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Desarrollo de la coordinación visomotora en

 niños con diagnóstico de retraso mental moderado

 

*Aspirante al Grado Científico de Doctor en Ciencias de la Cultura Física y el Deporte

Doctorado Curricular Colaborativo. Centro de Estudios e Investigaciones Pedagógicos

de la Cultura Física y el Deporte. Camagüey

**Profesor Titular Centro de Estudios e Investigaciones Pedagógicos de la Cultura Física

y el Deporte. Facultad de Cultura Física “Manuel Fajardo”. Camagüey

***Profesora Titular Adjunta. Centro de Estudios e Investigaciones Pedagógicos de la 

Cultura Física y el Deporte. Directora del Centro de Diagnóstico y Orientación. Camagüey

Lic. Lorena Soledad Revilla*

Dr.C. Ángel Luis Gómez Cardoso**

Dra.C. Olga Lidia Núñez Rodríguez***

barny@enet.cu
(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          En el presente artículo se exponen los fundamentos teóricos y metodológicos que sustentan lo relacionado con el desarrollo psicomotor en los niños con diagnóstico de retraso mental. Se parte de un análisis de los antecedentes históricos sobre los que se sustenta esta ciencia para su comprensión actual. Se describen las funciones básicas que estructuran el desarrollo psicomotor, según los criterios de los autores representativos en el tema, así como el valor de su influencia en el desarrollo de la psicomotricidad y las coordinaciones visomotoras.

          Palabras clave: Coordinación. Coordinación vasomotora. Desarrollo psicomotor. Psicomotricidad. Retraso mental. Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 194 - Julio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Siempre que el niño realice una determinada acción motriz necesita poner en juego su coordinación, y junto al equilibrio han sido consideradas como capacidades perceptivo-motrices, constituyendo el aspecto cualitativo en el rendimiento de una determinada ejecución atendiendo a la percepción que el niño tenga y la maduración del sistema nervioso. El trabajo de esta capacidad se realiza mediante habilidades básicas y la mejora de estas habilidades implica un desarrollo cuantioso en el niño, es por ello que la autora considerado necesario inferir en las diferentes definiciones que han brindado autores acerca de este concepto tales como Mosston (2009); Fetz (1976); y Le Boulch (1984) quienes aluden que la coordinación implica una sincronización y dominio de los músculos del cuerpo en su relación con el sistema nervioso al producir un movimiento.

    Asimismo la autora infiere que la coordinación, es una “capacidad que implica la ejecución de un movimiento con exactitud y el menor gasto posible de energía y tiempo, donde el cerebelo necesita recibir información propioceptiva, la cual llega a través de las diferentes vías táctil, auditiva y visual. La coordinación se adquiere mediante un proceso madurativo de las estructuras neurológicas y mediante la actividad”.

    Citando a Le Boulch (1984: 5) quien diferencia dos tipos básicos de coordinación:

Desarrollo

    Disímiles han sido los autores que se han dedicado a investigar la coordinación visomotora entre ellos L. Bender (1969); E.D. Corbin (1973); J. Coste (1979); M. Frostig (1980); A. Fernández (1998); F. Esquivel (1999); J. Durivage (1999); P. Berruezo (2002), entre otros. Refiere J. Coste (1979) acerca de la coordinación visomotora como la actividad conjunta de lo que el sujeto percibe con las extremidades implicando la precisión en la ejecución de la conducta, reconociendo ésta como psicomotricidad fina y no como contenido de la psicomotricidad. Asimismo la clasifica en coordinación dinámica general o psicomotricidad gruesa y coordinación visomotora o psicomotricidad fina.

    M. Frostig (1980: 1); A. Fernández (1998: 31) y F. Esquivel (1999) infieren que es una capacidad; L. Bender (1969: 288) que es una función del organismo; J. Durivage (1999: 50) la considera una acción y su semejanza se dirige directamente a la concordancia de la visión con una respuesta motriz. Por su parte P. Berruezo (2002: 4-7) le adhiere una palabra, coordinación visomotriz ajustada, “que supone la concordancia entre el ojo (verificador de la actividad) y la mano (ejecutora), de manera que cuando la actividad cerebral ha creado los mecanismos para el acto motor, sea preciso y económico. Lo que implica que la visión se libere de la mediación activa entre el cerebro y la mano y pase a ser una simple verificadora de la actividad.” Partiendo de la definición anteriormente expuesta la autora considera pertinente aclarar que la investigación de P. Berruezo (2002: 4-7) estuvo directamente ligada al aprendizaje de la escritura.

    Han diversos autores quienes se han dedicado a conceptualizar la coordinación visomotora todos intentan en términos específicos definirla de manera acabada, aunque sus objetivos al elaborarlas discrepan de esta investigación porque en su mayoría trabajan con niños que no portan discapacidad y su intención se liga a la enseñanza de la escritura, razón que justifica reelaborarla en esta investigación emitiendo lo siguiente dirigiendo la atención a niños con retraso mental moderado: “La coordinación visomotora es la capacidad que tiene el cuerpo de reconocer una acción motriz a nivel cognitivo mediante la percepción visual, interpretarla y elaborar una respuesta inmediata a estos estímulos brindados que se manifestarán de manera conjunta y simultánea, esta relación proporcionará un determinado patrón que provocará una conducta en un determinado momento, conformando así un nuevo aprendizaje y forma de desempañarse en el medio que se le presente” Revilla, 2013).

    El desarrollo de los niños con diagnóstico de retraso mental no sólo depende de las regularidades que los caracterizan sino que influyen también síndromes acompañantes, enfermedades crónicas que puedan padecer, estado de salud y de manera muy importante la situación social del desarrollo.

    El nuevo paradigma del retraso mental demanda de todos los profesionales de la Educación Especial y de la sociedad en general compromisos para con las personas con este diagnóstico; a decir de A.L. Gómez & O.L Núñez (2010: 31):

    El cumplimiento de los citados compromisos debe conllevar a garantizar una mejoría de la calidad de vida de los niños con diagnóstico de retraso mental y a su vez lograr en la sociedad una auténtica cultura de aceptación a la diversidad. Frente a estos compromisos es que se considera atinado aludir a los clasificados en moderados y expresar sus características generales a fin de introducirnos en una problemática, su desarrollo psicomotor particularmente su coordinación visomotora.

    Según A.L. Gómez & O.L Núñez (2010, p. 48) las características que tipifican a los niños con diagnóstico de retraso mental moderado son:

    También es oportuno mencionar el aporte brindado por A. E. Fernández (1997: 11) donde figuran las maniobras más útiles para examinar la coordinación: 

    La coordinación y el equilibrio están íntimamente relacionados. Cuando el equilibrio es defectuoso, se consume más energía de la necesaria, aparecen la fatiga, los trastornos de la atención; todo lo que está íntimamente relacionado con la torpeza motora, las contracturas musculares, imprecisión y sincinesias.

    Al conocer las regularidades más significativas en estos niños y además las diferentes pruebas a tener en cuenta para examinar la coordinación, la autora de esta tesis considera acertado aludir al desarrollo de la coordinación visomotora en estos niños según Y. Fernández (2008: 30) manifestada en:

    Para que se dé una buena coordinación visomotora es necesario presentar diferentes experiencias al niño, con el cuerpo, con la visión, con el oído, y con los movimientos del cuerpo o del objeto. De esta manera se irá desarrollando las facultades psíquicas y motrices que lo ayudarán en su relación con los demás y en la integración en su medio natural. Para que se dé esta coordinación visomotora también es necesario que el niño realice diferentes ejercicios que le ayuden a poner su cuerpo en movimiento en relación con el movimiento del objeto.

    Para una mejor comprensión de las ideas expuestas por diferentes autores que han brindados grandes a aportes a la coordinación este tema también es relevante el conocimiento de las siguientes teorías:

    Frosting (1964: 2) trabajó arduamente en el diagnóstico y tratamiento de los problemas de percepción visual, explorando ocho aspectos:

    Para la coordinación visomotora E.D. Corbin (1973: 3) señaló tres etapas:

    De acuerdo a la Teoría del conocimiento de Piaget (1973) el Periodo Preoperacional se divide en dos sub etapas:

    Estos períodos coinciden con la etapa pre-escolar. Ésta involucra los primeros cinco años de vida, aquí el niño requiere de la manipulación de objetos para el desarrollo de su pensamiento y el aprendizaje sucesivo de habilidades más complejas, pues ésta implica el funcionamiento de procesos como la atención y la coordinación de la visión con los movimientos de manos y dedos. Por ello, es necesario el uso de material que desarrolle estas habilidades.

    Es por ello que para lograr avances significativos e integrales en estos niños se ha tomado en consideración los factores a tener en cuenta según A. Fernández (1998: 31) para lograr una correcta coordinación visomotora mencionada a continuación:

    También se toma como referencia en esta investigación la clasificación de juegos emitidos por A. Fernández (1998: 31) para el desarrollo de la coordinación visomotora:

    Clasificación de los juegos sensoriales:

    La Educación Física para niños con diagnóstico de retraso mental moderado está dirigida al desarrollo efectivo de las funciones psicofísicas del organismo y al fortalecimiento de la salud. En la enseñanza especial, esta asignatura ocupa lugar preponderante ya que no solo está dirigida al logro de un óptimo estado de salud sino también a la formación de hábitos motores y medio de corrección y compensación de funciones afectadas producto de las deficiencias que posee el niño. Ésta corrección y compensación se logra mediante la incorporación de estos niños a la ejecución de tareas motrices, de preferencia manifestadas en juegos adaptados de grupo para obtener mejores resultados.

    Una de las tareas fundamentales de la Educación Física en la Escuela Especial es el desarrollo de habilidades y capacidades, el fortalecimiento de la salud, la adaptación del organismo a cargas físicas y formación de cualidades cognitivas, afectivas, volitivas y motivacionales, sustentado siempre en un trabajo correctivo compensatorio que favorezca el desarrollo óptimo de la coordinación visomotora.

    Los juegos adaptados que se diseñen para la intervención psicopedagógica de estos niños deben sustentarse en un conocimiento profundo de sus características, de sus necesidades y potencialidades, derivadas de un correcto diagnóstico. Es de vital importancia tener en cuenta aquellas relacionadas con el proceso de estimulación de la coordinación visomotora.

Bibliografía

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