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La mano y el ‘sentido del arma’ en el florete
(percepciones especializadas)

 

*Profesor Asistente del Departamento de combate de la UCCFD

Master en Actividad Física en la Comunidad

Licenciada en Cultura Física, especialidad Esgrima

**Profesora Auxiliar del Departamento de Recreación de la UCCFD

Master en Actividad Física en la Comunidad

Licenciada en Cultura Física, especialidad Recreación

Directora filial UCCFD “Marianao”

MSc. Martín José Rodríguez Paz*

MSc. Julia Cabrera Gómez**

osiris@inder.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          Desde el primer día de clase el esgrimista novel debe conocer las características de las armas con las que va a trabajar en este complejo deporte. Hablamos del florete, el sable y la espada. Conocer no solo las características, sino, la manera en que cada una de ellas se empuña, se maneja. Esta impresión del primer día en una sala de esgrima, se queda para siempre. Este principiante debe conocer este primer día; sentado frente al profesor y en un momento de descanso, como se agarran cada una de estas armas. Los profesores jóvenes no están muy de acuerdo con estas ideas. Hasta no hace mucho tiempo, un estudiante nuevo no veía un arma por lo menos en dos o tres meses o cuando lograban dominar a la perfección las posturas y los desplazamientos. Sobre la utilización de la mano armada en el entrenamiento y en las competencias de la esgrima, es lo que trata el presente trabajo. ¿Por qué?, Por lo que explicábamos al inicio; el arma se toma con la mano, las acciones ofensivas se realizan con la extensión del brazo armado pero con la punta del arma sostenida por la mano, amenazando constantemente la superficie válida del contrario. Las acciones defensivas también dependen en mucho de la posición que tome el arma guiada por la mano. El contraataque depende de la velocidad con que saquemos -hacia el contrario-, la mano armada. Teniendo en cuenta todo ello, es que proponemos el presente trabajo, para que los entrenadores noveles, encuentren en el mismo una guía para su desarrollo en la enseñanza y perfeccionamiento de los elementos técnicos del Deporte. Hernández Corvo nos plantea en el artículo: “La mano y el Deporte”, de su libro “Morfología Funcional Deportiva”, “La mano que usamos en las actividades deportivas, es la mano de la vida diaria, no hay otra, solo procesos de aprendizajes o entrenamientos que nos permiten utilizarla para escribir o para o para agarrarnos fuertemente a una paralela, una anilla, sostener las pesas en un levantamiento, empuñar un florete o sostener una jabalina para su lanzamiento”. (p. 268).

          Palabras clave: Esgrima. Florete. Arma. Mano.

 

Recepción: 14/09/2014 - Aceptación: 20/11/2014.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 199, Diciembre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Objetivo

  • Determinar la utilidad de las manos, en el “Sentido del Arma” durante la iniciación de la esgrima a Florete.

Introducción

    La Esgrima es un deporte que incrementan la rapidez, la destreza, la fuerza y educa las cualidades psíquicas más importantes: la voluntad, el autocontrol, la iniciativa, la seguridad y la inteligencia. Esto permite situarla como un deporte valiosísimo para la formación de hábitos y cualidades necesarias en la actividad del trabajo y de la defensa.

    Los ejercicios correctamente organizados por la esgrima, en los cuales, además de la preparación especial, se encuentran resu­midas las tareas generales del mejoramiento del estado de la salud y las cualidades físicas, morales y volitivas, se presentan como un medio efectivo de la educación física y del desarrollo del hombre. El entrenador debe tener en cuenta todas estas características a la hora de iniciar jóvenes y niños en el deporte. Los destacados profesores rusos, Keler y Tyshler plantean en su libro “El entrenamiento de los esgrimistas” que “…el perfeccionamiento del mecanismo y la anticipación del espacio, tiempo y espacio-tiempo, conducen a la elaboración de cualidades específicas de los esgrimistas: ‘sentido del arma’, ‘sentido de la distancia’ y ‘sentido del tiempo’; que en unión con la maestría técnico-táctica componen el término específico, especializado, de ‘sentido del combate’”.

Desarrollo

    La mano. Los extremos distales de las extremidades; la mano, el pie, constituyen dos expresiones del desarrollo evolutivo superior del hombre. En las extremidades superiores, la mano tiene particularidades funcionales que le permiten su independencia y participación en el desarrollo histórico-social del hombre, esta independencia y su capacidad de función, le permite el tratamiento como a un órgano de los sentidos, pues junto a la realidad mecánica de los movimientos de la mano, hay que tener en cuenta sus capacidades sensoriales altamente diferenciadas para el tacto fino.

    Sobre esta independencia de la mano durante el proceso evolutivo, la Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005 plantea: “La bipedación perfecta del ser humano conlleva la liberación de las manos, que se convierten de esta forma en instrumentos muy sensibles, capaces de manipular los objetos de forma muy precisa. El detalle estructural más importante de esta adaptación es el pulgar humano, que es alargado, puede rotar con bastante libertad y puede oponerse al resto de los dedos de la mano”.

    Esta particularidad adquirida por la mano hace que la oponencia del dedo pulgar al índice, establezca lo que se llama “la pinza prensil”; debido a la forma que toman estos dedos, en forma de tenaza. El resto de los dedos poseen movimientos flexo extensores, lo que hace posible ofrecer una cavidad o un cierre total de dedos, apoyados por el cierre del dedo pulgar.

    La mano en la esgrima. En los capítulos dedicados a la mano y el deporte, el Dr. Hernández Corvo dedicó un aparte precisamente a nuestra mano y justo en nuestro deporte: “La mano que usamos en las actividades deportivas, es la mano de la vida diaria, no hay otra, solo procesos de aprendizajes o entrenamientos que nos permiten utilizarla para escribir o para o para agarrarnos fuertemente a una paralela, una anilla, sostener las pesas en un levantamiento, empuñar un florete o sostener una jabalina para su lanzamiento”.

    “En los movimientos de la esgrima, la mano es el órgano de empuñadura y el balance general del movimiento de traslación-visión del sistema. El ritmo y el tiempo de los movimientos ante braquiales y de la mano, prácticamente rigen los restantes desplazamientos en función de los movimientos del contrario”. (Hernández Corvo, 269-269).

    La mano y el agarre del florete: De una buena forma de agarrar el arma va a depender la buena ejecución de las acciones de los esgrimistas.

    Arkayev (p. 104), explicando la situación del agarre del florete nos plantea “…el dedo pulgar se encuentra situado en la cara más ancha y abultada de la empuñadura, haciendo contacto a todo lo largo de la primera falange sin llegar hasta la cazoleta, a una distancia de 1 cm aproximadamente. El dedo índice, suavemente doblado, se opone a una gran flexión entre la primera y la segunda falange a la misma distancia de la cazoleta que el pulgar, pero con la primera falange dirigida hacia adelante hasta hacer contacto con la cazoleta, sujetando la empuñadura hacia abajo, parcialmente de perfil. Los tres dedos restantes descansan en la empuñadura, dobla­dos sobre ella. Los dedos del medio y anular, con la primera y segunda falange envuelven a la empuñadura hacia abajo y al exterior, y el dedo meñique solamente hacia el exterior haciendo contacto sólo con la primera falange”.

Los errores más frecuentes en la sujeción del florete

  • Excesiva tensión de los músculos de los dedos y la mano.

  • Extensión del dedo índice a lo largo de la cara lateral de la empuñadura.

  • La sujeción del florete con cuatro dedos, sin la participación del dedo meñique:

  • La sujeción de la empuñadura demasiado cerca del pomo, es decir, hacia su extremo.

Ejercicios correctivos (sin el florete)

  1. En una posición cómoda extendemos el brazo y flexionamos los dedos.

  2. Flexionar y extender los dedos en una forma continuada con flexión palmar y dorsal de la muñeca.

  3. Desde los dedos extendidos, abrir y cerrar las manos.

  4. Flexiones y extensiones palmar y dorsal, internas y externas de la muñeca.

  5. El alumno agarra un pedazo de papel o cualquier otro objeto con el dedo índice y el pulgar, extendiendo la mano como si fuese a darle algo a alguien y después lo vuelve a doblar.

  6. Si se encuentran varios alumnos juntos, debemos hacerlos practicar este ejercicio entre sí.

Ejercicios correctivos (con el florete)

  1. Agarre del florete nada más que con el dedo índice y el pulgar. Desde esta posición trazar círculos en el aire con la punta de la hoja, así como movimientos de derecha a izquierda.

  2. El alumno agarra el florete por la hoja del mismo, con la yema de los dedos tratando de subir y bajar el arma.

  3. Con los dedos índice y pulgar, deben sostener la empuñadura y balancear la hoja a un lado y al otro, arriba y abajo de manera que la empuñadura se mueva libremente al lado del borde de la palma de la mano, paralelo a este en toda su longitud.

  4. Realizar el mismo ejercicio anterior, agarrando la empuñadura con los otros tres dedos, teniendo cuidado de que al balancearla hacia abajo el agarre de los tres dedos se debe aflojar y al balancearla hacia arriba debe apretarlo otra vez.

    Una mala forma de empuñar el arma, ya se trate de una u otra empuñadura, puede derivar en los siguientes defectos:

  1. La posición de la mano permite que los dedos estén extendidos, teniendo que realizar la mayoría de las acciones defensivas con la muñeca

  2. No olvidar que la punta del arma se dirige, en todo momento, con el pulgar y el índice.

  3. Falta de presión del índice: el índice extendido sobre él puño aumenta el brazo de palanca y no permite una resistencia eficaz.

  4. Pulgar extendido: perjudica la percepción táctil, se pierde la sensación del hierro y no se controla la punta del arma.

  5. Pérdida de contacto del meñique sobre el puño: se produce a consecuencia de una mala posición del pulgar y del índice, y entraña una reducción de potencia, al perder un quinto punto de apoyo.

  6. Pulgar e índice separados de la cazoleta: aumenta la amplitud de los movimientos de la punta y se pierde fuerza en las acciones defensivas.

  7. Muñeca rota o flexionada: forma un ángulo que evita una buena cobertura.

Observación

    Para el aprendizaje, la empuñadura francesa es recomendable, pero ya en florete no es corriente ver en una competencia, este tipo de empuñadura, pues se tiende más a las acciones de potencia y velocidad. La posición de la mano en el puño anatómico permite aprovechar mucho mejor la velocidad que imprime la hoja a la punta en su extensión, así como una mejor relajación de la mano sin soltar el arma, en los momentos en que el combate, tácticamente, lo permita.

La mano y las posiciones con el arma

    La corteza cerebral. La complejidad de la mano y del miembro superior en general, se corresponde con el proceso evolutivo del Sistema Nervioso, con su independencia funcional. En la corteza cerebral encontramos sus áreas motoras, en esta tenemos un amplio sector que se corresponde con estos segmentos corporales. Prácticamente un tercio de la circunvalación frontal ascendente. En esta, anterior al surco central, está la corteza motora, posterior a ésta se encuentra la corteza sensorial somática, área que envía muchas señales a la corteza motora para el control de las actividades motoras.

    La corteza motora se divide en tres subáreas:

  1. Corteza motora primaria

  2. Área premotora

  3. Área motora suplementaria.

    La corteza motora primaria, más de la mitad de toda ella está comprometida con el control de las manos.

    El área premotora, inmediatamente delante de las porciones laterales de la corteza primaria, produce patrones de movimientos que comprometen a grupos de músculos que realizan tareas específicas, como por ejemplo, acciones que coloquen brazos y hombros de forma que las manos realicen una operación específica.

    El área motora suplementaria, se encuentra por encima del área premotora y proporciona movimientos posturales como base para el control más fino de brazos y manos.

    Independientemente a lo anterior expuesto, mientras el área motora primaria se especializa prácticamente en la mano, el área premotora, genera estimulación que afectan a otros grupos de músculos como son el brazo y el hombro. El área motora suplementaria requiere una estimulación más intensa para activar musculatura que activan las extremidades superiores.

    En “Fisiología Humana” de 1995, Zimkin explica esta situación explicando que de las funciones del sistema sensorial vestibular, cuyos receptores se encuentran en el laberinto del hueso temporal y están relacionados con la influencia de los factores mecánicos sobre el organismo; fuerza de gravedad y aceleraciones de carácter rectilíneo que trasladan la cabeza o todo el cuerpo. En el deporte tienen más aplicación pues cuentan con un componente muy importante, el ejercicio físico. El entrenamiento de las funciones de este analizador tiene un gran significado en el deporte: fundamentalmente en aquellos relacionados con el equilibrio y diferentes traslaciones del cuerpo humano.

    De acuerdo con el mecanismo del reflejo condicionado, al realizar ejercicios físicos, funcionan en el organismo simultáneamente varios sistemas sensoriales con determinadas interrelaciones con carácter específicos en cada combinación del complejo excitante, estos provocan sensaciones que tienen caracteres especiales.

    Aplicando este estudio a nuestro trabajo, regresamos al Dr. Hernández Corvo quién nos plantea en la página 229 de su citado libro y al hablar de la mano, el antebrazo y el brazo nos plantea: “En esta extremidad se encuentra uno de los mecanismos fundamentales para el hombre: el pronosupino-flexoextensor del codo. Estos mecanismos se amplían para la capacidad de las articulaciones que le anteceden y que gozan de tres grados de libertad de movimientos y un ilimitado número de proyecciones especiales. Si además le incorporamos las articulaciones del tronco, flexores y torsionales, el mecanismo flexoextensor de la rodilla, nos daremos cuenta de inmediato que las posibilidades de la mano, son resultantes de la mayor complejidad integradora, que puede organizar el sistema frente a las realidades gravitacionales, inerciales, de fuerzas internas o externas en general.”

    Las posiciones de la mano armada. Lo escrito anteriormente tiene como objetivo mostrar al lector un preámbulo de la importancia de la corteza cerebral, la corteza motora y el sistema sensorial, a la hora de la utilización de la mano, el antebrazo y el brazo, de tanta importancia en el entrenamiento de las posiciones con la mano armada en la esgrima. Las posiciones no son otra cosa que las situaciones que toman la mano armada y el florete en relación con el área de ataque del esgrimista. Al área de ataque se le denomina superficie válida y no es otra cosa que la superficie donde se debe tocar al contrario para que lo consideren un toque válido.

    El área de superficie válida, se determina trazando dos líneas imaginarias el pecho del esgrimista que se encuentre convenientemente sentado en su guardia, una vertical y la otra horizontal cruzadas, de manera que el área quedaría dividida en cuatro partes; 1, izquierda inferior; 2, derecha inferior; 3, derecha superior y 4, izquierda superior. A los sectores 2 y 3 se les llama exteriores, 1 y 4 internos.

    Al igual que los sectores, las posiciones están numeradas y cada una tiende a proteger uno de los sectores de la ya citada superficie válida. Esta numeración va a estar determinada por la posición del arma en uno u otro sector. Normalmente son empleadas cuando se estudian las acciones defensivas ya estas coinciden con las posiciones finales de las defensas. Son nueves las posiciones con el arma y ellas no tienen el objetivo de amenazar directamente al adversario con la punta del arma, al contrario se utilizan para impedir que el contrario nos agreda

Posiciones con la mano armada

    La mano, el antebrazo y el brazo tienen el papel preponderante en estas posiciones, de ellos dependen la buena ubicación del arma en cada una de ellas. Así tenemos que en la primera posición, el arma se encuentra en el primer sector, la mano en flexión palmar, a una altura próxima al hombro izquierdo. Hacia el costado izquierdo del tronco y protegiendo el primer sector.

    En la segunda posición, el arma se encuentra en el segundo sector, la mano en una ligera pronación al nivel del límite inferior del tronco.

    En la tercera, el arma en el tercer sector, el brazo armado flexionado ligeramente y la mano en pronación con la hoja por encima del su nivel.

    Cuarta; el arma en el cuarto sector contra el borde izquierdo de su tronco. La mano con la palma hacia la izquierda en una ligera flexión dorsal, la hoja inclinada y con dirigida hacia adelante y arriba.

    Quinta, también en el cuarto sector, en ocasiones los tiradores la confunden con la cuarta pues su posición es muy parecida, diferenciándose por la profunda salida de la punta.

    Sexta, en el tercer sector, contra el límite derecho de la superficie válida, el brazo armado semiflexionado, el antebrazo y la hoja forman una línea recta dirigida hacia el frente y arriba.

    Séptima. Parecida a la primera posición. También en el primer sector, contra el borde interior de la superficie válida. La mano con la palma hacia arriba, la hoja por debajo de la cazoleta, ligeramente hacia afuera.

    Octava. Parecida a la segunda, también en el segundo sector y contra el borde exterior del cuerpo. La mano con la mano en pronación y7 algo hacia la izquierda.

    Novena, el arma en el tercer sector, el brazo como en la sexta posición poro ligeramente más alto. La mano delante del hombro derecho, la hoja por encima de la cazoleta dirigida al frente y a la izquierda.

    A la hora del ataque contrario, sobre todo cuando el movimiento es directo a alguna de las zonas válidas, se utilizan las defensas; separación de la hoja del contrario para que no nos toque. Todas las defensas terminan casi siempre en una de las posiciones estudiadas.

    En la figura que sigue tenemos un ejemplo de las defensas ante el ataque del contrario.

La mano y el “Sentido del Arma”

    “Sentido del Combate”. Explicaban Sánchez Acosta y González García (2004) que sobre el músculo inciden constantemente múltiples estímulos, pero no todos son sentidos por él. El que unos sean sentidos y otros no, dependen de la sensibilidad de los analizadores, es decir, de la capacidad de cada estímulo. Es por ello que definen la sensibilidad como la capacidad de “sentir”.

    Sechenov, fue el primero en señalar que a través de las sensaciones musculares el hombre diferencia las formas fundamentales de movimiento: el espacio y el tiempo.

    El colectivo de autores rusos planteó en su libro “Psicología”, que la sensación muscular permite percibir los movimientos pasivos y activos y que por medio de ella el hombre controla la posición de su cuerpo en el espacio, siente la pose, la resistencia, el peso y coordina sus movimientos.

    Misael Salvador González, estudioso de las Percepciones Especializadas, nos dice que la percepción exacta de los movimientos a través de las sensaciones musculares le permite al hombre asimilar con más rapidez los hábitos motores que realiza y aprender la técnica de los ejercicios deportivo. Y continuaba. “Con el desarrollo del deporte, evolucionan las concepciones teóricas de las ciencias aplicadas y con ella se hace necesario actualizar la planificación y dirección de las percepciones especializadas del deporte durante la preparación psicológica”.

    En el libro Psicología del Colectivo de autores Rusos, se escribe. “En la base de esas percepciones se encuentra una actividad altamente desarrollada de diferenciación de los analizadores que toman parte en la ejecución del ejercicio físico. En la práctica deportiva las percepciones especializadas por lo común designan como sentidos, el “sentido del agua” en los nadadores, el “sentido de la distancia” en los boxeadores, el “sentido del tiempo” en los corredores.

    Keller y Tyshler, analizando las “percepciones especializadas” en la esgrima escribieron: “Este perfeccionamiento del mecanismo y la anticipación del espacio, el tiempo y el espacio-tiempo, conducen a la elaboración de cualidades específicas de los esgrimistas, “sentido del arma”, “sentido de la distancia” y “sentido del tiempo” (sentido del momento de la realización de la acción). Todas estas cualidades en unión de la maestría técnico-táctica componen el término especializado de “Sentido del Combate””. ”Sin embargo, es necesario señalar que cada sentido del arma en la esgrima se puede realizar con acciones que tiene carácter premeditado, improvisado y premeditado-improvisado”.

    Sentido del arma. Nos dice Arkayev en La Esgrima, “Es uno de los elementos del “sentido del combate”, consiste en el arte de comprender y prever el verdadero sentido de sus acciones según las sensaciones táctiles y cinéticas que aparecen en los momentos de contactos del arma con la del contrario” (...) “El esgrimista debe tener una excelente y desarrollada sensibilidad, que le permita sentir las posiciones del arma y de todo su cuerpo en cada momento del combate” (...) “La precisión de la proyección depende de la corrección del manejo del arma y del desarrollo de la sensaciones de las posiciones de la hoja. Esta capacidad es necesario desarrollarla y perfeccionarla durante todo el periodo de actividad deportiva del esgrimista”.

    Motivado por todas estas precisiones de expertos tanto en psicología como en esgrima, es que realizamos el presente trabajo para que el profesor novel tenga un conocimiento, por mínimo que sea sobre el porqué del entrenamiento, el porqué de las repeticiones y perfecciones de cada uno de los elementos de nuestro deporte, sobre todo, los primarios, los que debe dominar en primera instancia todo el que se decida a comenzar nuestro deporte.

    A continuación les planteamos algunos de los ejercicios que el profesor puede realizar con sus alumnos, al comienzo de su carrera:

Conclusiones

  1. Los extremos distales de las extremidades, la mano, el pie, constituyen dos expresiones del desarrollo evolutivo superior del hombre, la independencia y la capacidad de función de la mano, le permite el tratamiento como a un órgano de los sentidos…

  2. Junto a la realidad mecánica de los movimientos de la mano, hay que tener en cuenta las capacidades sensoriales altamente diferenciadas para el tacto fino, epicrítico y las informaciones propioceptivas conscientes que convierten a la mano en un elemento de identificación sensitivo de inestimable valor.

  3. Al realizar ejercicios físicos siempre funcionan simultáneamente varios sistemas sensoriales. Como resultado entre los mismos se constituyan, de acuerdo de acuerdo con el mecanismo del reflejo condicionado, determinadas interrelaciones que tienen carácter específico en cada nueva combinación del complejo incitante, lo cual se percibe subjetivamente en forma de sensaciones que tienen características especiales.

  4. El esgrimista debe tener una excelente y desarrollada sensibilidad, que le permita sentir las posiciones del arma y de todo su cuerpo en cada momento del combate.

Bibliografía

  • Arkayev, V. A. (1980). La Esgrima. Editorial ORBE. Ciudad de la Habana.

  • Campomanes Grande, Joaquín y col. (1993). Esgrima. Comité Olímpico Español. Madrid.

  • Cheris, E. (2002). Manual de Esgrima: Claves paso a paso para dominar las técnicas con florete y espada. Edición Tutor S.A. España.

  • Colectivo de autores rusos. (2006). Psicología. Editorial Deportes. La Habana.

  • González Rodríguez, Misael Salvador (2001). La preparación psicológica y las percepciones especializadas en el boxeo escolar: una reflexión necesaria. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Nº 36. http://www.efdeportes.com/efd36/percep.htm

  • Hernández Corvo, Roberto. (1986). Morfología Funcional Deportiva. Sistema Locomotor. Editorial Científico Técnica. Ciudad de la Habana.

  • Reglamento FIE (2009). Federación Internacional de Esgrima.

  • Sánchez Acosta, MsC. María Elisa y MsC. Matilde González García (2004). Psicología General del Desarrollo. Editorial Deporte. Ciudad de la Habana.

  • Sechenov, I. M. (1957). Izbrannie Filosofskie i Psijoloquicheskie Proizvedenia. T.I. Editorial de la Academia de Ciencia de la URSS. Moscú.

  • Tyshler, D. A. (2002). Manual para los Institutos Superiores. Mimeo.

  • Zimkin, N. V. (1995). Fisiología Humana. Editorial Científico-Técnica. La Habana.

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