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La formación vocacional: un acercamiento
a su concepción desde la escuela

Vocational training: an approach to its design from school

 

Universidad “Jesús Montané Oropesa”

Facultad de Ciencias Pedagógicas

“Carlos Manuel de Céspedes”

Departamento de Ciencias

MSc. Jesús González Pompa

Lic. Alberto González Rodríguez

aglez@cuij.edu.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          El desarrollo tecnológico alcanzado por la humanidad en los momentos actuales sin tener en cuenta el deterioro del medio ambiente y las necesidades cada vez más crecientes por satisfacer, requerirá de hombres con nuevos pensamientos y con una cultura laboral tal, que les permita desarrollarse y convivir con su entorno. Ese hombre del mañana requiere de una formación vocacional adecuada hoy, de una formación laboral que garantice una conciencia productiva en él, garantizando el placer infinito de sentirse útil, a partir de lo que es capaz de producir con sus propias manos. Esto solo puede lograrse con una eficiente concepción, planificación y ejecución en cada uno de los grados, aulas y estudiantes, de la formación vocacional en cada institución escolar. Por esta razón, el sistema de trabajo concebido por los consejos de dirección y técnicos es un elemento importante en la planificación y organización de las acciones previstas para el desarrollo de las actividades vocacionales. El plan temático, el horario en que se desarrollarán las actividades y la preparación metodológica como actividad insustituible en la preparación del personal docente y no docente, de forma colectiva e individual, son los pilares en los que se sustenta todo el trabajo de formación vocacional en la institución. Esto es, en esencia, una escuela convertida en un “palacio de pioneros”, donde cada alumno aprenda y satisfaga sus inquietudes vocacionales y cada trabajador de la institución, así como los padres y la comunidad, sean una fuente inagotable de saber.

          Palabras clave: Concepción. Formación vocacional. Formación laboral.

 

Abstract

          The technological development reached by the humanity in the current moments without keeping in mind the deterioration of the environment and the more and more growing necessities to satisfy, will require of men with new thoughts and with a cultural one labour such that allows him/her to be developed and to coexist with its planet. The tomorrow's new man requires of a formation appropriate labour today and of a vocational formation that guarantees a productive conscience in him and the infinite pleasure of feeling useful starting from what is able to take place with their own hands and that alone it can be achieved with an efficient conception, planning and execution in each one of the grades, classrooms and students, of the vocational formation in each school institution. For this reason, the work system conceived by the address advice and technicians is an important element in the planning and organization of the actions foreseen for the development of the vocational activities. The thematic plan, the schedule in that the activities and the methodological preparation will be developed as activity insustituible in the educational and not educational personnel's preparation, in a collective and individual way, they are the pillars in those that the whole work of vocational formation is sustained in the institution. This is in essence, a school transformed into a “Palace of pioneers” where each student learns and satisfies his vocational restlessness and each worker of the institution, parents and community, is an inexhaustible source of knowing.

          Keywords: Conception. Vocational training. Labour formation.

 

Recepción: 02/12/2014 - Aceptación: 07/03/2015

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 203, Abril de 2015. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

Consideraciones generales acerca de la formación laboral

    La profunda crisis financiera y económica mundial, desatada y favorecida por el desigual y arrogante sistema capitalista, ha afectado a todos los países del planeta. Los países desarrollados no encuentran solución inmediata para resolverla, lo que genera que millones de trabajadores queden sin empleo y, lo que es peor, que muchos de estos empleos hayan desaparecido, sin que en un futuro inmediato puedan resurgir. Es de suponer que en esta gran avalancha, los países subdesarrollados sean arrastrados por los más ricos y sean los que más sufran, por la carestía de los productos, el intercambio desigual en el mercado mundial y por el sufrimiento que esta crisis proporciona a sus pueblos.

    En el acto de graduación del Destacamento Pedagógico Universitario “Manuel Ascunce Domenech”, efectuado el 7 de julio de 1981, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz expresó: “En las escuelas se debe continuar perfeccionando el trabajo de formación vocacional y orientación profesional para que los niños y jóvenes seleccionen cada vez mejor sus estudios de acuerdo con sus aptitudes e intereses personales y sociales…”1

    Cuba, un país férreamente bloqueado por más de cincuenta años, afectado, además, por las crisis económicas y financieras, ha garantizado el derecho del pueblo, no solo a la salud y la educación, sino también al trabajo como única fuente de bienestar y de satisfacción de las necesidades sociales y familiares, en correspondencia con el ideario martiano, de: “…hombres queremos, que conozcan las fuerzas de la tierra y las sepan mover”2.

    Es por ello que el futuro de los jóvenes y del país depende, en gran medida de la labor de formación vocacional que realicen familiares y profesores, y de la formación laboral que se logre con las nuevas generaciones, sobre todo en la enseñanza secundaria.

    Es apreciación del autor que, tanto maestros como profesores pueden realizar el trabajo de formación vocacional, adecuándolo a sus circunstancias o exigencias, independientemente del subsistema de que se trate. Se hace mayor énfasis en la secundaria básica, por ser este el eslabón más importante de la cadena y por ser la enseñanza de mayor protagonismo en la formación de vocaciones o en la orientación adecuada hacia una profesión, además de estar llamada a garantizar mayor calidad de sus egresados, con una definida orientación profesional.

    Los directivos de estos centros, al igual que sus claustros, dominan, en el plano teórico, los conceptos, principios y métodos necesarios para realizar una adecuada formación vocacional con sus alumnos. A través de estos años, el autor ha podido intercambiar con directores, secretarios docentes, jefes de grados, de ciclos, de departamentos, maestros y profesores, y funcionarios de la Dirección Municipal de Educación, y ha apreciado avances en lo teórico, pero, en la práctica pocos pueden mostrar, con una adecuada planificación del trabajo y con la ejecución de las acciones, la coherencia necesaria entre estos dos aspectos, para obtener los resultados esperados en este sentido.

    ¿Qué falta? ¿Por qué no se acaba de producir el cambio para lograr un estudiante mejor formado vocacionalmente?

    Las respuestas hay que buscarlas en la concepción que, sobre este particular, tiene el principal directivo y cómo es capaz de trasmitirla a su Consejo de Dirección y a su claustro; en la planificación del trabajo de todos los factores que intervienen en este proceso, en su habilidad para ponerlo todo y a todos a disposición de la formación futura de sus alumnos; en el control que realice para garantizar que se cumpla estrictamente lo que está concebido, y en la capacidad de medir el impacto sistemáticamente y rediseñar las nuevas acciones.

    En este sentido, convertir las escuelas en verdaderos palacios de pioneros, tal y como lo concibió y lo definió el compañero Fidel, tiene mucho que ver con la formación vocacional y la orientación profesional, ya que, una vez logrado lo primero (la escuela como palacio de pioneros), se contribuye sobremanera a que los alumnos conozcan el perfil de cada una de las profesiones por las que sienten algún tipo de motivación y se relacionen con las características específicas, esenciales y más generales, a través de los instructores de los círculos de interés en el palacio de pioneros o en la escuela; los capacitadores de empresas, mediante el desarrollo de talleres, el vínculo con organismos, las visitas a empresas, fábricas, talleres, entre otros.

    En esta dirección el compañero Fidel definió que “un palacio de pioneros es esencialmente un centro de formación, un centro de educación, y quizás el tipo más importante de centro de formación técnica, de formación cultural, de formación patriótica, de formación deportiva, pero es esencialmente un centro de formación. Eso es un palacio de pioneros.”3

    A partir de esta idea, cada escuela ha de convertirse en un palacio de pioneros, desde su propia concepción en la escuela, hasta la organización docente, para garantizar la formación cultural, patriótica, deportiva y laboral en cada uno de sus estudiantes, demostrando, cada vez que se pueda, la utilidad de lo aprendido. Hay que preparar al pionero para la vida, a través de su participación en actividades interesantes, que lo vinculen con la comunidad, que integre el trabajo con la familia y que posibilite una firme formación comunista.

    Al respecto expresó Martí en 1883: “Quien quiera pueblo, ha de habituar a los hombres a crear”, y “que cada hombre aprenda a hacer algo de lo que necesiten los demás”4.

    Estas dos ideas martianas, solo pueden realizarse si se tiene en cuenta lo planteado en el IX Seminario Nacional para Educadores: “Ante todo, debemos tener presente que la eficiencia de cualquier estrategia, tendrá dos premisas básicas: la calidad del centro que la desarrolla y la existencia, en el mismo de modelos profesionales capaces de inspirar a los estudiantes”5.

    Se ha podido apreciar que la entrega pedagógica, como proceso, es la principal vía para actualizar o conocer las pretensiones vocacionales de los alumnos. Además, se cuenta con el diagnóstico, que debe realizarse al inicio del curso y actualizarse constantemente.

    De la misma manera, es necesario actualizar sistemáticamente el diagnóstico vocacional de cada estudiante, por dos razones fundamentales: primero, el alumno, en esta edad temprana, es muy inestable en su vocación, la cual puede cambiar varias veces, a partir de nuevas motivaciones que reciba en la escuela, en la casa o en la comunidad, “lo que muchas veces escapa de su análisis consciente y se ve influido por expectativas familiares o impulsos grupales, sin que medie toda la reflexión que este proceso merece, y el maestro o profesor tiene que estar pendiente, para poder dar la orientación profesional necesaria o la formación vocacional requerida, de acuerdo con las características de los alumnos y los resultados que este va alcanzando en el orden académico”6.

    Segundo, porque, precisamente, los resultados que el estudiante alcance en el desarrollo de habilidades y capacidades en los aspectos instructivo, formativo, laboral y político, tienen que ser compartidos con los padres. El maestro o profesor tiene que ir dirigiendo, corrigiendo, direccionando, intencionando, etc, la vocación de los alumnos y las aspiraciones de los padres, en función de las capacidades reales de este y del nivel de desarrollo que alcance de forma integral.

    Para ello, es preciso significar que mensualmente se analiza y evalúa individual y colectivamente en las asambleas pioneriles, el desarrollo alcanzado por cada uno de ellos.

    A nivel de centro, tanto el Consejo de Dirección como el Consejo Técnico tienen la responsabilidad de conocer cuáles son las pretensiones vocacionales y profesionales del ciento por ciento del alumnado, desde los primeros grados, para diseñar y ejecutar estrategias que permitan desarrollar actividades docentes y extradocentes; escolares y extraescolares, que satisfagan esas necesidades y desarrollar una verdadera formación vocacional y orientación profesional.

    Es menester organizar la escuela, así como el sistema de influencias pedagógicas y vocacionales, que repercutirá en cada uno de los estudiantes, para que funcione de forma sincronizada y se cumpla el objetivo propuesto.

    Es necesario potenciar los espacios de coordinación entre el maestro o profesor y el instructor de arte, la biblioteca escolar, el trabajador social, los padres, los instructores del palacio de pioneros, los capacitadores de empresas y otros profesores y trabajadores de la escuela, a través de las actividades metodológicas.

    El currículo escolar tiene que posibilitar la incorporación de los padres a la vida de la escuela, en la medida de sus posibilidades, creando círculos de interés, talleres, clubes, entre otros, y creando el espacio del intercambio con los alumnos.

    El autor, a partir de su experiencia laboral, de los análisis realizados a todos los niveles de dirección y de los resultados de los procesos de otorgamiento de carreras a los graduados de noveno grado en varios cursos, propone seguir estos pasos para lograr una adecuada formación vocacional en la institución:

Pasos para lograr una adecuada formación laboral

1.     Diagnosticar las potencialidades con que cuenta la escuela, la familia, la comunidad y el territorio

    El diagnóstico de la escuela es un aspecto que aún cuando es dominado por directivos y docentes, al menos desde el punto de vista teórico, es, en la práctica donde generalmente aparecen los problemas, pues no se direcciona correctamente ni se le da el seguimiento adecuado, ni el carácter sistémico que requiere.

    Para tener un diagnóstico certero, el director, con su estructura de dirección o la comisión de formación vocacional, deben tener y conocer, por área de trabajo, las personas que, de acuerdo con su nivel de preparación y experiencia, pueden contribuir con esta tarea y en determinadas temáticas.

    Tener el levantamiento de las aspiraciones vocacionales y profesionales, alumno por alumno, desde los primeros grados hasta el terminal, constituye un requisito indispensable para el trabajo de formación vocacional y orientación profesional de la escuela, de modo que garantice la participación de todos en las actividades orientadas y planificadas con este objetivo, y que, de hecho, sean afines y respondan a sus expectativas.

    Por la experiencia acumulada en esta labor, el autor considera que el mes de septiembre, es el más apropiado para desarrollar el diagnóstico, es decir, en la etapa de planificación y organización del sistema de trabajo.

    En el caso específico de séptimo grado, se establecen tres semanas de familiarización, formidables para desarrollar este tipo de labor con los estudiantes y padres, de forma pausada. Además, se cuenta con el resultado de la entrega pedagógica, que se realizó por parte de la educación primaria a los centros a los que tributan y, en especial, a los docentes que comienzan el ciclo. En este proceso se obtienen valiosas informaciones al respecto.

    En los otros grados octavo y noveno también se realiza la entrega pedagógica y, con ella, la actualización del diagnóstico integral del estudiante, de modo que los profesores de estos niveles, en el mes septiembre, ya conocen a sus alumnos y a sus padres y solo tendrían que puntualizar aspectos generales, referidos a la vocación o la profesión a que aspiran los mismos.

    Esto implica que, desde el séptimo grado, con el diagnóstico vocacional realizado, hay que trabajar en las motivaciones de los alumnos, en la orientación precisa y en la formación vocacional adecuada, para, junto al colectivo pioneril y el claustro del grado, ser lo más preciso posible en el otorgamiento de las carreras al finalizar noveno grado y evitar, así, futuros técnicos inconformes con su profesión por no haber tenido otra opción.

    Referente al diagnóstico de la familia, se ha podido comprobar que, para que pueda colaborar con la formación vocacional y la orientación profesional, es necesario que la escuela la prepare. Para ello, es preciso conocer las fortalezas con que cuenta y las que pueda brindar, o cuáles son sus debilidades y cómo potenciarlas a través de las Escuelas de padres.

    Para el diagnóstico de la comunidad, es necesario tener una información detallada de todas las instituciones, empresas, talleres y organismos que se encuentran en el entorno donde está enclavada la escuela, y que, una vez establecidos los convenios, puedan aportar al objetivo esencial que se está tratando.

    El autor recomienda establecer vínculos con los centros laborales de la comunidad y con las instituciones culturales, para el trabajo colaborativo, y analizar el apoyo que mutuamente puedan darse y cómo contribuir a la formación de los alumnos.

    A su vez, en el diagnóstico territorial se deben tener en cuenta las instituciones educacionales del nivel medio y medio superior, como potencialidades para establecer coordinaciones entre los centros, de modo que se realicen actividades científico-metodológicas y técnico-metodológicas, con la participación de representaciones de sus claustros; se entreviste a los alumnos interesados en determinadas especialidades; se impartan conferencias; se realicen talleres; se supervise y asesoren metodológicamente los círculos de interés creados, entre otras actividades.

2.     Diagnóstico de las necesidades vocacionales del alumno y la familia

    A nivel de grado, el jefe debe conocer, por aulas, el universo de necesidades vocacionales de los alumnos del grado, determinado por sus aspiraciones y preferencias; tener el total de alumnos por cada una de las especialidades que se solicitan, para proyectar el trabajo científico metodológico y el trabajo técnico metodológico del grado, en función de cubrir sus expectativas y las de sus padres, a través de las clases y las actividades que en esta dirección se proyecten.

    A nivel de aula el maestro o profesor, con los resultados del diagnóstico inicial, la observación diaria y el conjunto de actividades e influencias, debe preparar a los alumnos, en las esferas volitivo-afectivo-cognitiva y motivacional, para tomar o reafirmar importantes decisiones educacionales, vocacionales o profesionales.

    Principalmente a través de la clase, puede potenciar o reorientar la vocación de sus alumnos, partiendo de las condiciones reales que posee desde el punto de vista integral y sus aspiraciones, llegando poco a poco a la familia, que en la mayoría de los casos juega un papel preponderante en la toma de esas decisiones.

3.     Garantizar que el ciento por ciento de los alumnos estén incorporados a los Círculos de Interés, en correspondencia con sus intereses, para:

  • Establecer la variedad de círculos de interés por aulas, grados y centro.

    • Después de realizado el diagnóstico vocacional, se puede determinar la cantidad de círculos a crear, los temas solicitados y la cantidad de alumnos interesados por grados y aulas, lo que garantiza que todos participen, durante el curso, en uno o más círculos de interés.

  • Determinar el personal que atenderá cada uno de ellos.

    • El diagnóstico de las áreas del trabajo, y el de la preparación y experiencia del personal docente y no docente, de los padres y del personal que en la comunidad puede ayudar, realizado por el director y la comisión de formación vocacional, permitirá determinar el personal que atenderá cada círculo de interés, en correspondencia con los intereses demandados por los alumnos.

  • Determinar el tiempo de duración de cada círculo de interés, los encuentros y la periodicidad con que se desarrollarán en el curso, de acuerdo con las temáticas a desarrollar y la cantidad de alumnos interesados.

4.     Confeccionar el horario de funcionamiento de cada círculo de interés de todo el curso

    Las temáticas, la cantidad de círculos, su periodicidad e integrantes, permitirá confeccionar el horario anual, mensual y semanal en que se desarrollaran las actividades vocacionales en la escuela o fuera de ella, los diferentes días de la semana.

    Este debe ser publicado, después de analizarse con los alumnos, maestros o profesores y jefes de ciclo, grados o departamentos, padres, así como la relación de temas que serán tratados.

5.     Favorecer el diseño de las actividades extraclases y extraescolares necesarias

    El profesor, conjuntamente con sus alumnos, confecciona el horario docente de la semana, quincena e incluso el mes, incluyendo las actividades escolares y extraescolares que respondan a los círculos de interés, por lo que debe planificarse eficientemente para que puedan realizarse sin que se sobrepongan unas a otras, teniendo en cuenta todos los días de la semana.

6.     Valoración de los resultados del trabajo

    Se realizará mensual, trimestral y anual. La medición del impacto puede lograrse a través de entrevistas, controles, eventos a nivel de escuela, etc y la realización de balances trimestrales y anual, donde se resalten los mejores resultados, los mejores alumnos, docentes, trabajadores y padres, de manera que le permita al Consejo de Dirección y la comisión de orientación profesional y formación vocacional, rediseñar o reorganizar el trabajo para la nueva etapa.

7.     Introducir resultados de investigaciones.

    Activar todo el potencial científico que tiene la escuela, para introducir los resultados de investigaciones que en este aspecto se han realizado y validarlos.

8.     Monitorear de forma sistemática y permanente el estado de opinión

    Tener en cuenta las opiniones de sus alumnos en todos los grados, respecto a este particular, la de los docentes, instructores, padres y comunidad, a través de entrevistas, encuestas, observaciones, talleres, reuniones, etc; para analizarlas y tomar las decisiones que permitan mejorar el servicio que en ese sentido, se presta, en determinados períodos de tiempo durante el curso.

9.     Declarar la escuela como palacio de pioneros

    No es posible concretar estas acciones, sin meditar y analizar la cohesión entre ellas y el resto de las actividades de la escuela.

    La base de todo, el sostén de la escuela, la estructura que da forma a la vida de la escuela, a juicio del autor, lo constituye el sistema de trabajo que el director de la escuela sea capaz de aplicar, porque de él depende la organización escolar, la disciplina consciente y el éxito de la misión que se encomienda.

Conclusiones

    En cada uno de los pasos que el autor propone para lograr una adecuada formación vocacional y orientación profesional en los alumnos, es necesario observar detenidamente y tener en cuenta durante el desarrollo de cada uno de ellos, los siguientes aspectos:

  • Actividades del colectivo.

  • Implicar personalmente a cada miembro del grupo en el desarrollo de las actividades.

  • Establecer metas a corto plazo y hacer evaluaciones periódicas.

  • Reconocer los logros alcanzados.

    Otro elemento de suma importancia aunque poco atendido por todos, es lo relacionado con la formación laboral del estudiante, aspecto que es dominado por todos los docentes y directivos, pero que no se concreta en la práctica y se asume que es función única de los profesores de Educación Laboral. La relación que los une permite decir, en términos matemáticos, que son directamente proporcionales, uno complementa al otro, coexisten, no son divisibles, no crecen por separado.

    A juicio del autor, a este asunto no se le ha prestado toda la atención que requiere, desde el Consejo de Dirección hasta el maestro o profesor, pasando por todos los niveles de dirección, porque le ha sucedido lo mismo que a la formación vocacional. No se ha tenido en cuenta que esta actividad bien orientada genera una fuerza laboral tal, que soluciona los problemas que en el centro se presentan, con medios propios e iniciativas que pudieran presentarse en eventos dentro del centro y fuera de este, y ser estimuladas, como cuando en un acto se hace entrega a un círculo infantil, una escuela especial, etc, de artículos o producciones realizadas por los estudiantes, de modo que, además de ese estimulante regocijo, pueda verse en la práctica la utilidad de lo que construyen con sus manos y de los conocimientos que adquieren en clases.

    En los momentos actuales es preciso preparar al hombre nuevo con una cultural laboral, que le permita, desde su modo de actuación, satisfacer sus propias necesidades a partir de los resultados del trabajo que produce con sus manos y como fuente de bienestar social.

    El futuro está en nuestras manos; preparemos estas generaciones de hoy para que puedan rendir el fruto.

Notas

  1. Castro Ruz, Fidel. Discurso pronunciado en el acto de graduación del destacamento Pedagógico Universitario Manuel Ascunce Domenech, el 7 de julio de 1987.

  2. José Martí. Ideario Pedagógico. Educación y Libertad. p. 24.

  3. Castro Ruz, Fidel, 15 de julio de 1979.

  4. José Martí. Ideario Pedagógico. Educación y Libertad. pp. 39 y 55.

  5. IX Seminario Nacional a Educadores. Segunda parte. Tema 2 p. 26.

  6. La elección profesional: momento de particular importancia para el desarrollo personal.

Bibliografía

  • Aguirre Baztán, A. (1996) Psicología de la adolescencia. Barcelona: Alfaomega Grupo Editor.

  • Cerezal, J. Ordóñez, E y otros (2011). La formación laboral en la escuela cubana. Experiencias y resultados. Curso 20. Pedagogía 2011.

  • Cortada, N. (1991) El profesor y la Orientación Vocacional. México: Editorial Trillas.

  • Cuba. Ministerio de Educación (2006). VII Seminario Nacional a educadores. Noviembre.

  • Cuba. Ministerio de Educación. Curso escolar 2009-2010. IX Seminario Nacional a Educadores. Partes I y II.

  • González Maura, Viviana. La orientación profesional desde la perspectiva histórico-cultural del desarrollo humano. CEPES. Universidad de la Habana.

  • Guerra Rubio, Luisa M. y Quevedo Guerra, Tatiana. La elección profesional: momento de particular importancia para el desarrollo personal. Facultad de Psicología. Universidad Central “Martha Abreu” de Las Villas, Cuba.

  • McPherson, M. Bosch, R. y otros (2011). Proyecciones para la secundaria básica cubana actual. Curso 12. Pedagogía 2011.

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