La democracia también puede ser cuestionada. No se construyó para ser idolatrada |
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Sociólogo (UBA) (Argentina) |
Roberto Di Giano robaied@hotmail.com (Argentina) |
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 203, Abril de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
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A esta altura de la evolución o involución humana, según el cristal con que se mire, se puede cuestionar cualquier cosa, tal como la existencia de Dios, el marxismo, el lenguaje, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) que tiene más Estados afiliados que la Organización de las Naciones Unidas, pero no la democracia.
Para los analistas sociales que no quieren problematizar mucho las cosas es la única forma válida de organizar la sociedad. Una verdad irrefutable y nunca, pero nunca, provisoria (bueno, hasta que no aparezcan más "insensatos y absurdos en filosofía" como un tal Galileo Galilei).
Aunque muchos sujetos sociales viven desconfiando de los políticos, existe un número de personas que, con cierta dosis de hipocresía, hace como si los dirigentes políticos y parlamentarios los estuvieran representando fielmente, y le dan de esa manera consenso a los que mandan. Los mismos, con suprema astucia, trasforman dicho consenso en una imposición autoritaria para el resto de la población, deslizando así la tan mentada democracia hacia un régimen autocrático.
Esta ficción, la cual consume mucha energía social, les otorga a las elites un poder devorador.
Asimismo, los oprimidos viven especulando con que, pese al daño corporal y psicológico que provoca un sistema de tales características se puede ascender socialmente, pues bajo un régimen democrático se conforman sociedades, más o menos, abiertas.
El mito de "el que se esfuerza llega" mantiene plena vigencia en una democracia y el ascenso se puede lograr de diferentes maneras, quedando siempre atrás aquellos semejantes que no poseen las virtudes necesarias para escalar.
Con la conciencia tranquila, ya que en defensa de su yo el sujeto democrático se insensibiliza moralmente y puede actuar a veces como dominador y otras como dominado sin problematizar demasiado esta cuestión, se permite exclamar con autosuficiencia que "siempre hubo y habrá pobres".
La apelación permanente a la nación por parte de las élites, una apelación concreta pero indiferenciada, no alcanza para ocultar las múltiples evidencias de desigualdad social y económica que se generan en democracia.
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EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 20 · N° 203 | Buenos Aires,
Abril de 2015 |