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Prácticas corporales comunitarias

 

Licenciado en Actividad Física y Deportes

Profesor de Educación Física

Universidad de Flores

Lic. Prof. Mauro Zungri

mauro.efisica@yahoo.com.ar

(Argentina)

 

 

 

 

Resumen

          Los escenarios actuales nos obligan a la búsqueda de espacios, en donde se convierte necesario, el análisis de re pensar nuestras prácticas profesionales. Posicionados en un paradigma inclusivo, creemos oportuno continuar en la búsqueda de espacios que revierta el espíritu hegemónico de las prácticas deportivas y que se traduzcan en espacios más amplios y plurales; en tal sentido analizaremos cuestiones intrínsecas, que subyacen en escenarios propios del arte de nuestra profesión.

          Palabras clave: Prácticas corporales comunitarias. Inclusión.

 

Recepción: 10/12/2014 - Aceptación: 22/01/2015

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 202, Marzo de 2015. http://www.efdeportes.com/

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    Pensar en nuevos proceso sociales, en nuevas experiencias de abordar y de vivir el cuerpo, pensar en una Educación Física que no excluya, pensar en nuevas configuraciones, nuevos escenarios y nuevas posibilidades puede ser un proceso complejo pero necesario y urgente.

    De entre varias posibilidades que pueden encontrarse en la realidad antes planteada, solo intentamos abordar en forma sintética, la que entendemos como altamente significativa y que más se identifica con nuestro campo profesional: las Prácticas Corporales Comunitarias (PCCs).

    En un raudo análisis pareciera que el desarrollo tecnológico, la alta especificidad de los cuerpos perfectos y perfectibles, el crecimiento del fenómeno del deporte espectáculo con su correlato de sedentarismo capitalista, combinado con distintas crisis socio-económicas, han dado paso a la realización de práctica expresivas que reproducen identidades locales en contraposición a la idea de homogeneizar la realización de expresiones corporales. Esta nueva categoría intento definirla como Práctica Corporal Comunitaria (PCC). Sería impropio catalogarlas como deportivas dado que, aunque intentan calcar el modelo hegemónico, están atravesadas por variables locales que reproducen aspectos del habitus comunitario y que es justamente ese aspecto una de las características que las convierten en únicas e irrepetibles y, a mi entender, son cualitativamente más ricas.

    Intentando echar luz a estas expresiones, que de un tiempo a esta parte han ido configurando parte del devenir de la Educación Física, es que encuentro licito el abordaje de Técnicas y movimientos corporales, un escrito realizado en 1936 por Marcel Mauss en donde el autor teoriza sobre aspectos socio- culturales del cuerpo que condicionan el aprendizaje corporal y sus técnicas; término que, según Mauss, es “la forma en que los hombres y las diferentes sociedades, hacen uso de su cuerpo en una forma tradicional”1

    No obstante, no deja librado al azar el concepto de técnica al que define como “todo acto eficaz tradicional”.2 El autor asume que no se deben naturalizar los comportamientos del cuerpo y reflexiona sobre ellos.

    Siguiendo el análisis del documento antes citado, el autor afirma que las técnicas corporales son socialmente adquiridas y no ontogénicas. Son reproducciones y construcciones sociales. Es en este punto cuando Mauss decide el abordaje y la teorización del concepto habitus, que, según él, varía no sólo con los individuos y sus imitaciones sino que aspectos tales como, la educación, las reglas de urbanidad, la moda y mandatos emergentes de la sociedad en su conjunto resultan bisectrices fundamentales en la construcción del concepto teorizado por el autor, que enfatiza en aseverar que la construcción social de la técnica corporal se trata de una dimensión adquirida y anclada esencialmente en la práctica.

    Desde una perspectiva bourdiana, en palabras del sociólogo francés el habitus:

    Se aprende mediante el cuerpo, mediante un proceso de familiarización práctica, que no pasa por la conciencia. Las personas estamos sujetas al tiempo, tanto que tenemos que producir nuestras prácticas en la urgencia temporal. La incorporación inconsciente del habitus supone la apropiación práctica de los esquemas que sirven para producir las prácticas adecuadas a la situación y el hecho de incorporar el interés en jugar el juego.3

    En la línea antes planteada, otro concepto que toma preponderancia es el de capital social, teorizado desde una relación con la práctica corporal, por el antropólogo Gaspar Maza Gutiérrez que sigue la línea delimitada por Pierre Bourdieu.

    Antes de profundizar sobre las teorizaciones de Maza Gutiérrez creo oportuno aclarar que, a lo largo de los estudios realizados por Bourdieu podemos mencionar tres tipos de capitales: capital social, que básicamente aborda las relaciones humanas; el capital económico y el capital cultural que se configura por medio de los conocimientos y habilidades que se trasmiten desde los núcleos primarios de relaciones del sujeto. Por último y concatenado con los anteriores, el autor menciona el capital simbólico que presenta la particularidad de anular la iniquidad de la distribución del capital.

    Desde la óptica de Maza Gutiérrez, el capital social se puede determinar por el grado de relaciones del conjunto de la sociedad; aunque también otro indicador puede ser el grado de participación. En tal contexto el deporte emerge como uno de esos indicadores siendo una de las prácticas culturales populares más importante en los estamentos de cualquier sociedad.4

    En este punto entiendo necesario retomar brevemente nociones de las prácticas deportivas hegemónicas.

    Si nos centramos en el concepto de hegemonía; me interesa abordarlo desde la mirada de Antonio Gramsci, quien al teorizar sobre este concepto muy claramente no dice que la clase dominante es capaz de obligar a la clase subordinada para que satisfaga sus intereses dejando de lado su identidad. Asimismo la clase opresora ejerce control total en las formas de relación y producción de la clase oprimida.5

    En tal sentido el deporte así interpretado, se constituye como una gran herramienta generadora de capital social y por consiguiente como engranaje reproductor de relaciones sociales que evolucionaran en un capital cultural.

    Ahora bien, es no solo interesante sino también pertinente citar a Raymond Williams, cuando conceptualiza ciertos aspectos del concepto hegemonía:

    “la hegemonía jamás puede ser individual. […] y no se da de manera pasiva. Debe ser continuamente renovada, recreada, definida y modificada. Asimismo, es continuamente resistida, limitada, alterada desafiada por presiones que de ningún modo le son propias”.6

    Es justamente el producto de esas resistencias, aunque no en forma radical y diametralmente opuesta, el surgimiento de las PCCs, como espacios generadores de capitales sociales y culturales: son de una sencilla ejecución en diferentes espacios, dentro de los cuales el espacio público se erige como marco contenedor.

    El espacio público también es un singular indicador del capital social. Las posibilidades del espacio público son prácticamente infinitas pero básicamente es preponderante el hecho de que no existe el derecho de admisión, el ingreso y la participación es libre y voluntaria.7

    Otro aspecto relevante que las PCCs abrigan y que se encuentra concatenado con lo antes mencionado, es la multiculturalidad. Los análisis sobre esta temática suelen poner el acento en categorías como clase social, género, etnia y concentrar la atención en situaciones como la etnicidad, la nacionalidad y la religión.8 Comúnmente el multiculturalismo se desarrolla en la diversidad de las etnias, clases socioeconómicas, géneros, culturas, lenguajes, preferencias sexuales o discapacidades.9

    En nuestro país, a nivel educativo, es reconocida en la ley Nº 26.206 de educación nacional. En el cuerpo de la ley, el Estado nacional asegura condiciones de igualdad en la formación de todos los educandos.10 En el plano religioso la libertad de culto está garantizada en el artículo 14 de la constitución tras su última reforma en 1994.

    En esta instancia me parece pertinente hacer un poco de historia nacional en cuanto a las temáticas planteadas.

    En cuanto a la multiculturalidad que alberga nuestro país es irrefutable las pruebas de que el Estado nacional se constituyó en las bases mismas de la multiculturalidad. Desde la división política de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pasando por la políticas inmigratorias de Sarmiento y las de Nicolás Avellaneda quien se había propuesto poblar el país y para ello fomento la inmigración mediante la sanción de la Ley de Inmigración y Colonización Nº 817, más conocida como Ley Avellaneda.11

    El escenario de guerra y post guerra de la primera y segunda guerra mundial (1914-1918 y 1939-1945 respectivamente) termino por sellar el flujo inmigratorio que se había iniciado con las políticas de Sarmiento.

    La persecución ideológica impartida desde los terrorismos de Estados de la región implementadas mediante el Plan Cóndor de las décadas del 70 y las características excluyentes de las políticas neoliberales de los años 90 dieron inicio a una inmigración tanto interna como regional; siendo nuestro país albergue de 20 grupos de nacionalidades.12

    Realizar un rastreo histórico de las prácticas corporales es un tanto más complicado, dado que según lo fundamentado hasta acá las entendemos como el resultado de procesos políticos sociales. No obstante hay ciertos pasajes y comentarios históricos relevantes que me interesan mencionar.

    Si nos centramos en la idea de generar espacios de esparcimiento en donde comience a surgir un capital social y cultural es interesante el pedido del General San Martín al fundarse por su propia iniciativa, en la provincia de Mendoza, el Colegio de la Santísima Trinidad. El General no solo se preocupó en la excelencia edilicia sino que se ocupó en cuanto a la práctica lúdica. Prueba de ello se puede leer en las páginas escritas por Juan Caraballido:13

    En el jardín y en el huerto además de la labranza entregada al cuidado y trabajo de los alumnos bajo competente dirección tenían ellos los mejores juegos gimnásticos, la barra, la pelota, los bolos y el billar por la noche.

    Desde mediados del Siglo XIX comenzó la institucionalización de prácticas aglutinadas en clubes, siempre arrastrando la influencia inglesa que había llegado al país durante las históricamente conocidas invasiones inglesas14 cuando el país aún se encontraba bajo el imperio colonial y que van a tener influencia hasta promediar el Siglo XX.

    El año 1946 marca un punto de inflexión en la escena nacional en cuanto a la temática abordada, al ganar los comicios electores Juan Domingo Perón y con él el ascenso del movimiento justicialista al poder que supuso la visibilización de colectivos sociales sumidos, hasta el momento, bajo la presión oligárquica ganadera nacional.

    Junto a la figura de Perón se encontraba su joven segunda esposa. María Eva Duarte, el engranaje fundamental de un movimiento político social sin precedentes.

    La Fundación Eva Perón (FEP) surge en contraposición a la concepción de persona de la Sociedad de Beneficencia que había sido creada por Rivadavia en 1823 y que en 1880 pasa a la órbita del gobierno nacional convirtiendo sus políticas (cada vez más alejadas de la realidad) en políticas de Estado.15

    El desempeño de las primeras damas argentinas al frente de la Sociedad de Beneficencia termino por sellar el espíritu de dar a los menos favorecidos, por un sistema caníbal, solo las migajas sobrantes de la riqueza que estos pobres ayudaban a construir.

    En junio de 1948 la Sociedad de Beneficencia se disuelve y es reemplazada por la FEP y con ello la visión que las personas no son objetos sino sujetos de derechos.

    Si bien la FEP no nació para dar respuesta a las necesidades deportivas o de PCCs es interesante la política pensada por el entonces Ministro de Salud Pública y Asistencia Social de Nación, Dr. Ramón Carrillo.

    Con la necesidad de aglutinar datos de la población nacional para las posteriores políticas que erradicaran males que azotaban la salud pública, articulo con la FEP políticas que colocaron en su momento al país en la vanguardia de prácticas deportivas sociales: los conocidos Campeonatos Infantiles "Evita", los Torneos Juveniles "Juan Perón" y las olimpiadas justicialistas.16

    Las competencias alcanzaban cada rincón del país y abrazaban expresiones como fútbol, atletismo, pelota paleta, ajedrez, natación entre otros.

    Sin embargo; el odio desmedido y la nula educación democrática del pueblo; llevó a que un número no menor de ciudadanos legitimarán, en 1955, el movimiento golpista cívico militar autodenominado Revolución Libertadora.

    En ese contexto son irrefutable los cinco artículos del decreto 4161 del 05 de marzo de 1956, entre los cuales ordenaba disolver el Partido Justicialista y penalizaba la afirmación a la ideología a dicho partido.

    El movimiento destituyente retrotrajo al país a la década del 30 en varios planos y el deportivo (tanto de alto rendimiento como las prácticas de corte sociales) no fue la excepción

    Es por ello que no es descabellado concatenar la persecución política e ideológica, de los fusilamientos y de la mega campaña de estigmatización del gobierno depuesto, a la ligazón perdurable del deporte social como la práctica deportiva pura y exclusivamente de los sectores sociales más vulnerables, identificados estos con sectores más cercanos a ideologías justicialistas que castrenses o de algún otro partido político tradicional argentino.

Las PCCs y las nuevas formas de vivir y sentir el cuerpo

    Basados en Le Bretón y según sus propias afirmaciones, podemos decir que el cuerpo no es aislable del hombre o del mundo: es el hombre.17

    En el devenir histórico, el cuerpo ha sido blanco de la ciencia, de la ideología, de la política; fue y es objeto de la maquinaria capitalista. En concordancia; el deporte, como práctica altamente especificada, no escapa a la ilusión de ser un instrumento más que influya e infrinja sobre el cuerpo individual o social.

    Las PCC son una nueva forma de abordar y vivir el cuerpo. Tuercen, de alguna forma, el mandato de vivir el cuerpo según estamentos hegemónicos. En tal sentido la PCC ayuda a la vivencia de la corporeidad de manera diversa y poniendo al o los sujetos en primer plano y como protagonistas de su propia historicidad.

    De tal forma, muchos sujetos son inconscientes del pequeño gran acto de resistencia que llevan a delante día a día cuando gambetean con una tapa de gaseosa, cuando corren descalzos, cuando transpiran camisetas percudidas por el uso, cuando viven cuerpos al viento. Cuando reproducen canciones autóctonas de la barriada, del barrio de clase media o incluso de elegantes barrios cerrados. Cuando en cada accionar viven su corporeidad sin condicionamientos hegemónicos.18

    Esto actos que se suscitan de forma inconsciente los entiendo como escenarios plausibles a complejizarse teórica y prácticamente. Concatenando las prácticas, el modo de vivir el cuerpo, la multiculturalidad y basado en las reflexiones de Will Kymlicka, entiendo estas relaciones como forma de identidades culturales que influyen en la configuración de las políticas que emergen de las democracias actuales.

    De esta manera, entrarían en la categoría foucaultiana de cuerpos revelados, no docilizados.19 Justamente, los cuerpos que no pueden ser punibles porque son libres en pensamiento y en el accionar de su práctica fueron lo que configuraron otro espacio, otro escenario, otra circunstancia donde la Educación Física (que debe imperiosamente adecuarse por lo menos en el espacio de la práctica profesional llevada a cabo en ese contexto) puede poner su arte en acción.

    Esta nueva configuración lleva a un repensar, no solo a la Educación Física actual, sino a desandar las bases donde se asienta cómo disciplina pedagógica. Un análisis que muy bien recorre Bracht dándole a su libro el nombre de una categoría, que a mi entender debería ser una categoría misma del proceso de formación de la Educación Física actual: Educación Física y aprendizaje social.

    A modo de cierre, entendemos a las PCCs como un estadio superador a las prácticas deportivas hegemónicas, creemos que de acuerdo a los nuevos procesos y desafíos sociales las PCCs configuran un nuevo universo de análisis que podrían llegar a dar respuesta a ciertas hipótesis que intenten problematizar cuestiones más profundas.

    Las PCCs no buscan el desentendimiento del Estado en la accesibilidad al deporte, a la actividad física y a la recreación sino que más bien lo pone en tensión y le redobla la apuesta e interpela a una Educación Física a la que la obliga a dejar de lado la matriz normalizadora para poder articular con ella experiencias significativamente más ricas, cuantitativamente exponenciales e históricamente más complejas.

Notas

  1. Mauss, M. (1979) Sociología y Antropología. Editorial Tecnos. Colección de Ciencias Sociales. Madrid, España. p. 337.

  2. Mauss, M. (1979) Sociología y Antropología. Editorial Tecnos. Colección de Ciencias Sociales. Madrid, España. p. 342

  3. Bourdieu, P. (1996) El sentido práctico. Editorial Siglo XXI editores. p 21.

  4. Maza Gutiérrez, G (2004) El capital social el deporte. www.coniberodeporte.org/en/.../doc.../121-el-capital-social-del-deporte [recuperado en 2010]

  5. Gramsci, A. (1978) El concepto de Hegemonía en Gramsci. México. Ediciones de Cultura Popular. Pp. 7-24.

  6. Williams, R (1980) Cultura y Sociedad, Nueva Visión, Buenos Aires. p. 134.

  7. Maza Gutiérrez, G (2004) El capital social el deporte. www.coniberodeporte.org/en/.../doc.../121-el-capital-social-del-deporte [recuperado en 2010]

  8. Baumann, G (2001) El enigma multicultural. Un replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y religiosas. Buenos Aires: Paidós.

  9. Kincheloe, Joe y Shirley Steinberg (1999) Repensar el multiculturalismo. Barcelona: Octaedro.

  10. Ley de Educación Nacional Nº 26.206 sancionada el 14 de diciembre del 2006.

  11. Sancionada el 06 de octubre de 1876.

  12. Instituto Nacional de Estadística y Censos (2010) Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas.

  13. Caraballido, J. (1903) Antecedentes sobre enseñanza secundaria y moral en la República Argentina. Buenos Aires. p. 387.

  14. Realizadas en 1806 y 1807 respectivamente.

  15. Luna, C (1923) Historia de la Sociedad de Beneficencia. Talleres Gráficos del Asilo de Huérfanos.

  16. Carrillo, A. (s/f). Ramón Carrillo. El hombre... El médico... El sanitarista.

  17. Le Breton, D. (2002) Antropología del cuerpo. Nueva Visión. Buenos Aires, Argentina.

  18. Kymlicka, W. (1995) Los límites del multiculturalismo.

  19. Foucault, M. (1975) Vigilar y Castigar. Editorial Siglo XXI Editores.

Bibliografía

  • Baumann, G (2001) El enigma multicultural. Un replanteamiento de las identidades nacionales, étnicas y religiosas. Buenos Aires: Paidós.

  • Boletín Oficial, 9 de marzo de 1956.

  • Bourdieu, P. (1996) El sentido práctico. Editorial Siglo XXI Editores.

  • Caraballido, J. (1903) Antecedentes sobre enseñanza secundaria y moral en la República Argentina. Buenos Aires.

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  • Foucault, M. (1975) Vigilar y Castigar. Editorial Siglo XXI Editores.

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  • Instituto Nacional de Estadística y Censos (2010) Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas.

  • Kincheloe, Joe y Shirley Steinberg (1999): Repensar el multiculturalismo. Barcelona: Octaedro

  • Kymlicka, W. Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las minorías. Barcelona, Paidós, 1996, pp. 122 y ss.

  • Le Breton, D. (2002) Antropología del cuerpo. Nueva Visión. Buenos Aires, Argentina.

  • Ley de Educación Nacional Nº 26.206.

  • Luna, C (1923) Historia de la Sociedad de Beneficencia, Talleres Gráficos del Asilo de Huérfanos.

  • Mauss, M. (1979) Sociología y Antropología. Editorial Tecnos. Colección de Ciencias Sociales. Madrid, España.

  • Maza Gutiérrez, G. (2004) El capital social el deporte. www.coniberodeporte.org/en/.../doc.../121-el-capital-social-del-deporte [recuperado en 2010].

  • Perón, J. (1951), Obras Completas. Fundación pro Universidad de la Producción y del Trabajo.

  • Serrano Sánchez, J.A. (2008) Límites del multiculturalismo de Kymlicka para la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. En-clav. pen vol.2 no.3 México jun. 2008.

  • Williams, R (1980) Cultura y Sociedad, Nueva Visión, Buenos Aires.

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