Hacia un enfoque filosófico-cultural del entrenamiento deportivo. Análisis de sus fundamentos teóricos Towards a philosophical-cultural sports training approach. Analysis of its theoretical foundations |
|||
*Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Holguín **Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. La Habana (Cuba) |
MSc. Félix Oliverio Malpica Rodríguez* Dr. C. Lázaro Clodoaldo Enríquez Caro** Dr. C. Alejandro Torres Gómez de Cádiz Hernández* |
|
|
Resumen El análisis de las tendencias y teorías presentes tanto en el ámbito académico general como en los marcos del deporte, permite revelar los fundamentos teóricos esenciales para la conformación de un enfoque filosófico-cultural del entrenamiento deportivo. Desde las perspectivas: filosófica, psicológica y socio-cultural aplicadas a la interpretación del entrenamiento, el estudio recoge importantes ideas teóricas que proporcionan una visión más integradora del mismo, y a la vez sienta las bases para contrarrestar el enfoque tradicional-positivista y sus secuelas: biologicismo, empirismo, intuicionismo. Palabras clave: Entrenamiento. Enfoque filosófico-cultural. Enfoque tradicional-positivista. Integralidad.
Abstract The analysis of the tendencies and present theories including the general academic environment as in the marks of the sport, allows revealing the essential theoretical foundations for the conformation of a philosophical-cultural focus of the sport training. From the perspectives: philosophical, psychological and socio-cultural applied to the interpretation of the training, the study picks up important theoretical ideas that provide a more integrative vision of the same one, and at the same time sits the bases to counteract the focus traditional-positivist and its sequels: biologicism, empiricism, intuitionism. Keywords: Training. Philosophical-cultural focus. Traditional-positivist focus. Integrality.
Recepción: 22/11/2014 - Aceptación: 18/01/2015
|
|||
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 203, Abril de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
1 / 1
Introducción
Apoyados en la visión tradicional-positivista, los estudios sobre el entrenamiento deportivo se han caracterizado por el predominio de un enfoque biologicista, empirista y descontextualizado. Desde esta perspectiva, el entrenamiento queda reducido a una sumatoria de elementos cuantitativos: cargas, volúmenes, intensidad y ciclos, cuya meta final es el logro de la forma deportiva y el deportista es concebido como ser biológico, olvidando que “El ser ‘fisiológico’ se manifiesta en un contexto histórico, político y cultural.” (Molnar 2012: 2)
Este esquema interpretativo se ha sustentado epistemológicamente en las ciencias biológicas y otras ciencias aplicadas: matemática, estadística, con muy pobre presencia de las ciencias humanísticas, y en particular, de la filosofía. Esto ha condenado a los estudios sobre el entrenamiento a una conceptualización simplista y unilateral, caracterizados por el reinado de la esquematización, la fragmentación, el mimetismo y un determinismo mecanicista expresado en la fórmula: más entrenamiento, mejores resultados.
Sin embargo, la práctica deportiva y el contexto socio-cultural contemporáneos nos revelan que para qué entrenar más, si no entrenamos mejor, por qué preocuparnos tanto en cómo entrenan los demás, si no contamos con las condiciones necesarias y desatendemos las influencias del contexto en el desarrollo de dicha práctica. Esto no significa, que debamos permanecer ajenos a las aportaciones de la ciencia y las experiencias exógenas, sino a ir ganado en objetividad, concreción, creatividad y multilateralidad en nuestra visión del entrenamiento.
Por tal razón, debemos utilizar los conocimientos científicos para analizar al entrenamiento como un proceso complejo, dinámico, pedagógico, dialéctico, y al deportista un ser activo, protagonista de su propia inserción en el contexto socio-cultural a través de su herramienta preferida: la práctica deportiva. En este nuevo acercamiento interpretativo consideramos que el enfoque filosófico puede contribuir sustancialmente.
Desarrollo
Todo intento de explicación debe iniciar con la búsqueda del hilo conductor que permita orientarnos en la diversidad de perspectivas epistémicas referidas al objeto de investigación. En nuestro caso particular, dado el carácter generalizador de las categorías y leyes a que refiere la aproximación filosófica, el análisis parte de la idea modelo: el entrenamiento deportivo como forma especial, compleja y multidimensional de actividad humana.
Esta idea introduce la posibilidad de diferenciar al entrenamiento dentro del conjunto de formas que componen la actividad humana, y al mismo tiempo nos indica el punto de partida: la actividad humana, vista desde tres perspectivas: filosófica, psicológica y socio-cultural, para ir descubriendo los fundamentos filosófico-culturales del mismo.
Desde la filosofía, el tratamiento destacado sobre la categoría de actividad humana nos remite a las obras de los Fundadores del Marxismo, en la década de los años 40 del siglo XIX. En las “Tesis sobre Feuerbach” de 1845, Marx esboza su concepción sobre la actividad y su rol en la vida social. En ella, la práctica constituye el medio de producción y reproducción de la vida material y espiritual del ser humano. Por su parte, Engels (1978), revela el papel del trabajo como creador de toda riqueza y del propio hombre. Así, las transformaciones orgánicas, anatómicas, funcionales y psicosociales en el antecesor humano resultan ser consecuencia directa de su accionar productivo, comunicativo, comunitario. Con posterioridad, estudios desarrollados por Lenin (1895, 1909, 1914, 1920) reafirman el carácter central de la actividad práctica dentro de la filosofía marxista y el movimiento social del proletariado.
En consecuencia, paralelamente al desarrollo y diversificación de la actividad productiva, se organiza, perfecciona y transforma la vida social y las aptitudes humanas. Estas ideas proporcionan el indicador fundamental del nivel de evolución social y del modo de apropiación de la vida: la actividad. Por tanto, la práctica deportiva es un modo de creación, actuación y realización del homo deportivus y el núcleo del enfoque filosófico-cultural de entrenamiento.
Con posterioridad, en trabajos de Bernstein (1966), Louson (1966), Uznadse (1966), Bertalanffy (1969), se desarrolla la categoría de activismo como característica conductual de los organismos vivos, la que perdura hasta los años 80, cuando se devela la limitación del este concepto y se retoma el concepto de actividad: “… forma de activismo de los seres vivos llamada a reproducir las condiciones que trascienden su ser biológico: las relaciones sociales, la cultura y, finalmente, al propio individuo como ser biosocial y no solo como ser biológico.” (Kagan, 1989: 33)
Asumido como forma de activismo social, el entrenamiento se transforma en un modo de reafirmación de lo humano, es decir, modo de representarse y ser de aquellos agentes sociales aglutinados alrededor de su práctica sistemática, creadora de una cultura: la deportiva. De este modo, se cimenta la superación del enfoque biologicista al adicionar la dimensión socio-cultural, para constituirse en otra forma de inserción y reproducción de las condiciones sociales del ser humano, y revelar un nuevo eslabón en la cadena evolutiva humana: el “homo deportivus”.
En el desarrollo de la comprensión de la categoría de la actividad resalta, entre otros, el estudio funcional-estructural realizado por Pupo (1990: 14), que implementa una concepción filosófico-general de la actividad como “modo de existencia de la realidad social.” Recientemente, en estudios sobre la actividad se argumenta la diferenciación de lo sustancial y lo funcional. La relación sustancial enfatiza “…en la explicación del origen de un fenómeno, en sus elementos constitutivos y su orden jerárquico, en su apreciación desde el punto de vista más estático”; mientras que a la relación funcional “…le interesa sobre todo la caracterización de las tareas que está llamado a desempeñar el fenómeno, el sistema de relaciones existentes entre los elementos que constituyen el mismo, el papel de ellos en determinadas situaciones y la dinámica de su desenvolvimiento.” (Ramos, 2009: 45-46)
Esta idea es básica en el enfoque filosófico-cultural, pues el entrenador en ocasiones no está lo suficientemente consciente del nexo entre lo funcional y lo sustancial del entrenamiento deportivo y se escogen o programan no las mejores opciones de acciones a realizar por el deportista. Muchos planes de entrenamiento son una prueba evidente de este problema.
En la Filosofía del Deporte encontramos ideas que sustentan la propuesta. Ortega y Gasset (1926), al abordar la relación entre filosofía y deporte, reconoce a la filosofía como la ciencia del deportista. Esta afirmación es esencial ante el significativo nivel de incomprensión y no aceptación manifiesto en los profesionales del deporte hacia esta disciplina.
Cagigal (1996) desarrolla la idea del deporte como juego competitivo y reafirma la necesidad del reconocimiento de los aspectos lúdicos, recreativos, de diversión en la práctica deportiva.
No solo en la filosofía, esta categoría epistémica ha encontrado un campo importante de investigación. En la Psicología no marxista prevalece el enfoque naturalista, representado en el esquema binomial: estímulo-respuesta característico del conductismo, donde la actividad es asumida como respuesta de un sujeto pasivo a las influencias externas, condicionada por su organización y capacidad intelectual hereditaria. Este modelo lamentablemente persiste en nuestros profesores deportivos que continúan actuando bajo los principios de la influencia externa y la inmediatez.
La crítica al principio de la inmediatez descubre el lado interno de la actividad. Se demuestra que los efectos de las influencias externas dependen de la ruptura del sujeto con aquellas “variables intermedias” psicológicas, características de su estado interno. Rubinstein (1947) afirma, que entre el objeto y la conducta del sujeto media un conjunto de variables psicológicas (motivos, objetivos, categorías), que remodelan la realidad objetal, a la vez que organizan y configuran la realización de las acciones posibles a ejecutar por el sujeto, a través de su actividad. Desde el culturalismo (White, 1949), la crítica a la inmediatez estuvo dirigida a argumentar la determinación cultural de los fenómenos sociales y la conducta individual, además propone el esquema trinomial: organismo del hombre-estímulos culturales-conducta.
Ambas ideas son clave para el enfoque filosófico-cultural del entrenamiento, pues resaltan el papel de los factores internos, subjetivos y culturales propios de esta actividad en la configuración de la conducta individual del entrenador, los que al ser modificados o enriquecidos pudieran producir un cambio sustancial en la actitud del profesional deportivo hacia el mismo.
Todos estos intentos críticos según Leontiev (1989), no rompen con el esquema binomial, y en su concepción introduce la categoría de actividad objetal. La actividad es vista como un proceso con pasos de transición mutua entre los polos sujeto-objeto y declara que “La principal característica constitutiva de la actividad es su carácter objetal. En el propio concepto de actividad está implícito el concepto de su objeto”. (Leontiev 1989: 267). Este carácter eminentemente objetal de la actividad origina una de las controversias más conocidas en el tratamiento psicológico de esta categoría: Leontiev versus Lomov, la que en gran medida contribuyó a la superación del mismo.
Ante esta problemática, concordamos con la postura de Kagan (1989), quien considera que dentro del sistema sujeto-objeto pueden darse relaciones con objetos y relaciones entre sujetos. Pero, lo más importante resulta la posibilidad de implementar un enfoque integral de la actividad como un complejo sistema de relaciones sujeto-objeto-sujeto, por su implicación en la comprensión del entrenamiento deportivo.
A la luz de este análisis, y asumida desde esta visión, la relación sujeto-objeto-sujeto presenta características particulares en los marcos de la actividad deportiva y sus figuras fundamentales: entrenamiento y competición. Así, en las direcciones del entrenamiento: teórica, física, técnica, psicológica y táctica, esta relación adquiere diferentes matices, según el tipo de acción, objetivos y finalidad de cada una de ellas.
Para la dirección teórica, adquiere la forma de sujeto-objeto. El sujeto tiene ante sí, como objeto principal, al conjunto de conocimientos y capacidades intelectuales que requiere cada manifestación deportiva en particular. En la dirección física, persiste dicho estatus, al estar centrada la atención en el desarrollo y reforzamiento de las capacidades físicas. En ella, aparece como objeto, el conjunto de capacidades y habilidades psico-motoras a desarrollar para lograr la forma física adecuada.
Las direcciones técnica y psicológica conservan el status de relación sujeto-objeto. En la técnica, el sujeto se enfrenta a tareas dirigidas al dominio de los fundamentos básicos para ejecutar las acciones técnicas. Y en la segunda, el objeto está conformado por los diferentes obstáculos, estados e influencias psicológicas que deberán ser afrontadas por el sujeto en el entrenamiento y la competencia. Pero, en la dirección táctica la relación cambia, transformándose en relación sujeto-sujeto. Ahora, el sujeto tiene en su foco de atención a un adversario, a otro sujeto activo y creador como él. Similar estatus presenta la competencia, el enfrentamiento resulta ser una interacción entre sujetos contrincantes con igualdad de condiciones en pos de la victoria.
Dentro de la Psicología del Deporte emergen ideas condicionantes de nuestra propuesta. Entre ellas destacamos el estudio de Valdés (2002) sobre el papel de las tensiones físicas y emocionales en el entrenamiento y la competición. Russell (2002) reconoce el papel de las percepciones y los aspectos volitivos en los deportes de combate, así como Cañizares (2003) y su reconocimiento del entrenamiento como proceso, cuyo único objetivo no debe ser la formación de un campeón.
El análisis de la actividad humana se enriquece también desde la perspectiva sociológica cultural, donde el estudio de la relación actividad-cultura arranca del reconocimiento de las prácticas cotidianas como originarias de la cultura. “Cocinar, comer, beber, vestirse, amar, alfabetizar, trabajar (o no), en síntesis, relacionarse con otro(s) en y a través de lenguajes en diversos niveles verbales y corporales, es producir cultura”. (Basail y Álvarez 2004: V). Entonces, sí cultura es lo que se supone que uno haga, entrenar es hacer cultura.
Toda práctica social, y el entrenamiento lo es, constituye un proceso, una resultante creadora de nuevos y múltiples gestos, tradiciones, hábitos y sentidos culturales. Con toda razón se habla de la “cocina del sentido”. (Barthes 2004: 5). Así, el estudio del entrenamiento deportivo debe reconocer con mayor sistematicidad y valor el papel de los sentidos, significados, gestos, tradiciones, hábitos socio-culturales para comprender la fuente de origen de los signos, lenguajes, la comunicación que comparten los sujetos que intervienen en esta actividad. En tanto fenómeno cultural, el entrenamiento está impregnado de estos elementos, componentes inalienables y de obligada observancia en la preparación del deportista.
En el análisis de la actividad desde la cultura, interesa la aproximación humanista que propone Znaniecki (2006) pues nos remite a la fuente original, la experiencia del gestor. En dicha percepción, la actividad representa el origen de las formas históricas de organización de la vida humana, del sistema de normas, conductas, valores y sentidos. Pero en este autor, esta aproximación denota un eminente sensualismo: a) “La principal fuente de conocimiento empírico acerca de una actividad es llevarla de hecho a cabo”; b) “Sólo hay un modo de experimentar una actividad: ejecutarla; c) “Sólo hay un modo de experimentar un objeto: observarlo personalmente”. (Znaniecki, 2006: 84-85)
Eliminando dicho carácter, cuestión esencial para nosotros, es innegable que el sentir de la actividad física no se agota en el gasto energético y otros mecanismos biomecánicos, sino además por el consumo de los elementos significativos, simbólicos, subjetivos que la misma contiene, de lo que ella también representa para el sujeto. Estos elementos subjetivos deben ser educados por el profesor deportivo y plasmados en el plan de preparación.
En tal sentido, las características prospectiva y retrospectiva de la actividad que propone Znaniecki (2006), ayuda al esclarecimiento del proceso de determinación, formación y reacomodo de los valores, significados y sentidos. Así, el plan de entrenamiento debe tener definido el sistema de valores a desarrollar en el deportista (lado prospectivo), e insertar aquellos que el entrenador considera oportuno potenciar, de considerar su adaptación al sistema de valores sociales y deportivos establecidos, incluido el suyo propio (lado retrospectivo).
En otro momento de su análisis, este autor reconoce que la actividad humana, en tanto tendencia y actitud, no constituye un único acto que trata con un valor sino una serie completa de actos, la actividad total de construir un sistema de valores. Desde nuestra perspectiva, esto pone en tela de juicio, la idea de concebir al entrenamiento como una actividad netamente muscular, que enajena del plan de entrenamiento el trabajo con los valores, para promover una nueva postura dirigida a contribuir al logro de un modelo de deportista creativo, culto y filosóficamente educado.
En esta concepción además, se reconoce el carácter tendencial del mecanismo de realización de la actividad, importante por su incidencia en la preparación del deportista. Sí se acepta que el entrenador trabaja sobre las potencialidades de sus pupilos, el entrenamiento adquiere un carácter tendencial, de construcción y planeación de la secuencia de actos, acciones y actitudes encaminadas a potenciar un determinado resultado. Así, las determinaciones prospectivas y retrospectivas se transforman en un medio indispensable para el pronóstico del resultado a esperar, de la configuración de la actitud y el conjunto de acciones a realizar para lograrlo.
Estas ideas evidencian que el entrenamiento deportivo, fenómeno cultural, puede ser considerado como conjunto de acciones, objetos, expresiones significativas, valores y sentidos asumidos por los sujetos en contextos socio-culturales estructurados; un sentido de vida particular para aquel grupo de personas aglutinadas alrededor de su práctica, constituyéndose en su hábitat existencial y modo de vida, en una cualidad específica del ser humano.
En la Sociología del Deporte aparecen ideas, que al resaltar el carácter socio-cultural del deporte, resultan pilares en nuestra propuesta. Así, Diem (1971) afirma que todos los ejercicios físicos fueron culturales en sus orígenes. McPherson (1989), considera al deporte parte integral de la sociedad y la cultura que afecta la vida de los individuos y de los grupos sociales. Lagardera (1998), expone el proceso de inserción del deporte en la cultura de masas de las sociedades contemporáneas. Ferrando (1998), resalta la necesidad del enfoque sociológico para mejor entender la dinámica del sistema deportivo. Todas estas ideas son sintetizadas por Loland (2013) al afirmar que el deporte es una disciplina social, no natural, que solo puede entenderse plenamente dentro del contexto socio-cultural en que da lugar.
Por esta razón, el enfoque filosófico-cultural al entrenamiento deportivo queda centrado en el modo de ser del deportista; de su accionar, gestos y cualidades deportivas; del clima psicosocial y el sistema de valores, significados y sentidos, así como de las tradiciones, costumbres y hábitos asumidos y creados mediante la práctica deportiva en un contexto social dado.
En la concreción de estos actos, paralela a las acciones físicas, técnicas, tácticas en las que tradicionalmente se ha centrado el entrenamiento, se gesta el sistema de valores, sentidos, significados deportivos y culturales, es decir, el sistema de valores simbólico-culturales necesarios para generar una actitud activa y participativa hacia dicha actividad. La no adecuada atención a esta producción subjetiva, la exaltación de las acciones y habilidades “netamente deportivas”, constituye uno de los principales problemas que en el orden conceptual presenta la preparación del deportista actual.
Conclusiones
Por estas razones, consideramos que el enfoque filosófico-cultural genera un nuevo giro en la comprensión del entrenamiento deportivo concretado en la necesidad de inclusión del entrenamiento deportivo y sus acciones a un contexto socio-deportivo históricamente dado, el cual demanda determinadas cualidades y particularidades a desarrollar en el deportista, a la vez que resalta la pertenencia de esta actividad a dicho contexto.
Este enfoque contrarresta al enfoque biologicista del entrenamiento deportivo heredado del modelo positivista al incluir en su campo de investigación a factores del orden social, cultural, sociológicos, los que adicionados a los tradicionales factores morfológicos, biomecánicos, físicos, técnicos amplían el horizonte epistémico y posibilitan una comprensión y visión más integradora del mismo.
Bibliografía
Barthes, R. (2004). La cocina del sentido. En A. Basail y D. Álvarez (comp.) Sociología de la Cultura. Tomo 1. pp. 3-5. La Habana: Ed. Félix Varela.
Basail, A. y Álvarez, D. (2004). ¿Por qué la sociología recurre a la cultura? En A. Basail y D. Álvarez (comp.) Sociología de la Cultura. Tomo 1. (pp. V-VIII). La Habana: Ed. Félix Varela.
Kagan, M (1989). Característica sistémica general de la actividad humana. En Temas sobre la actividad y la comunicación (pp. 25-35). La Habana: Ciencias Sociales.
Leontiev, A. (1989). El problema de la actividad en la psicología. En Temas sobre la actividad y la comunicación, pp. 259-298. La Habana: Ed. Ciencias Sociales.
Molnar, G. (2012). Un Concepto de Entrenamiento. www.entrenamiento.com. Recuperado 5 de julio de 2012.
Pupo, R. (1990). La actividad como categoría filosófica. La Habana: Ed. Ciencias Sociales.
Ramos, G. (2009) La naturaleza del conocimiento filosófico en el marxismo desde la perspectiva de la actividad humana. En Filosofía Marxista 1. La Habana: Ed. Félix Varela.
Znaniecki, F. (2006). Principios para la selección de datos culturales. En A. Basail y D. Álvarez (comp.) Sociología de la Cultura. Tomo 2. pp. 73-108. La Habana: Ed. Félix Varela.
Búsqueda personalizada
|
|
EFDeportes.com, Revista
Digital · Año 20 · N° 203 | Buenos Aires,
Abril de 2015 |