Aldosa.

c.     BCAAs

    Parece claro que los BCCAs son un buen suplemento nutricional en deportes de fuerza, lo que no tiene una evidencia tan alta es su efectividad en la recuperación muscular. Shimomura en 2010 analizó los efectos de la suplementación con estos aminoácidos. Suplementó a 12 mujeres, divididos en dos grupos de forma aleatoria, un grupo fue suplementado con BCAAs (Isoleucina:leucina:valina = 1:2,3:1,2) y otro con Dextrina (placebo), ambos con 100 mg/kg antes de 7 series de 20 repeticiones de sentadilla. Se realizaron mediciones de fuerza máxima isométrica y percepción de dolor antes, al finalizar, a la hora, a las 2 horas, a las 24 y 48 h. Destacando diferencias significativas entre grupos en la percepción del dolor y en los niveles de fuerza generados después de 48 horas (figura 6).

Figura 6. Extraído de Shimomura (2010). Gráficos en los que se observan las diferencias entre grupos en 

la percepción del dolor (escala VAS, izquierda) y la máxima fuerza isométrica a las 48 horas (derecha).

    La suplementación con BCAAs mostró un efecto anti-DOMS. Esto sugiere que el suplemento de BCAA puede ser beneficioso para los individuos no entrenados que hacen ejercicio. Sin embargo su eficacia en hombres y deportistas de alto rendimiento era desconocida hasta ese momento. Howatson (Howatson et al., 2012), dos años más tarde, continúo las investigaciones de Shimomura, y utilizando la misma metodología mostró los mismos resultados que este, pero analizando el efecto en hombres. Observó además diferencias significativas en marcadores sanguíneos, señalando menores niveles de CK en el grupo BCCA (figura 7). Estos mismos efectos se vieron en la combinación de BCCAs con glucosa (Leahy & Pintauro, 2013).

Figura 7. Extraído de Howatson (2012). Disminución significativa

de los valores de CK a las 24 h post-ejercicio

d.     HMB

    Uno de los derivados de los BCAAs es el Beta-Hidroximetilbutirato, en concreto, es un ácido orgánico derivado de la Leucina, es un anticatabólico y un regulador del metabolismo proteico. Dosis altas de leucina contrarrestan la proteólisis muscular, mientras que dosis bajas aumentan la síntesis proteica (Molfino, Gioia, Rossi Fanelli, & Muscaritoli, 2013). Conociendo los efectos de los BCCAs se piensa que este suplemento va a tener un efecto similar en la prevención del daño muscular. En la revisión de Molfino (2013) podemos encontrar los principales efectos del HMB, entre los que destacan la capacidad que posee este suplemento para aumentar la masa muscular y la fuerza. Pero también, resalta el efecto de prevención del daño muscular en sujetos no entrenados. En esta revisión Molfino recomienda una dosis de 3 gr/día ingeridos en formato gel, y no en cápsula.

    Wilson (Wilson et al., 2013) va más allá y estudia los efectos del HMB sobre los marcadores del daño muscular en deportistas. Un total de veinte hombres entrenados en fuerza fueron reclutados para participar en una sesión de entrenamiento de resistencia de alto volumen que incluía 3 ejercicios: sentadillas completas, press de banca y peso muerto. Los sujetos fueron asignados aleatoriamente para recibir 3 g de HMB o un placebo 30 minutos antes del ejercicio. Se midieron, inmediatamente antes de la sesión de ejercicio y 48 h post-ejercicio, los niveles de CK, 3-metilhistadina (3-MH), testosterona, cortisol y la percepción de la recuperación (PRS). Los resultados mostraron que CK aumentó en mayor medida en el grupo placebo (329%) que en el grupo de HMB (104%) (figura 8). No se obtuvieron resultados concluyentes en cuanto a la degradación de las proteínas del músculo, medido por análisis 3-MH, pese a que sí disminuyó con la suplementación con HMB y se acercó a la significación. No hubo cambios agudos en la testosterona libre, en el cortisol ni en la proteína C reactiva. Estos resultados indican que la suplementación con HMB administrada justo antes de una sesión de entrenamiento intenso atenúa los índices de daño muscular y mejora la percepción mental de recuperación. Estos hallazgos sugieren que los atletas que buscan acelerar la recuperación tras entrenamientos de gran intensidad y/o volumen, pueden hacerlo consumiendo 3 gr 30 minutos antes del ejercicio o dividido en 3 tomas al día.

Figura 8. Extraído de Wilson (2013). Niveles sanguíneos de CK antes y justo después de una sesión de entrenamiento de fuerza de alta intensidad. La barra de la

 izquierda representa al grupo suplementado con HMB, y la de la derecha al grupo placebo. Se encuentran diferencias significativas entre grupos y entre pre y post

e.     Glutamina

    Otro de los aminoácidos esenciales más empleados en suplementación es la Glutamina, Rahmani-Nia (2014) estudió los efectos de este suplemento sobre la actividad electromiográfica del muslo y los marcadores de daño muscular físicos y fisiológicos tras un estímulo excéntrico agudo (Rahmani-Nia, Farzaneh, Damirchi, Majlan, & Tadibi, 2014). En este estudio participaron 17 hombres sanos divididos en 2 a doble ciego. En ambos grupos, los sujetos recibieron suplementación con L-glutamina (0,1g/kg) o placebo, tres veces a la semana durante 4 semanas. La actividad electromiográfica (frecuencia media (MDF) y la potencia media (MPF)) para vasto medial y el recto femoral, y también los niveles sanguíneos de CK, se analizaron justo después, a las 24 h y 48 h de la sesión de entrenamiento de fuerza. Este entrenamiento estaba compuesto por 6 series de extensiones de rodilla excéntricas hasta el agotamiento con el 75% de 1RM. No hubo diferencias significativas entre los grupos en la actividad electromiográfica en ninguno de los músculos. Tampoco en los niveles de CK. Los resultados de este estudio indican que la suplementación con L-glutamina no tiene ningún efecto positivo en los marcadores de daño muscular después de una sesión de entrenamiento de fuerza.

    Street (2011) (Street, Byrne, & Eston, 2011) en un estudio metodológicamente similar, en el que 15 sujetos eran divididos en dos grupos (control y glutamina) y realizaban 100 drop jumps (DJ) se observó como la glutamina no tenía efectos sobre los niveles de CK, pero si había diferencias significativas favorables para el grupo suplementado en cuanto a una menor pérdida de fuerza y una menor percepción del dolor a las 96 horas (figura 10).

Figura 10. Extraído de Street (2011). Efectos de la suplementación con Glutamina en los niveles de fuerza y percepción de del dolor significativos entre 

grupos a las 96 horas. NO hay efecto en los niveles de CK. * diferencias significativas con el nivel basal, t diferencias significativas entre grupos.

f.     Alicina y ginseng

    Hay varias intervenciones nutricionales que deben ser analizadas con mayor profundidad, entre estos se incluyen la alicina, la glutamina y el ginseng. Es conocido que la alicina, rica en el ajo, tiene capacidades anti-inflamatorios y antioxidantes. La alicina puede inhibir la expresión de la molécula de adhesión-1 que se sabe que juega un papel crítico en la activación de células inflamatorias, y reducir la activación de varias proteínas relacionadas con la respuesta inflamatoria (Kim & Lee, 2014). Su (2008) (Su, Tian, Zhang, & Zhang, 2008) reportaron que 80 mg/día durante 2 semanas antes del ejercicio y 2 días después del ejercicio reducen significativamente las DOMS, así como, los niveles de IL-6 en comparación con el grupo placebo.

    El Panax Ginseng es otro de los candidatos para reducir DOMS aunque los mecanismos exactos no han sido identificados. Pumpa (2013) (Pumpa, Fallon, Bensoussan, & Papalia, 2013) estudió sus efectos, publicando que 4 g de panax ginseng en cápsula 1 hora antes y 4 días después de correr cuesta abajo en hombres entrenados (n = 20) reduce las DOMS a las 96 h después del ejercicio en comparación con el grupo placebo. Mostrando, además unos mayores niveles de IL-6 y TNF-α a las 24 h post-ejercicio. Varios estudios sugieren que la suplementación con ginseng puede reducir la respuesta inflamatoria (Kim & Lee, 2014).

g.     Ácido graso omega-3

    Ácido graso omega-3 es uno de los ácidos grasos esenciales ricos en aceites de pescado, rico en eicosanoides, tales como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Los eicosanoides son conocidos como mecanismos de regulación de la respuesta inflamatoria (Kim & Lee, 2014). Por lo tanto, se supone que la ingesta de los resultados de ácidos grasos omega-3 posee una respuesta anti-inflamatoria que puede reducir las DOMS ocasionadas por el ejercicio (Jouris, McDaniel, & Weiss, 2011).

    Varios estudios han informado a lo largo de la literatura científica de los efectos positivos del omega-3 sobre las DOMS. Tartibian (2011) (Tartibian, Maleki, & Abbasi, 2009) demostró que 1,8 g de la suplementación de ácidos grasos omega-3 en hombres sanos (n = 45) redujo factores proinflamatorios como la IL-6, la prostaglandina E2 (PGE2) y tumor factor de necrosis α (TNF-α) después del ejercicio excéntrico. Lembke (2014) (Lembke, Capodice, Hebert, & Swenson, 2014)S reportó que 2.7 g de ácidos grasos omega-3 durante los 30 días antes de la sesión podría reducir el DOMS y la proteína C reactiva (CRP) (figura 11) después de un entrenamiento excéntrico excéntricas en comparación a la ingestión de aceite de girasol. Demostrando reducciones significativas en los niveles de DOM, CRP y Lactato.

Figura 11. Disminución significativa a las 24 h de los niveles de CRP

en los sujetos suplementados con omega-3. Extraído de Lembeke (2014)

    Gray et al. (Gray, Chappell, Jenkinson, Thies, & Gray, 2014) reportaron que 3 g de ácidos grasos omega-3 durante 6 semanas redujo significativamente la presencia de sustancias reactivas al ácido tiobarbitúrico (TBARS), un marcador de la peroxidación lipídica, en comparación con el grupo a placebo, pero no hubo diferencia en las DOMS entre grupos. Por lo tanto, se sugiere que la ingesta de ácidos grasos omega-3 se asocia más con la respuesta inflamatoria de estrés oxidativo para reducir las DOMS.

h.     Azafrán

    Son de sobra conocidos los efectos antiinflamatorios y antinociceptivos del azafrán, y sobre esta base, y para conocer los posibles efectos de este producto sobre el rendimiento deportivo, Meamarbashi (Meamarbashi & Rajabi, 2014) estudió estos efectos en comparación con los efectos de un medicamento (indometacina), por lo tanto, este estudio tuvo como objetivo investigar los efectos de la suplementación durante 10 días con azafrán sobre las DOMS en jóvenes universitarios de sexo masculino. 39 sujetos, divididos en 3 grupos (grupo azafrán, grupo indometacina y grupo control). El grupo azafrán recibió 1 cápsula (12,3 mg/día), el grupo indometacina (12,25 mg, 3 veces al día) y el grupo control 1 cápsula (placebo) durante los 7 días previos y los tres posteriores a la inducción de DOMS mediante ejercicio excéntrico. Este estudio muestra que la suplementación durante 10 días con un total de 300 mg de azafrán disminuyó significativamente la concentración de Lactato y CK. En el grupo de azafrán, no hubo disminución significativa en los valores de fuerza máxima isométrica ni isotónica después del ejercicio excéntrico, pero si se dio una disminución significativa en la fuerza isométrica en el grupo control. También se encontraron diferencias significativas en el dolor percibido a las 72 h respecto al grupo indometacina (figura 13). Se puede concluir que la suplementación con azafrán es una correcta técnica en la supresión de las DOMS y un correcto método de prevención con alta evidencia.

Figura 13. Efectos del azafrán sobre la fuerza máxima isotónica, isométrica, CK, lactato y percepción de dolor, con 

diferencias significativas respecto al grupos control (*) y respecto al grupo indometacina (t). Extraído de Meamarbashi (2014)

3.     Medios

a.     Plataformas vibratorias

    La aplicación de vibración en todo el cuerpo es propuesto como un calentamiento alternativo para atletas, con el fin de prevenir las DOMS posteriores al esfuerzo extenuante. En 2011 Aminian-Far (Aminian-Far, Hadian, Olyaei, Talebian, & Bakhtiary, 2011) estudió los efectos de las plataformas vibratorias en el dolor muscular post-ejercicio excéntrico y su posible efecto beneficioso. Utilizó 32 sujetos, divididos en dos grupos, para conocer los efectos de esta terapia. Los sujetos realizaron 6 series de 10 repeticiones excéntricas de extensión de rodilla en un dinamómetro isocinético, el grupo experimental realizó un calentamiento en plataforma vibratoria (a 35 Hz) en posición de bipedestación con las rodillas flexionadas a 100 grados durante 1 minuto. La pérdida de fuerza máxima concéntrica e isométrica fue menor en este grupo, además, mostraron menores niveles de CK y de dolor. Estos mismo resultados fueron obtenidos por Wheeler (Wheeler & Jacobson, 2013). Con estos resultados, se establece la eficacia de las vibraciones como un método válido para la prevención de las DOMS.

    En la revisión de Veqar (2014) (Veqar & Imtiyaz, 2014) se propone el empleo de la vibración aplicada en todo e cuerpo como un método eficaz en la prevención de DOMS, y se propone que sea empleado unos 10 minutos antes de la sesión, con una frecuencia de 30 a 50 Hz en ejercicios isométricos de una duración de 30 segundos a 2 minutos que involucren a la musculatura que se va a trabajar durante la sesión.

b.     Fototerapia

    Ya en 2006 (Douris et al., 2006) fueron estudiados los efectos de la fototerapia sobre las DOMS. En este estudio el grupo que recibía el tratamiento con fototerapia mostró una reducción significativa del dolor respecto al grupo control. Antonialli (2014) (Antonialli et al., 2014) va más allá y estudia los efectos de esta técnica en sus diferentes intensidades o fuentes de luz, con el objetivo de establecer la dosis óptima posterior al ejercicio. Para ello, dividió una muestra de 40 sujetos en cuatro grupos (control, 10 J, 30 J y 50 J) aplicados justo después de un ejercicio extenuante. Dado que los 3 grupos de fototerapia experimentan una clara mejoría, pero es el grupo que lo hace a 30 J quien obtiene los mejores resultados en todas las pruebas (figura 14).

Figura 14. Efectos de la fototerapia a diferentes intensidades.

*Diferencias significativas respecto del grupo placebo. Extraído de Antonialli (2014)

c.     Campo electromagnético

    Jeon (Jeon, Kang, Park, & Lee, 2015) estudió los efectos de la aplicación de un campo electromagnético sobre las DOMS. Para ello utilizó una muestra de 30 deportistas, en los que tras inducir el dolor muscular en los flexores del codo de la mano no dominante, aplicó esta técnica a 15 de ellos y a los otros 15 un placebo. Los resultados que obtuvo fueron muy favorables, reduciendo las limitaciones fisiológicas inducidas por el ejercicio, con una menor pérdida de fuerza isométrica y menor percepción del dolor (figura 15). Es una técnica bastante novedosa y se requieren más investigaciones, pero su aplicación es eficaz.

Figura 15. PEMF = grupo experimental, SHAM = grupo placebo. Arriba, valores sobre la fuerza isométrica de 

los flexores del codo, abajo fuerza pico y percepción del dolor.* diferencias significativas. Extraído de Jeon (2014)

d.     Crioestimulación

    La efectividad de la crioterapia en la reducción del dolor muscular posterior a un esfuerzo intenso cuenta con bastante controversia, como hemos visto en páginas anteriores; sin embargo, y aunque son necesarios más estudios, la aplicación de frío a temperaturas menores de 100 grados bajo cero (crioestimulación) parece tener efectos favorables en el tratamiento de las DOMS.

    Ziemann (2014) (Ziemann et al., 2014; Ziemann et al., 2012), estudiando los efectos de la aplicación de frío sobre el perfil lipídico y el gasto calórico en jóvenes, descubrió el efecto preventivo de la crioestimulación ante el ejercicio excéntrico. 18 jóvenes en edad universitaria fueron dividíos en dos grupos (grupo crioestimulación y grupo control). Tras ser inducidas las DOMS mediante ejercicio excéntrico, el grupo crioestimulación, los 5 días siguientes recibió dos sesiones al día (10 sesiones totales) en una cámara criogénica a -110° durante 3 minutos. Cada día, entre las dos series de crioestimulación ambos grupos realizaron un ejercicio excéntrico, y se les realizaron análisis sanguíneos al finalizar y a las 24 horas del mismo. Lo resultados finales mostraron una reducción significativa del dolor percibido, de la IL-10, IL-1 y del dolor muscular (figura 16).

Figura 16. Extraído de Ziemann (2014). Valores antes (arriba) y después (abajo) de las 10 sesiones de crioestimulación. Izquierda valores de IL-1 , 

con diferencias significativas entre grupos tras las 10 sesiones; derecha, valores de IL-10, con diferencias significativas entre grupos tras las 10 sesiones

    Ziemann concluyó que se trata de un método efectivo para contrarrestar el dolor posterior al ejercicio excéntrico, y que es un tratamiento eficaz para reducir los síntomas asociados a las DOMS.

e.     Electroestimulación

    En la revisión de Cheung (Cheung et al., 2003) fueron analizados los efectos positivos del tratamiento de las DOMS con electromiografía, en concreto con la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS) que emplea pocos Hz y sus efectos son de restauración de tejidos, aumentar el flujo sanguíneo, eliminar ácido láctico y productos de desecho, aumentar la capacidad oxidativa… (Herrero, Izquierdo, Maffiuletti, & Garcia-Lopez, 2006). En esta revisión se establece que la aplicación de electroestimulación en fase TENS, con una intensidad de 5 a 30 Hz durante unos 30 minutos antes de la sesión es un método eficaz en la prevención del dolor muscular, mostrando un efecto analgésico a las 24-48 h, con diferencias significativas con los grupos control en los que fue comparado. Se observaron ganancias en niveles de fuerza, eliminación del dolor y mejoras de la movilidad a las 24, 48 y 96 h respecto al grupo control. Por ello se establece que es un método eficaz, si bien es cierto requiere de más investigaciones que corroboren estos datos y analicen su eficacia con respecto a marcadores de daño muscular, así como, que establezcan un protocolo a seguir.

    Hay otros métodos como son los ultrasonidos, las cámaras hiperbáricas, los suplementos de herbolistería, la L-Carnitina o los antiinflamatorios, que como establece Cheung (Cheung et al., 2003), no tienen efectos positivos. Pese a que estos datos han sido publicados hace más de 10 años, son métodos aún empleados entre profesionales del deporte y aficionados del mismo.

Conclusiones

    Las DOMS son el resultado de tareas extenuantes, a las cuales no estamos acostumbrados a realizar, normalmente de carácter excéntrico. Sus síntomas pueden incluir: dolor o rigidez a la palpación (en particular en la unión musculotendinosa), disminución del rango de movimiento, disminución en la flexibilidad y en la producción de fuerza y movilidad. Una mayor percepción de dolor muscular tiende a estar asociado con el ejercicio de alta intensidad. El proceso concreto de producción de estos síntomas, al igual que su impacto sobre el rendimiento, aún no está claramente establecido en la literatura científica. Sin embargo, se ha observado una reducción de la amplitud del movimiento articular durante los períodos de dolor muscular severo, y una reducción en la absorción de impactos. Así como, disminuciones significativas en la fuerza pico pueden darse durante un máximo de 8 días después del ejercicio excéntrico; también hay alteraciones en la secuencia muscular y en los patrones de reclutamiento que se producen como resultado del daño a las fibras musculares. Todo ello genera alteraciones compensatorias que pueden llevar a lesiones.

    Del mismo modo que las teorías propuestas sobre los posibles mecanismos de producción de las DOMS, se han propuesto, a lo largo de la literatura científica, numerosos mecanismos de prevención y tratamiento. Es aquí donde esta revisión aporta nuevos puntos de vista, reuniendo en un mismo artículo todos lo métodos y técnicas eficaces, así como una clasificación de los mismos en función de su evidencia (tabla 2), con el fin de proporcionar a los profesionales de las ciencias de la Actividad Física y el Deporte, así cómo cualquier persona que practica ejercicio físico, un conjunto de métodos para poder prevenir y tratar el dolor muscular posterior al ejercicio.

    Las investigaciones futuras deberían centrarse en aclarar los siguientes puntos:

  • Mecanismos moleculares de producción de las DOMS.

  • Protocolos de prevención.

  • Analizar los efectos sobre el rendimiento.

Tabla 2. Resumen de los métodos de prevención y/o tratamiento del dolor muscular posterior al ejercicio, revisados en este artículo

Método

Autor

Dosis

Tiempo

Evidencia

Estiramientos

Herbert (2011)

Estiramientos antes, después o sólo después

-

 

Jamtvedt (2010)

Estiramientos antes y después

-

Masaje

Torres (2012), Garrido (2013), Andersen (2013)

Masaje antes del ejercicio

20 minutos

 

Pearcey (2015)

Relajación miofascial (foam rolling)

20 minutos, al finalizar, a las 24 y 48 horas

✓✓✓

Compresión

Valle (2013) y Hill (2014)

Tejidos compresivos

Durante el ejercicio

✓✓✓✓✓

Calentamiento / ejercicio aeróbico

Olsen (2012)

Ejercicio aeróbico en calentamiento

20 minutos a baja intensidad

Crioterapia

Sellwood (2007), Versey (2013), Guilhem (2013)

Inmersión en agua fría

5 minutos posteriores al ejercicio

✗ ✓

Ejercicio excéntrico

García-López (2007)

Fase excéntrica sentadilla

6 semanas

✓✓✓✓✓

Cafeína

Hurley (2013) y Maridakis (2007)

5 mg/kg

1 hora antes

✓✓✓✓✓

Taurina

Da Silva (2014)

50 mg/kg

21 días antes y 7 días después

✓✓✓

 

Ra (2013)

2 gr taurina + 3,2 gr de BCAAs

14 días antes y 3 días después

✓✓✓✓✓

BCAAs

Shimomura (2010) y Howatson (2012)

100 mg /kg

Antes del ejercicio

✓✓✓✓✓

HMB

Wilson (2013)

3 gr/día

30 minutos antes del ejercicio

✓✓✓✓✓

Glutamina

Street (2011) y Rahmani-Nia (2014)

0,1 gr/día (3 veces a la semana)

4 semanas antes del ejercicio

✓✓✓

Alicina

Su (2008)

80 mg/día

2 semanas antes y 2 días después

✓✓✓✓✓

Ginseng

Pumpa (2013)

4 gr

1 hora antes y 4 días después

✓✓✓

Omega-3

Tartibian (2011), Lembke (2014) y Gray (2014)

1,8-3 gr/día

De 6 semanas a 30 días antes del ejercicio

✓✓✓✓✓

Polifenoles (jugos de cereza, arándanos y granada)

Costa-Moreira (2014)

500 mg

7 días antes

✓✓✓

Herboristería

Rynders (2014)

6150 ml/día StemSport

14 días previos

 

Shanely (2014)

600 mg/día

Rhodiola Rosea

30 días previo esfuerzo aeróbico

Whey protein

Buckley (2010)

30 gr

después del ejercicio

Azafrán

Meamarbashi (2014)

12,3 mg/día

7 días previos y 3 días posteriores

✓✓✓

Plataformas vibratorias

Veqar (2014)

30-50 Hz

30’’-2’ isometría

10 minutos antes

Musculatura implicada

✓✓✓✓✓

Fototerapia

Antonialli (2014)

30 J

Justo después del ejercicio

✓✓✓✓✓

Campo electromagnético

Jeon (2014)

-

Al finalizar el ejercicio

Crioestimulación

Ziemann (2014)

2 sesiones de 10 minutos al día.

-110°

Al finalizar el ejercicio y a las 24 h

✓✓✓

Electroestimulación

Cheung (2003)

5-30 Hz

30 minutos

Antes de la sesión

✓✓✓

✗ = evidencia negativa, ✓ = baja evidencia; ✓✓✓ = evidencia moderada; ✓✓✓✓✓ = evidencia alta

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 20 · N° 204 | Buenos Aires, Mayo de 2015  
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