Estrategia ética profesional para el desempeño de los docentes de la carrera de Bioanálisis clínico de la Filial de las Ciencias Médicas de Morón |
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Filial de las Ciencias Médicas de Morón (Cuba) |
Rolando Pérez Valdés Magaly Hernández Sotolongo Julia García Rizo Hildelaysis Pérez Nápoles |
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Resumen El perfeccionamiento del proceso enseñanza-aprendizaje como un sistema de estudio-trabajo-investigación, influye positivamente en el logro de una calidad superior en los futuros profesionales de la salud y en el desarrollo económico-social del país, por lo que este enfoque ha sido adoptado también en el diseño curricular de la Licenciatura en Tecnología de la Salud, detectándose en su contexto deficiencias en el proceso, por lo que se plantea como objetivo, elaborar una estrategia ética profesional para el desempeño de los docente de la carrera de Bioanálisis clínico de la Filial de las Ciencias Médicas de Morón. Los métodos y técnicas investigativas utilizadas fueron: del nivel teórico (histórico-lógico, inductivo-deductivo, analítico-sintético, modelación y análisis documental) del nivel empírico (la observación, encuestas, entrevistas), que propició arribar a conclusiones. Palabras clave: Ética profesional. Desempeño. Valores.
Recepción: 27/06/2015 - Aceptación: 29/11/2014
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 201, Febrero de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción:
La Educación Superior tiene entre sus objetivos fundamentales la formación de un profesional en correspondencia con las necesidades de la sociedad y su época. (Alegret, 1999)
Durante las últimas décadas, el extraordinario avance experimentado por las diferentes tecnologías y su introducción en casi todos los sectores de la sociedad ha revolucionado la mayor parte de las actividades, tanto a nivel macro como micro-económico, lo que trae como consecuencia, la "Era del Conocimiento" -sustento de un mundo globalizado- que exige de una alta preparación profesional, una capacitación continua y vinculación entre los profesionales de diferentes disciplinas. Por lo que es imprescindible situar el conocimiento, la ciencia y la tecnología en lugares prominentes de la escala del saber y la inteligencia, en todas las profesiones y oficios.
La concepción de que el proceso de formación de un profesional incluye no sólo la asimilación de conocimientos, habilidades y destrezas, sino además el logro de una personalidad que como nivel superior de lo psíquico regule su conducta, es ya aceptada por la mayoría de los claustros de la Educación Superior, en los cuales la función educativa de la labor que realizan es cada vez más reconocida.
La ética médica es una manifestación particular de la ética general, pero que trata específicamente los principios y normas de conducta que rigen entre los trabajadores de la salud. Su relación con el hombre sano o enfermo y con la sociedad, abarca también el error médico, el secreto profesional y la experimentación con humanos, pero el problema fundamental de la ética médica es la relación médico-paciente e íntimamente vinculada a ella, la relación entre los trabajadores de la salud entre sí y de estos con familiares de los pacientes.
Los códigos actuales de ética médica responden, por un lado, a especificidades socioeconómicas y culturales de cada país y por otro, a normas de carácter internacional aprobadas en diferentes organismos y asambleas mundiales. Tanto la actividad asistencial como la investigativa en el campo de la biomedicina son objeto de normación y codificación.
La relación entre ciencia, tecnología y sociedad ha adquirido un lugar prominente en los programas de estudio. En las escuelas cubanas, se considera la tecnología como una disciplina y son múltiples los técnicos que se titulan en diferentes sectores y especialidades, incluida la salud.
Hasta hace algún tiempo, la gran mayoría de los trabajadores del sistema nacional de salud que aplicaban tecnologías a los pacientes eran técnicos medios formados en este sector. Con posterioridad al inicio de la batalla de ideas en Cuba, se impulsaron varios Programas de la Revolución, entre ellos un nuevo perfil pedagógico: el tecnólogo de la salud.
El perfil de Laboratorio Clínico de la carrera de Licenciatura en Tecnología de la Salud se desarrolla en el quinto año en un sistema de rotación por los diferentes servicios de la especialidad, donde la educación en el trabajo es la forma fundamental de aprendizaje.
El sistema de salud cubano, basado en los principios del carácter estatal socialista, gratuito, accesible, preventivo y altamente calificado de la salud pública, así como de la unidad de la ciencia, la docencia y la práctica médica con participación activa de las masas en las tareas de la salud y la práctica del internacionalismo, hace que cobren una dimensión excepcional los valores mencionados en otros códigos e introduce otros nuevos como el del internacionalismo, la solidaridad humana y el patriotismo.
Formación de valores en la Educación Médica Superior
El trabajo educativo en la Educación Médica Superior está en el marco de las concepciones que para la Educación Superior están diseñadas y parte de reconocer la importancia de la labor del profesor.
Teniendo en cuenta esto último, se dedican particulares esfuerzos en la preparación de los docentes para que adquieran una comprensión más integral del proceso de enseñanza-aprendizaje y del fenómeno educativo y colegien estrategias metodológicas con este propósito.
En sentido general la esencia de la estrategia radica en comprender el proceso de formación de la ética como parte de la formación de la personalidad del futuro profesional de la salud en el marco de sus relaciones y condiciones histórico-sociales concretas.
Los Planes de Estudio consecuentemente con los modelos del profesional de cada carrera de la salud, articulan los componentes académico, laboral e investigativo y concibe el proceso de enseñanza-aprendizaje como un proceso de actividad y comunicación. En ellos en equilibrio con las formas de enseñanza más académicas, aparecen las formas de la educación en el trabajo, las cuales además de propiciar un aprendizaje más significativo, en tanto comprometen en su adquisición al propio sujeto, propician actuar en la formación de valores, de la ética y la conducta profesional. De hecho la participación de los educandos en el cumplimiento real de la misión de la institución hospitalaria o de la atención primaria de salud, es un elemento peculiar que distingue el proceso formativo del médico con respecto al de otros profesionales.
Esta peculiaridad hace que cobre especial relevancia en el proceso formativo el componente laboral y por consiguiente la calidad de la asistencia médica que se brinda en los diferentes escenarios en que tiene lugar el proceso formativo.
Los servicios que imparten docencia tienen una responsabilidad y un compromiso fundamental con el presente y el futuro de la actividad profesional. No se puede aspirar a que una vez egresado, el profesional se conduzca de una forma diferente a la que ha asimilado durante su proceso de formación, en este sentido desempeña una función fundamental no sólo los profesores sino también todos los trabajadores que participan de una forma u otra en la atención médica. Es por eso que el ejemplo y la lucha cotidiana por la excelencia del servicio de salud que se presta constituyen una fuente insustituible en la formación de valores.
La integración del estudio y el trabajo como base de la educación han estado presentes en el pensamiento de los hombres que fueron capaces de ver más lejos en el futuro de la sociedad.
La concepción de una educación vinculada con la vida tuvo sus defensores en pensadores y educadores cubanos entre los que se encuentran: José Agustín Caballero (1762-1835), Félix Varela (1788-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), quienes combatieron la enseñanza escolástica, dogmática y memorística de su época.
En Cuba, en los últimos cuarenta años se profundizaron y desarrollaron ampliamente las ideas precedentes y se aplicaron a la realidad del momento. La combinación del estudio y el trabajo representa el principio rector del sistema de educación cubano en todos los niveles de enseñanza1 y constituye la forma fundamental de organización del proceso docente educativo en el ciclo clínico de las diferentes carreras de la educación médica superior. Se señala como su principal objetivo contribuir a la formación de habilidades y hábitos prácticos, la adquisición de los métodos más avanzados de trabajo y la formación de los rasgos que conforman la personalidad en la sociedad socialista. (Orientaciones metodológicas sobre la educación en el trabajo, 1990)
El perfeccionamiento del proceso enseñanza-aprendizaje como un sistema de estudio-trabajo-investigación, influye positivamente en el logro de una calidad superior en los futuros profesionales de la salud y en el desarrollo económico-social del país, por lo que este enfoque ha sido adoptado también en el diseño curricular de la Licenciatura en Tecnología de la Salud.
La formación del tecnólogo de la salud en Cuba, surge como una necesidad para dar respuesta a las demandas sociales de la época contemporánea, caracterizada por el desarrollo ininterrumpido de la revolución científico-técnica, la introducción de nuevos métodos y tecnología más sofisticada, el régimen socio-político del país y las condiciones específicas del sistema nacional de salud.
Bases de la educación de la ética en los servicios de salud
La educación médica en la época actual se encuentra en continuas transformaciones de acuerdo con los cambios que a gran velocidad se producen en problemas concernientes a los conocimientos científicos, a las tecnologías de punta, a las políticas de salud, a la alteración del ecosistema y a los problemas que actúan en relación con la regulación de la vida y de la muerte. En la actualidad la educación médica no puede basarse solamente en la transmisión de información, el centro de la enseñanza cambia de contenidos a procesos, con la adquisición de actitudes científicas y sensoperceptivas, la incorporación de medios de expresión y la asimilación de métodos y herramientas de trabajo. En esta época se hace innegable que no se puede confiar en una preparación básica suficiente en los estudios de pregrado que garantice la competencia profesional para toda la vida. Cada vez más el límite entre los estudios de pregrado y posgrado tiende a ser más impreciso, razón por la cual el médico deberá estudiar, actualizar y perfeccionar conocimientos y destrezas de manera continuada y permanente aprovechando, como es obvio, el desarrollo actual de las telecomunicaciones y la informática. Si la forma de prestación de servicios de salud ha cambiado radicalmente durante las últimas décadas, también el proceso de formación de recursos humanos de la salud requiere con urgencia de cambios fundamentales en nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje.
En este caso, se le atribuye un papel preponderante al educador, al formador de los recursos humanos de la salud que con su experiencia y sabiduría deben transmitir a las futuras generaciones la virtud del ejercicio de la medicina como un componente esencial del comportamiento profesional. Pero no se trata de transmitir algunos conocimientos, habilidades y actitudes solamente, sino lo que es más profundo lograr, un alto grado de concienciación en el médico y el equipo de salud. Para ello es imprescindible impregnarlos de los conceptos y enfoques correctos, mediante la actuación e imagen de los profesores, de la institución, de la organización de salud pública y de la sociedad en su conjunto. Se trata de la necesidad de identificar y enfrentar los dilemas, conflictos y violaciones del ejercicio profesional en relación con la práctica médica.
La educación en valores es un proceso continuo que comienza con la atención y educación del niño en la familia y se extiende hasta la universidad, a la educación posgraduada, y llega a su actuación profesional durante toda la vida. En la toma de decisiones frente a los dilemas éticos es preciso contar con una teoría basada en principios, modelos y valores que proporcionen una metodología sobre la cual el profesional de la salud pueda regular su actuación. Para el profesional de la salud no sólo es importante recibir una educación rica en valores que coadyuve al fortalecimiento de su formación humanística, sino también comprender en su totalidad el proceso de la valoración que subyace en la relación profesional de la salud-paciente. (Pérez Sánchez y Martín Linares, 2003)
Lo más importante y destacable de esta enseñanza está en su contribución a lograr el objetivo de formar médicos y trabajadores de la salud con las transformaciones profundas que requiere una sociedad nueva con problemas económicos y dificultades de todo tipo, pero que aspira a la formación de un hombre nuevo con las exigencias del mundo actual. Es por ello que el cambio debe ser de esencia y no de forma a través del proceso docente-educativo acorde a la ideología imperante en Cuba. El enfoque de una medicina socialista con una concepción colectivista y bio-psicosocial determina un marco conceptual bien definido que orienta la formación profesional del equipo de salud.
La enseñanza de la ética médica está plenamente identificada con el proceso docente-educativo y formativo de la personalidad de los trabajadores de la salud donde no procede un simple entrenamiento de conocimientos y habilidades.
La ética médica obligadamente forma parte inseparable del trabajo médico y no solamente en ciertas condiciones especiales o excepcionales. En algunos ambientes académicos prevalece una actitud totalizadora en un sentido de acaparamiento, porque así se privilegian los contenidos curriculares de hechos positivos, al mismo tiempo que se marginan los humanísticos y éticos, que no pueden sujetarse a dichos postulados. El auge de la ética utilitarista, predominante en la filosofía académica de Estados Unidos y que resalta la importancia de la productividad sobre otros valores, es cuestionada desde disímiles puntos de vista. En Cuba la justicia social y la ética revolucionaria caracterizan e identifican la vida espiritual, con valores universales en una conciencia moral por encima de cualquier circunstancia, dados por una integridad humana, por una autoestima y por una dignidad a la altura de una revolución verdadera.
Está claro que la salud sirve de base para lograr la armonía en las relaciones del hombre con la naturaleza y la sociedad, creando las condiciones para la libertad de revelación de las posibilidades biológicas y sociales. Sin embargo, los filósofos y sociólogos burgueses reducen la libertad del hombre a la libertad de elegir entre diversas situaciones de la vida, se declara como una propiedad eterna de la naturaleza humana sin contenido social ni de clase. Es sabido que en el estado de salud de la población influyen diferentes factores de la vida social y para llegar a comprender la complejidad de estos fenómenos sociales y destacar en ellos las determinantes es necesario conocer la estructura de la sociedad como un organismo social íntegro que se subordina a las leyes naturales históricas del funcionamiento y del desarrollo. Por lo tanto, la base del desarrollo de la sociedad y de la formación del hombre es el modo de producción y del carácter del modo de producción depende en gran medida la salud de la población. El socialismo ofrece la oportunidad para una interrelación entre el poder estatal, el pueblo y la ciencia médica en la lucha por la salud de toda la población, con la base económica de las relaciones de producción socialistas.
La ciencia moderna se desarrolla en sociedades que tienen diferentes estructuras económicas, políticas e ideológicas. Si en el socialismo no existen contradicciones entre la ciencia y la moral, no se pone de manifiesto el problema de si es más importante el progreso acelerado de la ciencia o el desarrollo de la moral; mientras que en el capitalismo el desarrollo de la ciencia es innegable, las contradicciones sociales originan dificultades adicionales en la vida de los trabajadores y el crecimiento de las fuerzas destructivas. Los intereses del progreso exigen, en el capitalismo, una nueva moral y una nueva comprensión del deber social por parte de todos quienes desarrollan la ciencia y ponen en práctica sus logros. (Morosov, Tsaregorodtsev y Petlenko, 1986)
Ciertamente, los avances de la ciencia han modificado en el mundo capitalista los sistemas de valores, que desde tiempos inmemoriales sirvieron de apoyo a las sociedades humanas, transformándolas en tecnología y poder. Uno de los instrumentos de poder económico y político del mundo de hoy deriva de la superioridad científica y tecnológica de los países de altos ingresos. Sin embargo, muchos dilemas éticos existen en esta época como consecuencia de estos avances de la ciencia y la tecnología, como son los derivados de la física nuclear, de la microbiología, de la biología molecular, de la ingeniería genética y de la investigación biomédica, por mencionar algunos de los más importantes. Es decir, existe la necesidad de fundamentar no sólo nuevos valores que regulen los poderes de la ciencia y la tecnología, sino también que enfrenten las relaciones médico-paciente y médico-aparato-paciente, así como problemas de orden social, de políticas de salud, del entorno natural e inclusive de la etiqueta profesional. La lucha para defender la obra de la Revolución, así como los principios y valores socialistas, está enmarcada en las ideas políticas y el acervo de una ética revolucionaria. De hecho, estas bases ideológicas, constituyen la fuente de donde se nutre la ética médica cubana.
Conclusiones
A pesar de los éxitos de la salud pública cubana en todos estos años de Revolución, aún existen deficiencias subjetivas que repercuten en forma negativa en una atención de la mejor calidad en los servicios de salud. A partir de una posición ideológica materialista, la ética médica cubana es una ética de principios propia de la moral socialista en interés de lograr un alto grado de concienciación en el médico y el equipo de salud.
Abordar los nuevos dilemas y conflictos que la tecnología médica y las políticas de salud en evolución introducen en la función del médico y en la gestión de salud con nuevos enfoques y estructuras es una necesidad, pero siempre dentro del marco teórico del marxismo-leninismo.
Valorar la dimensión ética en la práctica profesional en el campo de la salud es un paso obligado para dejar sentado un movimiento para una ofensiva por la excelencia. La sociedad demanda con más fuerza cada día la formación de un profesional con calidad que se traduce en una formación de conocimientos y habilidades desarrolladas a través del currículo y también la formación de intereses y valores que regulen su actuación profesional. Se trata, en definitiva, de formar un profesional comprometido con preservar, mejorar y restablecer la salud del ser humano atendiendo a la cultura y sistema de valores del paciente, la familia y la comunidad, además de poseer una sólida formación científica.
Bibliografía
Alegret, F. (1999) Las universidades cubanas a las puertas de un nuevo siglo: realidades y desafíos. Pedagogía 99. La Habana.
Colectivo de autores (2007) Caracterización de la Educación en el trabajo para el perfil de Laboratorio en la carrera Tecnologías de la salud. Educación Médica Superior. Ciudad Habana.
Llorens Figueroa, J.A. (2006) Ética y Educación en los servicios de salud. Revista Cubana de Salud. Ciudad Habana.
Morosov, G.V. Tsaregorodtsev, G.I. Petlenko, V.P. (1986) Responsabilidad social y moral del médico en el mundo contemporáneo. En: Etica Médica y Deontología. Moscú: Editorial Vneshtorgizdat.
Orientaciones metodológicas sobre la educación en el trabajo (1990). Instrucción VAD Nº 3. Cuba: MINSAP.
Pérez Sánchez, A.M. Martín Linares, X. (2003) Educación en valores en el profesional de ciencias médicas. Rev Cubana Salud Pública; 29(1):65-72.
Revista cubana de medicina (2011) Formación de valores en personal de salud. Consultado en Septiembre 2013.
Ruiz Reyes, G. (2001) Ética y Laboratorio Clínico. Consultado Septiembre 2013.
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