Estrategia para la formación inicial de la Identidad Deportiva en niños y niñas de 8 a 12 años de edad, en el contexto venezolano |
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*Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular del Centro de Estudios de Deporte y Cultura. Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Facultad de Las Tunas (Cuba) **Profesora en Educación. Maestrante en Actividad Física en la Comunidad. Estado Bolívar (Venezuela) |
José Guillermo Montero Quesada* Laura Rosa Rodríguez Rodríguez** |
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Resumen El artículo trata sobre una estrategia comunitaria para la formación de la Identidad Deportiva en niños y niñas de 8 a 12 años de edad en el contexto venezolano, sustentada en una concepción educativa fundamentada en referentes teóricos y metodológicos sobre la función social del deporte, la iniciación deportiva y la Identidad Deportiva. Palabras clave: Deporte. Iniciación deportiva. Identidad Deportiva.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 196, Septiembre de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La práctica del deporte en las edades tempanas está recogido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, considerado como un elemento fundamental en la formación integral de la niñez; de ahí que en las líneas estratégicas generales del Plan Nacional de Deporte, Actividad Física y Educación Física a cumplirse en los próximos 6 años, se refiera como elemento clave para el desarrollo social, la masificación de dicha práctica en toda la población.
José Guillermo Montero Quesada y Laura Rosa Rodríguez Rodríguez
La masificación deportiva dirige una especial atención a la Iniciación Deportiva. Si bien, es un concepto ampliamente definido en la bibliografía especializada, es conocido como el período en el que el niño empieza a aprender de forma específica la práctica de uno o varios deportes." (Blázquez, 1986).
Al respecto de este concepto, Le Boulch considera que "…el concepto de Deporte carece de significación antes de los 9 años, la supuesta iniciación deportiva dirigida a niños de 6 a 9 años es sólo una caricatura de la actividad adulta, expresada a veces como un condicionamiento gestual precoz." (Le Boulch, 1991). Esta aseveración es discutible, de ahí que sea prudente recurrir a otros referentes conceptuales que permita delimitar cuando empieza y culmina la Iniciación Deportiva.
Diversas fuentes indican que el proceso de Iniciación Deportiva tiene antecedentes mucho antes al proceso de selección, a saber: en la familia, la sociedad y los primeros intereses del niño en este tipo de actividad. Puede estar influenciado por los medios de difusión, los escenarios educativos y la figura del promotor deportivo comunitario.
La mayoría de los acercamientos conceptuales sobre Iniciación Deportiva contextualizan esta etapa en el escenario pedagógico, es decir, en la escuela, específicamente en la Educación Física, tal es el caso de Hernández (1988), Blázquez (1986) y Antón (1990), este último acota que se realiza con fines de rendimiento deportivo individuales. Aunque los conceptos refieran al enfoque educativo o criterios elitistas, tienen en común considerar que es un proceso cronológico en el cual los sujetos adquieren nuevas experiencias regladas sobre una actividad físico deportiva, es decir, periodo en que el niño empieza a aprender de forma específica la práctica de uno o varios deportes.
A partir de estas generalizaciones se define Iniciación Deportiva como el período en que los niños y niñas empiezan a practicar deportes de cooperación/oposición en los escenarios escolares o comunitarios bajo la influencia del proceso de enseñanza aprendizaje, donde aprenden habilidades, reglas básicas y concepciones generales sobre el juego, que le permiten adquirir los fundamentos iniciales de la Identidad Deportiva.
Entiéndase como Identidad Deportiva: atributo de las colectividades humanas expresados a través de las representaciones sociales centradas en la actividad deportiva, modelada por la conciencia de mismidad, que entraña integridad, diferencias que se presuponen y sentido de pertenencia hacia el deporte, grupos de atletas y otros componentes personales que confluyen, de modo constante, en espacios afines. Implica confrontación de necesidades, experiencias, valores, creencias, actitudes, aspiraciones, costumbres, educación e instrucción, significados, y otros factores, relacionados con cualquier dimensión del hecho deportivo (Montero Quesada, 2012).
Independientemente de que existen varios criterios sobre la edad de la Iniciación Deportiva se asume para este estudio el criterio de los Dres. Sabina Zurlo y Oscar Casanovas en su artículo “Edad de iniciación deportiva. Optimo momento psicofísico” y se toma del Esquema General de las Etapas de Inicio, Desarrollo e Intensificación sobre las Fases Sensibles”, solo el período objeto de estudio, es decir, de los 8 a 9 años de edad.
De los 8 a 12 años se podrá comenzar con la iniciación deportiva en su forma de minideportes. El minideporte son adaptaciones en cuanto a forma de los deportes institucionales para hacerlos más accesibles a las características psicofísicas de los destinatarios más inmediatos: los niños. Se fundamentan en la reducción del número de jugadores, del terreno de juego, de las porterías, y en la variación de las reglas complejas del juego adulto. Sin embargo, reproducen las formas de aprendizaje centradas en la técnica (Muñoz Rivera, 2009).
El minideporte es una actividad lúdica, que tomando como base los principales conceptos del deporte de referencia, es utilizada como medio para el desarrollo integral del niño. (Enrique Pisani. Conferencia sobre minideporte. U.C.A, 1984).
Sustentado en estos primeros referentes teóricos sobre Iniciación Deportiva en su variante de minideporte se realiza un estudio en la comunidad urbana de Los Próceres del municipio Heres, Parroquia Agua Salada, ubicada en Ciudad Bolívar del estado de su nombre, con el objetivo de detectar el estado de las primeras inclinaciones hacia la actividad deportiva en niños de 8 a 12 años, que sirvan de sustento para la formulación de una estrategia. En dicho estudio se detectan las siguientes regularidades:
La práctica deportiva organizada por los promotores deportivos en la población comprendida en estas edades, no están lo suficientemente diseñadas para favorecer la inclusión sin distinsión de género, no siempre se adecuan a las caracteristicas morfoficiológicas, necesidades e intereses culturales.
Por lo general, no son los niños y las niñas los que eligen el deporte que desean realizar, se les impone el que deside el propio preparador sin tener en cuenta sus aptitudes físicas, gustos y preferencias.
El ambiente de socialización en las escasas áreas deportivas donde se desarrolla este tipo de práctica, no favorece de modo suficiente el desarrollo social y psicológico de los niños, pues se revelan indicios de manifestaciones tempranas de racismo, ocurren con frecuencia enfrentamientos agresivos de tipo físico y verbal, generalmente no se acepta la derrota y se pretende ganar de forma deshonesta.
Se carece de tecnologías educativas, iniciativas y recursos materiales para desarrollar acciones que favorezcan el desarrollo inicial de la Identidad Deportiva durante la Iniciación Deportiva en estas edades.
Muchos de los profesores de las Escuelas de Educación Inicial y Básica, así como las familias de los sujetos practicantes, carecen de iniciativas que favorezcan la concertacación de vínculos con otros sectores sociales e instituciones para incular la participación activa en las actividades deportivas que pueden desarrolarse en el escenario comunitario.
La mayoría de los niños de la comunidad prefieren los juegos de videoconsola, con la tele y juguetes cada vez más inútiles que salen al mercado, lo que provoca consecuencias sociales, psicológicas y culturales negativas.
No se desarrollan proyectos u otro tipo de acciones interventivas de carácter estadal o a nivel de escuela para enfrentar las dificultades anteriormente mencionadas, además de las incidencias como: la falta de vocación y cultura deportiva en esta etapa de la vida infantil y la imposibilidad de una consecuente captación y selección de talentos deportivos desde estas edades.
De estas regularidades se infiere la necesidad de acciones estratégicas integradas en el escenario comunitario con el objetivo de influir en la formación integral plasmada en los lineamientos expuestos en la Ley Orgánica de Deporte, Actividad Física y Educación Física de la República Bolivariana de Venezuela, en especial aprovechar las potencialidades para cultivar la Identidad Deportiva como sustento para la iniciación en este tipo práctica.
Concepción en que se sustenta la estrategia para el tratamiento de la Identidad Deportiva en la población de estudio
La práctica deportiva en niños y niñas, debe sustentarse en una concepción que propenda a un tratamiento caracterizado por la correspondencia entre las exigencias de los deportes y las características de la edad de los practicantes, aspecto que debe ser del dominio de los maestros, entrenadores, promotores deportivos y la familia; de modo que las actividades deportivas contribuyan más a su educación y no educar para el deporte.
Favorecer la socialización en los escenarios deportivos en niñas y niños significa lograr la cooperación e integración de los participantes mediante el trabajo en grupo, ello favorece la ejecución de tareas en un plano de interés común. En este sentido, la práctica deportiva es un acto de libertad que estimula y desarrolla la entrega individual para la consecución de metas colectivas y contribuye a la elevación de los niveles de carga afectiva.
Los promotores deportivos son los que disponen las reglas del juego, sin que ello interfiera en la identidad de los practicantes, elogiarán las conductas positivas y corregirán aquellas que denoten lo contrario, atenderán los conflictos que surjan durante la actividad deportiva y educarán cualidades y valores; de ahí que no deba tolerarse, en nombre de la espontaneidad de los niños, aquellas actitudes que puedan acarrear consecuencias negativas en el desarrollo de su identidad personal.
Reconocer los logros deportivos de los niños en la justa medida, orienta adecuadamente el desarrollo de la auto-estima, la perseverancia y contribuye al desarrollo habilidades deportivas y de confianza en las posibilidades de éxito.
La familia desempeña un rol importante en la formación de la identidad de los niños, que se ven reflejadas en las actividades deportivas. Ella es la primera responsable de una justa orientación deportiva mediante la que puede impregnársele la idea de que el deporte no solo está ligado al éxito y a la meta de ser el mejor, pues ello puede conducir a frustraciones.
Se debe influir en la incorporación de elementos del lenguaje deportivo, comprensible para su edad, sin agobiarlos con continuas correcciones.
En el período de 8 a 12 años las rivalidades con los compañeros se hacen muy fuertes, por el afán de dominio y protagonismo. Estas manifestaciones expuestas durante las actividades deportivas constituyen un buen momento para desarrollar habilidades de autocontrol y enseñar las reglas del juego. La agresividad debe expresarse solo en el sentido deportivo para conseguir las metas deseables.
Se les enseña la necesidad de ganar para saber perder y perder para saber ganar, y que lo más importante no es ganar o perder sino jugar y pasarlo bien; se les dota de ideas que les permita aprender a no sentirse humillados cuando pierdan o cuando fallan un tiro o se dejan marcar un gol; se les educa el respeto por las decisiones del árbitro, aunque sean injustas porque el juego es el juego y está sujeto a reglas.
La orientación educativa sustentada en estos elementos, ayuda a desarrollar actitudes positivas hacia la práctica deportiva, descubrir las esencias de este tipo de actividad, comprender sus problemáticas y aprender cómo resolverlas de manera creativa; desarrollar cualidades psíquicas importantes como la seguridad, la autoconfianza, la toma de decisiones y la disposición al riesgo.
Durante el juego deportivo es importante que como principios, se cumplan: la participación, el dinamismo, el entrenamiento, el desempeño de roles y la competencia. Estos deben favorecer el desarrollo de actividades deportivas amenas e interesantes que provoquen fuertes efectos emocionales en los niños y niñas y pueda ser uno de los motivos fundamentales que propicien su participación activa en el juego. De este modo, este tipo de actividad no admite el aburrimiento. El desempeño de roles está basado en la modelación lúdica de la actividad y refleja los fenómenos de la imitación y la improvisación. La competencia es una de las motivaciones fundamentales para participar de manera activa en el juego, sin competencia no hay juego deportivo, ya que ésta incita a la actividad independiente, dinámica, y moviliza todo el potencial físico e intelectual de los niños.
Estrategia comunitaria para la formación inicial de la Identidad Deportiva en niños y niñas de 8 a 12 años de edad
Esta estrategia comunitaria es una herramienta para planificar, organizar e instrumentar actividades del tipo minideporte, a partir de un conjunto de estrategias específicas mediante las cuales se cumplen los objetivos que se propongan en cada una.
La estrategia está estructurada en cuatro grandes etapas compuestas por procedimientos u operaciones que los promotores deportivos deben asumir para hacerla cumplir en el escenario comunitario.
Etapa de contextualización.
Etapa de Diagnóstico.
Etapa de planificación de estrategias específicas.
Etapa de intervención en la comunidad.
1. Etapa de contextualización
Esta primera etapa consiste en la fundamentación general, es decir, se contextualiza la ubicación de la problemática a resolver, las bases generales sobre la que se planifica y organizan las estrategias comunitarias específicas y la lógica procedimental para crear las condiciones que favorezcan el desarrollo de las mismas; se detecta las insatisfacciones de los participantes en los escenarios deportivos.
Las actividades deportivas tienen disímiles funciones. Desde el punto de vista recreativo, se incentiva a los sujetos a la participación en dichas actividades y se les ofrece momentos agradables; desde lo formativo, posibilita la creación de hábitos que los acerca a una vocación deportiva, al orden, manipulación, cuidado y mantenimiento de los medios deportivos, desarrollo de la comunicación verbal y gestual, trabajar de modo cooperado, ampliar las iniciativas y actitudes creativas en el deporte.
Pasos previos para la planificación del conjunto de estrategias específicas
Determinar las exigencias de preparación especializada y disponibilidad de los promotores deportivos que atienden a los niños y niñas de la comunidad para luego planificar, organizar e instrumentar las estrategias.
Establecer una alianza de trabajo intersectorial, es decir: Educación, INDEPORTES y demás organismos de la comunidad con el objetivo de coordinar y concertar pautas de trabajo integrado.
Organizar acciones conjuntas de capacitación para los gestores que van a instrumentar el proceso estratégico con el objetivo de dotarlos de los aspectos teóricos y metodológicos para el desarrollo de la estrategia y actividades.
Definir los objetivos que deberán ser cumplidos mediante las estrategias y actividades específicas.
Determinar las dimensiones e indicadores para darle tratamiento a la Identidad Deportiva mediante las estrategias y actividades.
Pronosticar los posibles resultados de las estrategias que sirven de guía y motivación a los promotores que las instrumentan.
La formación de la Identidad Deportiva mediante estrategias específicas aplicadas en los escenarios comunitarios, mediados por el Consejo Comunal, implica planificar acciones desde la intersectorialidad; de este modo, se abren posibilidades de trabajar los problemas y necesidades locomotrices y conductuales de una forma más humana. Desde esta perspectiva, se adecuan los objetivos estratégicos a las funciones o misiones de los diversos organismos de la sociedad en torno a las actividades de iniciación deportiva de tipo minideportivas.
La concreción de dichas estrategias consiste en el diseño, programación, elaboración y realización de actividades donde se estimule la búsqueda de soluciones a los problemas relacionados con el mantenimiento de la forma física y mental, sobre la base del conocimiento de las características de los sujetos y del tipo de actividad.
2. Etapa de diagnóstico
El diagnóstico es una sucesión de acciones cuya finalidad es descubrir las características, valores, propiedades, aptitudes, de los sujetos investigados, el grado en que se manifiestan, la evaluación de su evolución, pronósticos, así como las acciones para orientar a los mismos. Este se realiza sobre la base de la observación en función de las necesidades más perentorias para la aplicación concreta de la estrategia, que favorece el estudio de los niños y niñas practicantes, apoyándose de posibles resultados de estudios anteriores.
3. Etapa de planificación de estrategias específicas
Las estrategias específicas se conciben como acciones generales intencionadas que direccionan el proceso de planificación de actividades deportivas enfocadas desde los presupuestos de la Identidad Deportiva, y de las cuales se determinan los objetivos concretos de las actividades que se propongan.
Las estrategias formuladas deben ajustarse a los siguientes requerimientos.
Que sean factibles (posibilidad real de ser utilizada con los recursos disponibles).
Deben expresar con suficiente claridad la posibilidad de que puedan implementarse por otras personas además del promotor deportivo.
Que sean generalizables en diversos contextos y escenarios deportivos.
Que tengan pertinencia: por su importancia, necesidad y valor social.
Que sean novedosas y originales para que alcancen más connotación en los sujetos.
Estrategias específicas que se proponen para la formación de la Identidad Deportiva
Las siguientes estrategias contienen atributos de la Identidad Deportiva y aspectos que contribuyen a la formación integral de los niños y niñas practicantes de deporte en un nivel básico de su desarrollo; estos constituyen fundamentos esenciales en los que se erigen los primeros rudimentos de los futuros talentos deportivos. Es por eso que se sugiere trabajar elementos básicos de la educación en valores, para estimular en ellos las primeras nociones de esta forma de concreción de la identidad personal y grupal.
Estrategias
Estimular la socialización de niños y niñas a favor de la solución de conflictos interpersonales, sustentados en actitudes responsables, de esfuerzo y reflexión positiva de sus actos.
Concertar compromisos con el fin de mejorar la actuación en relación a las normas y la autorregulación durante la actividad deportiva, sustentado en los valores analizados mediante las narraciones de historias infantiles ejemplares relacionadas con la actividad deportiva y otros tipos de actividades que contengan esta temática.
Promover la reflexión y debate sobre el tema deportivo, en el que estén presentes dilemas morales relacionados con la actuación deportiva, donde puedan clarificarse y corregir los conocimientos de los sujetos para ver si han interiorizado los valores compartidos en los diversos escenarios de actuación (escuela, familia, comunidad).
Dialogar en el marco cultural (literario) o deportivo a partir de disyuntivas que favorezcan el tratamiento de dificultades en la actuación con base en los atributos identitarios que emergen de la actividad deportiva, y donde los niños y niñas puedan identificar lo bueno y lo malo.
Analizar situaciones sociales con los niños y niñas, como la violencia, el machismo y otras manifestaciones negativas relacionadas con los comportamientos en los escenarios deportivos y de otra índole.
Desarrollar actividades vivenciales y experiencias formativas, donde los niños y niñas puedan establecer diálogos entre ellos y con los promotores deportivos, con el fin de tratar valores como la tolerancia, el respeto y otros que deben permear las relaciones entre ellos.
Estas estrategias deben favorecer el desarrollo de la empatía y el aprendizaje de habilidades de comunicación que favorezcan ponerse en el lugar del otro, comprenderlo y acogerlo. El juicio moral que se formulan los niños y niñas durante debates o situaciones conflictivas que expresan dilemas morales vinculados con la actividad deportiva. Los niños asumen una posición crítica, desde parámetros de justicia y equidad, condicionados por la realidad del entorno y la autoestima, como recursos indispensables para valorar la actuación de otros o de su persona.
4. Etapa de intervención
En esta etapa, las estrategias específicas se hacen cumplir mediante el desarrollo de actividades deportivas o relacionadas con el tema deportivo. Es en esta etapa donde se concreta la adquisición de los primeros atributos de la Identidad Deportiva en los sujetos.
Exigencias que deben cumplir los promotores deportivos para direccionar las actividades deportivas
Que los objetivos de las actividades se correspondan al grado de desarrollo de los niños.
Tener en cuenta que todos intervengan en la actividad y que haya mucho movimiento.
Analizar la reglamentación del juego (que responda a las exigencias del rango de edades).
Observar durante la actividad, el desarrollo de las capacidades sociales y éticas.
Lograr que los niños y niñas expresen vivencias durante su participación en las actividades deportivas.
Promover las iniciativas individuales de los participantes antes y durante la actividad, pidiéndole la opinión a ellos mismos sobre posibles variantes.
El promotor ha de preparar concienzudamente la actividad deportiva.
Las actividades deben incluir momentos de explicación y demostración en dependencia de las circunstancias y objetivos.
Ayudar con elogios a los sujetos participantes que tengan dificultades para integrarse en el grupo.
Adecuar las actividades a los medios y posibilidades de los sujetos.
Orientaciones metodológicas para el desarrollo de las actividades deportivas
Los profesores deben detectar de modo continuo las expresiones que ponen de relieve las diversas inquietudes e identificación por los temas relacionados con la actividad deportiva.
Debe lograrse que los niños y niñas acepten las reglas de los juegos deportivos y que participen de forma activa en las dinámicas sin que ello implique separase de sus propias normas o la posibilidad de crear las propias.
Los facilitadores de la actividad evaluarán de forma sistemática y de modo crítico el comportamiento de los niños a fin de ir determinando en qué sentido es conveniente inducirlos en materia deportiva.
Los profesores deben logar mantener la cohesión del grupo de niños, estimular el sentimiento de pertenencia al grupo e inducir la idea que todos son necesarios en algún momento del juego para logar el triunfo, aun cuando algunos estén como suplentes.
Involucrar a los niños en la planificación de sus propias actividades físico- deportivas.
En los pequeños momentos de reflexión, los facilitadores intercambiarán con los niños y niñas sobre cómo se han sentido durante el juego, ya sea ganando o perdiendo. Es muy importante este tipo de reflexión personal y la comunicación entre los miembros del grupo y del grupo con el facilitador para corregir sus comportamientos.
Los facilitadores deben procurar en lo posible, que ninguno de los jugadores decida abandonar el juego; no obstante, si se realiza algún juego con eliminación, es conveniente que los eliminados comiencen rápidamente un juego.
Las decisiones deben darlas a conocer en forma clara, en voz alta y posteriormente crear un ambiente amistoso entre los jugadores.
El entrenamiento intensivo precoz es totalmente erróneo y está alejado de las necesidades biológicas y psicológicas infantiles. El aprendizaje prematuro, que produce rápidos aumentos del rendimiento, suele ser antieconómico e inútil, ya que fija actitudes y estereotipos dinámicos primitivos, que traen como consecuencia estancamientos y desarrollos insuficientes en etapas posteriores.
El concepto de rendimiento-salud debe asociarse hacia el desarrollo integral de los sujetos y estar sustentado en una práctica progresiva, sistemática y variable.
El promotor debe evitar que el niño "se queme" en las acciones de este aprendizaje, ya que de esa forma se abreviaría mucho su vida deportiva. No siempre la madurez necesaria para iniciar una disciplina deportiva es básicamente la madurez biológica, sino la psicológica y éstas no siempre coinciden totalmente en la edad evolutiva.
Hay que trabajar paulatinamente con el desarrollo de las cualidades físicas, siendo las más convenientes la capacidad aeróbica, la amplitud de movimiento, la fuerza dinámica, la resistencia muscular, las capacidades psicomotrices o coordinativas, el tiempo de reacción y la velocidad gestual.
Es necesario preparar a los niños y niñas de modo que adquieran aptitudes motrices que se diferencie del entrenamiento de alto rendimiento. No se trata de eliminar la preparación deportiva con cierto rigor, sino que no contradiga por sus métodos el logro de la identidad Deportiva.
Utilizar la competición para influir en la Identidad Deportiva: enseñándoles la filosofía de la competición de que es necesario “aprender a ganar", aprender a jugar sin ánimo de demostrar quién es el ganador o perdedor (jugar por jugar), jugar para disfrutar y divertirse con los amigos y compañeros. Sí hay que competir, pero procurando situaciones cooperativas y colaboradoras para llegar a un comportamiento social auténtico. La competición debe conseguir que los sujetos luchen, respetando las normas por la consecución de los objetivos que se ha planteado.
La aplicación de las estrategias cumpliendo las exigencias y orientaciones metodológicas no resuelve por sí sola y de un modo óptimo las pretensiones de cambio en los niños y niñas practicantes de algún deporte, es solo la base para la formación de una Identidad Deportiva, de ahí que se requiera aprovechar todas las potencialidades posibles para continuar aplicando la propuesta en las edades siguientes y adatándola a nuevas complejidades.
Conclusiones
La aplicación de estrategias sustentadas en la concepción propuesta, resulta viable para desarrollar un ambiente deportivo vinculado al desarrollo de la identidad personal y transmitir nuevos conocimientos culturales que contribuyan a la formación de la Identidad Deportiva.
Esta herramienta resulta pertinente para la formación de valores humanos tales como: la responsabilidad, la cooperación, la ilusión, la honestidad, la compasión, el respeto, el esfuerzo, la autodisciplina, el autocontrol, la modestia, la sencillez, la superación de la adversidad, la serenidad, la voluntad, la inquietud, la motivación, la confianza, el equilibrio personal, el altruismo, la amabilidad, la generosidad, el diálogo, la comprensión, la sinceridad, la empatía, la gratitud, la solidaridad y cuantos valores formen parte de la deportividad.
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