Fundamentos psico-biológicos de los procesos de percepción espacio-temporal en los voleibolistas |
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*Graduado de la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes de Cuba Especialista en Voleibol, actual entrenador de la selección municipal de Voleibol Playa de Puerto Gaitán Meta (Colombia) **Maestra en Educación Física. Master en Psicología del Deporte y Doctora en Ciencias Pedagógicas. Autora de la “Llave del Éxito” y colaboradora con los equipos nacionales de esgrima de Cuba, actual profesora titular de la Universidad de Ciencias del Deporte de Universidad Camilo Cienfuegos de Matanzas (Cuba) ***Licenciado en Psicología. Licenciado en Cultura Física. Master en Psicología deportiva Doctor en Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Actual profesor asistente de la Universidad de Ciencias del Deporte Manuel Fajardo de Camagüey (Cuba) Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo” Centro de Estudios Pedagógicos de la Cultura Física y el Deporte “Rafael Fortún Chacón”, Cuba |
Lic. Julián David Peñuela* Dr.C. Norma Sáinz De La Torre León** Dr.C. Hirbins Manuel Dopico*** |
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Resumen Los procesos de percepción como mediador entre la realidad objetiva y subjetiva del hombre, son el resultado de una construcción muy acabada, que en el caso del deporte y el Voleibol específicamente, responden a dinámicas rápidas por su tiempo de ejecución y voluminosas debido al número de estímulos los cuales el voleibolista debe analizar para posteriormente darles respuesta mediante el pensamiento productivo, ya que es muy importante que el factor sorpresa sea un ingrediente indisoluble en la ejecución de los sistemas de juego defensivo y ofensivo (K2 y K1) respectivamente. La intención del presente trabajo se traslada a la fundamentación de algunas consideraciones determinantes de los que depende el proceso de percepción espacio-temporal en los jugadores de Voleibol por función. Como lo han destacado otros estudios, el Voleibol ha alcanzado altos niveles de exigencia en cuanto a la rapidez ya que las jugadas se definen en lapsos de pocos segundos, y en donde suceden un sin número de acciones motrices con y sin balón y de las cuales los jugadores deben responder rápidamente y de la manera más eficaz posible, debido a esto se hace necesario profundizar acerca de los fundamentos biológicos y psíquicos de los que depende el comportamiento de los procesos perceptivos contextualizados a las particularidades del Voleibol. Palabras clave: Percepción. Objetivo. Subjetivo. Voleibol.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 193 - Junio de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Los estudios de la percepción espacio temporal en el deporte han sido valorados por diversos autores de índole nacional e internacional, entre ellos podemos destacar Gideon (2011), Sáinz De La Torre (2004), Urquijo (2007), Rodríguez (2010). El proceso de percepción ha sido valorado por Bermúdez, Leyva, Cabrera y Pérez (2004) como; “La interrelación del hombre con la realidad que le permite reflejar subjetivamente todos los estímulos externos de los objetos y fenómenos circundantes que actúan sobre nuestros órganos sensoriales”.
Lic. Julián David Peñuela, Dr.C. Norma Sáinz De La Torre León y Dr.C. Hirbins Manuel Dopico
Si bien es cierto que el resultado de la percepción sucede a un nivel subjetivo, la definición citada aún se encuentra “limitada” en el hecho de concebir que este proceso mental constituye el resultado de una sencilla interrelación, pues se coincide con el criterio del Colectivo de Autores de la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes de Cuba (2000) al considerar que la percepción tiene un carácter histórico-cultural, esto se traduce en que la información de la cual es parte el resultado de la interrelación con el medio adquiere un componente personal de acuerdo a la historia, experiencias previas y legado cultural de ese sujeto que percibe.
La percepción juega un papel muy importante entonces, debido a que es un eslabón base del conocimiento representativo, que condiciona al sujeto a asumir diferentes actitudes de acuerdo a sus aptitudes y experiencia a la hora de enfrentar situaciones adversas y variadas durante el juego.
De allí parte la importancia de las investigaciones que contribuyan al desarrollo de la capacidad de los deportistas de percibir la mayor cantidad de elementos posible del contexto deportivo, además de adaptarla a la dinámica particular del Voleibol, ya que es un deporte en donde el contexto se modifica constantemente (desplazamientos, trayectorias, velocidades, aceleraciones e intenciones) y es necesario que el jugador este “adaptado” para así poder tomar las decisiones más adecuadas.
En la actualidad se carece de una bibliografía especializada que revele una metodología especial con el fin de incorporar a la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje de los fundamentos técnicos-tácticos, las consideraciones teóricas de carácter biológico y psicológico de las cuales depende la percepción espacio-temporal contextualizados en las funciones y tareas específicas de los voleibolistas por posición en el juego.
Para incorporar estos elementos psicológicos al proceso de dirección de los fundamentos técnico-tácticos, se demanda un cúmulo de información de los marcos teóricos que valoran desde distintas ópticas el fundamento del comportamiento humano en su actividad deportiva, el cual debe ser validado en la experiencia mediante el conocimiento empírico y que permita su retroalimentación. Para lograrlo se necesita dar respuesta al ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿Cuándo hacerlo? ¿Dónde hacerlo? ¿Cómo evaluarlo? ¿Cómo diagnosticarlo? ¿Cómo planificarlo? ¿Qué elementos incorporar? ¿Cómo ejecutarlo? es un largo camino en donde se debe construir un marco multidisciplinario de conocimiento que aborde y sistematice la teoría y experiencia de manera coherente, lógica y recíproca. Debido a que es una tarea que demanda un gran volumen de labor científica, sería muy vanidoso pretender dar solución a todas estas interrogantes en una sola investigación, es por eso que el presente trabajo pretende llegar a la sistematización de los fundamentos teóricos los cuales valoran multidisciplinariamente los factores que influyen sobre los procesos de la percepción espacio-temporal en los voleibolistas, para lograrlo, se hace necesario la incorporación de conocimientos holísticamente los cuales trasciendan más allá de lo antes valorado por otros autores, y contextualizar la articulación sistémica de este cúmulo de conocimiento representativo en las funciones específicas de cada función en los jugadores de Voleibol, para que posteriormente el entrenador tenga bases científicas en cuanto a la planificación y dirección del componente psicológico en el entrenamiento, el cual está directamente involucrado con el aprendizaje y sistematización de la preparación técnico-táctica de los jugadores.
En el Voleibol se definen básicamente 6 posiciones de juego “Atacador-receptor, atacador-central, atacador-opuesto, pasador, jugador universal y libero”, cada posición tiene particularidades especiales y funciones específicas durante el desarrollo del juego, en dependencia al sistema de ataque optado, para el análisis del presente trabajo se profundizará en las tareas por posición asumiendo el sistema de ataque 5-1 siendo el más usado en equipos de rendimiento.
Los jugadores deben ejecutar de la mejor forma posible (técnica) los elementos técnicos además de hacerlo mancomunadamente con las posibles jugadas ofensivas y defensivas con sus compañeros de juego (táctica), por tal razón es muy importante las elecciones que los jugadores optan durante el juego.
En cada posición se delegan funciones muy específicas, por ejemplo; recibir, pasar, atacar por las puntas o el centro, bloquear las puntas o en el centro, defender la línea o diagonal, apoyo al bloqueo y el aseguramiento, entre otras. Para cada función los voleibolistas deben adquirir una especialización en las tareas que asumen, en los desplazamientos y acciones que caracterizan a cada función en particular, debido a esto el estímulo que recibe cada voleibolista varía y difiere de las demás posiciones, por ejemplo; los receptores se especializan en percibir la trayectoria del balón, el cual proviene aproximadamente de unos 15 metros desde el terreno contrario, estando el jugador de frente a él (percepción de la distancia central), el jugador debe posicionarse justo detrás y debajo del balón en el momento preciso de contactarlo para poder tener una posición óptima durante la ejecución.
Como se ha mencionado entonces el valor de la percepción juega un papel muy importante en las acciones técnico-tácticas en el juego, en el caso del Voleibol y en los deportes acíclicos en general, la intención del deportista para percibir debe ser muy oportuna, es decir; ¿Qué observar? ¿Cuándo observarlo? ¿Cómo observarlo? Pero ese oportunismo del deportista está condicionado por la experiencia y capacidad de anticipación, también es muy importante valorar el estado de los órganos y componentes del sistema nervioso que capta y procesa la información a nivel cortical.
Para tener en cuenta el componente biológico que fundamenta el proceso de percepción es necesario considerar que una gran parte de la situación real del mundo que capta el ser humano es mediante el ojo, el cual posee unas células especializadas ubicadas en la retina para interpretar el reflejo de la luz sobre los objetos (conos y bastones), la imagen que el ojo capta mediante su estructura morfofuncional sucede en 2 dimensiones, no obstante la imagen que el voleibolista retiene en su mente como resultado del proceso de percepción se da en 3 dimensiones, para que este proceso se lleve a cabo con éxito, existen subprocesos que influyen y determinan en su conjunto la construcción acabada de la imagen subjetiva de esos sucesos y cambios de la realidad objetiva.
La captación que la retina obtiene puede ser central o periférica, es decir en el campo visual central o lateral, las células de la retina están distribuidas heterogéneamente, ya que existe un mayor cúmulo de conos en la parte central, cerca de la mácula, y un mayor número de bastones hacia la periferia. Los conos son las células que captan mejor la luz y los detalles, a diferencia de los bastones que funcionan mejor en condiciones de baja luz, esto provoca entonces que el voleibolista tenga una agudeza visual hacia los detalles en campo visual central, y una vulneración visual en los laterales o periferia.
Las distancias en las que se encuentran los objetos es también muy importante, es por eso que el ojo debe convergerse y relajarse en unidades de tiempo corto, ya que el juego de Voleibol lo requiere así, esto es posible gracias a una estructura transparente en el ojo llamada cristalino, el cual es capaz de aumentar su curvatura para reflejar la luz proveniente de cortas distancias, y se relaja en caso de que los objetos se encuentren en distancias más alejadas. La información captada mediante el reflejo de la luz es convertida en un estímulo nervioso que viaja desde el nervio óptico hasta los componentes corticales encargados de analizar, jerarquizar y almacenar el estímulo, esto es posible gracias a la transmisión de las vías aferentes, que en el caso de personas con un sistema nervioso tipo móvil y reactivo están favorecidas con abundancia de neurotransmisores (Vaina de Mielina) el cual permite acelerar la transmisión de los impulsos que viajan a través de las terminales nerviosas aferentes.
La rapidez con la que el sujeto percibe y da respuesta a los estímulos, varía en dependencia al tipo de reacción si es compleja o no compleja, en el caso del Voleibol la mayor parte de estímulos son complejos, ya que los jugadores no conocen el estímulo al cual se enfrentarán ni la respuesta a cada acción.
Todo el proceso comienza con la captación del estímulo para poder enviarlo al córtex el cual tiene una duración de 10 y 14 msec. (Verges Carlos, 2010) pero para dar una respuesta motora el sujeto puede tardar de 100 a 400 msec. (Romero, 2005); esto quiere decir que el proceso que media entre la captación del sistema de señales y la respectiva respuesta hay un intervalo de tiempo de 240 msec. Aproximadamente, convirtiendo así en un desafío la culminación del proceso de percepción en una fracción de tiempo corto. Para comprender un poco de la magnitud en cuanto a la rapidez con las que el voleibolista debe responder a los estímulos se cita el ejemplo de los remates, los cuales pueden alcanzar una velocidad hasta de 83 m/seg. Es decir que el balón tarda unos 10 msec. Desde que el atacador impacta el balón hasta tocar el suelo, por lo cual el éxito de la defensa depende de los movimientos preparatorios antes del remate y de la ubicación en el terreno, la cual debe ser oportuna para que le proporcione al voleibolista la posibilidad de evitar que el balón contacte el suelo.
El tiempo que el jugador emplea analizando la información en el córtex puede reducirse mediante el entrenamiento, por ejemplo; una persona normal puede tardarse en procesar la información captada por los sentidos de 200 a 300 msec. Y un deportista entrenado puede hacerlo entre 100 a 200 msec. (Romero, 2005). Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho es de vital importancia que el entrenador conciba una preparación especial en el mejoramiento de la capacidad del deportista para procesar la información adquirida a nivel de sensación, ya que en algunas acciones técnico tácticas como es el caso de la recepción, el deportista dispone de unos 180 msec. aproximadamente para reaccionar y ejecutar; esto quiere decir que el voleibolista procesa la información en un intervalo de 100 a 200 msec. Después de haber captado estímulo.
El jugador debe ser capaz de determinar las características de los elementos personales y no personales del contexto deportivo, es decir, su forma, cercanía, ubicación y velocidad, también debe identificar su propia posición respecto a esos elementos y a la cancha, que tan lejos se encuentra de las líneas laterales, la malla y la línea final. La percepción espacio-temporal en el Voleibol es una condición psíquica que le permite al deportista ubicarse en la cancha y determinar las pausas exactas de la sucesión de las acciones técnico-tácticas.
Para que el voleibolista se pueda ubicar en el terreno de juego se debe tener en cuenta primero la imagen visual que él capta, el ojo juega un papel determinante en la percepción espacial del voleibolista ya que le indica la ubicación, lejanía, forma y color de las cosas, sin embargo no se puede tener un control visual de todas las cosas que suceden en la cancha, es por eso que el jugador debe aprender a educar su sistema funcional donde el aparato vestibular juega un papel importante, ya que informa sobre la posición de la cabeza respecto al suelo. La cenestesia también aporta información necesaria acerca de la ubicación de los segmentos corporales, además los otros 4 sentidos (audición, gusto, tacto y olfato) aportan información que condiciona la construcción final, la cual sería la percepción espacio-temporal como tal.
En cuanto a la determinación del tiempo de la sucesión de los fenómenos es un proceso mucho más complejo, pues se trata de percibir una categoría que no es palpable y físicamente subjetiva, pero para conocer un poco más del cómo se construye la percepción del tiempo, los laboriosos de las neurociencias han pretendido establecer si existen estructuras especializadas en percibir el tiempo, poniendo en marcha un conjunto de estudios mediante técnicas de neuroimagen. Se ha demostrado en varios estudios que las estructuras estimuladas en las tareas de determinación del tiempo son el cerebelo, los ganglios de la base y la corteza prefrontal (véase Ivry y Keele, 1989 para una revisión, Harrington y Haland, 1999; Coull, Vidal, Nazarian y Macar 2004 citados por Correa, Lupiáñez y Tudela, 2006), se hace necesario también que se haga un análisis de la percepción del tiempo a partir de los estados emocionales, los cuales alteran la valoración del tiempo, por ejemplo en el caso de la excitación se tiende a sub-valorarlo y en el de la inhibición a sobre-valorarlo.
Aunque se ha dividido los tipos de percepción para su estudio, la percepción espacio-temporal es un proceso reciproco que se retroalimenta dialécticamente en conjunto con los componentes biológicos, psicológicos, culturales y la experiencia deportiva del voleibolista, los cuales construyen articuladamente la imagen mental del juego.
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