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El parapente y la atención: procesos controlados vs automatización

Paragliding and attention: controlled processes vs automation

 

Piloto y técnico deportivo de parapente

Diplomado en Magisterio. Educación Primaria

Especialista Universitario en Educación Infantil

Licenciado en Psicopedagogía. Diplomado en Educación Física

Roberto Machín Casañas

roberto_m_c@yahoo.es

(España)

 

 

 

 

Resumen

          En el deporte del parapente, la atención debe ser un elemento indispensable y fundamental. En el proceso de aprendizaje, y durante las primeras prácticas que un alumno realiza, ésta variará disminuyendo a medida que los ejercicios controlados pasan a automatizarse.

          Palabras clave: Parapente. Automatización. Atención.

 

Abstract

          In the sport of paragliding, attention must be indispensable and fundamental element. In the learning process, and for the first practices than a student makes, it will decrease as controlled exercises becomes automated exercises.

          Keywords: Paragliding. Automation. Attention.

 

Recepción: 29/04/2015 - Aceptación: 22/05/2015

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 20 - Nº 204 - Mayo de 2015. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En el aprendizaje del parapente, se requiere adquirir tanto conocimientos teóricos, como determinadas habilidades. Los primeros estarían relacionados con aspectos meteorológicos, sobre aerodinámica, o de reglamentación.

    Con los aspectos prácticos se pretende la consecución de determinadas destrezas por parte del alumno (colocarse el arnés, anclarse a la vela, inflar el parapente, controlarlo,…).

    A continuación nos centraremos en este segundo aspecto y destacaremos como el grado de atención irá variando según se vayan automatizando esos ejercicios que realiza el alumno.

    No cabe duda que en la enseñanza del parapente, las prácticas de inflado que un alumno realiza en tierra tienen una importante carga en su formación. El aprendizaje de esas habilidades (inflados, levantamiento, control de la vela,…) está basado básicamente en una constante repetición de ejercicios.

    En esas primeras prácticas, se requiere por parte del alumno un procesamiento controlado de cada secuencia de movimientos. Aparte del esfuerzo físico que realiza, también hay que sumarle el esfuerzo mental. El grado de atención que este realiza al principio es elevado, ya que debe memorizar y visualizar mentalmente los pasos que debe seguir a cabo (colocarme en el centro de la vela, levantar simétricamente,…) e intentar controlar cada uno de estos movimientos.

    La atención puede entenderse como una capacidad para centrarse de manera persistente en un estímulo o actividad concreta. Y como hemos podido comprobar, esta capacidad de concentración conlleva un gran esfuerzo. Todos recordamos como terminábamos exhaustos y agotados con nuestras primeras prácticas de campa.

    Teniendo en cuenta esto, será conveniente dejar cierto margen de descanso entre los ejercicios prácticos que el alumno realiza para evitar la aparición de la fatiga. Está demostrado como un alumno que ha pasado mucho tiempo realizando los mismos ejercicios, que se encuentra cansado y agotado suele perder la concentración y comenzará a repetir los mismos errores continuamente.

    Cuando los ejercicios realizados, se han repetido numerosas veces, y en numerosos días, estos pasan a automatizarse. El alumno ya no necesita realizar ese gran esfuerzo mental que realizaba antes mientras trataba de visualizar sus movimientos, ya que los realizará de un modo más natural. Pero, ¿qué pasa normalmente con nuestra atención? Pues que una vez automatizados estos ejercicios, el nivel de atención disminuirá considerablemente, ya que el piloto no necesita realizar ese esfuerzo mental citado anteriormente. Las rutinas que realiza el alumno se han vuelto automáticas, y estas se realicen sin conciencia ni intencionalidad.

    Veámoslo con un ejemplo muy cotidiano: Cuando empezaste en tus primeras prácticas de conducción de un coche, puede que, al principio, te resultara difícil atender a tantos aspectos a la misma vez (el pie derecho para el acelerador, el izquierdo en el embrague, las marchas, intermitente, la luz, la distancia con el coche de al lado…). Y estar pendiente de todo esto requería de un gran esfuerzo que, en ocasiones, terminaba por agotarte (hombros contraídos, espalda rígida, vista cansada…).

    Pero a medida que fuimos avanzando y afianzando esas habilidades, ya no terminábamos tan agotados en esas prácticas, y ya no teníamos que dirigir nuestra mirada hacia los pedales o hacia el cambio, como solíamos hacer anteriormente. Habíamos interiorizado y automatizado esos ejercicios (piso el embrague para cambiar la marcha…)

    Hoy en día, podemos atender diferentes cosas a la vez (mantener una conversación con los pasajeros del coche u observar la evolución de las nubes, mientras conducimos) porque intencionadamente realizamos esos pasos en la conducción.

    Indudablemente, nuestra capacidad atencional también se verá reducida. Son evidentes las campañas de tráfico aconsejándote a mantener la atención y concentración en la carretera mientras conduces y evitar aquellas distracciones que puedan desviar tu atención.

    Los procesos automáticos conllevan una considerable economía para el procesador. La realización automática de decenas de rutinas que llevamos a cabo durante el día, nos supone una gran liberación, pudiendo desplazar al mismo tiempo el foco de nuestra atención hacia otras tareas.

    Se ha demostrado que en situaciones de gran estrés se da una disminución de los recursos atencionales, y los sujetos solo pueden realizar eficazmente procesos muy automatizados. Por ello será fundamental la automatización de los diferentes ejercicios que un alumno pueda adquirir durante el transcurso de un curso de parapente.

    Por otro lado, será fundamental que les expliquemos a nuestros alumnos, este proceso natural de reducción que nuestra atención experimenta, con la finalidad de que conscientemente podamos aumentar ese nivel de concentración y atención necesario en determinadas situaciones (ante un despegue, aterrizaje…). La mayoría de accidentes que ocurren en este deporte, no suelen tratarse durante la primera fase de aprendizaje del alumno, suelen ocurrir después. Quizás pueda tener su culpa esta reducción normal de la atención. Como sabemos, nos encontramos en un medio en el que los errores cometidos pueden resultar indeseados y todas las precauciones posibles serán bienvenidas.

    En otro sentido, conviene destacar que la distinción entre procesos controlados y automáticos no siempre se puede precisar con exactitud. Las dificultades se derivan de que ambos tipos de procesos pueden operar conjuntamente en la realización de un determinado ejercicio o en la resolución de una determinada tarea.

    Se puede concebir perfectamente que ante la realización de una actividad, el alumno utilice un secuencia de rutinas automáticas (no requieren especial atención). Pero la selección y ordenación de dichos procesos automáticos puede a su vez requerir una operación controlada (con atención).

    Por ejemplo: Las rutinas de preparación para volar puede requerir un proceso controlado en la secuencia de determinadas fases (enganche de los diferentes anclajes de la silla). También se da una secuencia de rutinas automáticas durante el inflado, control de la vela, giro y carrera final durante el despegue.

    También tenemos que tener en cuenta que los procesos automáticos adquiridos en alguna etapa inicial del aprendizaje han sido operaciones controladas. Entre la fase final de automatismo y la inicial de operación controlada existen estados intermedios en que la realización de una tarea podría exigir muy poca atención, llegando a considerarla como una operación automática. Pero al mismo tiempo el rendimiento puede no haber alcanzado su nivel deseado, y por tanto ser susceptible de mejoras con más entrenamiento y práctica.

    Por ejemplo, un alumno que ha pasado de ser alumno, a ser piloto de parapente, ha automatizado los ejercicios y las habilidades necesarias que se ejecutan en un despegue. Pero un día, en un despegue tiene tres abortos durante el mismo.

    Al día siguiente se propone volver a entrenar porque considera que no ha adquirido el rendimiento deseado. En estas nuevas prácticas tendrá que esforzarse por realizarlas con un elevado grado de atención para intentar corregir y contrarrestar las posibles deficiencias que pudieran producirse en sus ejercicios.

    Cuando se adquieren determinados procesos automatizados, estos no son susceptibles al cambio. Es decir, cuando ya se ha automatizado un determinado ejercicio, será muy difícil adquirir un nuevo aprendizaje ante el mismo ejercicio, ya que el proceso automático inicial puede generar interferencias.

    Por ejemplo, una persona que ha estado intentado aprender por si solo a inflar y levantar la vela, decide acudir a una Escuela de parapente para mejorar sus habilidades y porque no lo consigue realizar con éxito. Este alumno, que habrá automatizado diferentes ejercicios que pueden no ser correctos, probablemente, tendrá más dificultades para aprender correctamente la técnica de inflado, que aquellos alumnos que nunca han tenido contacto con la vela.

    En la enseñanza del parapente lo tendremos muy en cuenta en aquellos alumnos que hayan tenido alguna experiencia anterior (que hayan practicado por su cuenta, un amigo que le enseñó…) Si el aprendizaje recibido no fue el adecuado puede que necesitemos dedicar más tiempo con estos alumnos que pueden haber adquirido ciertos automatismos no adecuados.

    Para ello será fundamental que comprobemos qué es lo que nuestro alumno nuevo ya “sabe hacer”, y qué es lo que “no hace bien”, para incidir en aquellos aspectos que más dificultades presenta, intentando corregir los posibles errores, con el fin de reconducir adecuadamente su enseñanza minimizando las posibles interferencias que las conductas automáticas ya aprendidas anteriormente puedan ocasionar.

    Para concluir, no olvidemos que podemos y debemos minimizar los riesgos que la práctica de este deporte entraña. Para ello, los enseñantes del parapente, tendremos que transmitir a nuestros alumnos la importancia de esforzarnos en compensar esa reducción natural de nuestro nivel de atención, ante la realización de los ejercicios automatizados (despegue, aterrizajes,…), para tener una mayor seguridad.

Bibliografía

  • Machín Casañas, Roberto (2014). Parapente: Pedagogía de la Enseñanza. Barcelona: Editorial Perfils.

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