Hacia una concepción más integral del entrenamiento en el fútbol
Cipriano Romero Cerezo

Lecturas: Educación Física y Deportes | http://www.efdeportes.com/
revista digital | Buenos Aires | Año 5 - N° 19 - Marzo 2000

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Orientaciones metodológicas en el entrenamiento del fútbol
    Tradicionalmente, en el entrenamiento de fútbol, se trabajaba por separado la técnica, la táctica, la condición física, la preparación psicológica, sociológica e intelectual.

    Los entrenadores, influenciados por las teorías conductistas y mecanicistas de aprendizaje motor que han imperado en el entrenamiento deportivo, planteaban entrenamientos analíticos y parciales. Así, se presentaban ejercicios para el desarrollo de la técnica individual (control, conducción, golpeo, regate, entrada, despeje,...), mucha preparación física basada en métodos y sistemas de entrenamiento de probado rendimiento en deportes individuales (carreras, saltos, lanzamientos); la táctica, mediante unos partiditos en el entrenamiento y las charlas prepartido, que además servirían de preparación psicológica, deberían ser suficientes para que los jugadores tuvieran una buena capacidad de rendimiento y de poder encontrar respuestas adaptativas a los problemas que pudiesen surgir en el desarrollo del juego derivados de la oposición (contra los adversarios) y de cooperación (con los compañeros). Igualmente, las charlas postpartido valían tanto para las correcciones tácticas como para los ajustes de comportamiento individual y colectivo (motivación, cohesión, etc.).

    Brüggemann y Albrecht (1993) arguyen que durante mucho tiempo era una opinión establecida de que primero se debía de aprender las destrezas básicas (controles, golpeos, conducciones...) de forma aislada y repetitiva, para luego pasar al aprendizaje de las situaciones de juego. Este método de aprendizaje orientado de lo aislado a lo complejo, se basaba en un aprendizaje sin error y el comportamiento de juego está formado por la suma y acumulación de componentes físicos, técnicos, tácticos y psíquicos sueltos.

    En definitiva, a la hora de competir, se pretendía que el jugador respondiera como un todo (la suma de las partes) aunque en el entrenamiento se hubiera efectuado de una manera simplificada (Esquema nº 5).

Esquema nº 5: El entrenamiento como la suma de las partes y su rendimiento en la competición

    Se presuponía que lo que se hacía de esta manera en el entrenamiento servía para obtener la máxima eficacia en la competición (rendimiento). Nada más lejos de la realidad, coincidimos con varios autores, entre los que destacamos a Mombaert (1998), que cuestiona este modelo por obsoleto, inadaptado a la reversibilidad de la acción de juego en fútbol, en consecuencia, consideramos las siguientes cuestiones:

    En la actualidad, existen distintas teorías acerca del entrenamiento y la enseñanza de los deportes colectivos, planteándose diversos modelos sobre cómo debe abordarse estos deportes y por ende el fútbol. La inclinación que tienen, a partir de un análisis del juego y de su estructura, es la de plantear la enseñanza o el entrenamiento de manera más global, con una dimensión más compleja y más próxima a la realidad del juego y a las condiciones que se dan en la competición (ver esquema nº 6).

Esquema nº 6: El entrenamiento como preparación para la competición

    Apuntalamos con respecto a este planteamiento, que se tendrá que efectuar el diseño de tareas o actividades de entrenamiento que vayan dirigidas a desarrollar todos los factores y mecanismos que se requieren para el desarrollo de juego, que sean más específicas y similares a lo que se efectúa en la competición. Asistimos, por tanto, a un planteamiento metodológico en el que los entrenamientos, basados en el comportamiento de juego, deberán ser más integrales y menos analíticos. Además, los factores técnicos, tácticos, físicos y psíquicos aparecen con características diferentes pero siempre juntos e interrelacionados.

    Si el jugador durante la competición de fútbol se implica en la acción de juego física, técnica, táctica, psico y socialmente, es lógico que el entrenamiento debe ser lo más perecido posible al juego del fútbol, abarcando todos estos aspectos, buscando una interdependencia e influencia mutua entre estos contenidos del entrenamiento, influyendo en el aumento del rendimiento de los jugadores.

    Por ello, Bangsbo (1998) considera que el jugador ideal de fútbol debe tener una buena comprensión táctica, ser técnicamente hábil, mentalmente fuerte, funcionar bien socialmente dentro del equipo y tener una elevada capacidad física. (pág. 57)

    La capacidad de rendimiento en el fútbol, como consecuencia del desarrollo de capacidades, se logra mediante un proceso complejo como es el entrenamiento, atendiendo a las características personales de los deportistas y de las condiciones ambientales que se dan. Inciden distintos factores o condiciones que propician la capacidad de rendimiento eficaz en el fútbol (condiciones básicas, habilidades técnico/tácticas, condiciones motoras, cualidades personales y sociales). Estos factores tienen una interdependencia, interactuando entre sí, logrando influir en el rendimiento de los jugadores. De manera abreviada hemos pretendido reflejar en el esquema nº 7 esta interdependencia.

Esquema nº 7: Diferentes factores o condiciones y su interdependencia para la capacidad de rendimiento deportivo

    En consecuencia, para aumentar la capacidad de rendimiento mediante el entrenamiento, se procurará desarrollar determinadas capacidades o condiciones, impuestas por las exigencias de la competición, considerando las características o condiciones básicas de los jugadores, pretendiendo el rendimiento individual y colectivo.

    Esta orientación, de la interdependencia de los distintos factores que inciden en la capacidad de rendimiento en el fútbol y del enfoque global, debe de servir como guía para el diseño, la organización y la metodología para el entrenamiento de este deporte (esquema nº 8 ).

Esquema nº 8: interdependencia e influencia mutua entre los contenidos del entrenamiento

    Desde un punto de vista del diseño del entrenamiento, esto no significa que esto sea siempre así, desde lo que puede ser una situación global o integral pura, podemos plantear actividades que sean "simuladoras parciales" de la competición, en ellas seleccionamos algunos aspectos parciales de la misma (ataque o defensa) y se intenta desarrollar o mejorar. Igualmente, podemos modificar las situaciones reales buscando alguna mejora específica, por ejemplo, conseguir en una mejor resistencia aeróbica; gesto técnico, incidir en el pase o en el tiro; o en una determinada estrategia ofensiva o defensiva.

    En este sentido, Brüggemann y Albrecht (1993), orientan sobre el entrenamiento integral, fundamentado en la conexión del jugador con el entorno real del juego, y en la aplicación metódica de determinadas reglas de juego para provocar de forma selectiva distintas capacidades técnicas, medios tácticos y formas de comportamiento o también capacidades de condición física dentro de la organización fija del juego del equipo. (pág. 17)

    Seirul´lo (1999) estima que se deben crear situaciones en el entrenamiento que permitan: por un lado, mejorar la habilidad específica del futbolista; por otro lado, tienen que haber unas determinadas cargas que orienten la capacidad condicional hacia la fuerza, hacia la velocidad, o hacia la resistencia; por su duración, por su intensidad, por el número de veces que se hace. Y, además, crear situaciones de toma de decisiones que sean las bases sobre las cuales se puedan procesar la información que se dan en la práctica del fútbol.

    De esta forma, se estaría instaurando sistemas específicos de este deporte. Además, debemos considerar que el entrenamiento debe servir para preparar para la competición. Coincidimos con las orientaciones de Turpin (1998) y, por ello, debemos encontrar formas de entrenamiento que atiendan a las características de la competición tanto en cantidad como en calidad, buscando cuáles son los esfuerzos requeridos para el fútbol, cuál es la participación de los jugadores, cómo es la velocidad de ejecución de las acciones, qué acciones técnico/tácticas se presentan frente al adversario y con los compañeros, etc.

    A partir de las necesidades requeridas para la competición y las condiciones que se encuentren nuestros jugadores, podremos plantear situaciones de entrenamiento que permitan progresar a los jugadores mediante el diseño, la organización y el control del entrenamiento.

    La prioridad en el entrenamiento debe estar orientada a que los jugadores logren la habilidad específica de adaptarse y de resolver distintas situaciones de juego. Las teorías cognitivas de aprendizaje, nos llevan a enfocar los entrenamientos mediante formas más holísticas, que involucren todos los factores que inciden en el rendimiento (técnicos, tácticos, físicos, personales y sociales), donde se den situaciones problema en enfrentamiento dinámico de cooperación/oposición.

    Actualmente, existen pocas experiencias prácticas mediante este modelo de entrenamiento. Ahora bien, las teorías existentes acerca de los principios del entrenamiento, las propias exigencias para el desarrollo del juego de fútbol y los procesos de enseñanza y aprendizaje son un aval importante para hacer este tipo de planteamiento. Igualmente, la propia experiencia práctica mediante la planificación y los controles de entrenamiento que hemos efectuado, nos orienta a plantear este tipo de entrenamiento.

    Se suele decir que cuando se entrena con balón es más divertido y, por ende, los jugadores están más motivados en el entrenamiento. En nuestro caso, nos hemos encontrado con algunas reticencias de los jugadores, no se encontraban convencidos de sus beneficios, al no constatarlos de inmediato; y, además, les costaba más trabajo implicarse en este tipo de situaciones integrales, son más complejas, no basta con ejecutarlas simplemente, además debían de atender a estímulos espacio-temporales (situación, adversarios, compañeros, balón), analizándolas y tomando decisiones antes de ejecutar. Desde el punto de vista metodológico, es lógico que ocurriese así, sobre todo, en nuestro caso, nos encontramos con jugadores que estaban acostumbrados a trabajar de forma tradicional y tuvimos que seguir un proceso de asimilación y acomodación para poder lograr determinadas adaptaciones.

    Igualmente, exponer que existen algunos estudios de campo sobre el entrenamiento integral. En ellos, se ha podido llegar a algunas conclusiones de que, a pesar de que no hay una mayor mejora física en aquellos jugadores que han sido sometidos al entrenamiento integral con respecto a los que se les aplicó el entrenamiento clásico, sí se ha apreciado una mejora en cuanto al desarrollo del juego de conjunto. Los jugadores eran capaces de encontrar respuestas adaptadas a los problemas que se originaban de la práctica de juego mediante situaciones de cooperación/oposición. De esta manera, plantear situaciones-problema mediante juegos colectivos, debe constituir la base del entrenamiento, mediante las orientaciones oportunas determinadas por los objetivos establecidos.

A modo de epílogo
    Como consecuencia de todo lo expuesto podemos concluir con las siguientes aseveraciones: 

    Con este trabajo, creamos unas expectativas de cómo debe diseñarse y desarrollarse el entrenamiento integral en la práctica. En una próxima publicación, pretenderemos dar unas pautas u orientaciones que, a nuestro modo de entender, pueden ser provechosas para planificar, organizar y dirigir el entrenamiento.


Bibliografía