Correr, saltar y lanzar. La deportivización del atletismo en el Reino Unido durante el siglo XIX. Primera parte Running, jumping and throwing. The sportization of athletics in the UK during the nineteenth century. First part |
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Doctor en Historia Moderna y Contemporánea Instituto Mora (México) |
Miguel Esparza |
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Resumen El objetivo de este trabajo es el de explicar en qué consiste la deportivización tomando como ejemplo el caso del atletismo. Se analizan las dinámicas sociales y las de competencia que dieron lugar al moderno atletismo. Palabras clave: Deportivización. Atletismo. Dinámica social. Dinámica de competencia.
Abstract The objective of this work is explain what the sportization taking the example of athletics. The social dynamics and the competition ones that led to the modern athletics are analyzed. Keywords: Sportization. Athletics. Social dynamics. Competition dynamics.
Recepción: 24/02/2015 - Aceptación: 07/04/2015
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 203, Abril de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
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La modernidad como génesis histórica de la deportivización
Sin duda alguna, resulta más que evidente la fuerte presencia que tienen los deportes en la sociedad actual. A partir del siglo XIX y XX, los deportes han sido parte importante de la historia humana ya que en diversos momentos logran capturar la atención de millones de personas alrededor del mundo, quienes a través de los medios de comunicación, se encuentran pendientes de los resultados de las competencias deportivas de mayor importancia como los Juegos Olímpicos o la Copa Mundial de Fútbol.
Los deportes inciden con gran intensidad en varios ámbitos y esferas de la vida, un claro ejemplo de ello es la economía, ya que en el año 2000, el fútbol por sí solo movió un aproximado de 800 mil millones de dólares, convirtiendo a los deportes en la cuarta industria del mundo contemporáneo, detrás del petróleo, las comunicaciones y la venta de vehículos (Altuve, 2009, pp.7-23). En esa misma tónica, Eduardo González señala que en la actualidad, los deportes por su arrastre popular y por sus implicaciones económicas, políticas, sociales, simbólicas y culturales, su control y eventual manipulación, se han vuelto objetivos prioritarios de los políticos y gobernantes (González, 2004, pp. 72-127).
Sin embargo, pese a la gran pasión que los deportes desatan en la sociedad actual, aún se sabe poco de su historia, es decir, es aún poco conocido cómo fue el proceso que permitió el surgimiento y la consolidación de los deportes, pues por una parte, los deportes son un tópico poco estudiado por las ciencias sociales y particularmente por la Historia. Dicho por Jean Marie Brohm “el deporte nunca ha sido objeto de estudios profundos y sistemáticos a la luz de las ciencias humanas modernas (…) el deporte es todavía el pariente pobre de la investigación científica” (Brohm, 1982, p. 21). Eric Dunning, por su parte nos dice que el descuido que las ciencias sociales han tenido hacia los deportes se debe a que el desarrollo académico se ha centrado en lo que se considera “los aspectos básicos y universales de los sistemas sociales” (Dunning, 1995, p. 11) como la política, la religión y la división social del trabajo.
Por otra parte, una gran cantidad de los estudios realizados sobre la historia de los deportes suelen caer en un reiterado anacronismo, ya que consideran que el origen de los mismos se suscitó en el seno de las sociedades antiguas (tanto europeas como de otras latitudes) y asimismo, suelen dar a todos los pasatiempos y actividades físicas que se practicaban en la antigüedad, un tratamiento analógico al de los deportes, sin embargo, aunque existan semejanzas entre los deportes modernos y las actividades físicas practicadas en el remoto pasado, no significa que estas actividades sean el antecedente de los modernos deportes o que estas actividades deban ser consideradas como “predeportivas”, ya que carecían de todo sentido deportivo (Velázquez, 2001, pp. 1-25).
Los deportes son prácticas que surgen en un contexto histórico determinado: el de la modernidad, donde múltiples factores y hechos, constituyen en conjunto, un proceso histórico donde los deportes ven la luz y donde pueden configurarse hasta tomar la forma que actualmente conocemos. Generalmente, la modernidad ha sido entendida como una etapa histórica que marcó una nueva coyuntura, la cual se caracterizó por las transformaciones tecnológicas que trajo consigo la Revolución Industrial. Una de esas transformaciones fue la concepción del tiempo, que comenzó a ser el factor que regía la mayoría de los aspectos de la vida (en especial de la vida urbana), como la hora de levantarse de la cama, la entrada al trabajo, la hora de comer, de descansar y de socializar. Esta nueva concepción del tiempo vino a establecer una nueva experiencia que modificó de forma profunda tanto el ambiente como la mente de los individuos.
La modernidad es “un modo particular de experiencia vivida dentro de la sociedad moderna, que abarca no sólo a nuestras reacciones interiores ante ella, sino también su incorporación a nuestra vida interior” (Frisby, 1992, p. 94). La modernidad dio como resultado una nueva actitud ante los hechos que se presentaban. La nueva experiencia se volvió perceptible en toda la estructura social que dio lugar a un nuevo abanico de actividades y prácticas donde se incluye el surgimiento de los deportes.
Al respecto, Richard Mandell (1984) menciona que los deportes se originaron primeramente en las sociedades que han fomentado la producción industrial racionalizada como Inglaterra y los Estados Unidos. Richard Holt (1989), por su parte, señala que a mediados del siglo XIX, la modernización de la prensa y el crecimiento de los ferrocarriles, fueron dos aspectos que propiciaron el crecimiento de los deportes, al permitir una mayor difusión de los resultados deportivos entre la sociedad y que más aficionados pudieran asistir a presenciar las competencias deportivas, logrando con ello, el establecimiento de un deporte de verdadero alcance nacional.
Jean Marie Brohm, de igual forma establece que “El deporte moderno ha nacido con la sociedad capitalista industrial y es inseparable de sus estructuras y de su funcionamiento” (Brohm, 1982, p. 30). Según este autor, ciertas actividades competitivas existían en la antigüedad, sin embargo, fue el desarrollo y el despegue definitivo del capitalismo como modelo económico regidor, que fue posible que surgiera la forma que actualmente mantienen las actividades que conocemos como deportes, con sus ideales y elementos de valor conformados por la influencia directa del entorno social que les ha dado origen.
Para Allen Guttmann (1980), la aparición de los deportes representa el surgimiento de una nueva cultura corporal, pues en los deportes mismos existe una modernización, es decir, los deportes se derivan de pasatiempos tradicionales ingleses que en la modernidad sufren una transición de su forma premoderna a la moderna, donde se vuelven más racionales y regulados, ya que a partir de la modernidad, los deportes presentan como sus características principales la igualdad de condiciones, la especialización, la cuantificación, la estandarización, la secularización, la burocratización y la búsqueda de los récords.
Estos breves planteamientos concuerdan en señalar que los deportes son productos de la modernidad y de forma general puede decirse que el proceso de deportivización consiste precisamente, en la transformación que llevaron los pasatiempos tradicionales hasta convertirse en los deportes que actualmente conocemos, un proceso que representa una verdadera revolución del ocio, cuyo primer paso consistió en reformar “las recreaciones tradicionales” (Baker, 1979, pp. 76-87).
A finales del siglo XVIII, existían en el Reino Unido una variada gama de pasatiempos y entretenimientos ya consolidados en diversas partes del territorio británico. Muchas de estas actividades eran desorganizadas y con reglas poco claras ya que eran de carácter rural y se celebraban a principio de la estación de primavera o en los días festivos como el carnaval, la navidad o las pascuas y eran compartidos por todos los individuos de la comunidad, siendo algunos de ellos patrocinados por algún aristócrata. (Tranter, 1989, pp. 227-247) (Jackson, 1998, pp. 95-106).
Algunos de estos entretenimientos implicaban el uso de pelotas como el folck football y el round ball, los cuales representan el antecedente de deportes actuales como el fútbol soccer, el rugby, el fútbol americano, el béisbol (Carver, 1834, pp. 37-41) (Percy, Percy, 1821, p. 25, 26). También existían los concursos de fuerza física y combate como la lucha (Litt, 1823, p. 25) y el bare knuckle (Oxberry, 1812, pp. 1-13) (el antecedente del box actual), las carreras a pie (Thom, 1813, pp. 33-69), en bote (Walker, 1834, pp. 78-96) y de caballos (Weatherby, Weatherby, 1814, p. XXV), concursos de salto y lanzamiento (Aspin, 1832, p. 195) y por último, las actividades de cacería (Knight, 1835, pp. 25-42) y las que implicaban actos de violencia contra un animal como el bear baiting (Egan, 1820, p. 92) (hostigamiento de oso) y el bull baiting (Smith, 1831, pp. 163-192).
Muchas de estas prácticas comenzaron a representar una preocupación y un problema para las clases dominantes y las autoridades británicas porque eran:
(E)xcesivamente masivas (atraían por lo general a multitudes de gente), violentas, salvajes, sangrientas, incivilizadas, improductivas (quebrantaban la salud, incitaban al ocio y a la pereza, provocaban el absentismo y alejaban a la mente del verdadero negocio de la vida), inmorales, diabólicas (fomentaban el vicio, la bebida, la apuesta y distraían de los deberes religiosos) e incontrolables (podían acabar de cualquier forma) (Barbero, 2006, pp. 69-93).
La recurrente incidencia al alcohol, así como los desmanes violentos hicieron necesario que muchos de estos pasatiempos se regularan o de plano se prohibieran. Fue la regulación y la limitación de los incidentes violentos lo que convirtió a estos pasatiempos en deportes que es lo que se conoce como la deportivización, un proceso que se deriva del proceso de civilización. De acuerdo a Elias, el proceso de civilización consiste en la centralización política, la consolidación del Estado-nación y en la monopolización del uso de la violencia por parte de éste. De igual forma, el proceso civilizador encierra la sofisticación y refinamiento de los modales (como el uso de cubiertos en la mesa), la exigencia de un mayor auto-control de las emociones, la sexualidad, las funciones corporales y la agresividad. Estos planteamientos fueron extendidos al mundo de los pasatiempos con el fin de disminuir la violencia desplegada en su celebración y práctica y es lo que se denomina como deportivización (Elias, 1995, p. 21).
El concepto civilización implica un rasgo auto-asumido y adquirido por parte de las sociedades e individuos miembros del orden hegemónico y que se utiliza con una carga clasista, racista y despectiva para medir el grado de “civilización” (modernización, progreso y auto-control), que una sociedad o individuo pudiera tener al practicar o reproducir ciertas prácticas, patrones o hábitos tenidos en estima o rechazo por parte de los autonombrados como civilizados (Dunning, 2003, p. 57).
El proceso de deportivización en el Reino Unido se inició con el puritanismo desde más o menos el siglo XVII, el cual impulsó una serie de reformas morales que censuraban fuertemente las diversiones (sobre todo las violentas), dentro de la sociedad británica y que continuarían en la época victoriana hasta el final del siglo XIX (Kim, 2010, p. 19). Este conjunto de reformas y acciones encaminadas a civilizar los hábitos de la sociedad británica, fueron un solo movimiento de largo término de cambios en los valores y en el comportamiento. Richard Holt en una frase define perfectamente el proceso “El fanatismo del siglo XVII, se convirtió en la respetabilidad del XIX” (Holt, 1989, p. 29).
Para Elias (1995), la sensibilidad hacia el dolor y la repugnancia hacia la crueldad son cambios socio-genéticos (cómo se concibe una sociedad a sí misma) y psicogenéticos (cómo se ve a sí mismo un individuo) en las maneras de comportarse que comienzan a presentarse en la tardía edad media, iniciando en primera instancia, en la elite y difundiéndose posteriormente de forma lenta a través de todos los demás estratos de la sociedad. Por esa causa, actividades como el bear baiting, el bull baiting, se prohibieron y otras como el folck football (o fútbol tradicional) y las peleas de box se reglamentaron.
Al respecto, sobre el bull baiting y el bear baiting Sir Richard Steele un cronista del siglo XIX opinaba que “Desearía saber cómo responder a este reproche que se proyecta sobre nosotros y excusar la muerte de tantos inocentes toros, gallos, perros y osos que han muerto prematuramente sólo por divertirnos.” (Smith, 1831, p. 189). Por su parte Joseph Strutt señalaba que estas actividades estaban en decadencia pues ya no contaban con el patrocinio de ningún aristócrata y raramente se llevaban a cabo y cuando esto pasaba, eran asistidas “por la parte más despreciable de la población, lo que claramente indica un refinamiento general de las costumbres y un predominio de la humanidad entre los modernos.” (Strutt, 1838, p. 256).
En lo concerniente al folck football, existen datos que remontan la práctica de esta actividad hasta el siglo XIV, como parte de las celebraciones de la navidad, de los festivales agrarios del inicio de la primavera o de la fiesta del santo patrono de algún pueblo o villa. El término football era utilizado para referirse a una variada gama de pasatiempos muy similares entre sí que implicaban, entre otras cosas, patear una pelota. La dinámica del folck football era muy distinta a lo que conocemos actualmente como fútbol, ya que en un principio, no había una cancha, pues el terreno de juego no tenía límite determinado, sino que todas las calles del pueblo eran consideradas el mismo campo de acciones, incluidos, todos los obstáculos que pudieran encontrarse como puentes o árboles. Tampoco había porterías tal cual y las conocemos, sino que el objetivo era el de patear, cargar, arrastrar o empujar el balón ya sea por la fuerza o por la estrategia, hasta uno de los puntos de meta, los cuales se instalaban en los extremos del pueblo (uno en el norte y otro en sur), separados por una distancia de entre tres y cuatro millas (Dunning, Curry, 2004, pp. 31-52).
Tampoco había limitaciones en el número de participantes y la conformación de los equipos se realizaba por aspectos ya preestablecidos, por ejemplo, artesanos contra mineros, los habitantes del norte contra los del sur o los descendientes de escoceses contra los descendientes de irlandeses. En suma, el folck football, era más una especie de batalla campal entre dos grupos indefinidos de personas, que buscaban a toda costa, transportar una vejiga de toro inflada hasta un punto reconocido como meta en el extremo opuesto de su lado del pueblo. Los encuentros de folck football, arrojaban una gran cantidad de heridos debido a que existían muchos contactos (accidentales y no accidentales), entre los participantes al tratar de hacerse con la posesión del balón, por tanto, a partir del siglo XIX estos pasatiempos viven una transformación y la viven dentro de las universidades y colegios del Reino Unido (Dunning, Curry, 2004, pp. 31-52).
Fue en las universidades y colegios de la gentry (clases altas), donde los pasatiempos se convierten en los deportes que hoy en día conocemos. Bourdieu señala que en las instituciones educativas, pasatiempos como las variaciones del folck football (rugby y soccer), el atletismo (entre otros), son recodificados para adquirir las ideas, costumbres y dinámica de la elite británica, en una palabra, se racionalizan, ya que se establecen los primeros cuerpos de reglas que transforman la dinámica de las competencias y asimismo, transforman la idea de socialización que de ellos se tenía, en función de que a partir de su ingreso a las universidades y colegios, los deportes fueron concebidos como actividades cien por ciento benéficas para la sociedad en general (Bourdieu, 1978, pp. 819, 840).
Los colegios y las universidades de la elite fueron los laboratorios de prueba donde los deportes dejaron de ser violentos y también menos locales y más fáciles de transferir a otras regiones al recodificarse por aspectos de estandarización y de orden racional. Los eventos deportivos estandarizados dieron lugar a los concursos intercolegiales donde se intentaba dirimir las diferencias locales o regionales y establecer una supremacía bajo competencias homogéneas que todos los participantes conocían y entendían.
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