La práctica deportiva y su influencia en la salud de los adultos mayores | |||
*Profesor Asistente **Profesor Auxiliar ***Profesor Instructor Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón (ICBP) La Habana(Cuba) |
MSc. Iyemai Rodríguez Hernández* MSc. Mario Ramírez Alfonso** Lic. Aurora Fajardo Villarroel* MSc. Grisel Ramírez Guerra* Lic. Claribel Serrano Pedroso*** |
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Resumen Cuba es uno de los países más envejecidos de América Latina y según estudios realizados en los próximos años aumentara el número de ancianos, la esperanza de vida es de 79 años para el hombre y 81 para la mujer. A pesar de que nuestro desarrollo económico es propio de un país subdesarrollado, disponemos de un eficiente sistema de salud y al ser totalmente gratuito, se han elevado considerablemente la expectativa de vida de nuestra población. Este envejecimiento poblacional requiere que se tracen estrategias para enfrentar los cambios que sufre el organismo de estas personas y que el aumento de años vividos no se convierta en la suma de achaques y malestares, es preciso que envejezcan con la mayor calidad de vida posible. La práctica sistemática de ejercicios físicos constituye un arma fundamental para lograr mejoras físicas, mentales y psicológicas, la ejercitación física favorece la independencia y poder disfrutar más plenamente de la vida. Los profesionales de la salud y los de cultura física deben conocer las necesidades de estos grupos sociales, para de esta manera diseñar unos programas acorde con sus necesidades. Palabras clave: Adulto mayor. Ejercicio físico. Longevidad.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 196, Septiembre de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Uno de los retos que el siglo XXI impone a la sociedad mundial, es el incremento numérico de los ciudadanos de 60 años o más donde el ejercicio físico puede ayudar no sólo a conseguir y mantener un estado de completo bienestar físico, mental y social, sino también a disfrutar plenamente de la vida.1
El envejecimiento activo permite afrontar muchos de los retos tanto de las personas como de las poblaciones que están envejeciendo al contribuir a menos muertes prematuras en las etapas más productivas de la vida, menos discapacidades relacionadas con enfermedades crónicas en la ancianidad, más personas que disfruten de una calidad de vida positiva a medida que vayan envejeciendo, más personas que participen activamente en los ámbitos sociales; todo lo que significa menos gastos debidos a los tratamientos médicos y de atención sanitaria.2,3
La caída de la fecundidad y el incremento de la esperanza de vida han avanzado de manera más rápida de lo que se había previsto. No es un fenómeno exclusivo de las sociedades modernas, sino que ha estado presente en todas las etapas del desarrollo social y ha sido siempre de interés para la Fisiología, el Arte y la Medicina.4
Cuba es un ejemplo de país con envejecimiento importante de su población. El 18,2% de los cubanos tiene 60 años o más, y esta cifra debe aumentar según estimaciones.5
Teniendo en cuenta que la realización de ejercicios físicos sistemáticamente favorece el mantenimiento y cuidado de la salud del adulto mayor como componente fundamental de un estilo de vida saludable para reducir la morbilidad y mortalidad en esta edad, es que nos proponemos estudiar sobre esta temática, así como proponer actividades sanas para aprovechar el tiempo libre como una oportunidad de añadir vida a los años de los ancianos y que esta población se sienta saludable. Por tal motivo realizamos nuestro trabajo con el propósito de determinar la influencia del ejercicio físico en la salud del adulto mayor y valorar la efectividad del mismo en la longevidad.
Material y método
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, prospectivo en la comunidad de Barbosa, consejo Popular Cubanacan, en el período de Septiembre de 2012 a Abril de 2013 con el objetivo de determinar la influencia del ejercicio físico en la salud del adulto mayor y valorar la efectividad del mismo en la longevidad. El universo estuvo integrado por 100 ancianos de la comunidad y la muestra por 66 que realizaban ejercicios físicos. Antes de iniciar el estudio se les pidió su aprobación para participar en la investigación, teniendo en cuenta el requisito de voluntariedad, conociendo los detalles del estudio; se tuvo en cuenta el respeto o autonomía de la personas, lo que se materializa mediante el consentimiento informado.
Los datos se obtuvieron de las historias clínicas individuales, de la observación clínica y la realización de una encuesta utilizando las variables edad, sexo, enfermedades presentes en los adultos mayores y tratamiento que cumplían, tiempo que lleva practicando ejercicios, utilidad y satisfacción que este le reporta a su salud, así como la valoración del papel de la enfermera y del licenciado de cultura física en dicha actividad. Para el procesamiento de la información se utilizó el método porcentual aritmético y los resultados se presentaron en forma de tablas y gráficos para su mejor comprensión.
Se consideró controlada la hipertensión arterial al observar periódicamente (3 veces en la semana) en las tomas de tensión arterial cifras por debajo de 140 con 90 mm Hg; el asma bronquial, al no presentar crisis aguda durante el periodo de estudio; en cuanto a la artrosis/ artritis al disminuir o desaparecer los dolores e impotencia funcional en las articulaciones, así como al disiparse los síntomas de ansiedad, insomnio y sensación de soledad se daban por controlado los trastornos depresivos. No se incluyeron otras enfermedades porque los abuelos que las padecían no realizaban ejercicios físicos. Al inicio se revisó la historia clínica individual para considerar el estado de control del adulto mayor, la presencia o no de los síntomas que exploramos en el estudio.
Las variables comportamiento del tratamiento, de la intensidad del dolor y de la calidad del sueño se midieron al inicio y al final permitiendo establecer la evolución de la enfermedad.
Se realizó un test físico diagnóstico para conocer el estado físico de cada uno de los ancianos y una encuesta para conocer sus antecedentes de entrenamiento físico y que actividades eran las preferidas, en base a esos resultados se diseñó y aplicó un programa de ejercicios. Se acordó impartir tres clases semanales de 45 minutos de duración. Se le dio prioridad al entrenamiento de la resistencia general-aeróbica, ya que permite la prevención y recuperación de posibles problemas cardiocirculatorios. Se planificaron ejercicios de bajo impacto buscando preservar la flexibilidad y la amplitud articular que disminuyen considerablemente en la tercera edad. Se trató de ofrecer actividades físicas utilitarias y recreativas, que se ajustaran a los gustos y a las posibilidades de movimiento de los ancianos, que tuvieran un carácter social y de recreación. Se evitó programar actividades con carácter competitivo para evitar lesiones y esfuerzos superiores a sus posibilidades. Las sesiones se realizaron en las primeras horas de la mañana para que las altas temperaturas no castigaran a los practicantes. Se especificó que se interrumpiría la sesión antes la aparición de dolor en pecho, falta de aire, mareo, fatiga, dolor de cabeza intenso, sensación de desmayo, nauseas o vómitos. Las clases se comenzaron con ligeros ejercicios de estiramiento, luego un calentamiento gradual y progresivo con una duración larga, siempre se orientó realizar los movimientos suaves, evitando siempre repeticiones bruscas o violentas, controlando la intensidad del ejercicio y su progresión de manera individualizada y en función de la capacidad física de cada persona. Como el objetivo principal era lograr un acondicionamiento físico general, se trabajaron movimientos globales donde participaran grandes grupos musculares. Se empleó la marcha, los desplazamientos, gimnasia de mantenimiento, gimnasias suaves, buscando mantener el nivel de amplitud de las articulaciones. Otra de las actividades realizadas fue bailar ya que tenía una gran aceptación, era placentera y nos sirvió para desarrollar la capacidad cardiovascular, respiratoria, articular, muscular, la coordinación, la concentración y la memoria. Se trabajó para mejorar la coordinación, el control postural, el equilibrio y la relajación. Siempre se hizo hincapié en la importancia de mantener una postura correcta, se le enseño a respirar durante la realización de los ejercicios, buscando aumentar la capacidad respiratoria, mejorar la oxigenación sanguínea. En la parte final de las clases se desarrollaron ligeros ejercicios de estiramiento, ejercicios de respiración para lograr la recuperación del organismo.
Se trabajó bajo los principios bioéticos, cumpliendo con el carácter confidencial de la información aportada por los adultos mayores objeto de estudio.
Resultados
En el Gráfico 1 se observa que de los 66 ancianos encuestados, 39 pertenecen al sexo femenino lo que representa el 59,1 %.
Gráfico 1. Distribución de frecuencias por género
Analizando el Gráfico 2, vemos como predomina el grupo etáreo de 60 a 64 años con 38 ancianos lo que significa el 57,6 %.
Gráfico 2. Distribución de frecuencias por edad
El Gráfico 3 nos muestra los ancianos que practican o no ejercicios físicos, el estudio determinó que el 57,6 % de los ancianos de la comunidad realizaban esta actividad.
Gráfico 3. Distribución de frecuencias según realización de actividad física o deportiva
El Gráfico 4 nos muestra que el 46,97% de los sujetos de la muestra promedian entre 3 y 4 años realizando actividades físicas. El ejercicio físico en la longevidad aporta gran utilidad y satisfacción afirmación que se corrobora en la muestra estudiada, la mayoría de los ancianos encuestados plantean complacencia, sienten la necesidad de ejercitase y ocupan su tiempo libre en una actividad que repercute en el bienestar de su salud.
Grafico 4. Periodo de práctica de actividad física
Las enfermedades y síntomas presentes en los ancianos (Gráfico 5) reflejan que el 69,5 % de los hipertensos controlaron su enfermedad; el 73,8% de los ancianos con artrosis o artritis no padecen de impotencia funcional y los dolores disminuyeron y en el 71,4 % desaparecen los síntomas de ansiedad, insomnio y sensación de soledad. Los ancianos que padecen de enfermedades como la hipertensión arterial; artrosis y trastornos depresivos, mantuvieron controladas y redujeron los síntomas que manifestaban después de la realización constante del ejercicio físico. La práctica deportiva en las personas mayores tiene un gran efecto positivo, incide tanto física como psicológicamente, a grandes rasgos podemos resaltar que las personas entrenadas poseen una mejor tonificación de sus músculos, incrementan su fuerza, aumenta la elasticidad muscular y articular mejorando el funcionamiento de las articulaciones, también previene el deterioro muscular producido por los años, retarda la aparición de osteoporosis, por lo que facilita los movimientos de la vida diaria, contribuyendo a la mayor independencia de las personas mayores, todo esto aleja las caídas y mejora su funcionalidad, en la esfera psicológica ayuda a combatir la ansiedad, la depresión, aumenta la sensación de bienestar del organismo, mejora la autoestima y disminuye el estrés mental, favorece las relaciones interpersonales, resumiendo podemos decir que mejora su calidad de vida.
Gráfico 5. Control de enfermedades y síntomas que presenta el adulto mayor que realiza ejercicios físicos
En el Gráfico 6 se muestra el comportamiento del tratamiento médico, se observa que el 59,52 % de los pacientes con artrosis, el 50% de los asmáticos, el 43,47 % de los hipertensos y el 19,04% de los que tienen trastornos depresivos disminuyeron la dosis de medicamento que consumían diariamente, otros llegaron a controlar su enfermedad con monoterapia ( consumo de un solo medicamento) y un 28,57 de los pacientes con trastornos depresivos concluyeron el estudio sin ingerir ni un solo medicamento.
Gráfico 6. Comportamiento del tratamiento médico en ancianos enfermos que practican ejercicios físicos
También la totalidad de los encuestados opinan de forma favorable respecto a estas actividades, al considerarlas alegres, que mejoran su salud y estado de ánimo, fortalece sus relaciones amistosas.
El Gráfico 7 nos ilustra el alto grado de satisfacción y el gran valor que atribuyen los ancianos a la realización sistemática de ejercicios físicos.
Gráfico 7. Utilidad y satisfacción del anciano con el ejercicio físico
Por último, el 100% de los ancianos encuestados comparte en criterio de que la enfermera y el especialista en cultura física mantienen una atención esmerada y que su ayuda y apoyo es de gran importancia para el desarrollo exitoso de la actividad.
Discusión
Con este estudio quedó evidenciado que un número importantes de abuelos de la comunidad realizan ejercicios físicos y se logró una alto nivel de aceptación por parte de los ancianos. Se demostró lo importante de la labor del médico y sobre todo de la enfermera de la atención primaria, que es la que está en mayor contacto con el adulto mayor, también la primordial función del especialista de cultura física para planificar y e impartir los ejercicios que mas convienen a estas personas.5-6
Quedó demostrado que la mayoría de los ancianos que realizan ejercicios físicos se agrupan en las edades de 60 a 64 años y el mayor porciento pertenece al sexo femenino, esto se corresponde con las características de la población geriátrica de la comunidad; los resultados coinciden con una investigación realizada en un círculo de abuelos del Municipio San Luís en Santiago de Cuba que muestran similares características.7
Una de las enfermedades de mayor incidencia según nuestro estudio es la hipertensión arterial. El control de esta patología sigue siendo minucioso por constituir un factor predisponente y principal de la morbimortalidad en los ancianos, tanto para las enfermedades del corazón, las cerebro-vasculares o de daños en otros órganos.8
Todas las fuentes coinciden en que la longevidad es una etapa de la vida marcada por las enfermedades, ya que el 85 % de las personas mayores padecen de algún tipo de patología. Dentro de las más frecuentes, según expertos en Geriatría, está los reumatismos, las patologías cardiovasculares, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.9
Se conoce que con el aumento de la esperanza de vida aumenta la morbilidad. A medida que se eleva la edad, el número de enfermedades asciende, sobre todo las crónicas no transmisibles en países desarrollados. Tal comportamiento se observa igualmente en Cuba. Pero cabe afirmar que la mayoría de los afectados por alguna enfermedad siguen siendo funcionalmente activos.
Se plantea en otros estudios que caminar regularmente a paso ligero redujo a la mitad la incidencia de trastornos del sueño en personas que los padecían, estos síntomas acompañaban a los ancianos en sus trastornos depresivos, los cuales mejoraron con la práctica del ejercicio, además esta actividad física puede ser particularmente eficaz para combatir el estrés, la ansiedad, y el insomnio. Esto coincide con nuestros resultados. Otro de los beneficios de la ejecución frecuente de actividades físicas es el encuentro periódico entre personas de edades similares, lo que les permite, distraerse, intercambiar puntos de vista, compartir gustos, relatarse anécdotas, lo que repercute positivamente desde el punto de vista psicológico. Nuestros resultados coincidieron con otros estudios resaltan que la práctica de ejercicio en los ancianos alivia el dolor y reduce la limitación del movimiento articular; además disminuye la tensión arterial y el consumo de medicamentos, además las relaciones sociales mejoran.10
El ejercicio aporta, entre otros beneficios, la disminución de la percepción del dolor, de la ansiedad y mejora la capacidad de concentración y atención. Además el anciano que participa en actividades físicas con cierta regularidad, mejora su sensación de bienestar y la percepción de mayor movilidad, logrando mantener más independencia por más tiempo, con mejor capacidad funcional.11
Estamos asistiendo a una nueva edad, la que sigue al final de las constricciones productivas y que anteceden a la decadencia física y psíquica, según Gaullier.
La práctica sistemática y bien estructurada del ejercicio físico incide sobre las tres áreas de nuestro organismo: el aparato locomotor, el sistema cardiovascular y el área psico-intelectual. La práctica del ejercicio físico es necesaria realizarla de forma regular y controlada, lo ideal es ejecutarla durante la infancia, la juventud, la madurez y la vejez, ya que contribuye, junto a otros factores, al mantenimiento óptimo de las funciones corporales, proporcionando un envejecimiento cualitativamente superior y la posibilidad de vivir más años. Si la práctica se continúa durante el período involutivo, se contribuye al concepto de envejecimiento cualitativo, es decir, mayor calidad de vida en esos años.
Resumiendo cuál puede ser la filosofía en torno a la vejez, se puede decir que se trata de conseguir que se produzca un mejor envejecimiento, facilitando que se pueda disfrutar de la vida, disminuyendo la mortalidad prematura y aumentando la esperanza de vida. Se hace necesario que la población de la tercera edad disponga de años saludables, activos, con menos accidentes y enfermedades para poder desenvolverse correctamente en actividades como el ejercicio físico, que le permita una vida rica y variada en experiencias.
Por todo ello concluimos que la realización de actividades físicas de forma constante, dosificada, controlada por profesionales de la salud y dirigida por especialistas de cultura física constituye un arma muy importante para lograr un envejecimiento saludable, que ayuda a limitar y retardar la aparición de los síntomas típicos de la tercera edad.
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