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Los valores morales en los deportistas

 

*Licenciado en Cultura Física. Profesor Asistente de Teoría y Metodología

del Entrenamiento Deportivo de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física

y el Deporte “Manuel Fajardo” La Habana. Máster en Actividad Física Comunitaria

**Master en Actividad Física en la Comunidad. Licenciada en Cultura Física, especialidad

Recreación Profesora Auxiliar en Recreación de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física

y el Deporte “Manuel Fajardo” La Habana. Directora filial universitaria de las ciencias

de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”

Domingo Buckeridge Sierra*

zmingo@inder.cu

Julia Cabrera Gómez**

osiris@inder.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          La formación de valores es un elemento esencial en la educación de las nuevas generaciones. Un hombre aislado es muy difícil que desarrolle un correcto sistema de la sociedad para que se formen y se desarrollen los valores. Los esfuerzos de las instituciones educacionales han coadyuvado al trabajo en colectivo, pero todavía se puede hacer mucho más para lograr una educación plena, democrática e integral para todos, donde la formación de valores esté correctamente concebida. Es en la actividad y en la comunicación social donde se forma la personalidad del hombre, y junto a ésta, todo el sistema de valores según las relaciones y condiciones económicas, políticas, sociales, históricas y culturales en cada etapa de la historia de la humanidad. Este artículo parte de un problema de gran sentido práctico para entrenadores y dirigentes de las instituciones deportivas y que se expresa en las siguientes preguntas: ¿Cómo lograr en los deportistas una motivación estable y en ascenso hacia el deporte? ¿Cómo desarrollar la personalidad y los valores morales del deportista?

          Palabras clave: Valores. Motivación. Atletas. Sociedad.

 

Recepción: 24/08/2014 - Aceptación: 28/10/2014.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 199, Diciembre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Puede ocurrir que un atleta logre ciertos premios o estímulos materiales o reconocimientos sociales y a partir de este momento su motivación decae, disminuye el rendimiento y hasta puede abandonar la práctica del deporte. ¿Cómo superar estos casos?

    Aquí es necesario esclarecer el concepto de motivación extrínseca e intrínseca hacia el deporte. Motivación extrínseca es aquella que utiliza la práctica del deporte como un medio o vía para obtener otras cosas como pueden ser el dinero o el prestigio social. Motivaciones intrínsecas son aquellas que encuentran su satisfacción en el deporte mismo.

    Las motivaciones, tanto extrínsecas como intrínsecas, pueden ser individuales o sociales. Las motivaciones o necesidades individuales son las que parten de lo puramente individual del ser humano, o sea, de su organismo biológico o de los requerimientos psicológicos que comparte con los animales o de la elaboración individual y superior de esos requerimientos biológicos y elementales. Las motivaciones o necesidades individuales son las que surgen en la dinámica grupal, institucional y social en general y están asociadas a, o consisten en exigencias morales de la sociedad.

    Como ejemplos de necesidades individuales tenemos la necesidad de actividad o la de contacto afectivo en la interrelación con los demás atletas, y como necesidades sociales tenemos aquellas que ven el deporte como una institución útil a la sociedad ya sea en sí mismo, o sea como una vía de favorecer el desarrollo físico y moral de los seres humanos o como una manera de enaltecer a su región de residencia o a la patria.

Desarrollo

    Debemos esclarecer los conceptos de motivación reactiva, adaptativa y autónoma hacia el deporte.

    Motivación reactiva hacia el deporte es aquella que surge bajo la influencia de un estímulo o presión externa. Puede ser la existencia de medios materiales, de equipamiento o campos deportivos o el ejemplo o la exigencia de padres y maestros y que, por lo tanto, depende directamente de la influencia externa.

    La motivación adaptativa hacia el deporte adquiere una relativa independencia de las influencias externas porque el deportista asume por sí mismo la meta de practicar deporte pero estimulado fundamentalmente por los premios o las exigencias externas. Por ejemplo, quiere practicar deportes para ser reconocido socialmente o para ganar dinero o por una exigencia moral externa. Aquí existe tanto la independencia del medio externo (puesto que el sujeto asume la meta de practicar deporte y modifica sus circunstancias para cumplir con ella) como la dependencia del medio (pues responde en última instancia a los premios, castigos y exigencias que le impone su medio social).

    La motivación autónoma hacia el deporte es la más independiente de lo externo y supone una elaboración personal, una creación por parte del sujeto, un proyecto que parte fundamentalmente del sujeto y es independiente de los premios, castigos y exigencias externas. Por ejemplo, se quiere practicar deporte para contribuir al desarrollo social (esta sería una meta autónoma e intrínseca, social o moral); o porque el deporte le permite el equilibrio psíquico y una imagen adecuada de sí mismo (esta sería una meta autónoma e intrínseca, pero individual). La motivación autónoma supone una elaboración personal de la significación del deporte para la persona tanto en un plano cognoscitivo como en el afectivo y una creación o construcción personal.

    El desarrollo de las necesidades y de la motivación pasa generalmente por estas tres etapas: reactiva, adaptativa y autónoma.

    No debemos identificar lo adaptativo con lo extrínseco, ni lo autónomo con lo intrínseco.

    La motivación adaptativa es aquella que tiene una perspectiva temporal determinada por el mundo externo, o sea, por las recompensas o exigencias concretas con que el medio externo estimula al deportista. La motivación autónoma responde a una perspectiva temporal creada por el propio sujeto y proyectada hacia el futuro como una recompensa o premio que no existe ahora, pero que él puede lograr en un futuro. Es una creación personal.

    Por lo tanto, existen motivaciones extrínsecas adaptativas y autónomas. Por ejemplo, si el deportista se propone ganar una competencia para lograr el premio en metálico que ofrecen, aquí se trata de una motivación extrínseca adaptativa. Pero si el deportista se propone practicar deporte para en el futuro vivir del dinero que le puede proporcionar el deporte profesional, entonces se trata de una motivación extrínseca autónoma.

    La motivación humana y por ende la motivación hacia el deporte muy generalmente constituye la unidad de lo extrínseco y lo intrínseco; de lo reactivo, lo adaptativo y lo autónomo; de lo individual y lo social; unidad en la cual predomina lo uno o lo otro, según sea el caso.

    Veamos ahora nuestra hipótesis. El criterio que asumimos es que la formación de valores morales o sociales intrínsecos y autónomos hacia el deporte garantiza una motivación estable y en ascenso en los atletas y el desarrollo de su personalidad.

Y ¿cómo formar estos valores?

    La índole del valor moral a formar depende en gran medida del medio social en que vive el deportista y que conforma su personalidad.

    En nuestro país, donde hace más de 50 años surgió una Revolución que ha desarrollado el deporte como nunca antes y que ha sido acosada desde su surgimiento por la potencia más grande de la historia, se ha desarrollado una motivación moral sui géneris en los deportistas, o sea, aquella de representar y poner los primeros lugares del mundo el honor del pueblo cubano. Y esto ha generado igualmente toda una situación social en la que nuestros conciudadanos se satisfacen y enorgullecen con la gloria de nuestros atletas.

    Esto, quizás, no ocurre en esta medida en ninguna otra parte del mundo y esta motivación sui generis de los deportistas cubanos tiene una explicación eminentemente histórica y social y podemos pensar que junto a las potencialidades físicas y deportivas de este pueblo y el apoyo fundamental del gobierno, esta motivación sui géneris explica los grandes éxitos del deporte cubano.

    Es lógico pensar que en nuestros deportistas también existen otras motivaciones, por ejemplo, de prestigio y fama, de gusto por el deporte y en algunos casos motivaciones económicas o de bienes materiales que también influyen, pero lo que tipifica y singulariza la motivación del deportista cubano es su deseo de representar a la patria y ganar gloria para ella.

    Los psicólogos, entrenadores y dirigentes cubanos no pueden perder de vista nunca la necesidad de estimular y favorecer estos valores morales e intrínsecos en nuestros deportistas. Deben actuar científica e inteligentemente en esta dirección.

    Los psicólogos y entrenadores de otros países donde impera la sociedad de consumo también tienen a su disposición el sentimiento patriótico de sus deportistas pero en otras circunstancias históricas. Por lo general, en los deportistas de otros países el incentivo económico asociado al de prestigio y fama tiene un mayor peso activo y eficiente que en los deportistas cubanos. Quizás en nuestros deportistas la necesidad económica es importante (pues vivimos en las difíciles circunstancias económicas asociadas al bloqueo) pero no se orienta fundamentalmente a satisfacerse a través del deporte. Mientras que en otros países existe el deporte profesional y bien pagado. Es normal que en los deportistas de alto rendimiento de otros países la motivación económica ocupe un lugar importante y esta es una motivación extrínseca, individual y que muy a menudo actúa en forma adaptativa. Esto puede redundar en un menor rendimiento deportivo cuando el incentivo económico no actúa.

    Sin embargo, en los deportistas de todos los países también existen motivaciones patrióticas y amor al deporte por su utilidad y su función social en sí misma. Es necesario fortalecer estas motivaciones.

    Las circunstancias históricas sociales de cada país determinan o influyen sobre la motivación hacia el deporte.

    Sería muy interesante que se realizaran investigaciones empíricas mediante cuestionarios sobre la jerarquía de valores en los deportistas. Nosotros hemos desarrollado investigaciones basadas en el análisis del contenido de las respuestas a los métodos directo e indirecto.

    Aleatoriamente, a la mitad de los sujetos aplicamos este método directo primero y después el indirecto. A la otra mitad aplicamos el método indirecto primero y el directo después.

    En el método directo preguntamos: ¿Por qué y para qué tú practicas deporte y participas en competencias? Expresa cinco motivos o razones según sea tu caso personal.

    En el método indirecto damos la siguiente propuesta:

    Te pedimos que inventes una historia o cuento sobre un o una deportista que se entrena y participa en competencias. No tienes que pensar mucho. Contesta simplemente las siguientes preguntas: ¿Cuál es el sexo de tu personaje? ¿Cuál es su edad? ¿Qué deporte practica? ¿En qué situación se encuentra? Ahora dinos por qué y para qué él o ella practica deportes y participa en competencias. Expresa cinco motivos o razones.

    El cuestionario directo nos da la motivación hacia el deporte consciente y público del sujeto. El indirecto nos da la motivación íntima o inconsciente. Se codifican ambos por igual sobre la base de un mismo código.

    Esta técnica va dirigida a estudiar las motivaciones de grupos de sujetos. La comparación entre distintos grupos de deportistas nos permitirá conocer la jerarquía de sus motivaciones hacia el deporte que los asemeja o distingue. Esta jerarquía la establecemos sobre la base de la cantidad de sujetos del grupo que responde una determinada categoría y la cantidad de respuestas que ofrece en la misma.

    Este método nos sirve para conocer la jerarquía de motivos que actúan en la motivación hacia el deporte y puede ser valioso como punto de partida de la investigación o de la intervención para transformar dicha jerarquía.

    Nosotros lo hemos utilizado para investigar las motivaciones que caracterizan a atletas adolescentes de diferentes deportes (nadadores, polistas y balonmanistas) y nos ha ofrecido interesantes datos.

    El Código para el Análisis del Contenido resulta de los objetivos e hipótesis de la investigación y de las características de las respuestas ofrecidas por los sujetos.

    Cuando se han tenido en cuenta las motivaciones dominantes y comunes a los tres equipos deportivos encontramos que entre las categorías más mencionadas tanto en el método directo como en el indirecto se encuentran, en primer lugar: para ayudar al país; en segundo lugar: para tener buena presencia física en tercer lugar: para ser bien considerado, bien valorado; en cuarto lugar: para mantenerse saludable y tener vigor físico.

    Véase cómo el motivo patriótico aparece aquí en primer lugar.

    Con motivo de aquella experiencia se elaboró un Código para el Análisis del Contenido que es el siguiente:

Categorías Generales

Categorías Específicas

Sociales

EAC Estímulo amigos y compañeros.

CL Colectivismo

EFM Estímulo familiar

DH Deber y humanitarismo

IDV Deporte individual

RV Revolución

VVL Valoración por la voluntad

ES Estudio

VMD Valoración medallas

CP Compañeros

VST Valoración status

Individuales

ELG Elegancia del deporte.

SL Salud

GDP Gusto por el deporte

PR Presencia

GAC Gusto por lo acuático

VL Valoración

CDP Capacidad para el deporte

ACF Actividad física

SFU Seguridad para el futuro

VJ Viajar

NDP Para no practicar otros deportes

DV Diversión

CMP Para competir

IT Intereses

DPT Ayudar al desarrollo del deporte

EP Equilibrio psíquico

PRP Preservación personal

RL Realización

FDP Frustración deporte

SM Sí mismo

 

RS Realización de sí mismo

 

IN Incodificable

 

Pero volvamos a nuestra temática inicial

    Decíamos que en todos los deportistas existen motivaciones patrióticas y amor al deporte por su utilidad y función social por sí mismo. Es necesario fortalecer estas motivaciones sociales e intrínsecas y hacerlas autónomas. Pero, ¿Cómo lograrlo?

    En la formación de valores morales en los deportistas, al igual que en la formación de otras motivaciones, existen tres determinantes fundamentales que son: 1) cognoscitivos; 2) afectivos; y 3) el comportamiento y sus resultados. Y todos ellos actúan sobre el deportista actual o en formación y su práctica de entrenamiento o de competencia.

1.     Veamos primeramente los determinantes cognoscitivos

    Nos parece conveniente para la formación moral del deportista el conocimiento activo y creador por parte de éste de la historia de su deporte en el contexto de la historia general de su nación, de manera que se destaquen los ejemplos positivos de deportistas e instituciones que han contribuido a esta historia. Aquí es muy importante que el contenido impartido sea verídico y convincente y además presentado e impartido con emoción y belleza. Y debe promoverse que el deportista asuma una actitud activa y creadora en la asimilación de este conocimiento, que investigue y tenga criterios propios. Si la enseñanza de estos conocimientos se hace de manera no convincente, fría y puramente reproductiva por parte del estudiante, su repercusión sobre la formación de valores puede ser nula y hasta contraproducente.

    Además, esta enseñanza supone mantenerlo al día del decurso actual de ese deporte en el propio país y en el mundo, señalando sus logros y deficiencias con el fin de que tome partido en pro del perfeccionamiento de la práctica deportiva en su país.

2.     Veamos brevemente los determinantes afectivos

    Resultan muy importantes los estímulos que provocan o promueven reacciones afectivas y sentimientos.

    Vamos a dividirlos en extrínsecos e intrínsecos.

    Los extrínsecos son aquellos que van a reforzar la práctica del deporte como un medio hacia un fin y pueden clasificarse en materiales y morales. Los estímulos extrínsecos materiales son los premios en dinero o los bienes materiales y servicios que se ofrecen al deportista si obtiene éxitos en las competencias. Los estímulos extrínsecos morales son aquellos que consisten en el reconocimiento o la valoración sociales por la ejecución realizada. Aquí se encuentran las puntuaciones, las notas, las medallas, los trofeos, los reconocimientos sociales en la prensa, en actos públicos, etc.

    Los estímulos intrínsecos son aquellos que van a reforzar la práctica del deporte como una satisfacción en sí misma y son los más importantes para la formación de los motivos morales, intrínsecos y autónomos. Entre estos estímulos debemos incluir lo que ya dijimos sobre los determinantes cognoscitivos, o sea, la enseñanza de la historia del deporte si es realizada correctamente. Un estímulo intrínseco de primera magnitud es el ejemplo de los entrenadores, de los profesionales, dirigentes y grandes figuras del deporte, en cuanto su actitud hacia el deporte, o sea, si lo consideran un medio de vida o por el contrario y como debe ser, un valor social por sí mismo. Es necesario tomar conciencia de la importancia que tiene el que todos los que trabajamos con el atleta tengamos esta actitud hacia el deporte como obra social en beneficio del ser humano y del país. Sólo el ejemplo puede inculcar valores. Pensamos que la conducta y el ejemplo de la vida del entrenador tienen una gran importancia. El gran filósofo y educador cubano José de la Luz y Caballero expresó: “Enseñar puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo”. Pero no basta con el ejemplo, es necesario un sistema de inter relaciones con el atleta que despierten en éste el deseo de imitar el modelo que le ofrece su entrenador o su dirigente o su psicólogo o su maestro. En primer lugar debe existir una relación de afecto, de aceptación y de admiración, de manera que el atleta vea a su entrenador como un ejemplo a imitar. El amor al deporte debe ser un sentimiento que nos una a todos y exhorte a la dedicación, a la entrega. Es necesario poner este sentimiento en un primer lugar en las relaciones con el atleta, y amor al deporte supone esencialmente una actitud favorable y cariñosa hacia el deportista que estamos formando. El sentimiento del amor, como ejemplo y como relación, tiene una enorme importancia en inculcar valores morales.

3.     Veamos ahora la práctica del deporte y sus resultados

    En última instancia es la práctica del deporte el mayor reforzador de aquello que inculquemos al deportista. Aquí tiene una gran importancia el éxito del deportista y en consecuencia, el dominio que él logre en su ejecución.

    Pero si el éxito es el reforzador principal debemos tener muy en cuenta qué estamos reforzando, pues el simple éxito puede conducir a todo lo contrario si esto es lo que actúa en la mente del deportista.

    Debemos promover una actitud activa y creadora y en consecuencia, autónoma, de auto realización, en cuanto al rol que se propone el deportista dentro de la práctica del deporte como función social.

    Aquí la actitud subjetiva y creadora del deportista es lo más importante. Es necesario promover que el atleta elabore proyectos autónomos sobre el rol que él va a desempeñar en el futuro en cuanto a la práctica del deporte.

    Habrá deportistas que piensen que se destacarán en el deporte como un medio de vida. Otros pensarán que lo único importante es el dinero que ganen con el deporte. Otros pensarán que su aspiración última es ser famosos o superar a todos y ser el primero.

    Si piensan esto y tienen éxito en su práctica deportiva se estarán reforzando estos ideales que no son los que queremos promover.

    Entonces, ¿cómo lograr que elaboren y creen una imagen personal de su ejecutoria futura en el deporte que se proyecte a promoverlo como un valor moral y social?

    Pues mediante la enseñanza inteligente del deporte como una función social útil al ser humano y a la sociedad, con el ejemplo de sus maestros, entrenadores y dirigentes de una labor consagrada a esos valores y con el sentimiento del amor al deporte como principio supremo que nos guía.

    Estos estímulos intrínsecos son los fundamentales. Ellos no obligan externamente, ellos no presionan desde fuera. Ellos actúan dentro de la mente del deportista y siembran allí una semilla que fructificará en su pensamiento libre en la dirección de la moral.

    Indiscutiblemente, los estímulos extrínsecos materiales y morales son muy importantes, ellos sí obligan externamente, ellos imponen una disciplina. Para empezar, para atraer al deportista a la disciplina necesaria, son muy importantes los premios y los castigos. Pero al mismo tiempo debemos iniciar la aplicación de los estímulos intrínsecos, Es necesario armonizar al máximo el empleo de los estímulos extrínsecos e intrínsecos de manera que la utilización de unos no dañe o impida la utilización de los otros. Y debemos lograr que en la aplicación de ambos tipos de estímulos ocurra que los extrínsecos sean eclipsados y sólo o fundamentalmente actúen los intrínsecos que conduzcan al pensamiento libre del deportista, a la elaboración de proyectos personales de entrega al deporte como función social.

Conclusiones

    El éxito en la práctica del deporte consolidará estos valores intrínsecos, morales y autónomos que garantizarán una motivación mantenida y en ascenso, la cual favorezca el rendimiento deportivo y el perfeccionamiento de la personalidad.

    Los determinantes socio históricos son los más fuertes y determinantes, pero constituye un principio ético de las ciencias sociales no dejarse vencer por ellos si son adversos.

    Es necesario luchar por promover un hombre integrado a la labor social con un espíritu colectivista y altruista y que sea independiente y creador en su labor. Y si nos empeñamos en esta tarea algo positivo y muy importante lograremos, aunque el medio pueda sernos adverso.

Bibliografía

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 19 · N° 199 | Buenos Aires, Diciembre de 2014
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