La escalada para minusválidos físicos y visuales |
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José Manuel Rodríguez Gimeno |
Ponencia presentada en el |
El objetivo de la comunicación es exponer adaptaciones técnicas y materiales que faciliten la actividad física de las personas ciegas y deficientes visuales, en concreto la escalada deportiva.Para la escalada deportiva se propone instalar en el rocódromo o muro de "boulder" bandas de unión con un pequeño relieve entre las presas que permitan al escalador seguirlas con pies o manos, o bien colocar junto a cada presa una placa que indique en Braille la ubicación de las presas adyacentes.
Otra posibilidad es la de instalar emisores de sonido en cada presa que permitan localizar su posición y, en función del tipo de sonido, conocer su tamaño y forma.
Para hacer más fácil la discriminación entre varios sonidos se haría sonar sólo las presas más cercanas al escalador mediante un cuadro de interrupciones, que funcionaría dividiendo la pared en sectores, e incluso se podría hacer que sonaran de forma escalonada o consecutiva.
Con ello se intenta mejorar la representación del espacio y la previsión de la dificultad que supone el recorrido de la vía de escalada. También se pueden simultanear las informaciones mediante tacto y oído, si se cree conveniente para reducir el número de estímulos sonoros.
Lo que se persigue con estas adaptaciones es presentar la información de modo que no modifique sustancialmente la actividad, al aumentar en demasía la fase de percepción. Para ello el sentido ideal es el auditivo, ya que no requiere de movimientos específicos para la búsqueda de datos, como sucede cuando la información se percibe por vía táctil.
Por otra parte, también se pretende presentar un método de adaptación técnica de la escalada que, mediante un sistema de poleas y contrapeso colgado de una polea móvil, permite liberar a los escaladores de parte del peso que han de soportar con sus manos y pies. Con ello se intenta que, al reducirse el gasto energético que supone la escalada para los disminuidos físicos, con la intención de aproximarlo en lo posible al de los escaladores no discapacitados, su práctica se haga más natural, fluida y atractiva, y con ello utilizable para su uso escolar.
Se trata de un método sencillo: su instalación es muy rápida y no requiere adaptaciones permanentes de la vía no gran cantidad de materiales adicionales a los de la práctica habitual de la escalada: sólo 3 poleas, un contrapeso y un compañero que escale la vía colocando el material. En el caso de que el lugar de práctica sea un rocódromo, un muro con piedras pegadas situado en el mismo colegio, o las espalderas del gimnasio, las adaptaciones son aún menos costosas.
Este sistema es válido para casi cualquier clase de discapacidad, así como para todo tipo de vías de escalada, ya sean en roca natural, espalderas o paneles artificiales, siempre que la vía no sea excesivamente desplomada. La mecánica de la actividad no se ve apenas afectada con la adaptación, con lo que no pierde su particular interés o atractivo, y en el caso de alumnos de integración, estos no se sienten desvinculados de la práctica de sus compañeros.
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revista digital · Año 5 · N° 19 | Buenos Aires, marzo 2000
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