La práctica de ejercicio físico durante la gestación | |||
*Enfermera Especialista en Obstetricia y Ginecología por la Universidad de Almería **Diplomada en enfermería y magisterio infantil por la Universidad de Almería (España) |
Sonia García Duarte* Laura Nieto López** |
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Resumen El presente artículo pretende relacionar la importancia del ejercicio físico y el embarazo, desde el punto de vista de la matrona. Las consideraciones que se establecen a lo largo del artículo van a permitir una práctica más eficaz de actividad física. Palabras clave: Actividad física. Embarazo. Condición física.
Recepción: 29/10/2014 - Aceptación: 20/11/2014.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 199, Diciembre de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
Durante el proceso de embarazo se produce en la mujer cambios a nivel físico, psicológico y hormonal. Por lo tanto, es importante la práctica de ejercicio físico para conseguir un mayor equilibrio emocional, físico y psicoafectivo. Esto va a permitir una mejora tanto a la madre como al bebé.
Es conveniente que la mujer embarazada realice una gimnasia suave y adecuada, con el objeto de lograr una mayor conexión con su cuerpo y con su futuro hijo. La embarazada está sujeta a innumerables cambios que van modificando su postura y esquema corporal, y es necesario que se prepare física y emocionalmente para atravesar este proceso.
Es a partir de los años treinta cuando se empieza a recomendar a las mujeres embarazadas que practiquen ejercicio físico, ya que se observó que las mujeres de clase obrera tenían partos más fáciles que las mujeres que no realizaban ninguna actividad.
Los ejercicios físicos enseñados a la embarazada durante las clases de preparación al parto plantea mejorar la capacidad de la mujer para el esfuerzo físico que supone el parto, y la recuperación en el posparto, y enseñan una serie de ejercicios para practicar en casa, combinados con distintas técnicas de relajación (yoga, entrenamiento autógeno, sofrología, relajación progresiva de Jacobson, relajación coreana) y respiración para utilizar en el período de dilatación y en el expulsivo.
En definitiva, se pretende el entrenamiento para el momento del parto, dotando a la mujer de habilidades que le sirvan como recurso en los momentos de tensión, miedo y dolor que normalmente suceden, con lo que se situará en una posición más favorable que le permitirá el autocontrol y su colaboración en el proceso.
2. Objetivos
Con el siguiente trabajo se quiere exponer las consideraciones a tener en cuenta a la hora de preparar una sesión de ejercicio físico para las gestantes.
3. Resultados
La práctica de ejercicio físico durante el embarazo mejora la estática corporal, refuerza ciertos grupos musculares y los prepara para el esfuerzo del parto, además, dota de mayor flexibilidad y elasticidad a los tejidos y articulaciones que intervienen en el momento del parto. En general, se mejora el estado físico aliviando los síntomas molestos del embarazo.
Durante el embarazo hay que tener en cuenta que existen contraindicaciones absolutas y relativas a la hora de realizar ejercicio, a continuación pasamos a detallarlas:
Las contraindicaciones absolutas son:
Hipertensión inducida por el embarazo (Preeclampsia).
Ruptura prematura de membranas.
Amenaza de parto pretérmino.
Incompetencia cervical – Cerclaje.
Placenta previa.
Retardo de crecimiento intrauterino.
Y las relativas:
Hipertensión arterial crónica.
Patologías tiroideas, cardíacas o pulmonares.
Problemas vasculares
A la hora de planificar la intensidad del ejercicio se basará en la “prueba de la conversación”, indicando una intensidad excesiva cuando la gestante no pueda mantener una conversación durante la práctica de ejercicio.
En general la duración será de 15 a 30 minutos, con una frecuencia de tres a cinco veces por semana.
A la hora de planificar el ejercicio físico hay que tener en cuenta las siguientes precauciones:
La transición de actividades con carga a actividades en descarga se irá realizando progresivamente a medida que el peso corporal vaya aumentando.
Se debe evitar una temperatura y humedad ambiental elevada, ya que pueden existir alteraciones en la termorregulación durante el embarazo.
No se practicarán ejercicios en posición supina durante largos periodos a partir del cuarto mes de gestación.
Aumentar la ingestión de líquidos después del ejercicio.
Se debe parar a descansar.
No levantar grandes pesos para evitar un desvió significativo de flujo sanguíneo hacia los músculos que están trabajando.
Detener la sesión de ejercicios si aparecen los siguientes síntomas: dolor o sangrado, vértigos o desmayo, dolor púbico, palpitaciones, dolor de espalda, taquiarritmias y falta de aire al respirar.
La frecuencia cardiaca debe permanecer por debajo del 70% de la frecuencia cardiaca máxima (para obtener la frecuencia cardiaca máxima de una persona hay que restar su edad a 220. Por ejemplo, en una mujer de 30 años: 220 – 30= 190; durante la gestación, al realizar ejercicio, no debería superar el 70% de 190, es decir, 133 pulsaciones por minuto).
La inclusión de nuevos ejercicios se hará de forma progresiva, incorporando uno o dos nuevos cada vez.
4. Conclusiones
El periodo de gestación no es un impedimento para practicar ejercicio. Se debe fomentar la actividad física en la gestante, ya que de esta forma se conseguirá que llegue al momento del parto en las mejores condiciones físicas posibles.
Hay que tener en cuenta las contraindicaciones de la actividad física durante el embarazo, al igual que las recomendaciones generales.
Bibliografía
Dueñas, J.L., Bailón, E., Dotor, M.I. (2005). Proceso asistencial integrado. Embarazo, parto y puerperio. Sevilla: Consejería de Salud; 2005.
Fabré, E. (1993). Manual de asistencia al embarazo normal. Sección de Medicina Perinatal. Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.
Sebastiá, G. Munuera, P. y Salgado, I. (1995). Preparación para el parto. Barcelona: Planeta- Agostini.
Sebastiá G. (2000). Entrenamiento psicofísico en la gestante. Matronas Prof, 1(1), 4-13.
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