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Necochea: un público cálido y participativo

   
Sociólogo (UBA)
(Argentina)
 
 
Roberto Di Giano
robaied@hotmail.com

 

 

 

 


    Síntesis de una disertación realizada sobre el tema Fútbol y cultura. Un recorrido por nuestra cultura futbolística en Necochea, Provincia de Buenos Aires en el marco de una actividad organizada por Círculo de Periodistas Deportivos de Necochea y la Dirección de la Juventud.
 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 197, Octubre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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    Días pasados fui invitado a disertar sobre el tema Fútbol y cultura. Un recorrido por nuestra cultura futbolística. La actividad fue organizada por el Círculo de Periodistas Deportivos de Necochea y la Dirección de la Juventud. El trato que me dispensaron fue tan bueno que uno, inserto en una estructura social narcisista como la nuestra, debe luchar consigo mismo para no cargar las tintas de la vanidad y sí, en cambio, las del orgullo. Asimismo, me emocionó recibir una maqueta que reproduce el Puente Colgante (1929), símbolo de la ciudad, con una dedicatoria a mi nombre y una hermosa camiseta del Necochense Club de Fútbol y Cultura.


Cosas dichas sobre los usos políticos del fútbol

    Utilizar al fútbol con fines políticos se convirtió con el paso del tiempo en una ley de hierro en la República Argentina. Ningún gobernante, sea éste democrático, semidemocrático o extremadamente autoritario, puede escapar a esta lógica.

    En la década del treinta la puso en práctica el general presidente Agustín Justo. En tiempos de fraude patriótico y ensanchamiento del aparato estatal, su gobierno tejió un sólido vínculo con una de las entidades más poderosas del país: Boca Juniors. Vale señalar que la hija del astuto presidente, Otilia, estaba casada con quien ejerciera la presidencia del club de la ribera y de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Eduardo Sánchez Terrero. Se estableció así una relación muy íntima entre la política y el fútbol, borrándose las barreras entre lo público y lo privado.

    Lo potencia de la cultura liberal, capaz de generar imaginarios que ocultan o resaltan hechos de una manera arbitraria, ayudó a borrar de la memoria colectiva dicho vínculo.

    El presidente Perón utilizó al fútbol y también a otros deportes. No lo hizo de una manera tan burda como ocurriría en los últimos sesenta años ya que el líder justicialista poesía un conocimiento básico de los deportes, llegando a practicar algunos de ellos. Asimismo, en sus discursos relacionados con tales actividades se reflejaban ideas que eran fruto de su mentalidad estratégica, de una cabeza de estadista que no dejaba nada librado al azar. Cabe también señalar que, dentro un panorama complejo y contradictorio, resaltaría un hecho: en la cadena oficial de medios se reniega del patrioterismo que podría despertar el enfrentamiento entre la selección argentina y la inglesa en 1953.

    Es a partir de 1966 que se empieza a utilizar al desempeño de la selección nacional, real o imaginario, para transmitir optimismo en la población. Juan Carlos Onganía, un general presidente con ínfulas de grandeza, recibe en la Quinta Presidencial de Olivos a los integrantes del equipo nacional que disputó la Copa del Mundo en Inglaterra para recurrir prontamente a la vulgar función modeladora de este deporte.

    La utilización del Mundial 1978 por parte de la siniestra dictadura militar que azotó al país y que dejaría huellas imborrables en la población, es hoy ampliamente conocida. Ya para1982 fue la guerra con Inglaterra la que desplazó, por un tiempo, a la práctica futbolística del lugar por excelencia donde se actualiza el ambiguo sentimiento nacional de los argentinos.

    A partir de allí asistimos a la presencia relevante de Diego Maradona que hasta ese momento no se había destacado demasiado en la selección: ni en el Mundialito disputado en el Uruguay a fines de 1981, ni en la Copa del Mundo disputada en España en 1982. Irrumpe como un producto de excepcional calidad en una época del deporte dominada por la televisión, que, regida cada vez más por el rating, es la principal encargada de despertar entusiasmos en la población.

    En ese formato televisivo Maradona se movió como un pez en el agua. Desarrolló una gran capacidad histriónica que lo llevaría a conducir con éxito un programa y de paso así ayudó a mantener viva la llama, en el seno de la comunidad deportiva local, de creernos por encima del resto, una fantasía que nos impidió crecer, que obturó, más que impulsó, nuestro desarrollo.

    Asimismo, el astro se ha prestado para ser utilizado por el poder político e intercambiar favores. Desde el gobierno de Menem que lo nombró Embajador Deportivo con la finalidad de propagar las virtudes de la "revolución productiva" hasta el de Cristina Kirchner quien lo ubicaría junto a ella -es decir, en un lugar bien visible para los televidentes ya convencidos que de esa manera se alimenta la cultura popular- cuando decidió dar algunas explicaciones sobre el vínculo contractual que ligaba a su gobierno con la AFA, en el Complejo Habitacional de Ezeiza.

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EFDeportes.com, Revista Digital · Año 19 · N° 197 | Buenos Aires, Octubre de 2014
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