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Desarrollo

    El enfoque terapéutico de la artritis ha sufrido una gran evolución en los últimos tiempos. Hasta hace unos años, la creencia habitual acerca de cuál era el mejor tratamiento consistía en el reposo, para evitar una mayor afectación de las articulaciones que generaban sintomatología. Sin embargo, con el paso del tiempo la evidencia ha demostrado que la inactividad de esas articulaciones generaba en el paciente hipotonía muscular relacionada y, sobre todo, pérdida de rango articular, lo cual, si lo sumamos al dolor (que no desaparecía con dicho reposo), nos encontramos con una articulación que se volvía inservible.

    Desde la cultura física terapéutica hacemos totalmente lo contrario. Siempre con la supervisión del médico, diseñamos un programa donde se combinan ejercicios físicos aeróbicos y anaeróbicos que no sean traumáticos para las articulaciones del paciente, pero que al mismo tiempo potencie las mismas.

    Algo tan sencillo como la actividad física para alguien sano, en el paciente con artritis se convierte en un reto, por su particular afectación articular, pero aun así existe todo un universo de posibilidades, donde podemos instruir al paciente para que poco a poco vaya alcanzando las metas propuestas de mantenimiento de rango articular y, más adelante, vaya aumentando sus objetivos una vez asimile las pautas de ejercicios.

    Los ejercicios físicos aconsejables para pacientes con artritis reumatoide no variarán en forma respecto a otras patologías, lo que sí que hay que personalizar son las resistencia, duración y frecuencia, es decir su dosificación, Fijar objetivos claros y sencillos es clave para tener éxito.

    Estos son los tipos de ejercicio físico que un paciente con artritis reumatoide puede realizar con ayuda del especialista en cultura física terapéutica:

1. Ejercicios pasivos: aquellos realizados exclusivamente por el terapista sin solicitación muscular por parte del paciente. Trabajan sobre elementos pasivos: ligamentos, cartílago articular…

2. Ejercicios activos: existe contracción muscular y sólo actúa el paciente. Trabajan sobre los músculos.

3. Ejercicios asistidos: trabajan terapista y paciente. Trabajo mixto.

   • Pueden aprovechar aún más este tipo de ejercicios físicos, sobre todo si los realizan al menos tres veces por semana.

4. Ejercicio de estiramiento.

   • Ayudan a fortalecer el músculo y que estos puedan ejercitarse con más intensidad, ya que dan más consistencia a las articulaciones y reducen el impacto del esfuerzo en ellas, lo que se traduce en menos dolor. Cada estiramiento debe poder trabajarse gradualmente en series y repeticiones, es decir, desde lo más simple a lo más complejo-de lo más fácil a lo más difícil, e ir estirando por grupos musculares. Poco a poco se pueden ir introduciendo lo que se conoce como resistencia, que puede ser desde la utilización de mancuernas, pesas o bandas elásticas al uso de máquinas. El profesional en Cultura Física Terapéutica puede orientarlo sobre cómo utilizar estos elementos correctamente. Y recuerde, nunca hacía sentir dolor.

5. Ejercicios de flexibilidad

   • Son excelentes para mejorar el grado de movilidad de las articulaciones, la postura y reducir el riesgo de lesionarse. Todo ello repercutirá en qué el paciente podrá tener un mayor nivel de actividad en su vida diaria y tener un menor grado de rigidez articular.

   • Tenemos que trabajar los distintos ejercicios según los ejes, planos y cadenas cinemáticas teniendo en cuenta la dosificación en cuanto a tiempo y repetición de cada paciente.

6. Ejercicios aeróbicos

   • Bicicleta para la artritis. Se trata de ejercicios físicos en los que involucramos los grandes grupos musculares mediante rutinas rítmicas que nos ayudan a acondicionar nuestro cuerpo con el mínimo impacto posible, de manera que ponemos a tono nuestro sistema cardiorrespiratorio y nuestros músculos. Entre ellos encontramos desde el simple hecho de caminar a buen ritmo o nadar a montar en bicicleta. Los ejercicios aeróbicos ayudan al paciente con artritis a mejorar su estado de anímico, sentirse mejor, mantener su peso y favorecer el sueño. Los expertos recomiendan realizar este tipo de actividades al menos 30 minutos, entre tres y cinco veces a la semana, según la clasificación podemos decir que los pacientes que nunca hicieron actividad física, no podrán hacer la dosificación de un paciente que si ha realizado siempre actividad física o los que esporádicamente han hecho actividad.

   • En cuanto a la frecuencia e intensidad de los ejercicios a realizar recalcaremos de nuevo la personalización del tratamiento según las posibilidades del paciente con artritis.

7. Ejercicios corporales

   • El yoga o el taichi son ejemplos claros de este tipo de ejercicios que ayudan al paciente con artritis adoptar una postura adecuada, mejorar su equilibrio, relajarlas.

   • Es importante que el paciente realice el ejercicio sin prisas, es mejor tardar más en hacerlo que realizarlo sin respetar los rangos de movimientos, intercalando distintos ejes de movimientos.

Conclusiones

1. Los ejercicios controlados favorecen la circulación y alivia las inflamaciones.

2. Es importante que el paciente realice el ejercicio sin prisas, es mejor tardar más en hacerlo que realizarlo sin respetar los rangos de movimientos, intercalando distintos ejes de movimientos.

3. La práctica sistemática de actividades físicas en las personas con Artritis ejerce cambios sumamente beneficiosos en la prevención y desarrollo de la calidad y estilo de vida.

4. La actividad física es el mejor reconstituyente y revitalizador posible, puesto que logra mejorar de manera general la expectativa de vida con mejor calidad hacia el buen vivir.

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